1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.347 Conseguido 91% Faltan 15.800€

ANÁLISIS

Entender el 12M

El desmontaje del procés es una tarea inmensa y no podrá ser rápida. Exige coraje para meterse en lugares que han sido históricamente inmunes a las alternancias políticas y que siguen emitiendo procesismo

Oriol Bartomeus 18/05/2024

<p>Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. / <strong>Luis Grañena</strong></p>

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. / Luis Grañena

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Descifrar unas elecciones no es nada fácil ni sencillo, porque en ellas pasan muchas cosas que no componen necesariamente un cuadro coherente. El resultado de unas elecciones generalmente es un agregado de cosas inconexas que pocas veces tienen una explicación unívoca, un factor que lo explica todo, las derrotas y las victorias, las continuidades y las rupturas. Así, lo más sensato (y lo menos tramposo, además de facilón) si se quiere explicar lo que pasó en las elecciones al Parlament del domingo 12 de mayo es hacer una especie de trencadís gaudiniano, algo tan catalán como la barretina o los (tristemente desaparecidos) sombreros mexicanos de las Ramblas.

2024 empieza en 2021

Muchas de las cosas que han pasado (y las que no han pasado) en estas elecciones ya pasaron en las anteriores. Fue en 2021 cuando se produjo el gran cambio. Lo que hemos tenido ahora es, si se quiere, una corrección de lo que pasó entonces. ¿Y qué pasó? Principalmente, que el cansancio se apoderó del cuerpo electoral catalán, lo que se tradujo en una abstención récord (53%). Hay que decir que las elecciones al Parlament, como buenas elecciones de segundo orden, tienden a congregar menos público que otras (básicamente, las generales). Ahora bien, el procés nos había acostumbrado a participaciones espectaculares, que en 2017 había rozado el 80%.

El procés nos había acostumbrado a participaciones espectaculares, que en 2017 había rozado el 80%

En 2021, el contexto de pandemia no ayudó a sostener esa movilización. Pero hay más. De hecho, la pandemia acaba funcionando como una excusa para una parte del censo que no quiere ir a los colegios electorales. 1,5 millones de electores se quedaron en casa, de ellos casi la mitad habían votado independentista en la convocatoria al límite de 2017. ¿Miedo al contagio? Tal vez, pero sobre todo cansancio, mucho cansancio después de casi una década de procés. El momento álgido quedaba ya lejos, no se percibía que el resultado electoral pudiese ser determinante para nada, la reedición de la mayoría independentista se daba por descontada. Y algo más. La independencia también se daba por descontada. Tanto es así que el conjunto de los partidos independentistas superaron por primera vez la mítica cifra del 50% de los votos (52% para ser exactos)… y no pasó nada.

Así pues, la gran incógnita de esta convocatoria era si el independentismo era capaz de reanimar a esa parte de su base (setecientos mil votos nada menos) que en 2021 les había hecho ghosting.

Independentismo Bartleby

Una de las cosas sobre las que hay menos discusión es que la mayor parte del voto independentista que se había abstenido en 2021 se quedó en casa el 12 de mayo. Otra cosa es saber por qué lo hizo. Pero no hay duda de que lo hizo. Los avances de participación a lo largo de la jornada electoral ya daban idea de que el incremento del voto no se daba precisamente en el territorio más proclive a los independentistas. Un ejemplo, en Santa Coloma de Gramanet, feudo histórico del PSC, la participación respecto de 2021 crecía el doble que en Sant Cugat, el suburbio bien, tradicionalmente proclive al nacionalismo conservador y a su metamorfosis antisistema.

Al final del recuento, el conjunto de partidos independentistas había perdido 80.000 votos. Puede que no parezca mucho, pero la izquierda no independentista había avanzado en más de doscientos mil, y en más de cien mil la derecha españolista. Además, la clave no era sólo lo que había pasado el 12 de mayo, sino que el independentismo llevaba una bajada acumulada de setecientos mil votos, de los cuales (aparentemente) no había recuperado ni uno.

¿Qué había pasado? Simplemente, que el procés había concluido y los partidos independentistas no habían encontrado un elemento motivador de igual potencia que lo reemplazase. Ni la propuesta de ERC ni la de Puigdemont levantaron del sofá al independentista cansado. Sólo un partido logró movilizar a un segmento significativo del voto, y este es (glups, como diría el maestro Martínez) Aliança Catalana.

Una estrategia desastrosamente acertada

La debacle de ERC en estas elecciones es trágica no sólo por el resultado en sí, puesto que pierde casi tres de cada diez votantes de 2021 o más de la mitad de los conseguidos en 2017 si sumamos las pérdidas de 2021 y 2024. Lo dicho, un drama. Lo más trágico, quizá, es que la estrategia de los republicanos era buena, o como mínimo no era mala. O incluso, era la única posible, lo cual nos llevaría a la conclusión de que, hiciese lo que hiciese, ERC estaba condenada a tener un resultado nefasto.

