PROCESANDO LA CAMPAÑA EXPRÉS
Catalunya muestra el camino
El procesismo ha creado una gramática de nueva extrema derecha europea que se ha formalizado con rapidez y permite intuir lo que puede venir el 23J
Guillem Martínez 10/07/2023
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1- Catalunya es importante porque suele apuntar, con un par de años de adelanto, el estado de descomposición del R’78. Jordi Amat, por cierto, llama al R’78 Estado del 78, y creo que tiene razón. El Estado del 78 es lo que sigue al del 39, que es lo que sigue al del 31, que es lo que sigue al del 76. Y así hasta el nacimiento del Estado Español, siglo I, Zaragoza, cuando la Virgen se aparece sobre un pilar ante el apóstol Santiago, y acuerdan una compra masiva de mascarillas por parte del hermano de la Virgen.
2- Catalunya. ¿Por dónde empiezo? Brrrr. Mira, empiezo a la brava. Puigdemont.
El Estado del 78 es lo que sigue al del 39, que es lo que sigue al del 31, que es lo que sigue al del 76
3- La decisión sobre la inmunidad de Puigdemont, emitida el pasado día 5, ha sido un jarro de agua fría, chof, sobre el procesismo. Fue chungo hasta el tono. El tono de alguien hasta las narices, el tono del/la ex pocos minutos antes de serlo. Todo el discurso del procesismo desde 2017 –Europa-nos-está-dando-la-razón-24-sur-24, y nos va a poner un piso– quedaba negado con contundencia y por todo lo alto.
4- El procesismo, subsector Junts, se quedaba, zas, sin su gran baza en todas las elecciones desde 2017. El Sebastianismo. La idea de que un presi aparecerá entre las brumas del horizonte de las siete olas, con una sentencia europea bajo el sobaco, y que eso significaría, alehop, la indepe, sin pasar por la casilla de salida. El fin del Sebastianismo es el fin. De la forma de procesismo emitida desde 2014, claro, no del género. No de las condiciones por las que nació, no de lo que ha creado. Ha creado, en ese sentido, una gramática de nueva extrema derecha europea. Que –y eso es la ventaja de que Catalunya permita ver los fenómenos unos años antes– se ha formalizado y ha calado –ojo, cuidadín– con rapidez.
5- Esa gramática ultraderechista no desaparecerá, pues ha sido un éxito. Ha permitido vivir a lo que está muerto. Algo importante en el R’78, esa cosa con tanto muerto. Ahora mismo, de hecho, en este momento de implosión del Sebastianismo, hay, literalmente, leches por liderar el Sebastianismo2.0. Y todas desde el estilismo de la nueva extrema derecha.
6- Clara Ponsatí se ha ofrecido a liderar un espacio de esa estilística. Puede ser la lista que, en un futuro próximo, cree la ANC. Ponsatí, el día de la sentencia que se pelaba su inmunidad como parlamentaria europea, daba por finiquitado cualquier contacto con el autonomismo o con la política española –traducción: no se renuncia a cobrar de esas partidas; hablamos de Sebastianismo2.0/procesismo, recuerden–, pues esos ámbitos suponen no la renuncia a la indepe, sino “la renuncia a la catalanidad”. Estamos ya en eso. Ya no es la lucha por la indepe, es lo siguiente, la lucha por la esencia nacional, la lucha por Jerusalén en el cielo, en la tierra. Glups.
7- En términos generales, estamos en ese modo. Jordi Pujol, que en los 60-70 fue decisivo para acabar con el recurrente supremacismo del catalanismo conservador sobre la inmigración, ahora, muy preocupado por su legado –el espiritual, no el delictivo–, habla de teorías de la sustitución, ese llenapistas de la extrema-derecha francesa. Si eso lo dice Pujol, imagínate el cabo.
8- Hablemos de los cabos. Para estas elecciones hubo la posibilidad de que el cabeza de lista de Junts por BCN fuera Jaume Giró –La Caixa–. Lo que hubiera sido un intento de revalidar Convergència, con una lista de derechas ecuménicas, españolas/catalanas/la pela, al estilo Trias en BCN. No fue posible –tal vez Convergència, hoy por hoy, ya no sea posible–, pues la cosa fue obstaculizada desde Waterloo. El resultado es una lista esencialista y en modo cuidado-que-estoy-muy-loca. Su programa cristaliza en un solo punto: no votar a Sánchez como presi. Salvo a cambio de una amnistía. Es decir, no votar a Sánchez. La amnistía, sumamente improbable, sería la baza de Junts para superar los indultos conseguidos por ERC, con quien Junts sigue a la greña.
