
El grupo Rights against the Right registra como marcas los lemas de la ultraderecha alemana. / rightsagainsttheright.com
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Protestas multitudinarias se suceden en cientos de ciudades alemanas desde que Correctiv revelara un encuentro celebrado el 25 de noviembre a las afueras de Potsdam entre altos dirigentes de Alternative für Deutschland (AfD, en castellano Alternativa para Alemania), activistas y miembros neonazis del Movimiento Identitario, asociaciones estudiantiles y organizaciones nacionalistas, miembros de la Christlich Demokratische Union Deutschlands (CDU, Unión Demócrata Cristiana de Alemania), y grandes empresarios ligados a la ultraderecha alemana. ¿El objetivo del encuentro? Discutir un plan de “remigración” para expulsar del país, de manera forzosa y masiva, a solicitantes de asilo, inmigrantes con derecho de residencia y ciudadanas y ciudadanos alemanes “no asimilados”.
El plan de “remigración” del Foro de Düsseldorf
El plan, presentado por el estratega y líder del Movimiento Identitario Martin Sellner, consistiría en trasladar a los expulsados a un lugar en el norte de África. Un “Estado modelo”, en palabras de Sellner, con capacidad para unas dos millones de personas. El Foro de Düsseldorf, como se autodenomina el grupo de congregados, se ocupó, además, de cuestiones prácticas relativas a la aceptación, la viabilidad y la estrategia de implementación del plan tras las elecciones, incluyendo la necesidad de atraer apoyos y financiación. Donaciones de grandes empresarios, influencers simpatizantes, campañas de comunicación y marketing, propaganda de desestabilización y descrédito del sistema democrático, y medidas de control o censura de los medios de comunicación son considerados imprescindibles para crear un clima favorable entre la opinión pública.
AfD, partido de extrema derecha nacionalista, racista y antieuropeísta, es el segundo en intención de voto en Alemania
La preocupación nacional e internacional por la revelación es profunda, especialmente teniendo en cuenta que AfD, partido alemán de extrema derecha nacionalista, racista y antieuropeísta, es el segundo en intención de voto según las últimas encuestas después de la CDU y muy por delante de los partidos que conforman el Gobierno de coalición del canciller Scholz: socialdemócratas, verdes y liberales. Eso sí, aunque estrecha, la derrota del candidato de AfD, que partía como favorito frente al de la CDU en las primeras elecciones celebradas en el distrito de Saale-Orla tras el escándalo, hace especular a periodistas y analistas sobre su posible impacto en la opinión pública.
La mercadotecnia de ultraderecha, bloqueada bajo derechos de exclusividad
Más allá de la oposición contundente que expresa gran parte de la ciudadanía alemana en las continuas movilizaciones, ya hay quien ha sacado su ingenio a relucir para frenar el auge de la ultraderecha.
Las estrategias publicitarias y de marketing de la extrema derecha alemana actual son, al igual que la propaganda fascista, esenciales para el éxito de sus objetivos. Generar un clima de opinión favorable y de implicación con “la causa” es imprescindible para (con)vencer. Rights Against the Right (Recht gegen rechts, en su versión original) surge, precisamente, de la consciencia sobre esta cuestión.
La iniciativa, ideada por un grupo de publicistas alemanes encabezado por Simon Knittel (director creativo de Jung von Matt), consiste en identificar códigos y abreviaciones de uso frecuente en el merchandising de ultraderecha (camisetas, sudaderas, bodis para bebés, tazas...) y registrarlos como marcas en los sistemas alemán y europeo. Mensajes como “I love Htlr” que, al omitir las vocales de las palabras clave (Hitler, en este caso), consiguen burlar el Código Penal alemán (§ 86a) que prohíbe el uso de determinada simbología o emblemas afines a grupos, movimientos, partidos políticos u organizaciones terroristas o anticonstitucionales. Al convertirlos en marcas registradas, Knittel y su equipo adquieren derechos de uso exclusivo sobre ellos, lo cual quiere decir que pueden prohibir que otros los utilicen, requerirles compensaciones económicas por cada artículo que vendan u obligarles a destruir el merchandising que los contenga. Negarse a hacerlo puede conllevar penas de cárcel. El dinero recaudado sirve para registrar más marcas y ampliar el cerco.
Un parche (sí, pero uno creativo y hasta cierto punto eficaz) para una laguna legal que ha dado alas durante demasiado tiempo al águila nacionalsocialista.
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Sara Suárez-Gonzalo es Doctora en Comunicación (Universitat Pompeu Fabra). Es Investigadora Postdoctoral Juan de la Cierva en el grupo de investigación Communication Networks and Social Change del Internet Interdisciplinary Institute y profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya.
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Sara Suárez-Gonzalo
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