GREGORIO MORÁN / PERIODISTA Y ESCRITOR
“A Felipe González le preocupa que ‘su’ patrimonio personal se vaya al carajo”
Guillem Martínez Barcelona , 11/11/2023
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Gregorio Morán (Oviedo, 1947). Lo ha vuelto a hacer. Su último libro –Felipe González, el jugador de Billar (Roca Editorial); no se lo pierdan– es una biografía política de Felipe González –a partir de ahora, FG–, que nace partiendo de un presupuesto: despreciar los paréntesis biográficos anteriores y posteriores a su paso por la Presidencia de Gobierno. Esta apuesta conduce a un libro estilizado, en el que no hay michelines, sino una descripción minuciosa de un periodo de 14 años en los que suceden dos cosas importantes: a) la transición absoluta hacia el modelo neoliberal y b) un liderazgo inusitado, inesperado, fuera de cálculo. Tanto a) como b) suponen un cambio de mentalidad, esa cosa que no se ve hasta que es demasiado tarde. Y, claro, lo que tal vez es la construcción de la verticalidad de la democracia española, algo sin precedente y, al parecer, sin continuidad en la política local. Podría haber otras verticalidades, pero nos quedó esa. Me cito con Gregorio Morán para hablar de dimensiones descomunales y, ya puestos, de cosas de la actualidad, que se nos irán colando, como todo lo líquido. Gregorio Morán, Barcelona, exterior día.
Su libro no es una biografía de FG, no es una biografía política de FG. Es la biografía gubernamental de FG, un biografía de un presidente de gobierno durante el periodo de presidente de gobierno. ¿Es una biografía de 14 años del PSOE?
La vida política de FG se concentra en su etapa como presidente de gobierno. Ahí nace y termina como líder político. Biografía personal, política, de partido… todo se suma en un solo liderazgo.
En el momento en el que realizamos esta entrevista, no solo hace un sol espléndido, sino que FG ya se ha situado contra una amnistía al procesismo. ¿Eso es tal vez por oposición a Sumar, desde una poética anticomunista antigua? ¿FG no está emitiendo biografía política aún hoy, por tanto?
A FG, por lo demás, le preocupa tanto Yolanda Díaz como Anguita. Nada. Lo que le preocupaba, cuando era presidente, era la creación de una alternativa a su derecha
La preocupación de FG, o de Guerra, en este momento, no está ni en la deriva anticomunista, ni está en Yolanda Díaz. Lo importante, lo que le preocupa, es que Sánchez pueda convertir al PSOE, ese instrumento construido desde Suresnes, en 1974, que se consolida a partir de la victoria de 1982, en el PS italiano o portugués. ¿El PSOE de Sánchez puede soportar el pase a la oposición? Sánchez ha construido otro partido, que no es el PSOE de FG. ¿Podrá soportar ese partido pasar a la oposición, que es la clave de cualquier partido? Podemos, por ejemplo, no lo pudo soportar. Veremos Sumar. A FG le preocupa que su patrimonio personal se vaya al carajo. ¿Tiene muchos números el PSOE para irse al carajo? Pues sí. ¿Que el patrimonio de FG sea cuestionable? Pues también. Eso es lo importante. A FG, por lo demás, le preocupa tanto Yolanda Díaz como Anguita. Nada. Lo que le preocupaba, cuando era presidente, era la creación de una alternativa a su derecha. Que se creara a su izquierda no le preocupaba nada. Como ha demostrado el PSOE desde 1982, el partido podía asumir todo lo que le viniera desde la izquierda. Los izquierdistas más radicales de la historia de España se convirtieron, de la noche a la mañana, fulminantemente, en fieles socialdemócratas, atentos a todo lo que se les pudiera ofrecer. Si lo que se les ofrecía era el Parlamento Europeo, pues mejor.
Plantea a FG como el primer presidente de la Transición que llega al poder “sin plomo en las alas”, sin el peso de su pasado. Otros autores, como Joan Garcés, defienden que llegó con otro tipo de plomo, la apuesta, en metálico, de las fundaciones alemanas. En todo caso, cuando accede a la Moncloa, FG ha asistido a Consejos de Ministros en Alemania y Suecia. Sabe de qué va. Sabe las reglas del juego, lo que sí y lo que no. Tiene, por tanto, plomo. ¿Suresnes es plomo o inocencia?
