el arte es mi trinchera
Helen Frankenthaler vs. Jackson Pollock
El ‘Action Painting’ que Pollock popularizó contra el ‘Stain and Soak’ de Frankenthaler
Deborah García 5/12/2023
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Hace solo unos meses hablaba en Twitter sobre la obra de Sonia Gechtoff, una pintora adscrita, como Frankenthaler, al expresionismo abstracto. Las dos desarrollaron sus carreras artísticas en el mismo momento histórico. Si la primera exposición de Gechtoff se había producido en el año 54 –en solitario sería unos años más tarde–, Helen tuvo que reinventarse cuando los críticos pudieron ver Mountains and Sea en el año 1952. La destrozaron. Ella, en vez de desanimarse, decidió que su obra no estaba allí para complacerlos. Su obra existía para explorar lo no explorado y para llevar a la pintura hacia lugares en los que antes no había estado.
A finales de la década de los años noventa, cuando Frankenthaler recordaba aquellos tiempos, decía que los críticos no habían comprendido el lienzo. Los críticos con sus prejuicios pensaban que se enfrentaban a la visión de una tela manchada, como si la artista hubiera decidido limpiar sus pinceles sobre el lienzo. Ella fue pionera en la técnica stain-and-soak (manchas empapadas). Era una técnica que consistía en verter pintura sobre la tela sin imprimar y estirarla en el suelo, lo que le permitió afirmar la idea de pintura plana y consolidar así, las dos dimensiones del cuadro. No podemos decir lo mismo de Jackson Pollock y de su action painting y del dripping, ambas técnicas, pese a que han sido asociadas a él, tienen en Chaïm Soutine y en Janet Sobel sus verdaderos iniciadores.
Helen Frankenthaler trabajaba en el suelo, dando vueltas y flotando sobre sus lienzos y, aunque comparte similitudes técnicas con sus contemporáneos, se puede afirmar sin temor que su obra es más radical y completamente diferente a todo lo que se hacía en el mundo del arte y del expresionismo abstracto. Los color-fields que poblaron el trabajo de Frankenthaler parecían flotar, vibrar y fusionarse de manera suave, en lugar de estrellarse y explotar como los de Pollock o Willem de Kooning. Frankenthaler se centró más en la relación entre el espacio y el color que en el propio gesto expresivo. De Mountains and sea es un puente entre Pollock y todo lo que es posible en pintura.
A principios de la década de 1960, en el estudio que tenía en Manhattan, Frankenthaler exploró la pintura, probó sus densidades, la opacidad, jugó con acrílicos y con los óleos. Algo que a menudo se olvida cuando se habla de Frankenthaler es que gracias a ella, el grabado vivió un auténtico renacimiento y se convirtió en la técnica más explorada y usada por los expresionistas abstractos. La artista también probó suerte con la cerámica, la escultura, el tapiz y el diseño de escenarios, pero su área de acción principal siempre fue la pintura. En sus lienzos vemos cómo aprovechó con maestría el poder expresivo del color; sus lienzos se llenan de combinaciones que recuerdan diferentes gamas de emociones y experiencias físicas. A menudo, describe el color como si fuera un organismo vivo que respira con la posibilidad de moverse y cambiar. Para Frankenthaler, el poder del color alcanza su punto máximo cuando se utiliza la gama completa, no solo los púrpuras y rojos más vivos, sino también los marrones pantanosos y los grises polvorientos. La artista se sintió muy atraída por el negro, lo percibía de manera vibrante y con infinitas posibilidades de cambio. Lo usó constantemente y junto a otros elementos más brillantes de su paleta, como en Europa, 1957 y Pink Lady, 1963.
Frankenthaler realizó su legendaria pintura Montañas y mar cuando tenía 23 años. Fue la primera obra en la que utilizó su famosa técnica. Diluyó la pintura con trementina y queroseno y consiguió que un lienzo sin imprimar, filtrara y absorbiera la pintura. La mancha resultante, que dejaba a menudo una especie de aura alrededor, otorgaba a la obra una sensación de movimiento continuo. En sus obras destacan esas sensaciones orgánicas que tienen tanto que ver con lo que evoca, como con los materiales. En sus trabajos la pintura fluye. Si en Pollock prima el movimiento, el gesto, en ella es la fluidez que surge entre pintura y soporte, entre color y espacio. Si bien Pollock no inventó el action painting o el dripping, sí se convirtió en su gran exponente, gracias al mercado y a las galerías y a una red que aupaba el trabajo de los hombres y que relegaba el de las mujeres, como en el caso de Janet Sobel. Sin embargo, no hay duda de que Pollock influenció la obra de Frankenthaler. Quizá lo más interesante de todo esto, de esa relación entre ambas obras, es la forma en la que ella supo interpretar a Pollock: pensemos en los pigmentos acuosos de Helen, y en sus explosiones de color y en esas áreas inmensas pintadas con trazo firme. No hay duda de que Frankenthaler está reinterpretando, con su propio lenguaje, el radical método de Pollock de cubrir toda la superficie, añadiendo color al espacio plano y profundo. El resultado son obras de cualidad fluida y etérea, que crean una sensación de luminosidad y espacio.
Hace solo unos meses hablaba en Twitter sobre la obra de Sonia Gechtoff, una pintora adscrita, como Frankenthaler, al expresionismo abstracto. Las dos desarrollaron sus carreras artísticas en el mismo momento...
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Deborah García
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