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La noche del 26 de junio, desde las terrazas de Atenas, se podía observar una tormenta formada en el golfo Sarónico avanzando lentamente hacia la ciudad. Mientras en la capital helena se disfrutaba de una noche apacible, los rayos entraban por el puerto del Pireo. Hacia las doce y media de la noche, las primeras gotas de lluvia caían sobre la plaza Syntagma, y un vendaval político estallaba en un edificio contiguo, el palacio Maximou, residencia oficial del primer ministro. El gobierno griego anunciaba que someterá a referéndum la propuesta de acuerdo del Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
Alexis Tsipras había manifestado durante la semana anterior, y en reiteradas ocasiones, que Grecia no aceptaría un acuerdo que no fuera definitivo. Es decir, que no firmaría ningún acuerdo que siguiera alimentando lo que en su comparecencia del viernes noche calificó como “el círculo vicioso de la austeridad”. En este sentido, los términos de la extensión del rescate que propusieron sus socios europeos el jueves 25 fue interpretado por el Gobierno griego como una tomadura de pelo. Los jefes de Estado y de Gobierno planteaban alargar el rescate durante cinco meses con 15.500 millones más, que serían íntegramente cobrados por los acreedores. Es decir, Grecia debía contraer 15.500 millones más de deuda para dedicarlos exclusivamente al pago de la deuda anteriormente contraída.
A algunos griegos les sorprendió la solemnidad del discurso de Tsipras, más aficionado a los hechos contundentes que a las palabras grandilocuentes. Comenzó con la constatación de las dificultades que se ha encontrado su gobierno en esta corta legislatura. “Desde hace seis meses, el Gobierno griego ha estado librando una batalla en condiciones de asfixia económica sin precedentes, con el fin de respetar el mandato que el pueblo nos legó el 25 de enero. El objetivo con el que estábamos negociando con nuestros socios era poner fin a la austeridad, y permitir así que la prosperidad y la justicia social regresaran a nuestro país”, dijo.
A renglón seguido, denunció que, durante las negociaciones, sus socios les han exigido “implementar los memoranda pactados por los anteriores gobiernos, a pesar de que éstos habían sido categóricamente condenados por el pueblo griego en las recientes elecciones”; para concluir: “Ni por un momento pensamos en rendirnos y traicionar vuestra confianza.”
Tsipras acusó a las instituciones de que su ultimátum constituye “un chantaje” y sus propuestas “violan directamente los derechos sociales y fundamentales de Europa” por incluir medidas como una mayor desregulación del mercado laboral, más recortes de pensiones, reducción de salarios en el sector público e incremento del IVA para los alimentos.
Así mismo, acusó al FMI de ser intransigente y de querer imponer una “severa austeridad”, y apeló a “la responsabilidad de las principales potencias europeas para que sepan aprovechar el momento y lleven a cabo iniciativas que, de una vez por todas, pongan un final definitivo a la crisis de la deuda soberana en Grecia". El primer ministro griego alertó de que esta crisis “afecta a otros países europeos y amenaza el propio futuro de la integración regional”
Tsipras dijo también que la propuesta de referéndum del día 5 de julio había sido aprobada unánimemente por los ministros del gabinete. La votación parlamentaria que permitirá oficialmente la celebración de la consulta se celebró en la madrugada del domingo 28 de junio. El Gobierno ganó por amplia mayoría la moción. Fuentes del gobierno griego confirmaron a CTXT que, tanto el gobierno como Syriza, la coalición que lo apoya, harán campaña por el No. Campaña que, de facto, ya ha comenzado, si bien la posición del Gobierno se hará oficial a lo largo del lunes.
Fuentes del gobierno griego confirmaron a CTXT que, tanto el gobierno como Syriza, la coalición que lo apoya, harán campaña por el No. Campaña que, de facto, ya ha comenzado, si bien la posición del Gobierno se hará oficial a lo largo del lunes.
Las reacciones al referéndum han sido tan rápidas como previsibles. El socio de gobierno de Syriza, el partido nacionalista ANEL, manifestó pocos minutos después de que se conociera la convocatoria que compartía la propuesta y se posicionaría a favor del No. Tanto Nea Demokratia, de centro derecha, como el Pasok, de centro izquierda, se opusieron y anunciaron que interpondrían una cuestión de inconstitucionalidad para intentar evitar la consulta. La moción fue rechazada por el Parlamento en la sesión extraordinaria del sábado 27, por lo que no tendrá ningún efecto. También Potami, partido de ideología neoliberal, se ha mostrado contrario al referéndum y, por su parte, los comunistas del KKE han invitado “a que el pueblo diga 'no' la propuesta de la Troika y no a Tsipras”, sin aclarar si promoverán la abstención.
En una maniobra a la desesperada, Nea Demokratia, el partido conservador que hizo suyas las políticas de la Troika, anunció que presentará una moción de censura contra Tsipras que no tiene ninguna posibilidad de prosperar.
La maniobra de Tsipras abre unos cuántos interrogantes que se irán despejando durante la semana. Grecia, que el 5 de junio decidió unilateralmente agrupar las cuotas devengadas con el FMI este mes, debe ingresar al Fondo 1.600 millones de euros.
Fuentes del ministerio de Economía griego han asegurado a CTXT que el Gobierno “priorizará” los pagos de pensiones y salarios sobre la deuda. Es decir, que si el 30 de junio, día en que finaliza la extensión del crédito puente concedida en febrero, no se encuentra una nueva vía de financiación, Grecia impagará al FMI.
Las presiones para evitar el impago son enormes. Los socios europeos reaccionaron con enorme hostilidad a la propuesta de referéndum. Jeroen Dijsselbloem, jefe del Eurogrupo, acusó a Grecia de "romper el proceso de negociación" por querer que la ciudadanía griega se pronuncie sobre el mismo. A lo largo de la tarde del sábado 27, la tensión fue creciendo hasta el punto de que la delegación griega, con su ministro de finanzas Yanis Varoufakis a la cabeza, fue expulsada de la reunión.
¿Grexit? ¿Expulsión?
El Ejecutivo heleno señala que la reunión del Eurogrupo “no tenía carácter oficial” y que la segunda parte de la reunión, a la que la delegación griega “fue invitada a no participar” es “aún menos oficial”. Es decir, que Atenas no considera que esta reunión signifique un paso en firme hacia la expulsión de Grecia del euro. Recuerda, además, que la salida implicaría realizar un complejo procedimiento financiero del que el Banco de Grecia no ha sido hasta el momento avisado.
El gobierno de Tsipras plantea dos escenarios inmediatos: si, como hasta ahora, El BCE atiende la petición del Banco de Grecia y mantiene sin variaciones la línea de liquidez de emergencia abierta para los bancos griegos, la reunión del Eurogrupo no tendría ninguna consecuencia, más allá de la representación de una posición política. Si, por el contrario, la institución que preside Mario Draghi decide ahogar a los bancos griegos, el ejecutivo se vería obligado a “adoptar medidas extraordinarias” que por el momento prefiere no concretar. Todo apunta a un posible impago a los acreedores públicos, principalmente a Alemania, cumpliendo con los pagos a los acreedores privados para garantizar una vía de financiación.
Si, por el contrario, Mario Draghi decide ahogar a los bancos griegos, el ejecutivo se vería obligado a “adoptar medidas extraordinarias” que por el momento prefiere no concretar.
Grecia ha inaugurado una fase de guerra abierta entre el neoliberalismo y la democracia. Un país que apenas supone el 2% del PIB de la Eurozona se dispone a entrar en el laberinto que le conduce hacia el Minotauro, denominación con la que Varoufakis definió al engranaje neoliberal europeo, en su libro más célebre, cuando todavía era profesor de Economía en la Universidad.
Cuando Teseo conoció a Ariadna, ésta le rogó que no fuera a luchar contra el Minotauro, ante el temor de su muerte segura. Tras convencerla, Ariadna ideó un plan para que Teseo pudiera encontrar la salida del laberinto, en caso de lograr doblegar a la bestia. Un ovillo que le recordaría el camino. El viernes 26 de junio, Tsipras decidió tomar el hilo que Varoufakis ha tejido durante meses y ponerse en marcha. El laberinto sigue ahí, pero ahora ya sabe cómo recorrerlo. La duda es si Tsipras, al igual que Teseo, será capaz de dominar a la bestia o si ésta lo hará pedazos estrangulando mediante un corralito a la población griega.
Se abre una semana de vértigo en la que se sucederán las amenazas de corralito, campañas de desprestigio hacia las posiciones griegas, propuestas de expulsión de Grecia y tormentas financieras. Porque, tal y como concluyó Tsipras en su discurso, no se trata sólo de Grecia sino del presente y el futuro de Europa: “Grecia es y seguirá siendo una parte fundamental de Europa, así como Europa es una parte fundamental de Grecia", dijo. "Pero, sin democracia, Europa será una Europa sin identidad y sin rumbo”.
La noche del 26 de junio, desde las terrazas de Atenas, se podía observar una tormenta formada en el golfo Sarónico avanzando lentamente hacia la ciudad. Mientras en la capital helena se disfrutaba de una noche apacible, los rayos entraban por el puerto del Pireo. Hacia las doce y media de la noche,...
Autor >
Hibai Arbide Aza
Hibai Arbide Aza era abogado en Barcelona hasta que se fue a vivir a Grecia. Reside en Atenas, donde trabaja como periodista freelance para diversos medios, trata de acabar la escritura de un libro que se resiste, pincha tropical bass y monta en bici.
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