TECETIPO ELECTORAL
Órdago del PP a Andalucía
La estrategia popular para estas municipales es de máximos. Todo andaluz será bombardeado por encuesta, portada y anuncio radiofónico con la idea de que es posible pintar de azul las ocho provincias
Gerardo Tecé 13/05/2023
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Era primavera de 2008 y el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, salía al salón de actos en la sede del PSOE de la calle San Vicente de Sevilla para darse un baño de masas con los militantes. Los socialistas acaban de renovar una mayoría absoluta más en Andalucía. El eterno presidente Chaves decía sentirse aquella noche en una nube a la que invitaba a subirse a los allí presentes para celebrar que la luna de miel entre el PSOE y Andalucía no acababa nunca. Quince años después, en una Andalucía gobernada con mayoría absoluta por un PP que ni en sus mejores sueños imaginó que fuera posible, llegamos a unas elecciones municipales que según todas las encuestas afianzarán el nuevo escenario, en el cual el sur ya no es esa aldea gala de Astérix en la que la derecha sufre palizas como romanos, sino terreno administrativo de Roma. Entre medias, el caso ERE, la llegada de Podemos, Vox y Ciudadanos, la decepción susanista y un panorama mediático que ha cambiado porque ya nadie cobra vía publicidad institucional en tazas sacadas de la marmita de Panoramix, sino en denarios y sestercios del imperio.
Andalucía es conservadora y esto no tiene que ver con ideologías políticas, sino con su forma de relacionarse con las hegemonías. Era conservadora cuando le dijo sí quiero al socialismo, manteniéndose fiel durante cuarenta años con un grado de compromiso que era una rareza en toda Europa. Sigue siendo conservadora ahora, que parece estar asentando un cambio difícil de explicar dada su brusquedad. En 2018, el PP cosechaba el peor resultado de su historia en Andalucía que, sin embargo, le servía para llegar al poder gracias a los pactos con Ciudadanos y la ultraderecha. Que una tierra sea conservadora en sus relaciones con la hegemonía quiere decir que, una vez aceptado un nuevo liderazgo, ese peor resultado histórico pueda convertirse en una mayoría absoluta inimaginable en tan solo cuatro años. Hay otros factores que explican esta rareza y casi todos pasan por el despropósito de la izquierda andaluza. Conservadora como la propia tierra, desde el PSOE hasta los anticapitalistas aceptaron la nueva hegemonía del PP dimitiendo de la pelea, haciéndole el pasillito a la nueva realidad llamada Moreno Bonilla. Hasta dónde impregnará esta mentalidad conservadora que, tras caer a mínimos históricos en las pasadas autonómicas, el PSOE mantiene a día de hoy a Juan Espadas, firmante del desastre, como líder indiscutible y como si aquí no hubiera pasado nada.
Andalucía es conservadora y esto no tiene que ver con ideologías políticas, sino con su forma de relacionarse con las hegemonías
Las elecciones municipales y autonómicas del 28M sólo son municipales en Andalucía. Gracias a que a finales de los 70 y principios de los 80 esta tierra no era conservadora, sino que salió a la calle a exigir rupturas tan profundas como aquella de exigir un estatus de comunidad histórica con autogobierno pleno, a las autonómicas se les pone fecha y hora en Sevilla y no en Madrid. Las municipales del próximo 28 de mayo son para el PP, para las encuestas y probablemente para los electores, las de la consolidación de la mayoría de derechas, las de la traducción al municipio de la nueva hegemonía aceptada a nivel autonómico. Hay quien dice que no será así porque en los ayuntamientos se vota al candidato y no al partido. Quien opina así vota en un pueblo. En las capitales de provincia, la portada del periódico y la apertura del telediario emitido desde Roma importan e influyen. Para el PP, es en las capitales andaluzas donde se disputa este 28M el gran premio electoral, que no son tanto las alcaldías en sí, como que el lunes en la prensa romana aparezca sombreado con el color azul el mayor número de capitales posibles como parte del plan de conquista del Gobierno de España. El éxito o fracaso en política se miden en función del cumplimiento de esas expectativas y estos días el PP se está encargando de ponerlas muy altas en Andalucía: conquistar las ocho capitales. Un listón tan alto podría suponer un peligro si en lugar de ocho consiguiesen cinco y al lunes siguiente los medios señalasen el fracaso de no haber logrado cumplir el ambicioso objetivo. Pero como ya hemos dicho, éstos hace cuatro años que cobran la publicidad institucional en sestercios, lo cual asegura que de ningún modo habrá fracaso.
