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tiempos de guerra

Lo que la masacre en Palestina dice de nuestras democracias

Nuevos racismos y formas de violencia crecientes arrinconan lo que queda de pluralismo en Europa

Nuria Alabao 3/11/2023

<p>Vista aérea del campo de refugiados de Jabalia, tras el bombardeo de Israel del pasado 31 de octubre de 2023. <strong>/ FRANCE 24 </strong></p>

Vista aérea del campo de refugiados de Jabalia, tras el bombardeo de Israel del pasado 31 de octubre de 2023. / FRANCE 24 

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“Creo que Israel tiene ese derecho”, ha dicho en referencia al corte de suministros básicos a Gaza, el líder de los laboristas británicos Keir Starmer. Mientras, el contador acumula más de 8.300 muertos, casi 3.500 de los cuales son menores. Con la masacre en curso en Palestina no podemos evitar esta sensación de estar llegando a un límite. Si la Unión Europea, la OTAN y Estados Unidos permiten este genocidio, quizás presenciemos cosas mucho peores de aquí en adelante. Los límites de lo tolerable se desplazan hacia el abismo, como hemos visto en el tratamiento a los migrantes y los refugiados que llegan a Europa. ¿Qué tiene que ver todo esto con el destino de nuestras democracias?

Hay invocaciones al apocalipsis cuando se habla de la llegada de las extremas derechas a las instituciones, pero a veces parecen más una herramienta para apuntalar las propias posiciones de poder que un verdadero impulso para defender principios éticos irrenunciables. Hoy, Palestina nos pone frente a un espejo que deforma los rostros de la mayoría de líderes europeos, pero la justificación de los bombardeos de hospitales y el exterminio de niños se extiende más allá de la política profesional. La islamofobia crece en nuestras sociedades, mientras la identidad europea se construye cada vez más en oposición a lo musulmán. Si Occidente se dice cristiano no es para reivindicar una fe, sino para oponerse al islam. En esta elaboración es imprescindible construir a los musulmanes como los otros, como el enemigo, también en Palestina.

Santiago Alba Rico ha explicado la situación de Palestina como la consecuencia de un antisemitismo europeo de siglos. Este contenía dos proyectos para los judíos: uno de exterminio y otro de expulsión. El primero lo sacó adelante con bastante éxito el nazismo. El de expulsión se dio en varias oleadas –entre ellas la de 1492, uno de los hitos fundacionales de la nación española– y culminó en el sionismo. La creación del Estado de Israel implica esta paradoja: los judíos se van por fin de Europa como deseó el antisemitismo y, una vez allí, se convierten en la fortaleza europea contra el islam en Oriente Medio. Así se pactó en la Declaración Balfour de Gran Bretaña, que allanó el camino para la desposesión palestina de 1917. Solamente cuando son finalmente expulsados del continente pasan a ser considerados realmente europeos, dice Alba Rico. Israel se identifica con los valores europeos –de esta manera se venden la ocupación y la guerra–, un Estado protector de los derechos de las mujeres y de las personas LGTBI. “Israel como ocupante ilustrado, como artífice benévolo de la limpieza étnica, como un Estado de apartheid progresista” que sostiene la fantasía de un Estado democrático laico con suficiente capital moral para justificar dentro y fuera del país su ocupación de Palestina, según Ilan Pappé

Si Europa quiere reparar su responsabilidad por su antisemitismo histórico, no puede hacerlo apoyando al Estado de Israel

El proyecto colonial sigue en marcha en Palestina, donde se ha delegado en Israel el papel de potencia colonial de la zona para hacer a otros pueblos lo que ha hecho siempre Europa con los judíos. La colonización, que fundó las democracias occidentales, todavía permanece en su núcleo. La colonización es deshumanización y cosificación, lleva al colonizador a representar al otro como bestia y a tratarlo como tal. No es extraño, pues, que Netanyahu llame a los palestinos “animales”, ni que se les compare con virus o enfermedades, como hizo el nazismo con los judíos antes del exterminio. 

Hoy los musulmanes son los nuevos judíos en Europa. En este contexto de guerra, la explotación de nuevos racismos y formas de violencia crecientes siguen empujando hacia el abismo lo que queda de democracia en el propio territorio europeo. El racismo se nutre de esa deshumanización y de la atribución de menos valor a determinadas vidas que pueden ser así arrasadas. El mismo marco colonial que permite la destrucción de Gaza es el que subyace en las muertes en el Mediterráneo y el tratamiento de aquellos no occidentales que tratan de llegar a Europa. Desde el inicio de la guerra hemos asistido, además, al crecimiento de un sentimiento antipalestino superpuesto tanto a la islamofobia creciente en muchos países europeos, como a la peligrosa retórica de la lucha contra el terrorismo, que ha sido tan útil históricamente para recortar libertades y perseguir disidentes políticos. El gobierno israelí –a través del Mossad– lleva tiempo atacando a movimientos pacíficos de solidaridad con Palestina como el BDS –Boicot, Desinversión y Sanciones–, una campaña de presión para que Israel cumpla las resoluciones de Naciones Unidas. Lo hace incluyéndolos en listas terroristas o enjuiciando a activistas para que abandonen sus acciones de apoyo como ya sucedió en España.

Tanto el aparato represivo como otras formas más sutiles de represión y de censura se están poniendo en marcha en Europa. Hoy ondear una bandera palestina o entonar un cántico en favor de la libertad de los árabes de la región puede constituir un delito en el Reino Unido, según su ministra de Interior. En Alemania, se han prohibido manifestaciones de apoyo a los palestinos, incluida una de judíos en Berlín, donde una mujer israelí fue detenida por llevar un cartel contra la guerra. Un grupo de artistas y escritores judíos ha escrito una carta para denunciar la atmósfera de racismo y xenofobia que se está viviendo en el país, donde las autoridades se han cebado con las poblaciones inmigrantes y las minorías y donde están “acosando, deteniendo y golpeando a civiles, a menudo con el más mínimo pretexto”. Denuncian que, en Berlín, el distrito de Neukölln, donde viven grandes comunidades turcas y árabes, es ahora un barrio bajo ocupación policial. La policía, que ha detenido a conocidos activistas sirios y palestinos, patrulla las calles buscando señales de solidaridad con Gaza y las escuelas han prohibido las banderas y los pañuelos palestinos. Pero reprimir las protestas contra la guerra no impedirá los actos antisemitas que también están empezando a producirse, y que están realizados en su gran mayoría por miembros de extrema derecha, nos recuerdan los firmantes de la carta. El odio engendra odio. El mundo de la cultura tampoco es ajeno al conflicto y museos y centros culturales de toda Europa están cancelando a artistas palestinos; mientras algunas universidades expulsan a estudiantes y silencian a académicos judíos contra la guerra, como denuncian profesores universitarios británicos

Pero si Europa quiere reparar su responsabilidad por su antisemitismo histórico, no puede hacerlo apoyando al Estado de Israel para que haga con otros pueblos lo que los europeos hicieron con los judíos. También tiene que reparar a todos los pueblos que ha colonizado y a los que ha maltratado. Para ello, tendría que “tomarse en serio los valores que pomposamente enuncia, defender los derechos humanos y la legalidad internacional, porque de eso depende la supervivencia de Europa”, dice Alba Rico. El periodista israelí Gideon Levy ha dicho que es imposible encarcelar –y matar, expropiar, secuestrar, asediar, someter a limpieza étnica…– a dos millones de personas “sin esperar un precio cruel”, refiriéndose a los recientes crímenes de guerra de Hamás. Otro tanto podemos esperar en Europa por nuestro apoyo a esta masacre. “A nadie le puede sorprender que todos estos pueblos a los que ha abandonado acaben refugiándose en dictaduras siniestras o en organizaciones terroristas o en formas de violencia que se desentienden por completo de cualquier horizonte democrático”, dice Alba Rico. 

En tiempos de guerra los que más sufren son los civiles, ya sean los pacifistas laicos israelíes, los rehenes secuestrados por Hamás o los desplazados palestinos

Esa amenaza se cierne sobre nosotros, tanto como su reverso convertido en odio a los migrantes. Nuestras propias democracias están en juego, porque cuando se deshumaniza una religión, o un pueblo, eso afecta a la cultura y la política de la sociedad en su conjunto. La islamofobia mina nuestra democracia porque hace crecer a las extremas derechas que se impulsan en la creación de chivos expiatorios para los problemas sociales. Las políticas criminales de nuestras fronteras también están apuntaladas con estos discursos del miedo. Por tanto, tenemos que seguir expresando nuestra firme oposición, desobedeciendo a nuestros mandatarios si hace falta, denunciando tanto la masacre en Palestina, como las consecuencias en nuestras sociedades. Y eso incluye el aumento de la islamofobia, pero también los ataques antisemitas que han empezado a producirse. Contra la simplificación que abona el racismo, no se puede culpar colectivamente a los judíos de las acciones del gobierno israelí, o a los musulmanes de las acciones de Hamás. En tiempos de guerra los que más sufren son los civiles inocentes, ya sean los pacifistas laicos israelíes, los rehenes secuestrados por Hamás o los desplazados palestinos o los que se refugiaban en el hospital de al-Ahli, nos recuerda el Institute of Race Relations. El marco de la guerra no puede bloquear el pensamiento, la pluralidad, ni nuestra capacidad de acción. Saldremos a la calle por los palestinos, pero también por nosotros.

“Creo que Israel tiene ese derecho”, ha dicho en referencia al corte de suministros básicos a Gaza, el líder de los laboristas británicos Keir Starmer. Mientras, el contador acumula más de 8.300 muertos, casi 3.500 de los...

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Autora >

Nuria Alabao

Es periodista y doctora en Antropología Social. Investigadora especializada en el tratamiento de las cuestiones de género en las nuevas extremas derechas.

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3 comentario(s)

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  1. federico-garcia-menendez

    Hay lecturas que merecen un reposo y un repaso. Lo primero es un ejercicio inútil entre tantas versiones sobre la realidad.Versiones que acaban por deformar, revisar y tomar equidistancias imposibles desde el punto de vista de los hechos y realidades, el exterminio es teleológica aplicación del genocidio que pretende el Estado Nacional Judío de Israel del pueblo palestino.El repaso es de caracter formal y desde la lógica aplastante.El leve o benévolo apartheid, el progresista objetivo de limpieza étnica, son una cadena de oxímoron que en inglés se traduce por el "pinkwashing", que en el artículo de las intelectuales firmantes,entre otra Ángela Davies resulta muy aclarado. Pero hombre ,perogrulladas esencialistas como la de que los judíos de Israel se "convierten" en europeos cuando están allí, por supuesto porque es entonces cuando adquieren una nueva personalidad colonial, imperialista y aún no dependendiendo de una metrópoli stricto sensu poseen reminiscencias de sus países. El "capital moral "es un significante vacío como lo es " el derecho humanitario" para el Estado Israelí que destruye la vida y la existencia, hábitat,memoria acumulada de vidas vividas durante generaciones de la gente palestina.Ese "capital moral" hace referencia al racismo, supremacismo,y odio étnico religioso solo concebible en fanáticos que se ofrecen a una venganza ciega y espeluznante ante los ojos y los oídos del mundo.¿Estamos ante un nuevo superhombre,en el sentido Nietcheeno? Si así lo fuera no cabalgaría a lomos de un Panzer por gélidas estepas rusas? ¿Cuántos millones de rusos perecieron por un producto degenerado de la filosofía centroeuropea? El soldado israelí no es ni de lejos el soldado nazi en cuanto a resistencia,astucia,capacidad de sacrificio y obediencia ciega a los superiores. El ejército israelí sería incapaz de tomar Cisjordania un país cientos de veces de menor tamaño que Francia,Holanda y Bélgica. La sociedad occidental adormecida por los dramas humanos hollywoodense es incapaz de encontrar soluciones a la dimensión humana de la tragedia historica del pueblo palestino.Pero tiene un nombre: Genocidio.Ocultado y suprimido hasta que la sangre de los opresores corrió por la tierra.¿Qué origen tiene esta anulación de un pueblo oprimido?¿¿Desde cuándo? Hoy el mundo lucha y se desangra en guerras horribles por un relato sobre la hegemonía.Esa incertidumbre no tendrá solución por toda una serie de intereses creados, el final no se conocerá hasta que se escriba la última línea con la sangre de millones de inocentes

