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Cada vez que el Atlético de Madrid sale al campo pretendiendo ganar únicamente con el nombre hace el ridículo. Está feo eso de creerse lo que uno no es, pero eso es exactamente lo que ha ocurrido hoy . El día en el que el cuadro rojiblanco podía destacarse en lo alto de la clasificación y abonarse a la tranquilidad ha sido el elegido para tirar de altanería, ahorrar fuerzas y regalarnos una actuación lamentable. ¿Casualidad? No lo sé. Preocupante, en cualquier caso. Desde el lado colchonero, no encuentro absolutamente nada que justifique la derrota más allá de una pésima forma de encararlo, un planteamiento sumamente mediocre y una actitud bochornosa. Tres aspectos ciertamente preocupantes. Eso sí, para ser justos, hay que introducir en la ecuación el excelente partido de una Unión Deportiva Las Palmas, que ha sido claramente superior en todo momento.
Sabíamos que el Atleti se enfrentaba hoy a uno de los equipos baluartes de eso que algunos, de forma algo simplista, denominan el fútbol de posesión. Un equipo que basa su estilo en mantener el balón a toda costa, elaborar desde la paciencia y no dejar que el rival tenga la capacidad de intentar hacer lo mismo. Lo sabíamos todos, pero dio igual, porque la salida al campo de los de Simeone no ha podido ser más ajena a lo que debería haber sido. Tácticamente incapaz de anular el estilo del rival, técnicamente incapaz de sacar el balón, físicamente incapaz de igualar la intensidad que demandaba el partido y anímicamente incapaz de transmitir una simple brizna de compromiso. Incomprensible todo ello, viniendo de un equipo que ha construido su leyenda haciendo precisamente todo lo contrario.
El balón y el encuentro, por resumir, fue de Las Palmas durante toda la primera parte. Eso sí, los de García Pimienta son un equipo modesto y, como tal, carecen de ese talento diferencial que sirve para meter goles. Es decir, dominaba todas las facetas del juego, pero no generaba ocasiones de gol. De hecho, la primera jugada de peligro vino tras una diagonal prodigiosa de Griezmann, que dejó a Riquelme delante del portero sin que el disparo del canterano pudiese coger portería. Podía haber cambiado el color del partido, sí, pero hubiese sido un espejismo. Todo se jugaba en el otro lado del campo. Mientras los canarios desplegaban poderío físico y peleaban cada balón como si fuese el último, los rojiblancos parecía que estuviesen economizando fuerzas, lo que desgraciadamente resulta ya recurrente en lo que va de temporada. Riquelme y Barrios intentaban poner algo de dinamismo, pero era muy difícil teniéndolo que compaginar con ese trote cochinero y esa velocidad en la circulación, propias de una liga de veteranos, que desgraciadamente son ya marca de la casa.
Como tantas otras veces, los equipos se fueron al descanso con la sensación de que el conjunto madrileño, saliendo vivo, había tirado la primera parte. Lo hemos visto tantas veces, que no era raro pensar que las cosas cambiarían a la vuelta. No fue así. Volvimos a encontrarnos con el mismo trote cansino, la misma lentitud desesperante y la misma actitud de nuevo rico.
Entonces llegó el minuto 51. Un balón que rueda al filo del fuera de banda, que podría haber salido o no, y medio equipo rojiblanco que se queda protestando. Inconcebible. Los jugadores de Las Palmas, mucho más metidos en el juego, aprovecharon el despiste para llevar la jugada al borde del área y disparar desde ahí, pillando de descolocado incluso a Oblak. Así, de una forma tan sencilla, Kirian hizo el primer gol del partido.
Los de Simeone no cambiaron mucho el ritmo jugando con el marcador desfavorable. Quizá porque no saben jugar mucho más rápido o quizá porque no les apetecía. Lo que sí que hicieron fue tener un poco más el balón, que no era difícil a poco que lo tuvieran. En una de esas jugadas, Koke logró meter un buen balón a la espalda rival para dejar a Riquelme, el mejor rojiblanco en un partido para olvidar, encarando la portería. Desgraciadamente, el disparo acabó atajado entre Vallés y el poste.
Cómo sería la apatía que flotaba en el ambiente, que Simeone decidió sentar a Griezmann y a Koke. Alguno lo verá como un guiño al partido del próximo martes contra el Celtic. Yo lo veo como castigo a una actitud impropia de esos jugadores. Aun así, los cambios apenas se notaron. Llorente sigue siendo una sombra del jugador que fue y Correa tuvo uno de esos partidos en los que entra con el pie torcido. Un buen pase de Barrios, que fue otro de los pocos que dieron la cara, consiguió dejar a Riquelme otra vez delante del portero. Y otra vez el balón acabó fuera de la portería, esta vez por encima del larguero.
En ese contexto llegó el segundo gol de los locales. Un gol que volvió a dejar en evidencia a los rojiblancos. Una delantera plana, un centro del campo estático, una defensa incapaz de pasar el balón a un compañero y Hermoso que acaba regalándoselo al rival. Las Palmas aprovechó el regalo para llevar el juego a la izquierda y que Benito consiguiese meter el balón en la portería por el palo corto de Oblak. Es cierto que el disparo del canario sale muy fuerte. También es cierto que es raro ver entrar goles por el lado que tiene cubierto el portero.
Solamente con el 2-0, el Atleti pareció ser capaz de tirar de orgullo e intentar remediar el desaguisado. Y digo orgullo, porque de fútbol hubo poco. Aun así, a punto estuvo de darle la vuelta al encuentro. Primero con un gran gol de Morata en el minuto 82, rematando en el área pequeña una pase excelente desde la derecha de Riquelme. Después, con una jugada desafortunada que ni el brutal disparo de Barrios desde la frontal, atajado por el portero, ni el posterior remate de Morata con la izquierda, que dio en el larguero, consiguieron acabar en gol.
Partido para olvidar del Atlético de Madrid y partido para enmarcar de Las Palmas. Más allá de la derrota, el problema de esto es que va a suponer seguramente tener que volver a convivir con muchos de los fantasmas que parecían olvidados.
Cada vez que el Atlético de Madrid sale al campo pretendiendo ganar únicamente con el nombre hace el ridículo. Está feo eso de creerse lo que uno no es, pero eso es exactamente lo que ha ocurrido hoy . El día en el que el cuadro rojiblanco podía destacarse en lo alto de la clasificación y abonarse a la...
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