Tragicomedia
Algunas escenas del Alzamiento Nacional
Si un gobierno es ilegítimo y ya es ilegal, ¿por qué aceptar la ficticia legalidad otorgada fraudulentamente por una mayoría de ciudadanos engañados torticeramente?
Orencio Osuna Muñoz 10/11/2023
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¡Oh, tú, Azorín, escucha: España quiere surgir, brotar; […] ¿Y ha de helarse en la España que se muere? ¿Ha de ahogarse en la España que bosteza?
Antonio Machado
Conclusiones de un testigo presencial del glorioso y valiente Alzamiento Nacional, convocado al unísono por Aznar, Feijóo, Abascal y la patriotísima empresa Desokupa (y algunos encapuchados, en moto).
Primera. Los manifestantes de las algaradas, además de ser muy españoles, eran fachas de toda laya: falangistas, carlistas, nazis, franquistas, monárquicos borbónicos del Movimiento Nacional, terraplanistas, provida, antivacunas, y también muchos señores y señoras demócratas y constitucionalistas de toda la vida de dios. Si bien es cierto que algunos exaltados recriminaron a gritos las ausencias de algunos conspicuos patriotas que hubiesen puesto un broche de oro (o litio) al magno espectáculo, como el obispo Munilla y los obispos castrenses; los miembros del CGPJ con sus togas y puñetas; una representación de la embajada de Israel y de la OTAN; un pelotón de militares desarmados; al menos un par o dos de toreros con montera y trajes de luces; y una representación del IBEX 35 encabezada por Florentino Pérez.
Los asistentes no parecían satisfechos (a tenor de ciertos eslóganes coreados por los patriotas) con la ausencia del monarca “el preparao” o, al menos, la presencia putativa de la heredera dinástica. Eso sí: puede que resulte extraño pero nadie reparó en las ausencias de Felipe González, Page, Lambán y demás escuderos de la monarquía posfranquista, preocupados ellos por no hostigar a sus antiguos compañeros sitiados en la sede del PSOE.
Segunda. Hasta el momento, ni Aznar, ni Feijóo, ni Abascal, han exigido la ilegalización y procesamiento de los organizadores de la fachaborroka. Tampoco dicen ni pío las empresas de “comunicación” que defienden a capa y espada la libertad de expresión y luchan denodadamente contra la dictadura rojo-separatista-feminazi-podemita (aunque también puede que la razón sea que no están contentos con los impuestos confiscatorios que empobrecen sus infinitas ganancias). Se supone que esa masiva indolencia es debida a que los llamamientos a la insurrección policial y al golpismo en diferido se hacen en verdadero español, no en esas lenguas extranjeras que rompen España, como son el euskera, el catalán, o esos dialectos moros y de otras razas inferiores. Lamentablemente, los jueces García Castellón, Llarena y Marchena y demás eminentes juristas, quizá deban atender otros asuntos más urgentes y no cosas de tan poca entidad como es asaltar violentamente la sede del PSOE y emular a Mussolini y sus escuadristas marchando marcialmente a asaltar el Congreso de los Diputados. Peccata minuta.
Tercera. A los entusiastas participantes en la facha borroka aznariana o aznarista (como se prefiera decir) les parece detestable que Sánchez sea un hijo de puta, según aullaban constantemente. Lo que podría contradecir que, a su vez, sea llamado Perro Sanxe, teniendo en cuenta que entre la raza canina no es frecuente la existencia de prostitución. Quizás se trata de un repugnante caso de zoofilia. El relato del neogolpismo prefiere –el estilo israelí en Palestina– deshumanizar a ese señor Sánchez y señalarlo como un animal (sin derechos al bienestar animal, por supuesto).