Es una energía tan fuerte, la de Junts, que contamina puntualmente a CUP
9- La extrema-derechización de Junts es efectiva. Ha posibilitado que la alcaldía del municipio más grande del Estado en manos de un partido explícitamente postfacista –Aliança Catalana– esté en Catalunya –Ripoll–. Es una energía tan fuerte, la de Junts, que contamina puntualmente a CUP: en Girona, habiendo otras opciones posibles, la CUP gobierna en coalición con ERC y con un Junts con un léxico muy gore. Es la unión de un pueblo que ha superado las clases sociales, etc. Pero, sin duda, lo más sorprendente y voluminoso es lo de ERC.
10- ERC, en caída en barrena de votos –unos 300.000–, ha adoptado, en esta campaña, las herramientas de la extrema derecha, las más rentables en Catalunya. Se trata del fake, la confusión y la guerra cultural. ERC, que durante el procés ya protagonizó momentos tóxicos, vuelve a estar en forma. La campaña no gira en torno a detener a la extrema derecha en Catalunya, o en España, tanto como en señalar que PSOE, PSC y Comuns son extrema derecha. En este delirio participan con especial protagonismo Junqueras y Rufián.
11- Sobre Junqueras. En 1909 Joan Maragall escribió un artículo bellísimo: La ciutat del perdó, en el que rogaba a las derechas de la ciudad el perdón a los condenados a muerte por el motín de aquel año. Ese artículo no frenó las ejecuciones. Pero tampoco la muerte civil, desde entonces, de Maragall, marginado, expulsado de su cultura y sociedad. Esta propuesta de perdón cívico de Maragall, en defensa de la sociedad, es, precisamente, la que se produjo de manera efectiva –y a la inversa, desde las izquierdas– con los indultos al procesismo. Aquella solución a un abuso judicial sobre unos abusadores, no se hubiera producido sin una idea, colectiva y cívica, de sociedad. Que ahora, algunos de los indultados devuelven en forma de toxicidad, en forma –fake, confusión, guerra cultural– de expulsión del corpus catalán de los promotores y actores de los indultos. De lo cívico, de lo ético.
12- Sobre Rufián. En esta campaña, y para ampliar el choque con Comuns, no cesa de reivindicar la figura de Irene Montero, al parecer una suerte de Isabel la Católica del procesismo ERC. Lo que nos lleva a la pregunta, dos puntos, ¿hay algo más peligroso para la cohesión social que un partido, ubicado en la izquierda, practicando la crispación de la guerra cultural? Respuesta: sí, dos. Lo que estuvo a punto de suceder. Y lo que puede tener una segunda posibilidad si la opción Sumar fracasa, por todo lo alto, el 23J.
La fuerza desmesurada de la extrema derecha afecta incluso al campo de Comuns
13- La fuerza desmesurada de la extrema derecha afecta incluso al campo de Comuns. En las alturas se sigue sin ofrecer un vocabulario propio y exigente, distanciado del procesismo. El vocabulario emitido no suele aludir al problemón de convivencia que supone la extensión de criterios extremoderechistas, y emite propuestas ambiguas de referéndum, esto es, de palabras emitidas por el campo procesista. No se puede negociar, con criterio de cohesión social, con la extrema derecha utilizando su vocabulario. No se puede asumir, para romper el hielo y desencallar situaciones que, es un decir, el Reichstag fue quemado por un comunista.
14- Las previsiones del CEO –el CIS catalán; suele molar– son, en ese sentido, importantes. Ganaría el PSC, que sube de 12 a 16-18 escaños. ERC, en competencia con el léxico de su derecha, bajaría de 13 a, plaf, 8-10. Junts, el léxico derechista, podría incluso superar a ERC, pues pasa de 8 a 7-9. Pero PP, otro léxico derechista, podría meterse por ahí en medio, y subir de 2 a, guau, 6-8. Comuns/Sumar, primera fuerza política catalana en elecciones generales en 2015 y 2016, hasta que se quedó sin vocabulario propio, pasaría de 7 a 2-4. Vox mantendría sus 2 diputados. CUP podría desaparecer.
15- PSC, el partido del subidón-subidón, manga electorado a todos los demás –en este orden: 16% Comuns, 13% Junts, 12% ERC%, 12% PP, 8% Vox, 6% CUP–. No es el PSC más sexi. Es muy de orden y de negocios, muy poco sensible a la vivienda, a su precio, a la inflación. Pero no ha cambiado de vocabulario en una década, y ha mentido poco en el tema que ha llevado a la sociedad catalana a perder el glamour.
16- Hummm. Donde entra la nueva extrema derecha –entra en todas las identidades europeas– todo cambia. Gana tal vez quien menos cambia.
17- Catalunya es España varios años antes. Estado del 78. La Virgen, Santiago, el cuñado, mascarillas, etc.
1- Catalunya es importante porque suele apuntar, con un par de años de adelanto, el estado de descomposición del R’78. Jordi Amat, por cierto, llama al R’78 Estado del 78, y creo que tiene razón. El Estado del 78 es lo que sigue al del 39, que es lo que sigue al del 31, que es lo que sigue al del...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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