El Atleti ganó con solvencia por 2-0 a la Lazio y logró el objetivo que tenía antes del partido: clasificarse como primero de grupo para octavos de final de la Liga de Campeones. Era su obligación en un grupo sin ningún coco europeo, dirán muchos. Seguramente, pero creo que hay que resaltar el valor que tiene y disfrutarlo. En Europa no hay nada fácil ni hay que dar nada por hecho, que se lo digan a otros grandes clubes que han sido eliminados o lo han pasado muy mal para seguir adelante. Y sobre todo es importante porque pone de manifiesto cómo ha cambiado este equipo para mejor en los últimos meses. En un año ha pasado de quedarse fuera de Europa al terminar cuarto de grupo, a ser líder, sin perder un partido y siendo el segundo máximo goleador de toda la competición, con 17 tantos en seis partidos, a solo uno del City.

Simeone sorprendió con el once al dejar de inicio en el banquillo a titulares como Koke, Morata y Llorente. La acumulación de partidos, hasta cuatro van a afrontar los rojiblancos en once días, llevó al técnico a tener que hacer rotaciones para dar algo de descanso a los que más minutos llevan. La ausencia del capitán provocó que Witsel pudiera situarse de mediocentro, la posición en la que más ha jugado en toda su carrera, olvidándose por un día de su ocupación habitual desde que viste de rojiblanco, la de central. Formó junto a Saúl y De Paul un medio campo inédito hasta la fecha, que no desentonó. Especialmente el ilicitano y el argentino tuvieron una buena actuación durante todo el choque.

Al Atleti le valía el empate para ser primero y eso hizo que saliera tranquilo, intentando no arriesgar el balón, jugándolo lo que hiciera falta entre los centrales y Oblak, ante la presión inicial de una Lazio que necesitaba arriesgar más y que, por eso, desde el principio adelantó líneas y presionó alto. Sin embargo, los rojiblancos volvieron a demostrar una de sus cualidades en los últimos tiempos, especialmente de locales: la contundencia. Su primera llegada les sirvió para adelantarse en el marcador. Era el minuto 6 cuando Lino se hizo con un balón cerca del medio campo, avanzó, se le fue un poco el control pero siguió con él tras ganar una pugna a un defensa y dentro del área tuvo la calma para dar un pase raso cruzado a Griezmann, que con su pierna derecha colocó, con gran calidad, la pelota junto al palo para mandarla a la red. El francés ya está solo a dos goles de igualar a Luis Aragonés como máximo goleador histórico del Atleti.

Buscó reaccionar el equipo italiano y tuvo en las botas de Zaccagni y Guendouzi dos ocasiones para igualar el marcador, pero el disparo del primero desde la media luna tras superar a Saúl y Hermoso se marchó fuera por poco y el remate flojo cruzado del segundo, tras aprovecharse de un despiste de Hermoso, no logró superar a Oblak. La presión de la Lazio provocaba que algunos pases rasos en vertical, especialmente de Savic, fueran cortados en la propia parcela de campo colchonera, dando la posibilidad a los transalpinos de iniciar acciones ofensivas que finalmente quedaban en nada. Durante un tramo, al Atleti le costó generar fútbol de ataque, pero los intentos visitantes se quedaron en un cabezazo de Gila detenido por Oblak y una internada de Luis Alberto que Immobile remató desviado en el área.

El Atleti ganó protagonismo ofensivo en la recta final de la primera parte. Lino protagonizó una acción personal que culminó con un fuerte disparo a media altura que Provedel rechazó con los puños y, poco después, Griezmann se internó en el área y, tras regatear a un rival y algo escorado, disparó con la derecha desviado. De nuevo Lino recogió una dejada de Saúl en el área para rematar cruzado con el exterior del pie derecho. El balón se marchó cerca del palo. Pudo haberse ido el equipo de Simeone al descanso con otro gol a su favor, pero el bonito tanto marcado por Hermoso con un remate de volea en el área, tras envío de Nahuel, fue anulado al encontrarse Lino justo delante del portero en posición de fuera de juego, pudiendo incomodar la visión y el intento de parada del guardameta.

En el plan de rotaciones estaba previsto también que Griezmann jugara 45 minutos, como él confesó posteriormente, así que se quedó en el vestuario y entró en su lugar Memphis. Lo mismo pasó con Giménez, aunque en este caso también influyó que el uruguayo tenía tarjeta amarilla. Dejó su puesto a Soyuncu. El que no tuvo descanso fue Lino, que culminó su gran partido marcando el segundo gol a los cinco minutos de comenzar la segunda parte. Recogió en el área grande un balón enviado por Correa con un remate de semichilena, jugó de cabeza para Memphis, pero tocó antes un defensa que hizo que la pelota quedara suelta botando y el brasileño enganchó un fuerte disparo de volea que entró en la portería cerca del travesaño superando a Provedel. Se temía mucho el hueco que dejaba la marcha de Carrasco, pero con el nivel que están dando Lino y Riquelme, la posición de carrilero izquierdo está bien cubierta.

Viendo la poca pólvora de la Lazio en ataque, el 2-0 parecía la sentencia definitiva. Simeone siguió moviendo al equipo y prefirió que Koke y Morata tuvieran unos minutos. Les dio entrada a falta de media hora por Correa y Witsel. El delantero madrileño tuvo la ocasión más clara del partido para haber hecho el tercero, tras una falta lanzada por Memphis que rechazó Provedel y que tras tocar un defensa dejó el balón muerto en el área con el arquero desplazado, pero estaba mal perfilado y remató tan rápido que se le marchó fuera el balón. Los últimos minutos transcurrieron con el Atleti controlando el balón sin arriesgarlo en exceso y la Lazio en un constante quiero y no puedo, que ni con los relevos en ataque que metió Sarri, como Felipe Anderson y Taty Castellanos, inquietó en exceso a Oblak.

El triunfo trajo, además, el premio añadido para el equipo de alcanzar las 20 victorias consecutivas en el Metropolitano entre todas las competiciones, lo que supone igualar la mejor racha histórica como local del equipo, que, cómo no, también se alcanzó bajó las órdenes del técnico argentino entre 2012 y 2013. Jugando al amparo de su público, el Atleti parece ahora mismo inabordable. El reto que tiene es mejorar sus prestaciones como visitante. El sábado en San Mamés, con apenas 65 horas de descanso, tiene una difícil prueba para conseguirlo.