1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 1628 Conseguido 83121€ Objetivo 140000€

COMO LOS GRIEGOS

El rosado

Esta sección les ofrece una receta sencilla para elaborar en casa. Hoy, me temo, no será el caso. Simplemente les explicaré como se hace un rosado

Guillem Martínez 24/08/2024

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

-HE VISTO COSAS QUE VOSOTROS NO CREERÍAIS, ETC. Los ingredientes de todas las recetas de esta sección los suelo comprar en La Boquería, históricamente el mercado más grande, más abastecido, más divertido y más barato de BCN. La Boquería es una juerga hasta en su nombre, que viene de boc, que a su vez, en catalán, sería un macho cabrío, por lo que boquería sería, literalmente, cabronería. Pero la Boquería tiene más cosas sexis. Es un mercado edificado durante el breve verano del Trienio Liberal/1820-23, por un ayuntamiento revolucionario que, por primera vez desde el siglo XVIII, accedió a la posibilidad de emitir urbanismo –el urbanismo es política; al contrario que la política, es alta política, de hecho–, y revolucionó con ello la ciudad y sus hábitos. En aquellos tres años –los cambios, como ya sabrán, o son rápidos, o no son– se crearon espacios ciudadanos nuevos, como la actual Plaça de Sant Jaume, hasta entonces una densidad urbana inhabitable e irrespirable. En esa plaza con aire y luz empezaron a edificar la actual fachada, neoclásica –y sobria, casi soviética en su origen–, del Ajuntament. Y, muy cerca, construyeron un Templo a la Libertad, posiblemente de estilo egipcio, demolido por los malos en, zas, 1823. Intentaron también finalizar la fachada de la Catedral gótica –finalmente, eso se acometió en el XX, con capital privado y el consecuente gótico solemne, recauchutado y aburridoZzzz–, forrándola de lápidas de mármol, en las que estarían escritos todos los artículos de la Constitución de 1812, que Rafael Riego había vuelto a traer a la vida. Sacaron extramuros, por criterios higienistas, todos los cementerios de la ciudad –es decir, todos los fiambres; por fin la ciudad era cosa de vivos–. Y, claro, construyeron La Boquería, un espacio diáfano, hermoso. Y, por supuesto, neoclásico, como todo lo que hacían aquellos futuros muertos o exiliados. Hasta hace poco, La Boquería, aquella idea de aquellos tipos apasionados, era uno de los mercados más importantes, fundamentales, del Sur de Europa. Un cuerno de la abundancia, popular, descarado. Pero hoy es una suerte de limbo, esos espacios que, desprovistos de su función, no son nada. La mitad de las paradas no existen, y/o venden alimentos rápidos para turistas. De hecho, hay tantos turistas que es difícil, imposible, avanzar, realizar la compra. El mercado, en fin, ya no es un mercado, sino un destino turístico. Su función es la de recibir turistas, que vienen a fotografiar la sombra de la sombra de la sombra de lo que en el Trienio Liberal se construyó para satisfacer una gran necesidad, hoy despreciada, de una gran ciudad: un punto, funcional, bello, para la adquisición de alimentos a precio razonable. La desaparición de ese mercado del Trienio, es una suerte de segunda desaparición del Trienio, aquel intento de democracia que desapareció, en modo ninja, a manos de la barbarie. Con la desaparición de los mercados –en todo el Sur de Europa, ese destino turístico– desaparece algo que no es el pasado, sino el futuro. La posibilidad de elegir los alimentos, sin que los elija una cadena de alimentos industriales. La posibilidad de no comer alimentos procesados. La posibilidad de elegir, también, precios razonables. La posibilidad de vivir una experiencia humana, que se producía desde antes de ser humanos, desde antes de ser Sapiens. Se trata de un lujo con el que el destino dotó de serie a nuestra especie: la vivencia gastronómica del paso del año, de las estaciones, en nuestra dieta. Porque, hasta ahora, siempre habíamos comido lo que las estaciones decidían. Acabar con eso, acabar con una dinámica que duraba millones de años es, por definición, una ruptura. Hola, bienvenidos a Como los Griegos. Hoy, sobre el veloz proceso de aculturación de nuestra dieta –esto es, de nuestra vida–, a partir de otra desaparición imprevista, modulada también por la inteligencia del mercado –esa bestia sin inteligencia alguna–: la desaparición del vino rosado. Será un artículo raro. No se lo pierdan.

-QUAND ELLE ME PREND DANS SES BRAS / QU’IL ME PARLE TOUT BAS /JE VOIS LA VIE EN ROSE. Cuando empieza el calor, tanto yo, como todo el mundo que viene a cenar a casa, sin poder elegir, por tanto, ni la comida ni el morapio, tomamos rosado. Siempre rosados navarros –buenísimos, peculiares, explosivos, exprimidos por su propio peso; el peso de los racimos, un peso peculiar que, en el Cantar de los Cantares, se compara con el peso insondable de los senos–. Pero también caen rosados catalanes –del Penedès, o del Empordà–. En ocasiones se trata de Cigales –esa maravilla rosa-Barbie que elaboran en la Commonwealth de Palencia y Valladolid–. En ocasiones, cuando se pone a tiro, un Santa Maria de la Palma –un vino de Alguer/Alghero, en Sardegna, y uno de los escasos rosados italianos circulares, espléndidos, perplejos, que tiran de espaldas–. En ocasiones Jura, un rosado de batalla, pero a la vez uno de los escasos rosados franceses fieles al gusto peninsular, procedente del Norte, de la primera región vinícola europea, aquella que determinó Pasteur con sus experimentos de enología, esa disciplina que, como la vacuna antirrábica, también se sacó de la chistera. Beber rosado, la imposibilidad de beber tinto en el calor abrasante, es una forma de medir el tiempo –la unidad del tiempo no es el segundo, sino el año; nadie recuerda un segundo, todos recordamos un año, sus estaciones–. Se trata de un acceso al placer estival, ese apoteosis anual de la vida, últimamente enturbiado por la expansión de los vinos rosados pálidos, remotamente parecidos al rosado en su color, absolutamente diferentes a ellos en su tacto, olor y sabor. Es un deber estar al día de las novedades, y no perdérselas invocando un mundo impermeable a lo nuevo. Pero, por lo mismo, es también necesario ponderar las novedades, y reírse de ellas, cuando sea el caso. Eso es lo que me ha pasado con los denominados vinos rosados pálidos o vinos color cebolla, nombre demasiado fantasiosos, al punto que en este artículo descubrimos el verdadero nombre de esos vinos, no se lo pierdan. Llegaron –es decir, aparecieron como un fenómeno imparable e indialogable, globalizador– hace un par de décadas. Son vinos extraños. No son rosados estrictos, no satisfacen el retrato robot de un rosado, y se aproximan semióticamente al blanco, al punto que, en ocasiones, su sabor y estructura se parece más a un blanco poco sofisticado, agreste. En todo caso, poco a poco, han ido copando las cartas de vinos, hasta que, esta mañana a primera hora, han sustituido a los rosados clásicos peninsulares, así como suena. Y lo hacen, sencillamente, por su color. Los restauradores me dicen que a los clientes les mola su color, que anteponen a su sabor, sumamente defectuoso. El cliente, me dicen, prefiere ese color, de manera que transige con el resto de sus propiedades. Estos nuevos rosados son el símbolo de una época en la que es más importante la vista que el resto de sentidos. La pregunta es, dos puntos, ¿que son, es decir, de dónde vienen esos vinos? 

-LOS VINOS GRISES. El origen es Francia. Más concretamente, y de manera remota, una maravilla, denominada champagne rosé –fresco, divertido, muy útil para sustituir al vino en una comida–. Se trata de un champagne que, a diferencia del champagne convencional –por lo común, y salvo el blanc de noirs, blanco y hecho con uva blanca–, se hace únicamente con uva tinta. Los vinos –pálidamente rosados, apenas rosados– elaborados posteriormente con esa técnica, se denominan vinos grises. Es decir, y como su nombre indica, no son vinos rosados. Son una cuarta vía, a la que se accede dejando macerar el orujo con el mosto muy poco tiempo, minutos, breves horas a lo sumo. En Francia se elabora vino gris en varias zonas y con las uvas pinot noir, gamay, toul. En el Languedoc se hace lo propio con la uva garnacha gris. Es precisamente de ese punto, y de esa uva, de donde nos llega ese vino que está exterminando a los rosados, en modo turista en La Boquería. Ese vino convierte a Francia en el primer país exportador de ¿rosado? Ese vino, en fin, ha cambiado la percepción del rosado en el planeta. Incluso en España –segundo exportador de rosado. O incluso en Italia –tercer exportador–. Y hasta en California –cuarto exportador–, donde hacían un rosado terrible, con olor y sabor a nenuco, y ahora hacen este otro rosado pálido, mundial, global, la hamburguesa de los rosados. En beneficio de los vinos grises, esos vinos pobres en matices y sorpresas, pero que arrasan el mercado, se debe de convenir que aún hay cosas peores. Lo que nos lleva al vino naranja/orange wine. 

-LOS VINOS NARANJA. El vino naranja –un sabor a vino blanco extraño, de color menos rosado aún que en un vino gris– es, otra vez, un rosado pálido, ligeramente anaranjado, obtenido por otro procedimiento. No es que se dejen los hollejos macerar con el el mosto un plis-plas, hasta que adquiera su tono pálido y su sabor, ejem, peculiar –vinos grises–, sino que, simplemente, se hacen como se hacía el vino blanco cuando Mariacastaña, esa época en la que no había técnica para impedir que, en el trance de querer hacer vino blanco, el mosto no macerara con las pieles. Aunque aparezcan en la carta en el apartado rosados, son blancos como un pino –no estoy seguro que los vinos grises no lo sean también–, de aquella época en la que era técnicamente imposible hacer un blanco diáfano. Es una vuelta al pasado, a un mundo maravilloso e idílico, en el que no existían cosas como el vino blanco. O el desodorante, o el dentífrico.

-LA RECETA. Llegados a este punto, esta sección les ofrece una receta sencilla para elaborar en casa. Hoy, me temo, no será el caso. Simplemente les explicaré como se hace un rosado. Esto es, no un vino gris, no un vino naranja –vinos que, en una carta de vino, deberían estar en otros apartados, lejos del vino rosado–, sino un vino rosado clásico. La idea es que, con ello, quede claro que el rosado es, sencillamente, un modo de elaboración propio, diferente a los vinos que están acabando con el rosado y con su vivencia del verano. El rosado se hace con uvas tintas o blancas, propias de cada comarca vinícola. El mosto de esas uvas se deja macerar con los hollejos –la piel, de las uvas, vamos– unas horas. Entre 12 y 24 me dicen. Y, posteriormente, se deja fermentar la cosa entre 7 y 14 días. Ya está.

-ET IN ARCADIA EGO. En la foto de este artículo les paso un vino cuyo sabor y color me enloquece. No hago publicidad, pues no creo que lo encuentren: la bodega embotella menos de 5.000 botellas. Es de la DOC Empordà, un punto en el que, hasta hace poco, hacían vinos frágiles, que no aguantaban la tramontana, que los convertía en vinagre. Cuando una barrica se avinagraba, ya no servía para nada, a menos que la lavaras en el mar. En el primer Pla, la playa, ese punto en el que no pasa nada aún hoy, sucedían sólo acciones laborales extrañas, como que los gitanos llevaran allá los caballos, para curarles las pezuñas, o que los pageses cabreados llevaran allá los barriles avinagrados. El vino, hecho con garnacha tinta, está elaborado por la bodega Roig Parals. Los propietarios tienen un restaurante, Can Bach, donde hacen, exclusivamente, cocina empordanesa. Cada año voy al menos una vez, a disfrutar del verano, ese calor en la espalda, de la amistad, de la cocina empordanesa –esa cosas sencilla e impactante–, y a probar el rosado del año. Es mi tipo de rosado. Encuentren el suyo. Luchen por su verano, por su felicidad y contra la globalización, también a través de su rosado. Con la “o” de la palabra “rosado” doy por finalizada, de hecho, esta sección semanal veraniega. Como los griegos volverá a su pantalla amiga en breve. Pero, como siempre, más a su bola, cuando la propia sección lo decida.

----

Puedes comprar el libro de recetas de Guillem Martínez, Como los griegos, aquí.

-HE VISTO COSAS QUE VOSOTROS NO CREERÍAIS, ETC. Los ingredientes de todas las recetas de esta sección los suelo comprar en La Boquería, históricamente el mercado más grande, más abastecido, más divertido y más barato de BCN. La Boquería es una juerga hasta en su nombre, que viene de boc,...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Guillem Martínez

Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí