Demasiados partidos
La avaricia castiga al fútbol
Los calendarios saturados provocan que las lesiones y su gravedad aumenten día a día. La FIFPRO ha denunciado esta situación, pero los intereses económicos mandan
Ricardo Uribarri 13/12/2023
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El fútbol sufre una epidemia que afecta a las principales ligas y que cada semana se cobra nuevas víctimas. Sus consecuencias son tan dañinas que pueden tener a algunos de los perjudicados muchos meses de baja, pero, pese a ello, ninguno de los colectivos afectados toma medidas para ponerle remedio. Quizá porque eso supondría tener que renunciar a parte del dinero que ahora ganan y nadie quiere prescindir de su trozo del pastel. Cuando la avaricia se antepone al sentido común ocurre lo que estamos viendo, que los jugadores cada vez sufren más lesiones y de mayor gravedad.
Courtois, Militao, Vinicius, Camavinga, Tchouaméni, Gavi, Reinildo, Lemar, Coquelin, Barrios, Fekir, Enes Unal, Arambarri, Yeremi Pino, Sedlar o Toni Villa son solo algunos de los futbolistas de la Liga española que se han visto obligados a estar varios meses de baja en este 2023 por culpa de alguna lesión importante: rotura del ligamento cruzado, rotura del ligamento externo, rotura del tendón de Aquiles, rotura de menisco, fémur desgarrado, fractura por fatiga… Una rotura del ligamento cruzado ha llevado a David Silva directamente a la retirada a sus 37 años. En otros campeonatos europeos el panorama es similar, y si sumamos las lesiones que son solamente musculares nos encontramos con cifras muy considerables. En el caso de los problemas físicos más graves hablamos de que, entre la recuperación y la puesta a punto para volver a competir, puede pasar hasta un año. Hay jugadores, como el atlético Giménez o el madridista Mendy, que sumando todos los partidos que han estado de baja en las últimas temporadas se han perdido el equivalente a casi dos Ligas enteras.
El problema está detectado: calendarios sobrecargados de competiciones y partidos que en muchos casos obligan a los jugadores a cambiar de continente en largos viajes de avión sin que haya tiempo de recuperación, llegando a acumular hasta 100.000 kilómetros anuales; mínimo tiempo de descanso y escaso número de entrenamientos porque, en el caso de los equipos que compiten en Europa, cada tres días hay un partido; jugadores a los que con 16-17 años se les mete a competir en la élite, cuando aún no tienen su cuerpo preparado para esa exigencia; pretemporadas en las que se hacen giras por países en el otro extremo del mundo en lugar de dedicar esas semanas a preparar físicamente a los jugadores; poca rotación de jugadores en las plantillas porque la alta exigencia y la presión de los resultados provocan que los entrenadores pongan siempre a sus mejores futbolistas, cargándoles de minutos…
Hasta 18 jugadores están de baja entre primera y segunda por roturas de ligamento cruzado anterior
Así nos encontramos con equipos que afrontan partidos con 13 o 14 jugadores disponibles de la primera plantilla porque acumulan siete, ocho y hasta nueve bajas por jornada, lo que provoca que se resienta el espectáculo. Entre septiembre y mitad de octubre se habían producido en la Liga nada menos que 122 lesiones en los equipos de primera división, de las que 37 eran traumáticas y 85 musculares. Hasta 18 jugadores están de baja entre primera y segunda por roturas de ligamento cruzado anterior.
Hay estudios que afirman que a partir de los 2.500 minutos de juego acumulados en una temporada aumenta el riesgo de lesión un 26%. A estas alturas de campaña hay futbolistas que, entre sus equipos y las selecciones, llevan ya 1.600 minutos jugados. El barcelonista Pedri había jugado con 20 años más de 12.000 minutos, un 25% más que Xavi a esa edad. Mbappé ha jugado a sus 24 años casi 27.000 minutos, un 49% más que Thierry Henry a esa edad. Bellingham lo ha hecho con 20 años un 31% más que Wayne Rooney en ese momento.
Y el panorama todavía puede ser peor en el futuro. La nueva edición de la Champions, que arranca la próxima temporada, tendrá más partidos; el nuevo mundial de clubes que comienza en 2025 durará más y tendrá más encuentros; el Mundial cambiará de formato a partir de 2026 y también sumará más partidos. Si en la pasada campaña hubo jugadores que afrontaron calendarios de 75 partidos, y en la presente un jugador del Manchester City podría llegar a jugar 90 partidos de siete competiciones distintas, ¿qué cifra alcanzarán en los próximos años? La realidad es que hasta 2030 está ya fijado todo el calendario del fútbol a nivel internacional. Intentar modificar algo de esas fechas se antoja ahora mismo una utopía.
Principalmente porque nadie tiene voluntad real para cambiar esta situación. Los jugadores, que deberían ser los máximos interesados en buscar soluciones porque son los más afectados, no se mueven. Seguramente porque saben que una reducción de competiciones y de partidos conllevaría una merma en sus ingresos, y a nadie le gusta que le toquen el bolsillo. De momento, algunos se limitan a dar la voz de alarma, como por ejemplo Rodri Hernández, el jugador español del Manchester City, que a principios de esta temporada reconoció que “mantuve una charla con el club y el entrenador porque esto no es saludable. No puedo recordar el número de partidos que jugué el pasado año. Puedes hacerlo durante una temporada, pero cuando son dos o tres seguidas, puede ser incluso peor para el equipo porque tu físico puede disminuir. Ya lo hemos dicho, no puede ser así”. El madridista Tchouaméni también ha señalado que “jugamos demasiados partidos y se materializa a través de las lesiones, corresponde a las autoridades y a los jugadores dar un golpe en la mesa. Tenemos que hacer algo”.
Pero ese algo nunca llega. El sindicato internacional que agrupa a los futbolistas, FIFPRO, denuncia la situación en un informe llamado At the limit (Al límite), en el que recomienda introducir descansos obligatorios de cuatro semanas fuera de temporada y de dos semanas a mitad de temporada; limitar la cantidad de veces por campaña en los que los jugadores tengan partidos de competición consecutivos con menos de cinco días de tiempo de recuperación entre ellos; y considerar la posibilidad de imponer un tope anual de partidos por jugador para proteger su salud y su rendimiento. Propósitos que parecen imposibles con el actual calendario. Conseguir realidades más allá de la exposición de unos deseos pasaría por una postura de fuerza del colectivo, como podría ser la de paralizar las competiciones si no se buscan soluciones reales. ¿Estarían dispuestos a llegar a ese extremo? Hoy en día no lo parece.
Tampoco están por la labor de reducir partidos, sino más bien lo contrario, los organismos internacionales, como FIFA y sus correspondientes confederaciones por continentes, que son los que deberían cuidar de sus artistas, los jugadores, pero que en realidad anteponen el beneficio económico a cualquier otra premisa. Ellos son los responsables de seguir creando nuevas competiciones y de alargar las que ya existen. De puertas para afuera anuncian grupos de trabajo para tratar “el bienestar de los futbolistas” (FIFA), y consejos de sabios (UEFA) que muestran su preocupación por lo cargado del calendario y su voluntad de estudiarlo en el futuro. Promesas que no tienen visos de convertirse en hechos concretos a corto plazo.
Y nos quedan los clubes, que ante las exigencias de la competición y la necesidad de alcanzar sus respectivos objetivos, tienen que potenciar sus plantillas haciendo frente a una masa salarial que no para de crecer. Por eso se ven obligados a buscar más ingresos económicos, lo que los lleva a tener que tomar decisiones que van en sentido contrario de lo que sería mejor para la salud de los futbolistas. Por ejemplo, nada más empezar las pretemporadas, con muy poquitos días de preparación física de los jugadores, irse a otros continentes a disputar partidos exigentes ante grandes rivales para ganar dinero. Y ya no solo en verano. El FC Barcelona debe jugar el día 20 de diciembre ante el Almería un partido de Liga, y nada más acabar el encuentro, cogerán un avión para irse a Estados Unidos y jugar, ¡al día siguiente!, en Dallas un amistoso con el América de México. ¿El beneficio? 5 millones de euros. ¿El cuidado de los jugadores? Secundario.
Todos saben que hay un problema, pero nadie quiere parar la rueda. Ya lo dijo Guardiola al inicio de esta temporada: “Si Courtois no está, habrá otro; si Militao no está, pues habrá otro, y si no está De Bruyne, habrá otro. Porque the show must go on. Esto es una batalla perdida excepto que los jugadores se planten y digan ‘no jugamos’”. Scaloni, actual seleccionador de Argentina, comparte el diagnóstico: “Los jugadores son los actores principales, los que tendrán que plantarse en un momento y decir ‘se hace esto o no seguimos’”.
El fútbol sufre una epidemia que afecta a las principales ligas y que cada semana se cobra nuevas víctimas. Sus consecuencias son tan dañinas que pueden tener a algunos de los perjudicados muchos meses de baja, pero, pese a ello, ninguno de los colectivos afectados toma medidas para ponerle remedio. Quizá porque...
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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