OLIGOPOLIO DEPORTIVO
Multipropiedad: el nuevo enemigo del fútbol
Diferentes millonarios y fondos de inversión se han convertido en dueños de varios equipos al mismo tiempo en distintos países, lo que supone un riesgo para la integridad del deporte
Ricardo Uribarri 26/07/2023
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Al olor del negocio en que se ha convertido el fútbol en los últimos años y de la popularidad y repercusión que genera, numerosos empresarios millonarios, fondos de inversión y hasta fondos soberanos de algunos países han dado el paso de invertir en el sector y convertirse en accionistas, mayoritarios o no, de clubes que son sociedades anónimas deportivas. Muchos de ellos no se conforman con tener el control de un solo club o participar en su gestión, sino que hacen lo mismo en varios equipos de distintos países, dando paso a un fenómeno que no para de crecer en el sector: la multipropiedad. Colectivos internacionales de aficionados ya han dado la voz de alarma sobre los peligros que entraña esta práctica, pero uno de los reguladores que debería velar por evitarlos, la UEFA, se limita a poner una tirita en la herida en lugar de tomar medidas contundentes.
Los números reflejan lo que está sucediendo en el fútbol. Hace poco más de 10 años, en 2012, había 40 clubes en régimen de multipropiedad a nivel internacional. Hoy en día hay 180 (de los que 66 son de máxima categoría), según recoge el último informe del panorama futbolístico de la UEFA. En países como Inglaterra, Italia, Alemania y Bélgica, los clubes con relaciones cruzadas en sus accionariados suponen más de un tercio del total en la primera división. Un reportaje de la revista World Soccer, elaborado por el periodista Steve Menary en marzo de 2023, eleva la cifra a 268 clubes en 60 países, estando controlados por 99 grupos de multipropiedad.
En 2012 había 40 clubes en régimen de multipropiedad a nivel internacional. Hoy en día hay 180
Algunos de los más importantes son el City Group, detrás del que está el Abu Dhabi United Group, propiedad del jeque bin Zayed Al Nahyan, miembro de la familia real de Abu Dhabi y que tiene vinculación accionarial en mayor o menor medida con 12 clubes de los cinco continentes, entre ellos el Manchester City. La empresa de bebidas Red Bull, presente en seis entidades. Pacific Media Group, empresa del sector de los medios y el entretenimiento, que es accionista hasta en ocho clubes europeos. Bolt Global Football, propiedad del inversor estadounidense David Blitzer, que es accionista en ocho clubes, entre ellos el Alcorcón en España. O el fondo de inversión privado 777 Partners, con presencia en siete entidades.
¿Qué riesgos están detrás del aumento de la multipropiedad? Es evidente que existe el peligro de pervertir la competición, al menos de cara al exterior, cuando dos clubes con vinculaciones comunes se midan entre sí. Algo que la propia UEFA reconocía en el informe citado anteriormente: “El auge de la inversión de varios clubes tiene el potencial de representar una amenaza material a la integridad de las competiciones europeas, con un riesgo creciente de ver dos clubes con el mismo dueño o inversionista enfrentándose unos a otros en la cancha”.
Una situación que, de hecho, ya ha ocurrido. En la Europa League de 2018, se tenían que medir el Red Bull Salzburgo y el RB Leipzig, ambos controlados por la compañía austriaca. Oficialmente, la UEFA no permite que dos clubes con un mismo dueño puedan jugar entre sí desde que, a finales de los 90, la empresa ENIC adquiriera en poco tiempo participaciones en el Tottenham, Rangers, Slavia de Praga, AEK de Atenas, Basilea y Vicenza. Pero hecha la ley, hecha la trampa. Dietrich Mateschitz, el multimillonario dueño de la empresa de bebidas, dijo a la institución futbolística que dejaba de ser propietario del club alemán y que se quedaba solo como patrocinador. La UEFA se lo creyó y permitió el encuentro. Lo mismo hizo en 2020, cuando se encontraron el Milan y el Lille. Los dueños de la entidad italiana alegaron que la francesa estaba controlada por una filial y que no tenían poder de decisión.
La multipropiedad provoca que muchos equipos pierdan su independencia, quedando como meros satélites de otros clubes más poderosos, que los tomarán casi en calidad de filiales. Eso puede generar que se produzca un mercadeo de jugadores entre entidades vinculadas entre sí con condiciones económicas distintas a las del mercado. O que el club más poderoso de un grupo haga adquisiciones de jugadores para cederlos a uno de sus equipos dependientes por un valor que ese segundo equipo no podría alcanzar, lo que desvirtúa el potencial real de la entidad. Incluso que se puedan comprometer activos importantes de una entidad por intereses particulares de los propietarios. El máximo accionista del Leeds United, el italiano Andrea Radrizzani, puso como aval el estadio del club inglés, Ellan Road, para conseguir un préstamo bancario para comprar la Sampdoria de Génova.