Más allá de encuestas, expectativas y anuncios pagados por la Junta de Andalucía en portada y páginas centrales, el punto de partida actual, el real, es disputado. El PSOE gobierna actualmente los ayuntamientos de Sevilla, Huelva, Jaén y, desde hace un par de años, Granada, tras romperse el pacto de gobierno entre PP Y C's que en 2019 había llevado a los naranjas a obtener su único gran ayuntamiento de España. El PP gobierna Málaga, Córdoba y Almería, mientras Adelante Andalucía, con Kichi como exótico superviviente de aquellos gobiernos del cambio de 2015 y a punto de abandonar el cargo tras cumplirse los ochos años de actividad política que comprometió, retiene el feudo de Cádiz para la izquierda. ¿Qué dicen las encuestas? ¿Qué márgenes existen para la sorpresa? ¿Es posible evitar que se cumplan las predicciones que dibujan en los periódicos del lunes 29 de mayo un mapa andaluz azul?
Recorramos Andalucía de Oriente a Poniente. Pónganse cómodos que, aunque bonito, el camino es largo. Ahí pueden ver la impresionante playa de Mónsul de aguas cristalinas. Tan cristalinas que cuando Harrison Ford se dio un baño en un descanso del rodaje de Indiana Jones y la última cruzada, con el agua a la altura de la cintura le dio por mirar al suelo y además de ver un par de peces rondándoles los pies, recordó que se había dejado el cortaúñas en Estados Unidos. La provincia de Almería es, sin lugar a dudas, el mayor bastión que tiene el PP en Andalucía. No en importancia política y económica –éste sería Málaga–, pero sí en comodidad para imponerse con holgado margen desde hace décadas. No por casualidad fue Almería la única provincia que se descolgó en 1980 de la arrolladora victoria a favor de la autonomía andaluza. No se conoce alcalde socialista en Almería desde hace 20 años y parece que no se conocerá tras este 28M. Un posible pacto entre PSOE y Por Andalucía, confluencia local que une a Podemos, Izquierda Unida, Equo y Alianza Verde, tiene complicado acercarse a los 14 sillones que posibilitarían lograr la alcaldía almeriense. Más sencillo lo tiene la actual alcaldesa María Vázquez, que según las encuestas se quedará a las puertas de la mayoría absoluta y tendrá que esperar a los resultados de Vox y Ciudadanos para elegir pareja de pacto de Gobierno.
No se conoce alcalde socialista en Almería desde hace 20 años y parece que no se conocerá tras este 28M
Llegamos a Granada, como pueden observar si se fijan en que, en esa pizarra de ahí, el precio de la cerveza es más caro que en el resto de Andalucía porque a cambio hay tapa gratis. Un gustazo mientras se disfruta mirando a uno de los mejores escenarios en los que poner a trabajar el globo ocular: la Alhambra vista desde el mirador de San Nicolás. Suena Morente de fondo y no es raro, porque su barrio, el Albaicín, está aquí al lado. Un barrio, como el resto de la ciudad, gobernado por el Partido Socialista desde que en 2021 Ciudadanos y PP, socios de investidura en 2019, montasen un pollo más grande que el disco Omega que acabó con el socialista Paco Cuenca tomando un bastón de mando de la ciudad dañado por los golpes. Parece que Cuenca tiene pocas opciones de repetir en la alcaldía y la falta de coalición de izquierdas –Podemos e Izquierda Unida acuden separadas– tampoco ayudará a la machada. Marifrán Carazo, exconsejera de Fomento y Vivienda del Gobierno autonómico del PP hasta el pasado mes de abril, estará cerca de la mayoría absoluta. Si no la lograse, de nuevo quedaríamos a la espera de conocer si la pareja de baile del PP tendría el rostro naranja por los colores corporativos de Ciudadanos o, en el caso de que la elección fuera Vox, naranja de tanto ponerse cara al sol.