Su apuesta de superación light del procés se basaba en una lectura correcta de los resultados de 2021: la base está cansada, la gente (su gente) está harta del procés, hay que abrirse a nuevas propuestas. De ahí la apuesta por poner el énfasis en el gobierno y sus políticas y en la figura del president Aragonès. Sobre el papel, nada que objetar. Luego viene la realidad. Ni el govern ni el president han tirado del carro en estos años. Los números cantan. Nunca despegó la “Generalitat republicana”, con lo que se encontraron a las puertas de unas elecciones sin mucho material que ofrecer a los suyos.

En cambio, su apuesta fue sabiamente aprovechada por el PSC, que basó su campaña en las políticas y el gobierno (en las malas políticas del gobierno, de hecho), que resultó ser el factor fuerza de Illa.

ERC no es el PNV

Los republicanos siempre han tenido complejo de hermano pequeño, con todo lo que eso conlleva (díscolo, desorganizado, irresponsable, simpático pero no muy de fiar). La oportunidad de convertirse en la fuerza principal del gobierno (y no en un socio menor) que les dieron los resultados de 2021 les permitían sacarse de encima esa etiqueta de partido infantil, y ERC lo apostó todo a esa carta. El diseño, sin embargo, obligado por las circunstancias (o porque no había forma de sacar a Junqueras), no fue el de una organización presidencialista al estilo CDC, sino el de un modelo bicéfalo en la línea PNV: Aragonès en el govern, Junqueras al frente del partido.

Parte del no despegue de Aragonès como president se debe a la alargada sombra que proyectaba sobre él Junqueras

Visto lo visto, la apuesta no funcionó. Tal vez porque el modelo vasco no tiene tradición en Cataluña, donde la escuela Pujol determina que el president de la Generalitat también debe concentrar el poder orgánico en su partido (algo que ya sufrió Maragall en su paso por la presidencia). Parte del no despegue de Aragonès como president se debe a la alargada sombra que proyectaba sobre él Junqueras, hasta el punto de obligarle a compartir cartel electoral. La escasa figura presidencial de Aragonès, además, contrastaba con el aura mítica de un Puigdemont que sí respondía al ideal pujoliano de gran líder cuasi mesiánico.

Lo que ha pasado en ERC después de las elecciones pone crudamente de manifiesto el carácter de fusible de Aragonès, como si de un lehendakari se tratara, mientras que Junqueras se resiste a abandonar los mandos del partido, en la mejor línea de Arzalluz.

Jugar sin pelota

Si para ERC el gobierno no ha servido para ganar las elecciones, sino todo lo contrario, para Junts no tenerlo le ha otorgado una libertad de movimientos que posiblemente haya sido clave para el resultado final. En fútbol, hemos vivido un período en el que dominaban los equipos con pelota, en la estela de la escuela cruyffista. De hecho, hay dos tipos de equipo, los que quieren la pelota y los que la regalan. Los primeros han sido los dominadores hasta hace relativamente poco. El ejemplo paradigmático es el Barça de Guardiola. En cambio, últimamente se están poniendo de moda los equipos que juegan sin pelota (lo cual parece una contradicción). El Madrid es el ejemplo más claro. Estos equipos desprecian la posesión, pero en el momento que cogen el balón son letales.

Junts, un partido que nació para tener la pelota (y las porterías y la maquinita que dibuja las líneas del campo y hasta los árbitros), ha sabido reinventarse para jugar sin pelota, es decir sin gobierno. Mientras que ERC ha fracasado al intentar mutar en partido de gobierno (es decir, con pelota), Junts ha sabido ejercer de equipo que juega a la contra, como si de un grupúsculo maoísta se tratara.

Muchos analistas aventuraban que Junts no duraría ni un año fuera de las instituciones cuando dejó el govern (y no consiguió el Ayuntamiento de Barcelona, y rechazó entrar en el gobierno de la Diputación). Tenía su lógica, puesto que Junts históricamente ha sido un partido adosado a una administración (la de la Generalitat). Pero no sólo ha sobrevivido, sino que se le ve cómodo en su nuevo papel de outsider, armando contraataques a la carrera como el mejor Real Madrid.

Junts sabe de qué va el negocio

Es verdad que Junts juega a la contra, pero hay que tener en cuenta que ellos son los que inventaron las reglas del juego político en Cataluña. El juego es suyo. Lo ha sido desde 1980. Ellos definieron el terreno de juego y pueden jugar con los ojos cerrados. El 12 de mayo fue un ejemplo palmario. Junts desempolvó el manual de CiU y demostró que la sociedad catalana sigue (al menos una parte) respondiendo con la misma fiabilidad que el perro de Pavlov.