FG no había venido a transformar nada
Inocencia, esa cosa reñida con la actualidad política, ninguna. No he conocido ningún político inocente. He conocido inocentes dedicados a la política, que es otra cosa. La hipoteca de la ayuda de la socialdemocracia europea, que se inicia de manera aplastante en el congreso legal-ilegal de 1976, en Madrid, no es una hipoteca, no es plomo. Son motores para funcionar. El problema de algunos analistas es que consideran un elemento negativo lo que para FG es algo positivo. FG no había venido a transformar nada. El cambio significaba eso, el cambio. Cambiar a Suárez, una UCD hecha pedazos, por un partido de nuevo tipo y, de alguna manera, recién creado, sin mochila. Que, claro, tenía ayudas exteriores fundamentales. Frente al adversario comunista, frente a la derecha, frente a todo lo que limitara las posibilidades de que FG fuera presidente de gobierno. Luego está la autonomía del personaje. El personaje no era un secundario. Supo volar solo. Su Gobierno no dependía de las ayudas exteriores. Las tenía en cuenta, pero FG hace las políticas que él mismo cree que debe de hacer. Quien le pone a Miguel Boyer no es Olof Palme o Willy Brandt, fue él. Quien pone a José María Calviño (padre de Nadia Calviño, y polémico director de RTVE en el periodo 1982-86) al frente de RTVE fue Guerra, que se dijo: “Este es mi hombre, si ha llegado hasta aquí siendo lo que es, imagínate ahora”. Cuando le conocí en las elecciones del 77 Calviño era, de hecho, republicano, masón, independentista gallego.
Hablando del PSOE del 82, explica que el PCE le miraba con cierta envidia. ¿Le envidia que la idea, esa acceso a la socialdemocracia, había sido suya?
Hay un periodo poco estudiado. Se han publicado muchos libros al respecto, pero son infames. El periodo del que te hablo abarca desde la muerte de Franco hasta las primeras elecciones de 1977. Esos casi dos años son muy importantes, capitales políticamente para entender muchas cosas que vendrán luego, y que se confirmarán con la victoria del PSOE en 1982. Hasta las elecciones del 77, el PCE es la niña bonita, y Carrillo el jefe de la troupe. No hay nadie que reciba tantos elogios en revistas internacionales, ni siquiera las actrices de tronío. Incluso hace un viaje a Estados Unidos, muy celebrado. Todo el mundo considera que en él hay la madera del líder político. Ese embrujo, no estudiado, se viene abajo cuando aparecen los resultados electorales. Porque la sociedad española iba por otro lado.
¿Por qué lado, lejos del PCE, iba la sociedad española?
Iba, en primer lugar, por una Transición baja en calorías. La que representaba Suárez, con un partido que era un partidete de sumas. Resulta que el partidete estaba lleno de dirigentes de menor cuantía, que se creían que eran fabulosos. Es una historia de teatro malo, de Arniches. Los temas de Arniches son brillantes, pero mal realizados. Ahora le hablas a una persona joven de aquellos líderes, Lavilla, Alzaga, Herrero de Miñón…, y alucinarían, si les conocieran. Suárez, el único consciente de ser muy poco, les miraba perplejos. Todo esos secundarios son los que le llevaron a la ruina. Y eso aumentó el ascenso del PSOE, un partido, y esto es muy importante, sin mochila, sin pasado. Suárez tenía mochila, Carrillo tenía mochila. La mochila son los pasados. Las sociedad española del 77 tenía mochila, que no gobernaba a nadie, sino que, simplemente, gobernaba las vidas de aquella sociedad. Aquella sociedad quería que el gobierno lo llevaran personas sin esa mochila.
El partidete estaba lleno de dirigentes de menor cuantía, que se creían que eran fabulosos
Plantea al PSOE en dos épocas, a partir del dinero recibido, la época Dieter Konecki (representante en España de la Fundación Friedrich Ebert, socialdemócrata) y la época Friedrich Karl Flick (financiero alemán que, en lo que fue un escándalo político, en los ochenta, regó de dinero las cuatro fundaciones alemanas adscritas a partidos políticos). ¿Qué ocurre ahí?
No hay dos épocas. Se trata de dos apaños, que son diferentes. Tienen, además, un hilo de continuidad. Primero se trató de las ayudas económicas que se brindan a un partido que no tiene ni fondos ni posibilidades de obtenerlos hasta que acceda al gobierno. Luego llega Filesa, que es otra cosa. No hay misterio ni dos etapas. Eso significaría que Konecki y Flick dirigieran una parte de la política. Es más, la única participación política de Konecki está señalada en el libro. Es cuando FG dimite del PSOE y Tierno Galván ve su oportunidad de dar un paso adelante. Hasta que habla con Konecki, que le explica que su partido no solo está cargado de deudas, sino que no se van a limpiar desde Alemania. Tierno lo entiende. Da un paso atrás.
Señala el primer texto de un PSOE sensible a una Transición, que no ruptura, en un artículo de El Socialista, publicado en 1974. Creo que eso es una novedad respecto a su libro El precio de la Transición.
En 1975, cuando está a punto de morir Franco, no hay ningún partido en España que no sea federalista, que no sea republicano, que no esté a la izquierda
En 1975, cuando está a punto de morir Franco, no hay ningún partido en España que no sea federalista, que no sea republicano, que no esté a la izquierda. Hasta Pujol era socialdemócrata. El aroma radical dominaba todo. La ruptura era una evidencia, ¿quién se iba a poner a parar las aguas del ímpetu? En el momento en el que la “gente normal” de entonces empezó a participar, los políticos se dieron cuenta de que no se les necesitaba como conductores. Tenían que cambiar, o serían sustituidos por otros conductores. Hay un libro tremebundo, escrito por Dolores Ibarruri, que siempre cito, y que lo han retirado absolutamente de la escasa biografía de Dolores Ibarruri, que se llama España, Estado multinacional. Todo esto era posible, porque no se hacía política, sino lenguaje…
Está sucediendo eso ahora, ¿no le parece?
La diferencia es que entonces la política la hacían otros, y ahora la hacen los protagonistas de la política.
Me ha llamado la atención el escaso tramo que dedica al 23F.
Lo de las reuniones del PSOE con golpistas es una estupidez como la copa de un pino. Lo he explicado varias veces. Se trató de una cena del alcalde de Lleida, que invita a varios más, como Enrique Múgica, que entonces está viviendo en Barcelona, con Armada, que estaba de maniobras por la zona. Tengo las versiones de casi todos los comensales, salvo la de Armada, obviamente. Y en la cena se habla de la situación española, pero no se pactó ningún golpe. Múgica, y eso consta, nada más finalizar la cena, transmite un resumen a FG. Ni siquiera el propio Armada estaba decidido al golpe en aquel entonces. Decir lo contrario solamente quita responsabilidad a una izquierda y a una derecha que, por entonces, estaba caldeando el ambiente para un golpe. Recuerda a Tarradellas, y su “se necesita un vuelco, un giro”.
Lo de las reuniones del PSOE con golpistas es una estupidez como la copa de un pino
Al leer su libro se tiene la sensación de que, a partir de su II legislatura, el PSOE/FG crea el canon del gobierno democrático por aquí abajo. Ahí se detiene mucho en la ruptura del llamado Pacto del Betis (de 1974; así se le llamó a la cesión, por parte de Nicolás Redondo, de la dirección del PSOE –que podía haber obtenido– al grupo de Sevilla), y la subsiguiente huelga general. ¿Por qué le da tanta importancia a la separación entre gobierno y sindicato/UGT, algo hoy poco sorprendente?
Fue muy importante. Después de dos legislaturas de mayoría absoluta, la base social sobre la cual se sustenta el PSOE se rebela. Y lo hace de una manera muy singular: frente a la política económica, manteniendo todo lo demás. Es como si le hubieran hecho una huelga a Solchaga, sin afectar a FG, pero sin entender que el más afectado por una huelga general iba a ser FG, en tanto Solchaga hacía lo que FG le dejaba. La sociedad empieza a disociarse del PSOE. Le sigue dando miedo la derecha. Entonces, recuerda, es el momento del cambio de Fraga por Aznar. Es entonces cuando Calviño y sus asociados sacan lo del doberman, la unión del PP a la imagen de un perro furioso. En todo caso, esta erosión del PSOE no se traduce en un aumento electoral del PP. ¿Podría FG haber solucionado esa crisis de otra manera? Siempre hay otra manera. En el liderazgo, y si bien eso tiene su coste, siempre puedes hacer lo que quieras. Sánchez, por ejemplo, puede hacer lo que quiera, con su coste anexo. Puede hacer un referéndum. Eso es el liderazgo. Puede salir bien o mal.
Dedica mucho espacio-tiempo a analizar, en 1991, la ruptura FG-Guerra.
FG y Guerra son dos líneas paralelas. Cuando dejan de serlo, cuando pasan a ser líneas convergentes, todo salta. En el PSOE, esa cosa creada por FG y Guerra, esa pareja no se ha vuelto a producir. Son los fundadores. Los demás se les fueron sumando alrededor.
Asocia mucho los GAL a la figura de Ricardo García Damborenea (secretario general del PSE-PSOE en Vizcaya, implicado y condenado por el caso GAL). Tal vez es el gran protagonista de ese apartado.
Es el que da al Partido Socialista de Euskadi su fuerza vital. No te olvides de que era un cirujano. Los cirujanos son los militares antiguos. Ya no hay autoridad indiscutible en la sociedad. Ni los curas, médicos, abogados o notarios son lo que eran. Pero un cirujano, equivocado o no, no puede dudar. Y él fue un cirujano de hierro en el PSOE. La gente en el PSOE de Euskadi le adoraba.
Habla mucho de la OTAN, y poco de la adhesión a la UE.
No había ninguna reticencia a la adhesión a la UE, salvo cuando aparece Anguita y empieza a plantear lo de Maastricht como gran traición. Antes, no había nadie con sentido común que no se planteara la UE. Lo hizo hasta el PCE anterior a 1975. La OTAN es otra historia. Afectaba al meollo de las viejas izquierdas.
Plantea el final de la biografía política de FG a partir de la conjunción de los GAL y de la corrupción, cuya percepción social la sitúa en el caso IBERCORP. ¿La política económica del periodo, cruel, dura, con reconversiones, sin piedad, no contó?
El final de FG son los GAL, la corrupción y el caso Filesa, sobre todo. La política económica no fracasó. La crisis social que supone no le pasa factura
El final de FG son los GAL, la corrupción y el caso Filesa, sobre todo. La política económica no fracasó. Es la que hicieron. La crisis social que supone no le pasa factura. La explica FG, y eso aparece en el libro en exclusiva, en una reunión de la Ejecutiva, en la que FG se cabrea de verdad ante lo que considera hipocresía de Nicolás Redondo. Tiene un momento capital. FG dice: “A ver, un momento, las estadísticas (de datos económicos) las hacemos nosotros. Y son falsas. El número de parados es superior, pagamos a la minería asturiana una cantidad de dinero que se va a fondos perdidos, que no recuperaremos jamás, la situación económica no es la que describimos nosotros, sino algo muchísimo peor… Por eso, entre nosotros, tenemos que hablar claro”. Es un clímax político y, sin duda, la parte más importante del libro. FG es consciente de la política que está haciendo. Mucho. No sucede eso con la gente que está a su alrededor.
Pujol, el primer caso de corrupción en la España democrática, tabulado en 1981, es un testigo notorio de la época, que no aparece poco en su libro.
FG lo que hace exactamente es agarrar, ante un testigo presencial, el dossier Banca Catalana, y lo guarda en un cajón. Esto no hay que tocarlo, punto. ¿Lo hace en beneficio de la estabilidad o de otra cosa? Lo hace en beneficio de la estabilidad y de otra cosa.
FG lo que hace exactamente es agarrar, ante un testigo presencial, el dossier Banca Catalana, y lo guarda en un cajón
Su libro finaliza con un listado llamativo, macizote, grueso, largo, de personas y cargos gubernamentales de la etapa FG que acabaron en la cárcel. Es un listado parecido, en su profundidad y amplitud, al que dejó Aznar a su paso por el Gobierno. ¿Eso es mera coincidencia?
¿Cómo crees que saldrá Sánchez? Es inevitable. Si estás en el poder, es inevitable. Si quieres estar en el poder tienes que repartir, no hay otra posibilidad. Mantienes el tejido con dos cosas: con el poder real, y con el poder que te dan los fondos. La diferencia entre una cosa y otra es un secreto de alta política. La salida de FG y la de Aznar podríamos decir que son formas paralelas, pero que no tienen el mismo estilo. Aznar aprendió la lección de FG. Hubo otra lección que no aprendió, que Rajoy aprendió demasiado tarde. Es el tejido. Es el sistema. Podemos, por ejemplo, no es que se haya equivocado políticamente, sino que no hay fondo económico que sostenga el partido. La ideología, si es que existiera, no es suficiente para sostener un partido en el siglo XXI. Eso es una herencia del siglo XIX. Un partido, en el XX, en el XXI, se sustenta con esas dos bases nutricias: poder del liderazgo, poder económico. Si sales del gobierno, se acabó el liderazgo. Puedes dirigir un boletín, pero eso no es poder, es algo mediático, dependes de otros, eres una mediación.
Gregorio Morán (Oviedo, 1947). Lo ha vuelto a hacer. Su último libro –Felipe González, el jugador de Billar (Roca Editorial); no se lo pierdan– es una biografía política de Felipe González –a partir de ahora, FG–, que nace partiendo de un presupuesto: despreciar los paréntesis biográficos anteriores y...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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