Esto es Jaén, como pueden comprobar fijándose en el mar de olivos verdes sobre tierra árida. Una imagen que antiguamente no era más que el durísimo y sacrificado escenario de unos trabajadores que se dedicaban al cultivo de secano. Fue así hasta que Machado se percató de que aquello no sólo era una durísima oficina, sino también una bonita e incluso poética estampa. Es por esto que los buenos poetas son personal esencial en cualquier pandemia y sequía. Subrayen lo de buenos. Los malos merecen sufrir en su lomo la vara gracias a la cual caen las aceitunas. La provincia del olivo es un tradicional feudo socialista, pero la capital, históricamente, se le ha resistido al PSOE. Qué rabia dejar a Machado para tener que hablar de demoscopia. Tras las últimas elecciones, el actual alcalde socialista Julio Millán llegó a un acuerdo de Gobierno con Ciudadanos para desalojar a los populares de la alcaldía. Jaén será este 28M una de las capitales de provincia andaluzas más disputadas. Como pasará en Granada y Cádiz, en Jaén las izquierdas concurrirán divididas y previsiblemente perdiendo los dos sillones en el consistorio logrados en 2019 bajo las siglas de Adelante. Lo cual también es digno de varazo en el lomo y podría inclinar la balanza del lado de un Gobierno municipal de PP y Vox. No se lo contéis a Machado.
Guiris empadronados en la ciudad caminan en chanclas por la calle Larios sin llamar la atención. Desde hace décadas los europeos que deciden jubilarse en el paraíso climático que es la Costa del Sol son parte también del paisaje. Abajo, en el paseo marítimo Antonio Banderas, el olor a espeto le da la bienvenida a más y más turistas. El turismo es el pulmón económico de Málaga o, como acabará llamándose con el tiempo, la ciudad de Francisco de la Torre. Hace décadas que la Costa del Sol compite económicamente con el músculo sevillano. Esto ha provocado que, de algún modo natural, los dos núcleos de poder político andaluz de PSOE y PP se hayan configurado de tal forma que la Sevilla históricamente socialista vote hoy PSOE más bien por su disputa contra la Málaga pepera que amenaza privilegios de capitalidad. En Málaga, como diría aquel, lo mismo pero al revés y aún con mayor intensidad. El PP es intratable en esta capital del pelotazo urbanístico, aunque desde el PSOE andaluz alimenten la esperanza. Este podría ser el año del cambio de tendencia, aseguran agarrándose a la buena valoración de su enésimo candidato. En 2019, Daniel Pérez logró acercarse a un empate técnico con el PP que este 28M es la pesadilla de Juanma Moreno en San Telmo y Núñez Feijóo en Génova. Hace cuatro años la suma de PSOE y Adelante se quedó a un escaño de lograrlo. Que el PP perdiese Málaga justo a las puertas del asalto de diciembre a La Moncloa sería un drama sólo comparable a perder Madrid. No será fácil que ocurra tras 28 años de dominio del Partido Popular. Los 23 últimos de la mano de Francisco de la Torre y los cinco anteriores con la colaboradora de Risto Mejide, Celia Villalobos, al frente del consistorio. Hay malagueños que no saben lo que es un alcalde socialista como hay espectadores de Cuatro que no saben lo que es una tertulia sin un kilo de bulos. Que la posibilidad de una mayoría de izquierdas en Málaga, aunque remota, esté sobre la mesa, ya es noticia.
