
Karen Barad. / Cedida por Holobionte Ediciones
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Quedan pioneras (feministas) por descubrir en nuestro idioma. Una de ellas es Karen Barad (1956), fundadora del realismo agencial y una de las principales voces del feminismo material y los nuevos materialismos. Es doctora en Física Teórica de Partículas y ha sido profesora en la materia. Es también profesora de Estudios Feministas, Filosofía e Historia de la Conciencia en la Universidad de Santa Cruz, donde se halla involucrada en diversas tareas interdisciplinarias que consideran cosas tan queer como los átomos. Desarrolló sus tesis en Meeting the universe halfway: quantum physics and the entaglement of matter and meaning (2007), libro en el que revisaba las implicaciones filosóficas de las teorías de la indeterminación cuántica de Niels Bohr a la luz de los desarrollos recientes en ciencia, filosofía y ciencias políticas. Es una autora a la altura de Judith Butler o Donna Haraway que desde los noventa ha trabajado haciendo explotar las separaciones entre teoría cuántica y biología, electromagnetismo y estudios culturales, teoría queer y física. La autora permanecía sin traducir hasta octubre de 2023, cuando aparece Cuestión de materia de Holobionte Ediciones, que reúne algunos de los ensayos clave escritos entre 2003 y 2015, así como una entrevista de Adam Kleiman.
Física ‘queer’
Barad es fundadora del realismo agencial y una de las principales voces del feminismo material y los nuevos materialismos
Algunas sentirán curiosidad: ¿puede un átomo ser realmente queer? Karen Barad responde lo siguiente en la entrevista: “Los llamo bichos ultraqueer debido al hecho de que sus cualidades cuánticas básicas queerizan a lo queer mismo con sus formas de ser radicalmente deconstructivas. De hecho, dado que queer es un cuestionamiento radical de la identidad y los binarismos, incluido el binario naturaleza/cultura, y basándome en una extensa consideración de los hallazgos experimentales recientes, desarrollo la idea de que todas las clases de aparentes imposibilidades son en efecto posibles, incluyendo lo queer de la causalidad, la material, el espacio y el tiempo. Lo queer es en sí mismo un organismo vivo y mutante, una apertura deseante radical, una provocadora multiplicidad proteica y diferenciadora, una dis/continuidad agencial, una espaciotemporalidad inventiva, abarcadora, materializadora, insistente y promiscua”.
Si Haraway se preguntaba qué sucedía al tocar a su perro, Barad hace lo mismo con los átomos: “¿A quién y qué estamos tocando cuando tocamos electrones? O, más bien, a fin de descentrar y deconstruir el nosotros en el acto mismo de tocar, podríamos formular la pregunta de la siguiente manera: cuando los electrones se encuentran entre sí a medio camino, cuando interactúan el uno con el otro, cuando se toca, a quién o qué están tocando. […] La materia es condensación de respons-habilidades. Tocar es una cuestión de respuesta. Cada uno de nosotros se constituye en responsable del otro, en contacto con el otro”. En palabras de su conocido lema, la materia importa (matter matters), la materia es para la autora un asunto de responsabilidad.
El editor
Federico Fernández Giordano es el editor responsable de la edición, con traducción de Silvana Vetö, y nos cuenta lo siguiente: “Bueno, si todavía quedaban grandes pioneras sin traducir al español, Barad era sin duda una de ellas –en la misma liga de pensadoras más conocidas como Donna Haraway, Rosi Braidotti o N. Katherine Hayles–. Sin embargo, el caso de Barad va más allá. Por ponerte un ejemplo, es como si cogieras la teoría performativa del género de Judith Butler y la introdujeras en el reino de las moléculas (llegando hasta los mismos átomos, de hecho). Cuando lees a autoras como Barad y Haraway –es decir, autoras con un fuerte posicionamiento científico− lo primero que encuentras es una reticencia a definir su trabajo en términos de ‘constructivismo social’, o mera ‘teoría cultural’ (un término que podía tener su sentido cuando surgió en la década de 1990, pero que hoy mueve a confusiones); ya sabes, es como si hubiera una diferencia entre los asuntos de la ‘cultura’, por un lado, y los asuntos de la ‘naturaleza’, por el otro lado... Pero no hay una diferencia real entre ‘hacer’ y ‘pensar’, o entre ‘teoría’ y ‘mundo natural’, y eso lo explica de forma contundente Barad. La teoría queer no trata sobre guerras simbólicas. Habría que decir, más bien, que el objeto mismo de la teoría y la ciencia es un objeto queer (el mundo, la vida, etc)”.
Los nuevos materialismos feministas fueron importantes para crear un marco material riguroso
Añade sobre la vigencia de los nuevos materialismos: “Desde los años 90 y 2000, Barad es sin duda una de las fuentes más citadas por toda una corriente de pensadoras que se engloban bajo el marco de los ‘nuevos materialismos’ −pero se trataba de los nuevos materialismos feministas; no debe confundirse con el ‘nuevo materialismo’ de los realistas especulativos, o de la ontología orientada a objetos, aunque sin duda comparten importantes cuestiones–. Por ejemplo, todas estas corrientes tienen claro que hay que dejar atrás el paradigma del lenguaje, y se centran en la materia (lo maquínico) en alguna de sus facetas. Los nuevos materialismos feministas fueron importantes para crear un marco material riguroso, por así decirlo, una apertura a la pluralidad performática y ecológica de los cuerpos. Mientras que el nuevo realismo de los segundos corrió con la ventaja de haber detectado el problema del ‘correlacionismo’. En todo caso, la vigencia de los nuevos materialismos es indiscutible, si se piensa en los avances en inteligencias materiales o sintéticas. Por otra parte, Barad es una de las pocas de su escuela que defiende sin complejos una definición ‘posthumanista’ de la agencia, y en esto tal vez se trate de una pensadora ‘bisagra’, situada en un punto entre los nuevos materialismos feministas –todavía atados a esquemas vitalistas y a cierta idea de agencia humana− y las tesis más radicales del aceleracionismo o pensadoras como Laboria Cuboniks −que proponen una ampliación del concepto de agencia, para llegar a las agencias sintéticas o ‘no-humanas’−... En esto último, Barad coincide con el aceleracionismo y con el posthumanismo ecológico: la agencia no es una cuestión exclusivamente humana, o no es una cuestión humana en absoluto, porque en ella participan muchas otras ‘agencias inhumanas’ (bacterias, aminoácidos, feromonas, electrones y átomos...). Sea como sea, se trata de una bisagra rica en matices y que no se deja atrapar por ninguna escuela de pensamiento. Barad es un coloso y ocupa un lugar propio”.
Quedan pioneras (feministas) por descubrir en nuestro idioma. Una de ellas es Karen Barad (1956), fundadora del realismo agencial y una de las principales voces del feminismo material y los nuevos materialismos. Es doctora en Física Teórica de Partículas y ha sido profesora en la materia. Es también profesora de...
Autor >
Albert Gómez
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí