Grecia, más cerca del abismo... y de la salvación
En este decisivo mes de junio, a nadie se le escapa que Juncker, Merkel y Draghi piensan en los efectos políticos más allá de Grecia, en países como España, al rechazar la propuesta del gobierno heleno
Hibai Arbide Aza Atenas , 17/06/2015
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Junio es el mes decisivo para Grecia y, por lo tanto, para la Eurozona. Tanto el gobierno heleno como las instituciones tienen este mes marcado en rojo en el calendario desde febrero.
Repasemos las citas más importantes: el pasado 5 de junio Grecia debería haber transferido 300 millones de euros al FMI pero decidió unilateralmente no abonar dicha cuota, así como tampoco las de 12, 16 y 19 de junio --de 340, 566 y 340 millones, respectivamente--, agrupando y posponiendo todas ellas al 30 de junio y sugiriendo que supedita el pago a un nuevo acuerdo con los acreedores. El 10 de junio, el BCE elevó en 2.300 millones de euros el tope de la línea de liquidez de emergencia (ELA), situando el máximo en 83.000 millones.
El mismo día, el tesoro griego logró 2.925 millones en una subasta de letras a 3 y 6 meses para refinanciar los títulos que vencían los próximos días. El interés ofrecido fue 2,70% para el papel de tres meses y el 2,97% para el de seis, el mismo rendimiento que en pujas anteriores. El 17 hay una nueva subasta de letras a 3 meses en la se prevé recaudar 1.600 millones. El 18 de junio, reunión del Eurogrupo en Luxemburgo. 25 y 26 de junio, cumbre del Consejo Europeo en Bruselas. El 30 de junio expira el crédito puente acordado con el Eurogrupo el pasado febrero, con el que el gobierno de Tsipras ha podido financiar su plan de choque contra la crisis humanitaria.
Tanto en febrero como ahora, el objetivo del tándem Varoufakis-Tsipras ha sido revertir el núcleo político de las medidas de austeridad impuestas por la Troika a los gobiernos anteriores. Es decir, implementar las reformas necesarias para que Grecia pueda reducir su déficit pero no aceptar que dicho ahorro provenga de nuevos recortes de derechos sociales.
Esa es la razón por la que las negociaciones se encuentran actualmente estancadas. Los acreedores pretenden imponer una bajada de las pensiones, una reforma laboral y la subida del IVA, que Tsipras ha calificado de "absurdo e inaceptable". La tensión dialéctica entre las partes no para de aumentar. En una comparecencia parlamentaria, el 16 de junio, Tsipras acusó a las instituciones de estar siguiendo "un plan político cuyo objetivo es humillar tanto al gobierno como al pueblo griego". Por su parte, Juncker acusó a Tsipras de mentir y aseguró que la Comisión "no pretende un recorte de pensiones, únicamente retrasar la edad de jubilación".
A nadie se le escapa que los objetivos de Draghi, Juncker y Merkel van más allá de las fronteras griegas. Su negativa a aceptar las propuestas helenas no tiene tanto que ver con los efectos económicos que éstas podrían tener en en la Eurozona sino que tratan de evitar los efectos políticos. Es un aviso para el resto de países del sur, en especial España, con la amenaza de Podemos, siguiendo la máxima neoliberal conocida como TINA: There is no alternative (no hay alternativa).El objetivo de la Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública, por mandato del Parlamento griego, es encontrar la manera legal para el impago siguiendo el ejemplo de países como Ecuador.
Esta semana hay otra cita a la que gran parte de la prensa internacional no está prestando la importancia que tiene. El 17 de junio se presentan las conclusiones preliminares de la Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública. Dicha comisión se formó por mandato del Parlamento griego y fue avalada por 300 personalidades internacionales, entre las que se encuentran el sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein, el filósofo marxista francés Etienne Balibar, la pensadora y analista política de EE.UU. Susan George, el escritor paquistaní Tariq Alí, y Ada Colau, alcaldesa de Barcelona. La componen economistas, politólogos y juristas de Grecia, Bélgica, España, Francia, Reino Unido, Brasil, Ecuador, Zambia y Chipre, bajo la dirección de Eric Toussaint, portavoz del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo.
El objetivo encomendado a la comisión es identificar la parte ilegítima, ilegal, odiosa e insostenible de la deuda. Dicho en palabras más sencillas: encontrar la manera legal para el impago, siguiendo el ejemplo de países como Ecuador.
El objetivo encomendado a la comisión es identificar la parte ilegítima, ilegal, odiosa e insostenible de la deuda. Dicho en palabras más sencillas: encontrar la manera legal para el impago, siguiendo el ejemplo de países como Ecuador
Según explica Eric Toussaint, los motivos por los que, conforme al Derecho internacional, un Estado puede rechazar la deuda son los siguientes:
-Deuda odiosa: la contraída por un régimen despótico o no democrático. Cabe recordar que hay sospechas de que Grecia aún paga intereses de algunos créditos concedidos a la Junta de los Coroneles a mediados de los 70.
-Deuda ilegítima: la contraída contra el interés general del país. Por poner un ejemplo, podría ser el caso de los créditos por valor de 5.000 millones de euros para la compra de submarinos alemanes Thyssen cuyos defectos de fabricación fueron deliberadamente ignorados.
-Deuda ilegal: la generada mediante actos contrarios a la legislación interna. Sería el caso de los créditos concedidos para cumplir los contratos firmados con Siemens, acusada de haber pagado comisiones a políticos, militares y funcionarios griegos por valor de 1.000 millones de euros para asegurarse dichos contratos públicos. O la deuda contraída para sufragar los sobrecostes de las olimpiadas de 2004, presupuestados en 1.300 millones de dólares, cuyo coste final ha superado los 20.000.
-Deuda insostenible: aquella que, debido al estado de necesidad, no se puede obligar a pagar, si ésto implica dejar de atender cuestiones esenciales como la seguridad interior, la paz social, la educación y la salud. Para entendernos, es exactamente lo contrario de lo que establece el reformado artículo 135 de la constitución española.
La presidenta del Parlamento, Zoe Konstantopoulou, durante el discurso de constitución de la comisión, aseguró que la deuda "es el resultado de acciones y de omisiones, de préstamos con condiciones leoninas y tipos de interés desmesurados, de la especulación financiera y de contratos marcados por la corrupción, que la dispararon". Asimismo, añadió que "es necesario conocer cómo se originó para poder rechazar la obligación de pagarla y reivindicar su anulación. El control de la deuda no es sólo un derecho democrático de la ciudadanía y un derecho soberano de los pueblos sino que constituye un deber institucional del Estado según el derecho de la Unión Europea. Aquellos que apelan a la necesidad de que Grecia cumpla sus obligaciones internacionales, no pueden obviar esta".
No se puede olvidar que la deuda, más que el resultado de un ejercicio contable, es el instrumento disciplinario mediante el cual las políticas de austeridad han sido impuestas. La deuda ha servido para aplicar políticas de las que se beneficiaban los propios acreedores. Un rescate, recordemos, consiste en ofrecer a los deudores los activos de una economía nacional bajo amenaza de la bancarrota del Estado.
El último factor a tener en cuenta es que el Gobierno griego sólo se atreverá a declarar un impago si cuenta con una correlación de fuerzas interna favorable. Es decir, si cuenta con un apoyo social importante para ello. Esta es la razón por la que las conclusiones de la comisión no se expondrán sólo en el Parlamento sino también en un acto público en la plaza Syntagma, que se prevé multitudinario. Por eso, el Gobierno griego y los diversos sectores políticos que lo apoyan recuerdan que el verdadero debate no gira en torno a la salida o no del euro, sino en torno a la deuda.
A pesar del vendaval, las encuestas demuestran que el apoyo al Gobierno de Tsipras sigue siendo muy amplio. La última encuesta publicada por el instituto estadístico Macropol estimaba que, de haber hoy elecciones, Syriza sobrepasaría con creces la mayoría absoluta. Las razones son variadas, pero probablemente las principales son dos. Por un lado, el enorme consenso que ha generado el plan de choque contra la emergencia humanitaria. Por otro, la clave la da Panagiótis Sotirópoulos, funcionario de la Secretaría General de Comunicación e Información, dependiente del Gobierno, que nunca hasta enero había votado a la izquierda: "No es que Syriza lo esté haciendo todo bien, es que no vemos a nadie capaz de hacerlo mejor".
Junio es el mes decisivo para Grecia y, por lo tanto, para la Eurozona. Tanto el gobierno heleno como las instituciones tienen este mes marcado en rojo en el calendario desde febrero.
Repasemos las citas más importantes: el pasado 5 de junio Grecia debería haber transferido 300 millones de euros al FMI...
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Hibai Arbide Aza
Hibai Arbide Aza era abogado en Barcelona hasta que se fue a vivir a Grecia. Reside en Atenas, donde trabaja como periodista freelance para diversos medios, trata de acabar la escritura de un libro que se resiste, pincha tropical bass y monta en bici.
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