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El aspecto mental es uno de los más importantes en el mundo del deporte. Hasta el punto de que puede hacer que equipos inferiores sobre el papel, terminen poniendo las cosas muy difíciles a rivales más poderosos. Este argumento explica como en un partido en el que parecía que el Atleti iba a golear terminara sufriendo y a punto de ceder un empate y perder dos puntos ante el Almería, colista de la tabla y que aún no sabe lo que es vencer esta temporada en la Liga. Sucedió que el que creía que lo tenía ganado cuando mandaba por 2-0 en el ecuador de la primera parte se olvidó de jugar, y el que lo tenía todo perdido se quitó la presión, se fue al ataque y no perdió la fe. A Oblak deben agradecerle los rojiblancos buena parte de culpa de que la racha de victorias en el Metropolitano siga vigente.
Los andaluces atraviesan una situación desesperada al sumar solo cuatro puntos en el total de jornadas disputadas
Llegaba el Almería como víctima propicia para que el Atleti se recuperase de las heridas que dejó su derrota en el Camp Nou. Los andaluces atraviesan una situación desesperada al sumar solo cuatro puntos en el total de jornadas disputadas y, además, habían caído eliminados tres días antes en la Copa por un equipo de cuarta categoría nacional, el Barbastro, por lo que su estado anímico y su confianza debían estar bajo mínimos. Este tipo de partidos se pueden complicar si no consigues abrir pronto el marcador y por eso, los de Simeone salieron con brío dispuestos a marcar cuanto antes. Lo logró enseguida Griezmann, pero su tanto fue anulado por un fuera de juego de centímetros.
El balón era rojiblanco y las ocasiones siguieron llegando. De Paul mandó cerca del poste un tiro desde la frontal y Correa culminó una bonita combinación enviando un remate a tocar al palo por fuera. Los colchoneros presionaban la salida desde atrás del equipo andaluz y finalmente obtuvieron recompensa. Griezmann le robó el balón a Chumi pasando a Morata, que se fue de Cesar Montes con un quiebro y en el mano a mano al portero regateó para en posición esquinada acertar con la izquierda a alojar el balón en la red. Gran tanto del delantero que se reencontraba con el gol tras cuatro partidos sin ver portería.
Los de Simeone aprovecharon la confianza que les daba verse por delante en el marcador y el bajón anímico del rival para hacer rápidamente el segundo. De nuevo Griezmann estuvo en el origen de la acción, al estar más rápido que un contrario para ganar un balón suelto, metiendo un pase filtrado al área para el desmarque de Llorente, que desde cerca de la línea de fondo envió la pelota al área pequeña donde Correa remató con el pie derecho para marcar. Necesitaba ese tanto Angelito, que llevaba dos meses de sequía goleadora.
Era el minuto 22 de la primera parte y quien más y quien menos pensó que aquello estaba decidido y que el triunfo podía ser holgado. Aún tuvo De Paul la ocasión de haber hecho el tercero con un disparo directo de falta desde cerca del área grande, pero vio como Maximiano se estiró para mandar el balón a córner. Y a partir de ahí se desconectó el Atleti…
El Atleti que arrancó el partido con confianza, que jugaba con alegría, se transformó en el segundo tiempo en un equipo perezoso
El Almería empezó poco a poco, de forma tímida, a estirarse, a presionar más arriba, a complicar la salida desde atrás de los locales y a acercarse al área de Oblak, lo que no habían hecho en los primeros 30 minutos de encuentro. Sin tener oportunidades, pero encadenando hasta seis córneres consecutivos, algo poco visto en un partido, en los que demostró tener variedad de lanzamientos ensayados, la mayoría con saques en corto. La falta de contundencia de la defensa rojiblanca para alejar el balón del área en esas acciones sucesivas propició que apareciera cierta incertidumbre en el partido que unos minutos antes era impensable. Al descanso se llegó con la sensación de que el resultado no estaba tan decidido como podía parecer.
Lo lógico era esperar que, tras el paso por el vestuario, el Atleti retomara el mando del juego y buscara un tercer gol que sentenciara el triunfo y permitiera dar descanso a jugadores importantes. Pero cuando te sales de un partido, cuesta reengancharse a él. Y el Almería, con el recuerdo positivo del final de los primeros 45 minutos, salió al campo con confianza y dispuesto a seguir luchando mientras no encajara otro tanto. No tenían nada que perder.
El Atleti que arrancó el partido con confianza, que jugaba con alegría, que movía rápido el balón, que presionaba, se transformó definitivamente en el segundo tiempo en un equipo acomodado, sin intensidad, perezoso, con problemas para sacar el balón, que quiso dejar pasar el tiempo y esperar una equivocación del rival en lugar de ir a provocarla. Quizá el importante partido que deben afrontar dentro de tres días ante la Lazio y el cargado calendario que les espera en las próximas semanas pesó en el subconsciente de los atléticos. Y llegaron los problemas.
La situación podría haber cambiado si el árbitro hubiera visto un descarado derribo a Memphis
Arribas dio el primer aviso culminando una jugada ensayada tras saque de esquina rematando dentro del área grande y Embarba hizo estirarse a Oblak para desviar un remate de cabeza. Simeone dio entrada a Saúl y Memphis por De Paul y Morata. Y en la jugada siguiente, Pozo recogió en la frontal un despeje de Witsel y su disparo lo desvió Baptistao, cambiando la dirección del balón. Oblak logró tocar el balón con la mano, pero lo dejó muerto para que el propio Baptistao rematara a puerta vacía. Mientras, los defensas del Atleti miraban la acción y pedían un fuera de juego que no existía.
El Almería ya tenía lo que quería. Estaba metido en el partido ante un rival que parecía no saber salir del laberinto en el que se había metido. Dudas a la hora de despejar, pases que se quedaban cortos, duelos que se perdían… El Almería aprovechó las fisuras de la defensa local, pero, por suerte para los locales, se encontró con un solvente Oblak, que repelió dos remates peligrosos de Arribas y de Baptistao. La situación podría haber cambiado si el árbitro hubiera visto un descarado derribo a Memphis en el área tras un saque de esquina.
Viendo el panorama, Simeone hizo un triple cambio a falta de 15 minutos para el 90, quitando a Azpilicueta, Correa y a un Lino gris, que no pudo con Pozo y metiendo a Nahuel, Giménez y Riquelme, jugándose que hubiera cualquier circunstancia adversa en forma de lesión, pero buscando una reacción en el equipo. La entrada del lateral argentino permitió que Llorente, que lleva unos partidos a un buen nivel, adelantara su posición y protagonizara algunas contras que no tuvieron una buena finalización. Memphis tuvo el tercero, pero, tras controlar el pase en largo de Koke y hacerse espacio, disparó alto.
Y con nuevos córneres para el Almería, hasta 15 llegó a lanzar, se llegó al final de un partido del que el Atleti debe quedarse con los puntos, que al fin y al cabo es lo que cuenta. Pero igual de importante es que aprenda la lección de que no puede mostrar dos caras tan distintas en un partido ni dejarse ir en el juego, aunque lleve un marcador a favor. Esta vez le salió bien. Otro día y ante un rival más fuerte, puede que la moneda salga cruz.
El aspecto mental es uno de los más importantes en el mundo del deporte. Hasta el punto de que puede hacer que equipos inferiores sobre el papel, terminen poniendo las cosas muy difíciles a rivales más poderosos. Este argumento explica como en un partido en el que parecía que el Atleti iba a golear terminara...
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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