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Se esperaba un partido igualado entre dos de los mejores equipos de la Liga y así sucedió. Lo lógico era que se diera un resultado ajustado y eso ocurrió. Y podía pasar, porque raro es el encuentro en que no hay polémica con el dichoso tema de las manos en el área, que hubiera acciones conflictivas y también las vivimos. Ganó el Atleti, que llega al parón en una racha de cinco triunfos consecutivos entre Liga y Champions muy meritoria por la cantidad de lesiones que arrastra, pero pudo haberse dado cualquier otro resultado. La Real se repuso a un mal comienzo y mostró parte de sus muchas cualidades ante un equipo que sacó fuerzas de flaqueza para llegar vivo al final aupado por el aliento de la afición.
Alguno ni se había sentado aún en la grada cuando a los pocos segundos del inicio la pelota llegó a la red de la portería local empujada de forma involuntaria por Hermoso tras pase de Oyarzabal. El susto de la parroquia local quedó en nada por fuera de juego previo del futbolista donostiarra. Pasarían muchos minutos para que el equipo de Imanol volviera a visitar el área de Oblak. Los donostiarras dormían el juego, pasándose el balón entre sus centrales para invitar al Atleti a adelantar líneas y encontrar espacios. Pero los rojiblancos prefirieron esperar de medio campo hacia atrás, bien por no seguirle el juego al rival, bien por aquello de guardar fuerzas, que andan con la gasolina en reserva. Por el contrario, los blanquiazules sí presionaban la salida desde atrás de los locales, que muchas veces optaban por el pase en largo para ganar metros.
Las líneas adelantadas de los guipuzcoanos dejaban huecos a su espalda. La cuestión estaba en encontrar el momento justo para descubrirlos, tener el lanzador adecuado y un buen receptor. Esas premisas se juntaron en el minuto 22. Koke mandó un pase perfecto a la espalda de un despistado Traoré para el desmarque de Lino, que con un gran control se orientó de cara a portería y en el área grande conectó un disparo con la zurda que entró por el palo más cercano, en el pequeño hueco que quedaba entre la madera y Remiro, para hacer el 1-0. El portero de la Real pudo hacer algo más, aunque seguramente pensó que el tiro iba a ir al otro poste.
Llegaron entonces buenos minutos del Atleti. Tuvo Griezmann una oportunidad tras un envío en largo de Azpilicueta y nueva desatención de Traoré, pero a pesar de tener tiempo de controlar, el francés remató de volea en el área grande según le venía y el balón se le fue alto. También lo intentaron Llorente con un fuerte disparo en el área que rechazó un defensa y el propio Griezmann rematando forzado en el área pequeña un envío de De Paul. La más clara llegó en una acción de estrategia muy bien preparada. Falta lateral que saca Griezmann rasa al centro pero fuera del área, deja pasar Koke y De Paul, que esperaba detrás, conecta un disparo en parábola que se estrellaba en el poste y que hubiera merecido acabar en gol.
Enfrente, la Real no se encontraba. Con sus jugadores de banda desconectados, con especial mención a la buena vigilancia que le hizo Lino a Kubo ayudado por De Paul, y sin ideas para combinar por el medio, completó una primera parte muy gris. Tan solo en el añadido, pudo el japonés meter un centro al área que cabeceó Oyarzabal por encima del travesaño.
A punto estuvo el Atleti de conseguir marcar en el inicio de la segunda parte por cuarto partido consecutivo, que ya habría sido el no va más, pero esta vez el remate de Witsel en el área pequeña se estrelló en el palo tras un saque de falta de Griezmann y mal despeje previo de cabeza de Le Normand. Más de uno en las filas rojiblancas se lamentó de no haber aprovechado alguno de los dos remates al palo para haber puesto el 2-0, que habría decantado el partido en gran manera para los locales. Sobre todo porque había el temor de que al equipo le ocurriera lo mismo que en la segunda parte ante el Feyenoord, que acusara el esfuerzo físico de tanto partido seguido con los mismos jugadores.