A esos españoles muy españoles, les encantan (dadas las consignas que proferían) los fusilamientos y las cárceles… siempre y cuando las víctimas sean rojos, separatistas, feminazis, moros
Cuarta. Ítem más, a esos españoles muy españoles les encantan (dadas las consignas que proferían reiteradamente) los paredones, las cunetas, los fusilamientos y las cárceles… siempre y cuando las víctimas sean rojos, morados, separatistas, feminazis, homosexuales, moros y negros.
Quinta. Para que todo cuadre y se cumpla la genial consigna del gran timonel del criptogolpismo patriótico español, Don José María Aznar López, el laboratorio de ideas del anarcoliberalismo español (trumpista, bolsonarista, mielista…) de la FAES ha parido el orden del día del golpismo con la frase aznariana: “El que pueda hacer, que haga. El que pueda aportar, que aporte. Y el que se pueda mover, que se mueva”. Hay que reconocer que ese gigante del patriotismo ha sabido interpretar la frase de Karl Marx: “De cada cual según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades”. O, más probablemente, algo más pedestre, aquella otra de Don Alfonso Guerra, hoy tan aguerrido defensor de la monarquía posfranquista: “El que se mueva, no sale en la foto”. Aunque sólo sea para que, luego, los de la foto sean reconocidos como combatientes de la primera hora, dignos de honores y guita a espuertas.
Sexta. Y, para que no falte de ná, de pronto aparecen, desde ignotas tinieblas y cercanas montañas, los motorizados encapuchados que tirotean a Vidal-Quadras. Aportan también lo suyo: crear una sensación de caos y violencia, de que se impone un gobierno ilegítimo, que arrebata el poder a sus legítimos propietarios de siempre y para siempre, de que España ya es una dictadura como Venezuela y/o Corea del Norte e incluso China, de que el desgobierno y la corrupción arruinan a las familias españolas y a sus empresas emprendedoras y a las otras (de las islas Caimán y demás archipiélagos).
Se trata de una provocación criminal que puede hacer rememorar aquel infausto día del 23F de 1981, casualmente, cuando se votaba la investidura de Calvo Sotelo en el Congreso de los Diputados.
Ahora la pista ya está preparada para el circo de todos los golpes (blandos, duros o mediopensionistas): si un gobierno es ilegítimo y ya es ilegal, ¿por qué se debe aceptar la ficticia legalidad otorgada fraudulentamente por una mayoría de ciudadanos engañados torticeramente? Algo así señaló mi querido Enric Juliana hace ya meses, cuando empezó a detectar lo que había tras las reiteradas acusaciones de gobierno ilegítimo aventadas desde la oscuridad de los cuartos invisibles de los antiguamente llamados poderes fácticos.
Sólo falta para que culmine la tragicomedia, que se pronuncien los que se tienen que pronunciar, con sus toque de diana, de fajina, de retreta, y de oración, como es costumbre en esta España propiedad de canallas y necios.
Mientras tanto, a ver si los ciudadanos despiertan del sueño neoliberal, a ver si los partidos y sindicatos se arman (de palabras, de razones, de esperanzas), a ver si los españoles (y vascos, y catalanes, y gallegos, y andaluces…) somos capaces de construir alguna vez una España democrática, fraterna, igualitaria, y libre de estas oligarquías que no nos dejan ni respirar.
Y así todo. Eso sí, hay que tomar precauciones para asistir como observador presencial a estos actos patrióticos (y los que están por venir) no vaya a ser que te tomen por rojo (que es mi caso) o separatista (que no lo soy) o africano (lo cual es más improbable dada mi fisonomía caucásica). Te pueden hinchar a hostias. Lo mejor es pertrecharse con un fachaleco o vestirse como que uno se va a esquiar, de caza o a navegar en yate el fin de semana (que hay que disfrutar de un súper puente en Madrid, por nuestra querida patrona, la virgen de la Almudena). O enfrentarse a ellos…
¡Oh, tú, Azorín, escucha: España quiere surgir, brotar; […] ¿Y ha de helarse en la España que se muere? ¿Ha de ahogarse en la España que bosteza?
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Orencio Osuna Muñoz
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