Arte y deseo
El ‘backstage’ del mundo
Una conversación a propósito de la exposición ‘Cucú’ (sala Córdoba, Barcelona, 2023-2024)
Elsa Estrella / Perla Zúñiga 22/06/2024
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El otro día me desperté tras haber soñado con mi amiga Perla. En el sueño unos dibujos de acuarela azules me contaban una historia circular. Eran los dibujos que Perla hacía en 2016, cuando estábamos estudiando el primer año de Bellas Artes en Madrid, y mientras ella recibía su primer tratamiento de quimioterapia.
Han pasado ocho años desde entonces, y Perla ya no dibuja así, pero esas acuarelas azules siguen revelando algo acerca de ella: su habilidad para combinar la lucidez y la fantasía, provocando una con la otra. La amistad de Perla y su obra (si las conoces a ambas, son lo mismo) generan un espacio alternativo. En ese lugar las experiencias y los sentimientos se articulan en un relato cargado de símbolos y de humor, al que recurrimos juntas para reírnos de la realidad, evadirnos de ella, y asimilarla.
Uno de los trabajos más recientes de Perla es su exposición titulada Cucú, que tuvo lugar en el espacio Córdoba de Barcelona del pasado mes de noviembre a febrero de este año. Era su segunda muestra individual y la primera en la ciudad de Barcelona. Hace poco nos encontramos en Madrid para compartir una merienda y conversar sobre esa exposición, entre otros temas.
Detalle de Perlita I, obra de Perla Zúñiga presentada en La Casa Encendida, Madrid, 2023. Fotografía de Elsa Estrella.
Recuerdo cuando estabas comenzando a trabajar ya para la exposición en Córdoba, y estabas haciéndole los “tumores” a las agujas, y dibujando los “relojes porno”, que luego decidiste no incluir... Aunque sí aparecen relojes en la caja, entre otras imágenes. Las obras tienen una iconografía personal, casi a modo de diario, pero con referencias muy directas e identificables, ¿cómo las seleccionaste?
Perla. Cucú ha marcado el inicio de una investigación sobre las arquitecturas del deseo; me he enfocado en los agujeros, entendiendo éstos como posibles ventanas. Al mismo tiempo, deseaba rendir homenaje al voyeurismo, al cotilleo, a lo desconocido, a los lenguajes intangibles y, sobre todo, a la incertidumbre. Las imágenes son fundamentales en mi proceso creativo; me acompañan. Creo que esto se debe a que soy una persona extremadamente visual, y contigo, así como con nuestro grupo de amigas, hemos creado un lenguaje particular donde necesitamos imágenes para contar historias, crear personajes y visualizar todo lo que escapa de la realidad. La mayoría de estas imágenes ya están hechas y son dibujos animados, personajes de series, memes, etc., y nosotras las descontextualizamos. Son como un diccionario.
Como mencionas, una de las primeras obras con las que empecé a visualizar la exposición, aunque finalmente fue descartada, eran dos relojes de Dalí penetrándose mientras decían “Tempus Fugit”, un cuadro al óleo que debería retomar, jajaja. En mi trabajo se tratan temas muy dolorosos y densos, muy trillados y muchas veces entendidos como personales, como la enfermedad, la muerte, el tiempo; las imágenes y su descontextualización me sirven para sintetizar estos temas, conectar con el público llevando un imaginario común a una historia personal e introducir el humor para, desde la risa, anunciar verdad.
Hoy estás aquí, pieza de Perla Zúñiga presentada en el espacio Córdoba en 2023. Fotografía de Roberto Ruiz.
¿Te visualizas dentro de la exposición, ya sea en alguna imagen u obra? Me interesa preguntarte esto porque, al final, has estado involucrada en todo el proceso de creación. Nuestros chats de WhatsApp podrían servir de catálogo. Claramente, te veo reflejada en muchos lugares y gestos, como por ejemplo en la imagen que utilicé de la obra de Bruno Pelassy, el pene hecho de perlas, que incluí en la obra Mi juventud reunida. Recuerdo que me enseñaste fascinada a este artista mientras trabajaba en la exposición y sus obras me hicieron ver mis obras de otra manera. Y ya que estamos, me gustaría saber si tienes una obra favorita.
A la izquierda: Amour (1998), de Bruno Pelassy, de la serie Perlas; fotografía de Michel Coen. A la derecha: Mi juventud reunida (2023), de Perla Zúñiga; fotografía de Roberto Ruiz.
E. Sí. Supongo que yo, o cualquiera de tus amigas, vemos la exposición de una manera diferente porque hemos participado en el proceso y compartimos gran parte de ese imaginario personal. La exposición juega mucho con eso, con las diferentes maneras en las que se puede mirar, si se quiere mirar. Disfruto mucho encontrando elementos que hemos discutido o compartido en tus obras, como esa referencia a Bruno Pelassy , artista de finales de los años 90 que me apasiona y que lleva ocupando mi cabeza desde que descubrí su obra en la exposición Bruno Pelassy and the Order of the Starfish en Haus am Waldsee (Berlín), el otoño pasado. Recuerdo que cuando te lo conté fue porque estaba investigando su trabajo y vi que en la página de uno de sus cuadernos había escrito de cinco maneras diferentes: LA VIE DE PERLE (‘La vida de Perla’). Me emocionó mucho. Su práctica también está marcada por el deseo y la enfermedad (fue diagnosticado de VIH con veinte años). Me resulta difícil escoger una pieza favorita de tu exposición, porque las veo como un conjunto. Me gustan mucho las piezas Perlita 2 y Sin título (Agujas 1-5) y cómo trabajas la pared para visibilizar o invisibilizar algo. La agujereas, y la inyectas. No me puedo resistir a tus dibujos de Campanilla tampoco. ¿Por qué la dibujas siempre?
P. Mi abuelo siempre me ha llamado Peter Pan. Creo que rescato su figura para rendirle homenaje y reconciliarme con mi infancia. Hacer estos dibujos es mi forma de comunicarme con él, de despedirme, porque siento que no pude hacerlo bien, y él ha sido una figura masculina muy importante para mí. Siempre me esperaba con un cigarro en su Atos azul celeste y un chiste. Me llevaba a donde quisiera y nunca me cuestionaba por llevar falda. Mi humor y mi espíritu anárquico se los debo a él. Al final, la historia de Peter Pan es algo que me obsesiona. Es un mundo paralelo donde el tiempo funciona de manera diferente, donde uno siempre es joven: el País de Nunca Jamás. Me recuerda tanto a nosotras cuando nos juntamos. Entiendo mis dibujos como boletos a ese mundo. Quizás ese mundo sea el de los muertos. Ojalá. Comencé a retratar a Campanilla porque necesitaba enfrentar mi deseo interrumpido en relación con mi transición. La veo como una especie de santa. Al final, ella poseía el poder de hacer que las cosas vuelen con su polvo de hada, tanto niños como niñas, pero las hadas también lo necesitan.
Detalle de Mi juventud alterada, de Perla Zúñiga, pieza presentada en Córdoba en 2023. Fotografía de Elsa Estrella.
E. ¿Y por qué, en la expo de Córdoba, el color amarillo flúor de la pared?
P. La sala está concebida como una obra en sí misma. Cuando el espectador entra en ella, tiene la sensación de que está vacía porque no hay nada en el espacio, solo agujeros y agujas. Los agujeros tienen un carácter sensual, invitan al espectador a mirar, mientras que las agujas tienen un carácter más violento y punzante, pero también íntimo, ya que son las que utilizaba durante el tratamiento de quimioterapia para aumentar los glóbulos blancos. Quería distinguir entre estas escenas, así que junto a Cory, fundador de Córdoba, creamos este color amarillo neón corrosivo, que evoca la orina que lleva mucho tiempo en la vejiga, el mejunje que es la quimioterapia, el veneno. Era precioso cómo, dependiendo de la hora, la pared bañaba el espacio con una luz amarilla tóxica y parecía que estabas dentro de una película.
Una de las paredes de la exposición Cucú de Perla Zúñiga, Barcelona, 2023. Fotografía de Roberto Ruiz.
E. Las obras de Cucú, y en general muchas de tus obras, ocurren en un objeto. Los objetos se convierten en algo así como un conjuro, ¿no? Me gusta cómo, aunque los transformas, los dejas ser también, ser lo que son originalmente: una puerta de nevera, un bote, una aguja, un sillón, una trampa, una caja. Los rompes, o los pegas, los cuelgas, los rellenas, pero nunca lo suficiente como para que dejen de ser lo que eran en un principio. Me parece bonito. ¿Por qué crees que lo haces? ¿O me equivoco?
P. Me gusta mucho esta pregunta, especialmente lo que mencionas sobre cómo mis obras tienen lugar dentro de un objeto, porque siento mis obras como pequeñas historias, acciones o poemas que se desarrollan dentro de un escenario, y ese escenario serían los objetos que elijo. Por lo tanto, la elección del objeto es fundamental; es el peso poético de la obra. Hasta que no lo tengo, no puedo empezar. Esto puede ser debido a la gran influencia del arte conceptual. Muchas de mis obras están concebidas en camas de hospital o en momentos de reposo. Hay algo hermoso en lo que mencionas acerca de que el objeto cambia, pero no deja de ser lo que era en un principio. Me imagino mis objetos como cuerpos, y lo que ves dentro de ellos pueden ser sus entrañas, miedos, vesículas, tumores, chistes, deseos... Al final, utilizo objetos cotidianos que tengo a mi alrededor, y eso es una declaración por sí misma. No tengo un estudio; paso momentos de menor actividad debido a problemas de salud, lo cual afecta mi obra y hace que mis creaciones sean pequeñas reliquias, objetos delicados, precarios, altares de la vida.
Sala de Infusiones, pieza de Perla Zúñiga presentada en La Casa Encendida en 2023. Fotografía de Elsa Estrella.
Hablando de objetos, las dos compartimos la obsesión por lo hecho a mano, lo adorable, por coleccionar y tener objetos que nos acompañan en nuestras vidas. Es algo que tiene un trasfondo filosófico y espiritual. Siempre recuerdo cuando fui a tu casa y tenías tu casita de muñecas en un altar. Fue una experiencia muy significativa para mí. ¿Cómo van ahora esos modelos que estás construyendo? ¿Qué simbolizan para ti?
E. Efectivamente los objetos son algo muy importante para mí también, y una manera de relacionarme con el mundo. Es algo que corre en la familia. Me interesan mucho las biografías de los objetos, y su subjetividad, intentar verlos, al igual que tú, como seres que fuera de su “función” pueden presentarse ante nosotras como ellos mismos. Los veo con esa capacidad de independencia. Aunque por otro lado me gusta justamente cómo dependen unos de otros. Un objeto cambia completamente según qué otro objeto tenga al lado, y por eso la idea de contar algo mediante una relación, al coleccionarlos, agruparlos o reorganizarlos, es tan atractiva.
Una de las razones por las que disfruto haciendo ensamblajes, dibujos y collages desde que soy una niña es que me permiten dar nueva vida y significado a las cosas que voy coleccionando o guardando. Son una parte esencial de mi proceso de investigación, ya que a menudo esos fragmentos y recortes son los que me guían hacia mis intereses. Se convierten en huellas materiales a través de las que puedo rastrear señales del pasado de una manera más ambigua y personal.
Aunque mi enfoque difiere del modelo arquitectónico, encuentro que a veces su formato me permite contener esas imágenes u objetos encontrados e integrar elementos del collage, la escultura y el cine, construyendo escenografías en las que también evocar una idea, y que funcionan como depósitos de relatos e imágenes entrelazadas.
Pero, volviendo a lo tuyo: en febrero leíste El deseo, de Simone Weil, y el deseo siempre está muy presente en todo lo que haces. Tus obras son un refugio, pero también un cebo. ¿Qué dirías que es el deseo, para ti? ¿Es lo que haces un deseo por sí mismo?
P. Hace cinco años, mientras preparaba mi primera exposición, Tranquila, en Yaby, la comisaria, que ahora es mi amiga, Bea Botas, me insistió en leer a Simone por el carácter volátil y espiritual de mis poemas. Pero no fue hasta principios de este año, cuando había perdido todo rastro de deseo, porque nuevamente volvía a lidiar con la enfermedad, que me metí en el universo Weil.
Es muy complicado reorientar tus deseos o mantenerlos cuando estás enferma
Es complicado definir qué es el deseo. Para mí, es como un motor vital que te impulsa a soñar. La dificultad radica en materializar esos sueños, ya que a menudo resulta imposible, pero esa energía sigue presente. Por ejemplo, es muy complicado reorientar tus deseos o mantenerlos cuando estás enferma, porque los deseos te dan impulso, energía y tienen un tiempo, pero cuando estás enferma, se ven paralizados o truncados. Entonces, ¿dónde queda esa magia y esa fuerza? La verdad es que el libro me ayudó a reconectar con la espiral del deseo, el deseo de seguir viviendo, aunque no dependa de mí, y creo que mis obras rezuman ese enfrentamiento.
Pero te lanzo la misma pregunta: ¿¡qué es el deseo para ti!? ¿Consideras que es el impulso principal en tu vida? ¿Consigues controlarlo?
E. En la pared de mi casa tengo colgada una frase, que copié de un dibujo de Sands Murray-Wassink: Pleasure is a worthy pursuit (‘El placer es una búsqueda digna’). Justo antes hablábamos de los objetos, y los objetos para mí tienen mucho que ver con expresiones de mi deseo. Los consumo y muchos los convierto en algo parecido a un fetiche. Me es difícil a veces escapar del impulso consumista y frívolo en mi relación con algunos de ellos. El deseo tiene esa dualidad: es una fuerza creativa y poderosa, aunque muy susceptible de ser distorsionada y domesticada.
P. Te entiendo perfectamente. Llevo unos meses fuera de casa, sin mis cosas, y durante este tiempo he creado un pequeño altar con varios objetos que he ido recolectando, entre ellos el collar de Hello Kitty que me regalaste. Se ha convertido en mi nuevo amuleto.
Fotografía de Elsa Estrella y Perla Zúñiga, 2024.
Perla Zúñiga (Madrid, 1996) es artista, poeta y DJ. Desde 2016 convive con la enfermedad y trabaja con sus rastros, derivas y metáforas. Su trabajo explora las dimensiones y perspectivas que adquieren el lenguaje, el tiempo y las emociones en los espacios de deseo; para ello utiliza diversos medios como las artes visuales, la escritura, la performance o el sonido. Además, es cofundadora del colectivo de música CULPA, un espacio creado para celebrar y reivindicar las existencias trans y no binarias en la noche.
Elsa Estrella (Madrid, 1997) es una artista visual afincada en Berlín, donde actualmente estudia en la Universität der Künste. En 2021 trabajó en un proyecto de investigación con la historiadora Anita Jori y el Archivo Vilem Flusser. Sus últimos proyectos fueron presentados en Culterim Gallery en 2023 y After The Butcher en diciembre de 2024. Elsa colabora también con editoriales y revistas como ilustradora.
El otro día me desperté tras haber soñado con mi amiga Perla. En el sueño unos dibujos de acuarela azules me contaban una historia circular. Eran los dibujos que Perla hacía en 2016, cuando estábamos estudiando el primer año de Bellas Artes en Madrid, y mientras ella recibía su primer tratamiento de...
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Elsa Estrella / Perla Zúñiga
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