La Real se vio con vida y empezó a empujar. Oyarzabal dio el primer susto serio con un disparo desde la frontal que se estrelló en el poste después de que los defensores colchoneros le dejaran darse la vuelta y rematar sin encimarle. Imanol metió un triple cambio; sacó a Carlos Fernández, Zakharyan y Pacheco y retiró a Le Normand, Merino y Kubo, lo que da idea de lo insustancial de la actuación del japonés, que estaba siendo de lo mejor hasta ahora en la Liga.
Brais remató un saque de esquina a favor de la Real que detuvo Oblak. Continuó el juego, pero a los pocos segundos avisaron al árbitro desde el VAR. Nadie se había dado cuenta y nadie había reclamado nada, pero las repeticiones televisivas mostraron que tras el cabezazo del jugador realista el balón había rozado los dedos de Morata. La acción no había cambiado la pelota de dirección ni la había frenado, pero hoy en día se puede esperar cualquier decisión en esas jugadas. Sin embargo, Munuera Montero, tras ver las imágenes, decidió que no había que pitar pena máxima.
Simeone tiró de lo poco que tenía en el banquillo de la primera plantilla, y cambió a De Paul y Llorente por Saúl y Riquelme. Sin tiempo para ver los efectos de la decisión, llegó el empate de la Real. No logró quedarse el balón el Atleti en campo contrario tras varios duelos, salió la Real desde atrás, recibió Carlos Fernández pegado a la banda izquierda y viendo el desmarque en solitario por el lado contrario de Oyarzabal le envió un pase en largo que el delantero controló para superar en el mano a mano a Oblak, poniendo el 1-1 en el minuto 73.
Lo siguió intentando la Real, que acumuló disparos de Zakharyan, Brais y Oyarzabal. El balón apenas salía de la parcela de campo rojiblanco y parecía que el 1-2 era una posibilidad factible, pero cuando peor lo estaban pasando los locales, agotados físicamente y afectados anímicamente tras recibir el empate, la grada empezó a alentar impulsada por Simeone y ese ánimo llegó a los jugadores, que lograron volver a llevar el balón hacia la otra portería. Riquelme conectó un fuerte disparo cruzado en el área que rechazó Remiro y que estuvo a punto de mandar a la red Morata con un cabezazo que se marchó fuera. Y a continuación, ya en el minuto 87, un balón que queda suelto en el área visitante, Koke cede a Griezmann cuyo disparo se encuentra con el brazo elevado de Carlos Fernández que estaba caído en el césped tras una pugna previa con Morata. Si el balón le hubiera dado en la otra mano, que la tenía apoyada en el césped, no se habría pitado, pero la realidad es que interceptó un disparo que iba a portería. La pena máxima parecía clara y Munuera la señaló entre las protestas visitantes. Griezmann, que asumió la responsabilidad de ejecutar el penalti, engañó a Remiro y marcó el 2-1 con un disparo raso pegado al palo. Era el segundo a favor que le señalaban al Atleti en las últimas 49 jornadas.
A pesar de los intentos postreros de los visitantes, con subida a la desesperada del portero Remiro para buscar un remate en jugada a balón parado, una situación que últimamente los atléticos se están encontrando más veces de lo normal, los puntos se quedaron en un Metropolitano que se ha convertido en un fortín para los de Simeone. Allí han cimentado la reacción tras el último parón que empezó con un descalabro en Valencia y que ha llegado hasta la siguiente interrupción de la Liga por el fútbol de selecciones. Otras veces podría verse como algo inoportuno tras la buena racha. En esta ocasión, parece más necesario que nunca para los colchoneros con el fin de reponer fuerzas y recuperar efectivos. A ver con cuántos puede contar Simeone dentro de dos semanas.
Se esperaba un partido igualado entre dos de los mejores equipos de la Liga y así sucedió. Lo lógico era que se diera un resultado ajustado y eso ocurrió. Y podía pasar, porque raro es el encuentro en que no hay polémica con el dichoso tema de las manos en el área, que hubiera acciones conflictivas y también las...
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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