Que la posibilidad de una mayoría de izquierdas en Málaga, aunque remota, esté sobre la mesa, ya es noticia
Dicen, yo no he estado, que hay un pequeñísimo bar en el centro de Córdoba cuya chapa se levanta de lunes a viernes a las doce del mediodía y se cierra al cabo de un par de horas, tiempo que tardan los asiduos al mítico bar en acabar con el segundo de los dos barriles de cerveza que el dueño del negocio tira cada día, único y fresco producto de la casa. Al parecer el hombre ha encontrado la fórmula del éxito logrando el balance perfecto entre horas trabajadas y sueldo que llevar a casa. Teniendo en cuenta que cada barril son 50 litros, cada litro aproximadamente cuatro cañas cobradas a un mínimo de un euro y que el tipo se fue de casa poco antes de las doce y llega con la cartera llena y el telediario aún sin empezar, el primer análisis electoral sobre Córdoba pasa por preguntarse por qué ningún partido lleva de cabeza de lista a este genio de la conciliación para alcalde. El califato rojo de Julio Anguita está hoy en manos del Partido Popular. A la que fuera capital mundial de las tres culturas –musulmana, judía y cristiana– algo le queda de todo aquello. Desde 2010 hasta aquí, Córdoba ha conocido alcaldes de Izquierda Unida, PSOE y PP, fluctuación poco habitual. El popular José María Bellido, actual alcalde, tendrá que sudar si quiere lograr una reelección que, según las encuestas, está en el aire. Si en las municipales de 2019 el bloque de derechas obtuvo 16 sillones frente a los 13 de una izquierda que concurría con Podemos e Izquierda Unida separados, la unión en este caso en torno a Hacemos Córdoba podría lograr, según algunos estudios, darle un vuelco al tanteo de hace cuatro años.
Llegamos a Sevilla, lugar donde además de encontrar uno de los centros históricos más bonitos del mundo, pueden encontrarme a mí escribiendo esta crónica electoral con una gota de sudor recorriéndome la frente por culpa de un mayo convertido en julio. El Ayuntamiento de Sevilla es la joya de la corona electoral andaluza y una de las cuatro capitales estatales que, junto a Madrid, Barcelona y Valencia, sirven para que los titulares de prensa declaren partido ganador de las elecciones municipales sin la tediosa tarea de analizar qué ha sucedido en los más de ocho mil ayuntamientos en disputa. La provincia de Sevilla es socialista. No lo digo yo, sino las 35 elecciones democráticas que, entre generales, autonómicas y municipales, vieron a la derecha desesperarse durante 40 años de incapacidad para hacerse con el histórico feudo del PSOE. A la número 36 –vaya numerito– fue la vencida y en las pasadas autonómicas el PP logró, al fin, imponerse en la única provincia que nunca fue sombreada de un color distinto al rojo desde la vuelta a la democracia. Vayamos a la capital. El alcalde de Sevilla es Antonio Muñoz, un tipo que tras una dilatada carrera tocando todos los palos en el PSOE local, Diputación y Junta de Andalucía, se presenta a sus primeras elecciones como cabeza de cartel. Heredó el cargo de Juan Espadas cuando éste fue elegido –o sacrificado, según cada uno quiera verlo– por el PSOE como candidato autonómico tras el trauma susanista. Muñoz, con perfil más gestor que político, necesitará, según las ajustadísimas encuestas, del apoyo de Con Andalucía, coalición de las izquierdas liderada por Susana Hornillo, para mantener el bastón de mando. Enfrente tendrá al candidato del Partido Popular José Luis Sanz, alcalde de Tomares, pueblo adinerado de la provincia del que fue edil durante catorce años. En Sevilla, la plaza más codiciada del sur de España, la cosa se decidirá en un puñado de votos.