La campaña de Junts fue ochentera. Por un lado, definió claramente las funciones que debía tener el govern, que son plantarse ante “Madrid” y exigir lo que le corresponde a “Cataluña”. ¿Y qué es eso? No se sabe, o se sobreentiende, no hace falta concreción. En su campaña, Junts no dijo nada de políticas concretas, no prometió nada tangible (al contrario que Aragonès, que se presentó con una lista prolija de medidas). Al público de Junts no le hace falta conocer esos detalles. Hay que “apretarle las tuercas” al gobierno central, no importa en qué se concrete el asunto, con eso ya es suficiente. Esta parte de la propuesta electoral iba claramente dirigida a la línea de flotación de ERC. Era evidente para Junts (y su público) que los republicanos no eran capaces de “imponerse en Madrid” (el síndrome del hermano pequeño otra vez).

La segunda parte del discurso consistía en recordar que el PSC es un apéndice del PSOE y por tanto nunca, nunca, nunca defenderá los intereses de Cataluña (sean estos los que sean). Por lo tanto, no es un partido que pueda gobernar la Generalitat. Es más, sería contraproducente que lo hiciera, sería la muerte de Cataluña, por lo tanto, hay que impedirlo como sea. ¿Cómo? Votando a Pujol (perdón, a Junts).

Este tipo de argumentación a Junts le sale sola, es su naturaleza. Pero no solo. Hay una parte nada despreciable de la sociedad catalana (la que está a favor, y una parte de la que está en contra) que ha asumido este razonamiento desde hace décadas. Lo expresaba perfectamente Puigdemont en su acto postelectoral desde Argelés: me presentaré a la investidura porque Cataluña sólo puede ser gobernada por una fuerza “catalana” (es decir, no el PSC) y negociaré el harakiri del PSC con Pedro Sánchez porque entiendo al PSC como un simple apéndice territorial del PSOE, una “sucursal” (memorable hallazgo de la campaña de CiU de 1980).

La campaña gratis total de AC (o “pon un facha en tu portada”)

El partido de Sílvia Orriols ha sido una de las sorpresas de la noche electoral, aunque su presencia en el Parlament ya había sido anunciada (a bombo y platillo) por las encuestas. Hay algo de normal en la aparición y el éxito de una fuerza de extrema derecha independentista. Cataluña, como buen sistema de partidos complejo, tiene dos partidos de todo: dos de izquierda, uno en el lado independentista (CUP) y otro no (Comuns), dos de centroizquierda (ERC y el PSC) y dos de centroderecha, aunque el electorado de Junts haya emprendido desde 2012 una “larga marcha”, que le ha llevado del centro hacia los confines de la extrema izquierda antisistema (no es broma). La aparición de Vox había dejado al sistema cojo, así que Aliança Catalana ha venido a equilibrarlo. Ahora ya tenemos las dos extremas derechas que nos corresponden.

La aparición de Vox había dejado al sistema cojo, así que Aliança Catalana ha venido a equilibrarlo

Más allá de la (otro glups) “normalización” que suponen las huestes de Orriols, con ellos se ha vuelto a producir un fenómeno que ya va siendo habitual con este tipo de partidos: los medios les hacen la campaña gratis. Pasó con Trump en las primarias republicanas de 2015 y ha pasado con prácticamente todos los partidos ultras que, de la nada (alehop) han conseguido representación parlamentaria. Ya quisieran los esforzados del PACMA tener la cobertura que se les brinda a estas organizaciones.

La dependencia de los medios del clickbait los hace comportarse como tabloides, priorizando aquellas “informaciones” que más puedan llamar la atención de un lector saturado. No son sólo los medios de intoxicación. Medios reputados caen en la trampa de llenar su web de “noticias” impactantes que atraigan lectores. Y en eso los fachas son de lo que mejor funciona. Si a eso le sumamos una encuesta que les da algún escaño, ya tenemos la campaña hecha, y sin que el partido en cuestión se gaste ni un euro. Pasó con Vox y ahora ha pasado con Aliança Catalana, que se ha dado a conocer para el gran público gracias al clickbait y ya está cómodamente instalada en nuestras instituciones. Eso sí, los mismos medios que les han promocionado (involuntariamente) van a ser los primeros en vetar su voz y levantar un autoexculpatorio cinturón antifascista. También lo hicieron con Vox, con magníficos resultados a la vista de lo que vamos viendo en cada elección.