    Hace 1 año

  2. federico-garcia-menendez

    Hay lecturas que merecen un reposo y un repaso. Lo primero es un ejercicio inútil entre tantas versiones sobre la realidad.Versiones que acaban por deformar, revisar y tomar equidistancias imposibles desde el punto de vista de los hechos y realidades, el exterminio es teleológica aplicación del genocidio que pretende el Estado Nacional Judío de Israel del pueblo palestino.El repaso es de caracter formal y desde la lógica aplastante.El leve o benévolo apartheid, el progresista objetivo de limpieza étnica, son una cadena de oxímoron que en inglés se traduce por el "pinkwashing", que en el artículo de las intelectuales firmantes,entre otra Ángela Davies resulta muy aclarado. Pero hombre ,perogrulladas esencialistas como la de que los judíos de Israel se "convierten" en europeos cuando están allí, por supuesto porque es entonces cuando adquieren una nueva personalidad colonial, imperialista y aún no dependendiendo de una metrópoli stricto sensu poseen reminiscencias de sus países. El "capital moral "es un significante vacío como lo es " el derecho humanitario" para el Estado Israelí que destruye la vida y la existencia, hábitat,memoria acumulada de vidas vividas durante generaciones de la gente palestina.Ese "capital moral" hace referencia al racismo, supremacismo,y odio étnico religioso solo concebible en fanáticos que se ofrecen a una venganza ciega y espeluznante ante los ojos y los oídos del mundo.¿Estamos ante un nuevo superhombre,en el sentido Nietcheeno? Si así lo fuera no cabalgaría a lomos de un Panzer por gélidas estepas rusas? ¿Cuántos millones de rusos perecieron por un producto degenerado de la filosofía centroeuropea? El soldado israelí no es ni de lejos el soldado nazi en cuanto a resistencia,astucia,capacidad de sacrificio y obediencia ciega a los superiores. El ejército israelí sería incapaz de tomar Cisjordania un país cientos de veces de menor tamaño que Francia,Holanda y Bélgica. La sociedad occidental adormecida por los dramas humanos hollywoodense es incapaz de encontrar soluciones a la dimensión humana de la tragedia historica del pueblo palestino.Pero tiene un nombre: Genocidio.Ocultado y suprimido hasta que la sangre de los opresores corrió por la tierra.¿Qué origen tiene esta anulación de un pueblo oprimido?¿¿Desde cuándo? Hoy el mundo lucha y se desangra en guerras horribles por un relato sobre la hegemonía.Esa incertidumbre no tendrá solución por toda una serie de intereses creados, el final no se conocerá hasta que se escriba la última línea con la sangre de millones de inocentes

    Hace 1 año

  3. Marcoafrika

    Muy bien Nuria, porque si los palestinos ya "no tienen salida” nosotros tampoco, si ellos están “sentenciados”, nosotros, también. A cada cerdo le llega su San Martín y no parece que los europeos hayamos aprendido nada de la masacre genocida y el infierno que el gobierno nazi de Hitler trajo al mundo. La salvación de Palestina es nuestra salvación, su destrucción será la nuestra.

    Hace 1 año

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