“Hay un intento de la ultraizquierda de humillar a los católicos. La ultraizquierda odia la vida normal. La alcaldesa odia la vida normal de los madrileños. Es falta de respeto absoluto por la vida normal”. Miguel Ángel Rodríguez en Telemadrid (30 de noviembre de 2015).

Tertuliano bien conocido por su bonhomía y don de gentes, el periodista MAR (condenado por un delito continuado de injurias graves con publicidad contra el doctor Montes) fue secretario de Estado de Comunicación y portavoz del Gobierno de José María Aznar. MAR es una más de las muchas y ubicuas voces de la prensa ultraconservadora —según su terminología— que defienden la “vida normal” de los españoles puesta en peligro por los peligrosos ultraizquierdistas okupas de las instituciones públicas. Para estos opinadores, la “vida normal” pasa por la instalación de un belén navideño en el ayuntamiento de Madrid.

“Carmena instala un belén doméstico en Cibeles. Reduce 42,2 metros cuadrados el tamaño del nacimiento del Ayuntamiento que el año pasado recibió más de 60.000 visitas” (La Razón, 28 de noviembre, 2015).

“Madrid no instalará belén en la plaza Mayor y el de Cibeles será de 8 metros” (Web de Telemadrid, 1 de diciembre de 2015).

“¡Alarma: Belenes! Carmena pondrá a buen recaudo esa amenaza” (Luis Ventoso en ABC, 22 de noviembre de 2015).

¡Se armó el belén! es una película de 1969 en la que el Fernandel español, Paco Martínez Soria, interpreta a un cura tradicional –inspirado en el Don Camilo de Guareschi– enfrentado a las modernidades del Concilio Vaticano II, véase curas con clergyman, ye-yés y obreros ateos reunidos para conspirar contra el patrono. A punto de perder su parroquia, descubre el poder de la TV –cual director de campaña actual– y discurre que, si su belén viviente “sale por la tele”, conservará su puesto de párroco. Para arruinar los planes del curita preconciliar está el PCE: aunque nunca se nombra, es reconocible bajo los disfraces de broncos comunistas con que caracterizan a los matones dispuestos a amenazar y dar palizas a quien pretenda disfrutar de las tradiciones católicas. Por supuesto, los malvados fracasan y aunque convierten el belén viviente en una batalla campal, el bueno de Paco sale triunfante, y con él, la gente normal: la de orden, la de bien.

La película está dirigida por José Luis de Sáenz de Heredia, buen cineasta al servicio de la doctrina franquista (Raza y Franco, ese hombre llevan su firma) y primo carnal de José Antonio Primo de Rivera; en plena Guerra Civil se salvó de la checa gracias a la intercesión de Luis Buñuel.  Se armó el belén, además de traslucir cierto resquemor de “camisa vieja” frente al desembarco tecnócrata opusdeísta entre las filas franquistas —cosas de aquella época—, supone un buen ejemplo de ese celuloide rancio que tanto gusta aún a buena parte de la españolidad: costumbrista y sensiblero, con sus buenas dosis de machismo, conservadurismo castizo y otros lugares comunes de los años del NODO con que TVE sigue aleccionando a generaciones y generaciones de españoles, para gozo y disfrute de nuestro ministro de Cultura, don Íñigo Méndez de Vigo y Montojo, IX barón de Claret —como diría el ABC.

“Me gusta mucho el cine español. Veo mucho Cine de barrio en TVE” (Méndez de Vigo. Europa Press, 9 de agosto de 2015).

Porque, ¿cuántos hemos crecido viendo en televisión al caricato maño? No se puede negar que forman parte de nuestra –acerbada- cultura audiovisual La ciudad no es para mí,  El turismo es un gran invento, Don erre que erre, Abuelo made in Spain y muchos otros títulos que siguen generando grandes datos de audiencia, siempre entre espectadores de TVE,  propietaria de sus derechos de emisión.

“El caladero de audiencia más importante de TVE  está entre los espectadores de más de 65 años, que ya suponen el 35,8%, 10 puntos más que la media del sector. TVE tiene mayor cantidad de adeptos en las zonas rurales —municipios de menos de 10.000 habitantes— que sus rivales, y sus más fieles seguidores son los castellano-leoneses” (El País, 23 de agosto de 2014).

“El PP es la fuerza más votada entre los mayores de 65 años” (Barómetro del CIS, noviembre de 2015).

El franquismo sociológico que destila la popularidad de estas películas, emitidas sin cesar durante más de 40 años, pone en solfa el mito de la modernidad democrática española tan bien vendido durante la década pasada y que la crisis parece haberse llevado por delante, como tantas otras cosas. No nos engañemos: Paco siempre estuvo ahí. Martínez Soria, claro.