La multipropiedad provoca que muchos equipos pierdan su independencia, quedando como satélites de otros clubes
Las operaciones de multipropiedad han crecido mucho después de la pandemia, dándose cifras récord de cambios de accionariado mayoritario en los clubes tanto en 2021 como en 2022. Steve Menary, que participó en el reciente Congreso Europeo de Hinchas celebrado en Manchester, donde se abordó este problema, explica a CTXT que este fenómeno “ha crecido, en parte, porque muchos clubes que eran económicamente débiles antes del virus lo son aún más ahora. Algunos de estos ‘inversionistas’ son depredadores. Están buscando ganancias porque eso es lo que hacen los inversores. Cuando hagan una inversión, ya estarán pensando en cómo salir y qué beneficio quieren. Si no pueden obtener ganancias, eliminarán los activos, por lo que venderán a los jugadores. ¿Y qué le pasa al club entonces cuando se venden todos sus mejores jugadores?”.
Otro efecto de esta situación es que puede ahondar más las diferencias entre el fútbol de Europa occidental y el oriental. El motivo, según Menary, es que “estos grupos de inversión apenas compran clubes en Europa del Este, ya que durante la época comunista, la mayoría de los estadios eran propiedad del gobierno o los ayuntamientos. Esto sigue siendo a menudo así. Entonces, los inversores no tienen un activo físico (un estadio) si compran un club en Europa del Este. Solo tienen jugadores que pueden lesionarse o jugar mal y valer menos. De esta forma, la multipropiedad aumentará la división entre Europa del Este y Europa Occidental”.
Según va creciendo la red de clubes relacionados entre sí, aumentan las posibilidades de que surjan más duelos que les enfrenten. De hecho, esta próxima temporada pueden darse varios casos con equipos clasificados para torneos continentales. El propio Milan podría encontrarse con el Toulouse, dos clubes que comparten accionista mayoritario en la figura de la empresa RedBird Capital; los propietarios del Aston Villa, Nassef Sawiris y Wes Edens, tienen una participación en el club portugués Vitoria Sport Clube; y el máximo accionista del Brighton, Tony Bloom, también está en el accionariado del Royal Unión Saint-Gillose belga.
Ante esto, la UEFA emitió un comunicado hace unos días en el que afirmaba que aceptaba la admisión de todos estos clubes en sus competiciones tras recibir garantías de “la implementación de cambios significativos por parte de los clubes y sus inversores relacionados”. Unos cambios que, según el organismo, tienen que ver con “la reducción significativa de la participación de los inversores en uno de los clubes, o la transferencia del control efectivo y la toma de decisiones de uno de los clubes a una parte independiente (y) restricciones significativas en la capacidad de proporcionar financiación a más de un club”. Además, “estos clubes han aceptado que no se traspasarán jugadores entre sí, directa o indirectamente, hasta septiembre de 2024, ni utilizarán ojeadores ni bases de datos conjuntas”.
Da la sensación de que la UEFA toma medidas cosméticas por aquello de guardar las apariencias
¿Realmente se puede estar tranquilo con la promesa de “la transferencia del control efectivo y la toma de decisiones de uno de los clubes a un parte independiente”? ¿Cómo controlar de forma efectiva que ese gestor independiente no sea realmente una mera figura decorativa que siga las indicaciones de unos superiores? Da la sensación de que la UEFA toma medidas cosméticas por aquello de guardar las apariencias de cara al exterior, pero que no quiere sellar del todo el grifo del dinero que entra en el fútbol. De esta forma se abre la puerta a operaciones como la compra del Manchester United, cuyos dos principales postulantes a hacer efectiva la operación son el gobierno de Qatar, que ya controla el PSG a través de un fondo soberano de inversión, y la empresa INEOS, que es dueña del Niza.
Al respecto, Menary señala que “la UEFA no ha sido lo suficientemente fuerte porque antes no hizo nada con respecto a Red Bull. Ahora dicen que estos clubes (Brighton/USG, etc.) no pueden comprar y vender entre sí, pero ya este verano dos jugadores han ido de Salzburgo a Leipzig (Sesko y Seiwald) y ambos están en la fase de grupos de la Liga de Campeones. Entonces, es una respuesta débil. Además, me gustaría saber cómo proponen vigilar esta prohibición de no compartir información de exploración. ¿Comenzarán a pinchar los teléfonos de los ojeadores? Es ridículo”.
El periodista británico no es muy optimista respecto a la eficacia de las medidas tomadas por la UEFA para frenar la multipropiedad. “Deberían prohibirla, pero no lo harán porque eso afectaría a los grupos de Oriente Medio. No solo los saudíes (Newcastle) y los Emiratos Árabes Unidos (Manchester City), sino también los qataríes que quieren comprar más clubes y su jefe, Nasser Al-Khelaïfi, también es el jefe del PSG y la ECA (Asociación de Clubes Europeos). La multipropiedad es como Internet. Ya está demasiado avanzada y ahora nadie sabe cómo controlarla. Estas nuevas reglas son solo retoques”.
Al olor del negocio en que se ha convertido el fútbol en los últimos años y de la popularidad y repercusión que genera, numerosos empresarios millonarios, fondos de inversión y hasta fondos soberanos de algunos países han dado el paso de invertir en el sector y convertirse en accionistas, mayoritarios o no, de...
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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