Huelva es hoy epicentro de la política andaluza y estatal como consecuencia del asunto Doñana
Quienes sudamos en Sevilla soñamos con un paseo por el mentidero y el barrio de la viña que deriva en las vistas de la playa de la Caleta. Cádiz es La Habana. No por ser el único ayuntamiento rojo de capital andaluza, que también, sino porque Carlos Cano lo cantó y lo que diga Carlos Cano va a misa. Tras siglo y medio de gobiernos de Teófila Martínez –siglo arriba siglo abajo–, Cádiz pegó un volantazo en las elecciones de 2015, entregándole el bastón de mando a un chirigotero profesor de Historia y pareja de la eurodiputada por Podemos Teresa Rodríguez que posaba sonriente en las fotos de la machada junto a Pablo Iglesias. Y decimos que en Cuéntame las tramas avanzan rápido. Kichi es, junto a Colau, the last survivor de estos ayuntamientos logrados por la izquierda hace ocho años. Tiempo que se marcó como límite para volver a su actividad docente, así que su cara desaparece este mayo de los carteles electorales en Cádiz en favor de David de la Cruz, número uno de Adelante Izquierda Gaditana. Las encuestas no pintan bien para La Habana. Más aún cuando, a la incertidumbre del cambio de liderazgo, se une la ruptura de la confluencia de izquierdas. Podemos y AIG concurrirán por separado. Enhorabuena a los premiados. Los premiados: Bruno García es el candidato del Partido Popular y el chico mimado por las encuestas y los medios que ya lo han bautizado como el Juanma Moreno de Cádiz. Como queriendo decir. Las urnas serán quienes digan qué pasará en Cádiz, probablemente la capital andaluza en la que reina la mayor de las incertidumbres. Tanta que el ganador de la primera edición de Gran Hermano, Ismael Beiro, concurre de forma un tanto esperpéntica a la convocatoria electoral con posibilidades de sacar sillón y, por tanto, tener cosas que decir en la futura gobernabilidad.
Al fondo se ve Portugal, así que estamos llegando al final del paseo, al lugar por donde el sol andaluz se pone lento porque no es fácil recorrer las interminables playas de Huelva. Tierra de agricultores y pescadores, Huelva es hoy, quizá nunca lo haya sido antes, epicentro de la política andaluza y estatal como consecuencia del asunto Doñana. El PP, dispuesto a ganarse el apodo del partido de los trabajadores del campo, desoye a expertos y organismos europeos que piden dar un giro al modelo económico que riega plantaciones sacando el agua de un parque natural que se seca. En gran parte, el asunto de Doñana será clave en las elecciones municipales, especialmente en los municipios que podrían verse beneficiados de la luz verde de la Junta de Andalucía a la hora de seguir con una explotación de recursos insostenible. En Huelva capital gobierna el PSOE. El alcalde es Gabriel Cruz, al frente del consistorio desde 2015. Aunque en 2019 sacó mayoría absoluta, una reciente encuesta para este 28M habla de un vuelco absoluto que permitiría que Huelva cayese en manos del Partido Popular. Un dato importante. Las encuestas locales de mayor fiabilidad estadística por metodología son las organizadas por el Centro de Estudios Andaluces, organismo público en manos del PP cuya cocina nada tiene que envidiarle en capacidad de emplatado al chef Tezanos. La estrategia del PP para estas municipales en Andalucía es de máximos, y esa estrategia conlleva que, por encuesta, portada y anuncio radiofónico, todo andaluz será bombardeado durante las próximas semanas con la idea de que es posible pintar de azul las ocho provincias, incluyendo las que, como Huelva, en principio parecerían atadas para la izquierda.
Era primavera de 2008 y el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, salía al salón de actos en la sede del PSOE de la calle San Vicente de Sevilla para darse un baño de masas con los militantes. Los socialistas acaban de renovar una mayoría absoluta más en Andalucía. El eterno presidente Chaves decía...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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