Orriols vota Illa

La paradoja del resultado de Aliança Catalana es que puede haber facilitado la investidura de Salvador Illa como president. Si se tiene en cuenta que la mayor parte de sus votos provienen de Junts (y otros, bastantes, de los nuevos votantes y la abstención), se deduce fácilmente que su éxito ha impedido a Puigdemont obtener un número de escaños que le acercara lo suficiente al PSC para reclamar la posibilidad de ser considerado (de verdad, no sólo de boquilla) aspirante a la investidura. Es complicado de calcular, pero sin Orriols en liza (o con una Orriols disminuida) Junts podría haber alcanzado 38 actas, por 41 los socialistas, lo cual hubiese dejado el panorama mucho más complicado de lo que ya ha quedado.

No te vayas todavía

Para paradojas (o no tanto), el debate sobre si el procés ha muerto o no, con el PP agarrándose a su cadáver como si fuese la viuda, consciente de que, sin el procés, parte de su argumentario y de su capacidad de movilizar su espacio se desvanecen. Siempre se ha sabido. El procés no ha sido sólo interés de los independentistas. La derecha siempre ha sabido sacarle partido, como hizo con la reforma estatutaria de Maragall para atizarle a Zapatero.

Ahora la cosa consiste en negar la muerte del porcés y en atribuir a Pedro Sánchez un interés pérfido para mantenerlo con respiración asistida, incluso facilitando a Puigdemont la presidencia de la Generalitat, aunque eso suponga el sacrificio ritual del PSC en el altar del perrosanxismo (pequeño detalle: el voto socialista catalán es imprescindible para que el PSOE pueda seguir en el gobierno).

Hay quien dice que el PP se equivoca intentando revivir el procés, puesto que sin él le sería más fácil contar con el apoyo del nacionalismo catalán en una hipotética mayoría en el Congreso, después de unas nuevas elecciones. La cosa es más compleja. Visto lo visto, el PP no podrá contar con el apoyo de Junts en el futuro próximo básicamente porque los populares seguirán dependiendo de Vox para llegar al gobierno central, y el apoyo simultáneo de uno y otro es sencillamente imposible. La única posibilidad razonable para que el PP pueda llegar al gobierno es de la mano de Vox, y en eso el espantajo del procés no molesta sino todo lo contrario. Lo más interesante es que si se llegara a producir un escenario de un gobierno PP-Vox podrían darse las condiciones de (entonces sí) una resurrección del procés, que ya no sería el procés que el 12 de mayo enterró sino otro, igual pero distinto. En el PP saben (o tal vez no) que el procés sólo fue posible con ellos en el gobierno.

Visto lo visto, el PP no podrá contar con el apoyo de Junts en el futuro próximo

Desmontar un mundo

El 12 de mayo certificó la muerte política del procés que ya anunciaba la campaña electoral. La muerte social se había ido produciendo desde enero de 2018. Ahora bien, esto no significa que no quede nada de ese periodo, al contrario, el andamiaje que creó el procés en muchos ámbitos sigue en pie. El procés ha calado muy hondo en la sociedad catalana, hasta el punto de modificar la manera que tenemos de mirarnos o el lenguaje que utilizamos. El procés creó un mundo propio, una telaraña de significados que en su mayor parte sigue ahí. En parte por interés, porque al calor del procés también creció un mundo de oportunidades para mucha gente. Oportunidades de todo tipo, económicas obviamente, pero no sólo. Oportunidades de reconocimiento público, de ascenso profesional. Y todo eso sigue ahí. Pero el procés también influyó en los no procesistas que hoy en día siguen mirando, analizando, Cataluña en lógica procés, con las gafas que el procés les dio y a través de las que se han acostumbrado a mirar de tal manera que incluso se han olvidado de que las llevan puestas.

El desmontaje del procés, que puede iniciarse a partir de ahora (puede, recalco) es una tarea inmensa y no podrá ser rápida, y exige coraje para meterse en fregados complicados, lugares que han sido históricamente inmunes a las alternancias políticas y a los cambios de rasante, habitaciones en las que se ha preferido no entrar para no salir carbonizado y en las que se ha instalado un monopolio de la verdad desde el que se sigue emitiendo procesismo como si aquí no hubiese pasado nada, de la misma manera que se siguió emitiendo pujolismo entre 2003 y 2010. Que se emprenda esta tarea o se soslaye marcará la diferencia entre hacerle al procés un funeral a lo grande o, en cambio, apañar un entierro discreto, con posibilidad de resurrección cuando las condiciones lo permitan.

–––––––––––––––

Oriol Bartomeus es profesor asociado del Departamento de Ciencia Política y Derecho Público de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Descifrar unas elecciones no es nada fácil ni sencillo, porque en ellas pasan muchas cosas que no componen necesariamente un cuadro coherente. El resultado de unas elecciones generalmente es un agregado de cosas inconexas que pocas veces tienen una explicación unívoca, un factor que lo explica todo, las derrotas...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Oriol Bartomeus

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí