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Entre los enigmas de la Divina Comedia hay uno geográfico, la descripción del cielo del hemisferio austral con las cuatro estrellas de la Cruz del Sur (‘Purgatorio’, I, 22-27). Algo más de seiscientos años después, en Buenos Aires, Luis Barolo (1869-1922), un inmigrante italiano que se había hecho millonario con los telares de punto, encargó a un arquitecto llamado Mario Palanti (1885-1979) un edificio para homenajear a Dante Alighieri y contener simbólicamente su tumba: el Pasaje Barolo. Con cien metros de altura, uno por cada cántico de la Divina Comedia y una estructura dividida en tres partes equiparables al ‘Infierno’, ‘Purgatorio’ y ‘Paraíso’, fue hasta la inauguración del Empire State Building el edificio más alto de América en la época en que Argentina competía con EE.UU. Tiene de todo, desde un plano simétrico diseñado según la sección áurea hasta un sistema de codificación en clave literaria, esotérica y astral, pasando por inscripciones en latín, dragones, cóndores y vitrales modernistas. Un ejemplo, si Dante dividió sus cantos en once o veintidós estrofas, los pisos del edificio se dividen en once módulos por frente, veintidós pisos, veintidós módulos de oficinas, etcétera.
Construido sobre nueve bóvedas de acceso -el mismo número de las jerarquías infernales-, uno de los subsuelos (equivalente al del círculo del infierno) sigue alojando una oficina de la SIDE, la turbia secretaría de inteligencia autora de las desapariciones durante la dictadura militar. A medida que se asciende por el rascacielos, la estructura, como en el poema, va estrechándose, hasta llegar a una torre con un faro, cuyas 300.000 bujías simbolizan los nueve cielos y a Dios mismo. En 1923, el año de su inauguración, el boxeador local Luis Ángel Firpo disputó el título mundial de todos los pesos a Jack Dempsey en el Madison Square Garden de Nueva York. Para anunciar el resultado se decidió que el color verde señalaría como vencedor al representante argentino y el blanco el triunfo del norteamericano. Firpo sacó del ring a Dempsey y el faro se encendió de color verde. El norteamericano estuvo 17 segundos fuera del ring pero volvió y noqueó a Firpo; el faro, tras una pausa, volvió a encenderse de color blanco.
Cinco años después, en Montevideo, sobre el solar en el que se había estrenado La Cumparsita, nacía su hermano mellizo, el Palacio Salvo. Proyectado también por Palanti, se convirtió desde su inauguración, en 1928, en el edificio emblemático de Uruguay con sus 31 plantas desde el segundo subsuelo al faro. Menos simbólico, pero igualmente metafísico, el Salvo se concibió como una maqueta ilustrada del cosmos, proyectado sobre “la plaza de la ciudad”, siguiendo la tradición de la catedral gótica, pero regido por estructuras del novedoso hormigón armado, inéditos sistemas de iluminación y veloces ascensores.
Todos los 4 de junio ocurre un fenómeno extraño. La misma cruz del Sur que inexplicablemente había descrito Dante en el año 1300, se alinea sobre los faros del Barolo y del Salvo. Al mismo tiempo y, exactamente, entre las 19:45 y las 20:00 horas. Los faros que el arquitecto Palanti había bautizado como las columnas de Hércules del Río de la Plata para simbolizar el abrazo de América a los inmigrantes europeos y la puerta de la Atlántida, se abrazan también en el firmamento que separa Buenos Aires de Montevideo. No obstante, el faro porteño tiene algo más. Un rumor le señala como pasaje al mismísimo Paraíso, abierto, eso sí, únicamente en ese lapso y con la condición de que quien quiera acceder a él debe recorrer toda la estructura, desde el infierno (el subsuelo) hasta el paraíso (el faro). A mediados de la década de los cincuenta, un empleado del edificio llamado Remiggio Lattuda realizó la ascensión en el intervalo señalado. Al día siguiente solo encontraron su ropa.
Hay más rumores. En el vestíbulo central del Barolo las baldosas forman una estrella sobre la que reposaría una urna con los restos de Dante. El empresario Luis Barolo temía que una nueva guerra mundial pudiera arrasar Italia y destruir definitivamente sus restos finalmente recompuestos en 1921 tras una larga investigación que empezó cuando el papa León X, en 1519, encargó a Miguel Ángel un sepulcro, exigió el cadáver de Dante para Florencia y encontró la tumba de Ravena… vacía. De modo que ordenó diseñar su edificio para contener la tumba y, a su vez, encargó otra escultura, titulada Ascensión, en la que Dante se elevaba a los cielos sobre un cóndor. Todo lo anterior es cierto, el rumor dudoso. El rumor señala que en el año 2023 —cien años después de inaugurarse el edificio de cien pisos que conmemora los cien cánticos—, Dante descenderá las escaleras del faro para llevar a los elegidos al Paraíso.
Entre los enigmas de la Divina Comedia hay uno geográfico, la descripción del cielo del hemisferio austral con las cuatro estrellas de la Cruz del Sur (‘Purgatorio’, I, 22-27). Algo más de seiscientos años después, en Buenos Aires, Luis Barolo (1869-1922), un inmigrante italiano que se había...
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Pedro Jesús Fernández
Pedro Jesús Fernández, madrileño de Albacete, vive en Buenos Aires por los mismos azares que antes le hicieron recalar en México DF y Roma. Escribe artículos ligeros en CTXT, El País y otros medios. También, a veces, con constancia pero sin prisa, dedica su tiempo a otros menesteres literarios, y de tarde en tarde, pinta acuarelas.
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