injusticia climática
El 76% de los jóvenes en España están bastante o muy preocupados por la crisis ecosocial
Solo 1 de cada 10 personas de entre 18 y 42 años está familiarizada con el concepto “justicia climática”. Además, existe un claro sesgo de género que muestra un mayor compromiso en la población femenina
ctxt 15/02/2024
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El agujero en la capa de ozono, el efecto invernadero o el calentamiento global son términos que aludían a realidades concretas relacionadas con la destrucción de ecosistemas y la degeneración de la biosfera. Sin embargo, el paso del tiempo ha incrementado la intensidad de la devastación del planeta hasta un punto en el que es más fácil hablar de crisis ecosocial, puesto que las consecuencias han escalado ya hasta abarcar todos los ámbitos de la vida. En este contexto, son las generaciones jóvenes quienes tienen en sus manos poner freno al colapso, y la ONG Manos Unidas ha querido indagar acerca de la predisposición de estas a enfrentarse al problema.
El informe ‘Opinión de los jóvenes sobre la injusticia climática’ muestra que tres de cada cuatro personas (76%) de entre 18 y 42 años en España están bastante o muy preocupadas por la crisis climática. Sin embargo, el porcentaje asciende hasta un 89% cuando se pregunta acerca del “Aumento de precios de la energía y materias primas”. Siendo esto una consecuencia directa de la crisis climática, priorizarlo evidencia un cortoplacismo especialmente presente en los hombres, que colocaron dicha problemática como la más importante en un 44% de los casos, frente al 34% de las mujeres.
Este sesgo de género se repite durante todo el estudio, y siempre con el mismo resultado: son ellas quienes más comprometidas se muestran a la hora de avanzar hacia soluciones que reduzcan las dimensiones de la crisis ecosocial y su impacto en el resto de seres humanos.
Uno de los principales escollos a superar es el negacionismo, cuya influencia genera inacción e incluso oposición a las luchas ecologistas. La buena noticia es que el 75% de las personas encuestadas afirmó que la crisis climática es real, está provocada por la acción humana y es grave. El porcentaje se vio incrementado gracias a que un 81% de mujeres suscribieron esta afirmación. De igual forma, el hecho de que uno de cada cuatro hombres (26%) quitase importancia a la crisis climática hizo que el 21% de las respuestas reconociesen la existencia de cambios ambientales pero desdeñasen la existencia de un problema asociado a ellos. Por último, el negacionismo puro se reduce a un residual –aunque no por ello menos preocupante– 4%, que fueron quienes definieron la crisis climática como un invento.
Asumido el colapso ecosocial como una amenaza cercana, toman protagonismo conceptos como la justicia climática, que aluden a un reparto equitativo de las consecuencias generadas por él. Tan solo un 10% de las personas encuestadas estaba al corriente de lo que es la justicia climática, mientras que un 48% solo habían oído hablar de ella y el 42% restante desconocía su significado.
La importancia de este concepto queda revelada al proponer diversas afirmaciones y preguntar en qué medida se las asocia a la justicia climática. El documento hace una comparativa entre la media de las respuestas totales y la de aquellas pronunciadas por personas pertenecientes al 10% de quienes tenían conocimientos sobre justicia climática, mostrando la mayor disonancia en las afirmaciones “Velar por las personas más vulnerables ante el cambio climático” y “Consumir menos para que todos tengamos lo necesario para vivir con dignidad”. Con 18 y 13 puntos porcentuales de diferencia, respectivamente, las personas familiarizadas con la justicia climática se mostraron más proclives a preocuparse por la protección de las más vulnerables y la responsabilidad individual en la lucha por un modelo de vida más sostenible.
A este respecto, el informe planteó directamente si existía una disposición a cambiar los hábitos de vida para ayudar a frenar el cambio climático. Un 67% del total respondió afirmativamente, dato que asciende hasta el 73% si se observan solo las respuestas femeninas.
Para mayor concreción, se propusieron diez cambios de hábitos dirigidos hacia un consumo más responsable y se preguntó hasta qué punto están los y las jóvenes dispuestas a adoptarlos en pos de una mayor justicia climática. En cinco de ellos hubo variaciones notables según el género, en todos los casos colocando a las mujeres como más comprometidas que los hombres, y destacaron “Reciclar” (66%), “Intentar alargar la vida del móvil lo máximo posible” (62%) y “Reducir el uso de plástico” (62%).
Por último, siete de cada diez personas (69%) señalaron a las grandes empresas y los gobiernos de los países más desarrollados como responsables de tomar las riendas y ayudar a paliar la injusticia climática.
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ctxt
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