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Lo que inmediatamente sorprende de Hasier Arraiz (Vitoria-Gasteiz, 1975) es que rompe con la imagen más abrupta y conocida de dirigente abertzale. Es afable en la distancia corta y se muestra dispuesto a hablar de todo. Solo deja entrever cierta inquietud ante la posibilidad de que la entrevista sea “el 80% de ETA, porque ETA es pasado”. Como el actor que se siente encasillado en un papel pero sabe que puede interpretar otros registros. Licenciado en Filología Románica, le atrapó de joven la literatura hispanoamericana y de su mano se sumergió en la política latinoamericana y los movimientos revolucionarios. Su primer compromiso fue la insumisión militar. Muchos años después, ya como miembro de Batasuna, fue detenido por participar en una reunión de su Mesa Nacional y pasó dos años y medio en prisión. Está pendiente de juicio. Arraiz representa el rostro y la voz de los nuevos tiempos sin violencia.
Lejos quedan aquellos en que los dirigentes de la izquierda abertzale vetaban a periodistas en sus ruedas de prensa y sus acólitos les insultaban con aquello de “a ver qué ponéis” o eran directamente objetivo etarra. El portavoz de la coalición EH Bildu, integrada por los partidos Sortu, la izquierda abertzale, del que es presidente; EA; Aralar y Alternatiba, “cuatro culturas políticas capaces de trabajar conjuntamente”, prefiere mirar hacia adelante. “El pasado tiene su importancia, no hay que olvidar la historia pero que no condicione el desarrollo”, sostiene.
Recuerda que han expresado de una forma “clara y concisa” que su posición es de rechazo a todas las violencias vengan de donde vengan “y hemos dicho, incluso, que si viniera por parte de ETA”.
La entrevista se realizó poco después de los atentados yihadistas de París, que algunos equiparan con el dolor infligido por el terrorismo de ETA. La campaña electoral aún no había arrancado oficialmente. “Es una actitud despreciable. (...) Todavía se sigue usando la violencia como arma arrojadiza en el debate político pero con fines electoralistas”. Así que, por ahí comenzó la entrevista. Y terminó cuando el jefe de prensa le avisó de que llevaba casi dos horas de charla. “Estamos resolviendo el conflicto vasco”, le espetó. Lo que contó durante ese tiempo es lo siguiente.
¿Qué piensa cuando se asocian las masacres yihadistas con el terrorismo de ETA?
Si tengo que ser sincero, creo que hay una utilización obscena de una cuestión tan delicada y tan dolorosa como pueden ser los ataques en París por parte de ciertos partidos políticos y algunos medios de comunicación. No solo se ha unido el yihadismo con ETA sino que también ha habido un intento de unirlos con Mas y el proceso catalán. En Euskal Herria ha sido sobre todo, y es una gran decepción, el partido socialista el que ha abanderado esa utilización política de los ataques de París para tener algún tipo de rédito electoral. No solo lo ha utilizado en contra de nosotros sino también del PNV, con el que gobierna en la diputaciones y en los ayuntamientos de las capitales vascas. En cualquier caso, me parece una actitud despreciable. Y que eso se traiga a Euskal Herria, a la propia situación política vasca, que se pretenda utilizar los ataques terroristas de París para de alguna forma tratar de recordar a la gente el dolor sufrido en la etapa política anterior, para tratar de rascar algunos votos, es rechazable. El dolor generado por la violencia ha sido utilizado muchas veces de forma política y en estos momentos, cuando por suerte es una etapa que ha quedado atrás, todavía se sigue usando la violencia como arma arrojadiza en el debate político pero con fines electoralistas.
¿Qué efecto tiene en plena carrera preelectoral al 20D la psicosis que vive Europa tras los ataques yihadistas en París?
Es completamente obsceno porque el pacto antiyihadista que se ha firmado en Madrid tiene un objetivo electoral. La actitud de Mariano Rajoy con respecto a Siria es también electoralista. Si no hubiera elecciones el 20D, seguramente tomaría otra.
Hemos dicho de una forma clara que nuestra posición es de rechazo a todas las violencias vengan de donde vengan, incluso, si viniera por parte de ETA
¿Si la izquierda abertzale rechaza todas las violencias, está rechazando también la de ETA? ¿Hasta qué punto es imprescindible condenar, hasta dónde llegan las palabras?
Lo dije en el Parlamento vasco y fuera. Nosotros creemos que las palabras son muy importantes, y para mí que he estudiado Filología lo son mucho. Las palabras pueden ser utilizadas como trincheras para que de alguna forma cada uno se refugie en su propia posición política y seguir estando contra el otro; o las palabras se pueden utilizar como puentes para buscar espacios de encuentro entre personas que hemos estado en posiciones políticas diferentes. Nosotros estamos en esta última. Y, lo digo muy sinceramente. En los últimos tiempos, creo que lo estamos demostrando. Lo hemos demostrado en el Día de las víctimas, hicimos una declaración al efecto, estuvimos allí demostrando con nuestra actitud y nuestras palabras que estamos a favor del reconocimiento, el respeto y la reparación a todas las víctimas sin distinción. En cualquier caso, creo que ya hemos dicho de una forma clara y concisa que nuestra posición es de rechazo a todas las violencias vengan de donde vengan y hemos dicho, incluso, si viniera por parte de ETA.
¿Qué están dispuestos a hacer por las víctimas además de reconocer el daño causado?
En nuestra coalición, que venimos de distintas trayectorias políticas, reconocemos que hemos tenido distintas actitudes con respecto a diferentes víctimas. La actitud política que ha tenido la izquierda abertzale con respecto a las víctimas de ETA y la que, por ejemplo, ha tenido EA con respecto a víctimas de la izquierda abertzale que no las ha reconocido de la misma manera que reconocía a las de ETA. Y hemos sido capaces de hacer esa reflexión. Es evidente que es muy difícil ponerse de acuerdo sobre lo que ocurrió en el pasado porque cada uno tiene sus propias vivencias y es difícil que de todas ellas se pueda construir un solo relato…
No habrá un relato único.
Nosotros apostamos por un relato poliédrico, por un relato compuesto por todos los relatos y en el cual uno no pueda estar por encima del otro. Y ese relato tiene que contener todos los relatos que han existido.
¿Y las 850 víctimas mortales de ETA? ¿Cree que todas las víctimas son iguales? ¿Se merece el mismo reconocimiento quien muere al explotarle una bomba mientras prepara un atentado que alguien asesinado por pensar diferente?
Nosotros creemos que a misma vulneración de derecho humano, a quien le ha quitado la vida otra persona, merece el mismo reconocimiento.
¿Qué vulneración sufre quien muere manipulando una bomba?
Creo que la vulneración es si alguien te quita la vida. No creo que sea lo mismo que tú la pierdas pero es evidente que si pierdes la vida también es un sufrimiento que se ha generado en ese conflicto. No todas se deben valorar igual pero todas deben estar reconocidas. Todo el sufrimiento debe ser reconocido porque todas las madres tienen que tener derecho a que el sufrimiento que les ha generado la pérdida de su hijo o de su hija esté reflejado en algún lugar y reconocido. Eso no quiere decir que uno deba estar por encima del otro.
¿Y socialmente?
Creo que socialmente, todo esto nos tiene que servir para, como sociedad, teniendo en cuenta las heridas que todavía tenemos, ser capaces de superar esta situación y aprender que esto no tiene que ocurrir nunca más. Que nunca más pueden generarse situaciones de sufrimiento como las que hemos vivido.
¿La izquierda abertzale ha reconocido ya el daño causado?
El colectivo de presos sí. Nosotros lo que hemos reconocido es que nuestra actitud política como movimiento agravó durante mucho tiempo el dolor de las víctimas de ETA. Creemos que nuestra responsabilidad es esa. Nosotros no hemos generado ese sufrimiento pero sí es cierto que nuestra actitud política durante un tiempo lo agravó. Lo reconocemos y lo lamentamos y sobre lo que preguntabas de qué se puede hacer con las víctimas, nosotros si quisiéramos, y en algún caso hemos tenido oportunidad de hacerlo, dialogar también con las propias víctimas. Nuestra actitud es muy respetuosa. Solo nos hemos acercado a aquellas que mostraban una actitud receptiva. Por desgracia, de las víctimas se habla demasiado pero con las víctimas se habla demasiado poco.
¿Ha hablado usted con alguna?
Yo, personalmente, no. Pero, compañeros míos, sí.
¿No resulta paradójico que los presos de ETA, incluidos algunos jefes, con condenas de 20 y 30 años de cárcel, reconozcan que fue incluso inútil su lucha y los dirigentes de la izquierda abertzale y militantes que, a fin de cuentas estaban ahí como los generales tras la mesa, no sean capaces de decir que se ha causado un daño?
Creo que los dirigentes políticos no tienen que reconocer un daño que no han causado.
Usted, no sé. Pero otros que estuvieron antes quizá sí. En los tiempos en que ETA mataba, se justificaba, nunca se condenaba. Algunos alentaban y en la calle se gritaba “ETA mátalos”. No me lo han contado. Lo he escuchado yo.
Yo eso no lo he vivido y como dirigente político de este tiempo y de esta época, aspiro a que todo lo que se ha sufrido nos sirva para aprender para los nuevos tiempos. En este sentido, cuando dices que este sufrimiento ha sido baldío…
Lo han dicho dirigentes de ETA después de pasar 30 años en la cárcel.
Quisiera creer que todo ese sufrimiento, no el de una sola parte, sino el de todas las partes, vaya a servir para que la sociedad vasca del futuro será mejor que lo que ha sido la del pasado. Llevamos casi 200 años en este país de violencia y de conflicto y me gustaría que fuera el momento de que ese conflicto que permanece permanente se pudiera llevar a una mesa o a una cámara institucional y que se pudiera dar un final dialogado y que todo ese sufrimiento quedara en el pasado. Pero vamos a otros lugares del mundo, con experiencias más o menos cercanas: Irlanda. La lucha mereció o no la pena. O en Sudáfrica.
La sociedad vasca en su mayoría cree que vivimos un tiempo de paz. ¿Usted qué cree?
Creo que la paz, además de ausencia de violencia, y para eso tienen que ausentarse todas las violencias, también es el respeto a todos los derechos de todas las personas. Y creo que esa situación todavía no se produce. Benito Juárez hablaba de que la paz es justicia y eso solo se puede entender como el respeto al derecho de todas las personas. Yo en esa paz creo y esa paz quiero construir. Todavía no hemos llegado a ella.
¿Tiene que entregar ETA las armas?
Sí.
¿Tiene que reconocer el daño causado?
Sí. Yo creo que todas las partes tienen que reconocer el daño causado. Quiero oír al PSOE decir que ellos montaron los GAL y quiero oírles opinar sobre la impunidad que han tenido quienes organizaron los GAL y quienes lo llevaron a cabo. ¿Por qué esos están todos en casa cuando cometieron crímenes, cuando torturaron y asesinaron a personas y otros que han hecho lo mismo o mucho menos siguen a día de hoy en prisión? (Enrique) Rodríguez Galindo, que fue condenado a 75 años en prisión, solo pasó cuatro años en prisión y en unas condiciones que ya quisieran otros. (José) Barrionuevo, (Rafael) Vera.
¿Cómo contempla la reconciliación en los pueblos? El dirigente del PP vasco Borja Sémper lo ilustra diciendo que uno de su partido no puede abrir una tienda de ultramarinos porque no le compra nadie.
A día de hoy, lo que veo y también en los pueblos es que los escenarios de convivencia entre personas que piensan diferente son mucho más naturales. Y que muchas situaciones se han superado mucho más rápido de lo que se podría pensar. Creo que lo que es la política formal va bastante por detrás de la sociedad. Hay muchas páginas que la gente ya ha pasado. Y lo ha hecho por propia necesidad. Porque quería vivir otro tiempo y no anclada a ese enfrentamiento y quería vivir y disfrutar de la convivencia. Y luego unos se gustarán más o menos. A los del PP les gustaremos más o menos pero eso también está dentro de la normalidad que vamos construyendo poco a poco.
Así que si un ciudadano del PP entra en una Herriko Taberna no le van a mirar raro.
Yo creo sinceramente que ese tipo de situaciones se van superando. Me gustaría citar pueblos que han vivido de forma tan cruda el conflicto, como Renteria o Hernani, con alcaldías ahora de EH Bildu y en donde se están dando episodios de reconocimiento de todas las víctimas y de generación de diálogo y de espacios de convivencia democrática entre diferentes que no se dan en otros ámbitos. Son casos ejemplares y se está haciendo con la participación de todos los partidos políticos del consistorio. Algo que no hemos sido capaces de hacer todavía en el Parlamento vasco donde el PP ha preferido ausentarse porque no está dispuesto a reconocer a otras víctimas.
¿Qué significa su anuncio de que su nuevo documento sobre el 'suelo ético' en la ponencia de paz incluirá una revisión crítica novedosa sobre su apoyo a ETA?
Estamos dispuestos a llegar a acuerdos pero algunos no quieren salir con nosotros en la foto. Nos ponen unos textos para que nosotros nos quedemos fuera. A pesar de ello, les hemos dicho que los aceptamos aunque no estemos totalmente de acuerdo para poder sentarnos en torno a esa mesa y hablar de todos esos contenidos. No tenemos problema en hablar en abierto sobre cada cuestión. Lo que decimos es que tiene que haber un ejercicio compartido de revisión crítica del pasado. Nosotros no pretendemos esconder ninguna de nuestras responsabilidades pero creemos que los otros también tienen que hacer su propio ejercicio autocrítico. Y no decimos que el de nadie tenga que ser igual al nuestro. Pero entendemos que a día de hoy el resto de las partes no ha hecho el que les corresponde.
¿Y criticarían a ETA?
Nosotros estaríamos dispuestos y ya hemos dicho en concreto que hay que hacer una reflexión sobre lo que ha supuesto la violencia en este país. Todas las violencias.
¿Le da envidia la declaración de independencia catalana?
Catalunya está haciendo su propio camino arduo y difícil. Nadie puede poner en duda la sensación de que se está construyendo en el aire pero creo que el Estado español no le ha dado otra opción. Nosotros aplaudimos el coraje que se está demostrando por parte de las fuerzas políticas independentistas catalanas y sí lo observamos con cierta envidia porque aquí, ahora mismo, falta entereza para afrontar una situación que tenemos que asimilar. El Estado español nunca va a reconocer al pueblo vasco como sujeto de decisión. No va a aceptar que decidamos libre y democráticamente nuestro futuro. Por lo tanto, creemos que tenemos que hacerlo. Tenemos que comenzar a ejercitar nuestro derecho a decidir y para eso necesitamos una mayoría social, que entendemos que sí la hay. Pero esa mayoría social se tiene que transformar en una mayoría política activa, que es la parte que falta.
¿Estaría representada por el PNV?
Quien dice que está a favor del derecho a decidir lo tiene que demostrar. No solo puede poner en su programa electoral que iba a hacer una consulta en 2015 sino que en algún momento tiene que dar el paso y hacerlo.
¿Está criticando al PNV?
No, pero si se pone como excusa que esto solo se puede hacer de una manera acordada con el Gobierno de Madrid, ello quiere decir que no se va a hacer nunca porque no va a haber nunca un Gobierno de Madrid similar al del Reino Unido que está dispuesto a negociar y a acordar cómo se hace ese referéndum con el pueblo escocés. No va a haber ese David Cameron español. No lo va a haber si gobierna el PP, no lo habrá si gobierna el PSOE y tampoco si lo hace Ciudadanos.
Es aquí donde entra su estrategia de “elevar la confrontación política al máximo nivel”.
Entendemos que hay un choque entre la legalidad española y la legitimidad democrática vasca. Es decir, se utilizan las leyes españolas: la Constitución, para aplastar los derechos democráticos de la ciudadanía vasca; de la mayoría de sus ciudadanos. Y, ante esto, anteponemos los derechos de la mayoría por encima de leyes que consideramos injustas y entendemos que ahí surge un escenario de confrontación pacífica y democrática, pero confrontación. Parece que el PNV está rehuyendo en este momento, como si no existiera esa confrontación, pero existe y la estamos viendo a cinco horas en coche de aquí: en Barcelona.
El presidente del PNV ha declarado que hasta que en Euskadi no se cierre bien la herida de la violencia, no hay posibilidad de unión abertzale.
El tema es que la herida que menciona él no sé hasta qué punto no es también una excusa para no emprender ese camino como lo es también el no querer ver que en Madrid no va a haber nunca un Gobierno dispuesto a negociar y acordar un referéndum para dar la palabra y la decisión al pueblo vasco.
Planteamos tres procesos constituyentes con puntos de partida diferentes y velocidades y procedimientos distintos, dentro de un proceso unificador de mutuo acuerdo entre cada una de las tres partes para poder configurar un Estado vasco
¿Hasta dónde están dispuestos a llegar en esa confrontación política?
Euskal Herria está dividida en tres ámbitos jurídico administrativos, uno en el Estado francés y otros dos en el Estado español: la comunidad autónoma vasca y la comunidad foral navarra. Por eso, planteamos tres procesos constituyentes con puntos de partida diferentes y deben tener velocidades y procedimientos distintos pero tienen que estar dentro de un proceso unificador de mutuo acuerdo entre cada una de las tres partes para poder configurar un Estado vasco.
¿Están dispuestos a ir en solitario, sin el PNV?
En la siguiente legislatura, no solo falta que nos completen el Estatuto de Gernika sino que las competencias que este nos daba permanecen pero se están vaciando de contenido y de recursos por efecto de la recentralización impulsada desde el Gobierno de Madrid. Nosotros lo que planteamos es: si estamos de acuerdo con que tenemos que tener una seguridad social vasca, por ejemplo, para garantizar las pensiones, que desde Madrid ya han dicho que no van a garantizar, a un montón de gente de nuestro país, lo que planteamos si hay voluntad política para ello es crear la seguridad social vasca y mediante ella poder garantizar pensiones a todos esos sectores sociales más desfavorecidos.
Lo haríamos con quienes estemos de acuerdo y el resto qué va a decir, ¿que no? Que se lo cuenten a la gente, que se lo cuente el PSOE o el PP vascos a los suyos que no quieren garantizar las pensiones.
Entendemos que la soberanía, dando pasos prácticos, ejerciendo el derecho a decidir para alcanzar esa soberanía, tiene que redundar necesariamente y de forma imprescindible en la garantía del bienestar para la ciudadanía vasca. No queremos la soberanía para poder decir que solo nos sentimos vascos y que estamos mucho más a gusto. No se trata solo de la bandera o de un concepto identitario, se trata de que la soberanía puede ser una herramienta útil y eficaz para garantizar a la sociedad vasca un bienestar del que no va a poder disfrutar si sigue dentro del Estado español.
¿Tratarán de llegar a acuerdos, será una iniciativa parlamentaria?
Las instituciones que tenemos están limitadas porque están subordinadas a las instituciones del Estado español, entendemos que se puede dar un paso y que esas instituciones pueden tomar otro carácter. Instituciones que han sido diseñadas para subordinación al Estado pueden convertirse en instituciones para la emancipación.
¿Es una llamada a la rebeldía?
Es una llamada a la insubordinación democrática: ya que no nos dejan y nos imponen políticas neoliberales desde Madrid, que afectan a los derechos sociales de las personas que viven en nuestro país, nuestro deber y obligación es para con las personas de nuestro país y si ellas nos dan el mandato democrático, nos comprometemos a hacer que el Parlamento de Gasteiz se convierta en una cámara que no se limite a gestionar las competencias que nos da Madrid sino que se dé la capacidad para obtener competencias y poder desarrollarlas. Es decir, que el Parlamento de Gasteiz deje de ser un parlamento autonómico para convertirse en una asamblea constituyente y soberana. Y todo ello en base a acuerdos políticos que se tomen en esa cámara. Y si no hubiera acuerdo político cada cual que dé cuentas ante la sociedad vasca.
¿A quiénes van a embarcar?
Nosotros vamos a llevar ese planteamiento en su conjunto no solo al Parlamento vasco, a través de la ponencia de autogobierno ya existente, sino, además, crear un debate social, un proceso ciudadano para que la gente nos diga si la propuesta tiene o no sentido. La intención es que la propuesta no sea solo de EH Bildu sino de otros muchos sectores de este país para tejer complicidades porque si Madrid no nos deja, nosotros lo vamos a tomar.
¿Volvemos al PNV?
No solo el PNV. Esperamos que en la próxima cámara, tras las próximas elecciones autonómicas, pueda entrar Podemos. Creemos que es posible llegar a estos acuerdos con todos aquellos que están a favor del derecho a decidir. Y se lo preguntaremos al PNV y a Podemos. ¿Va estar el PNV en contra de una seguridad social vasca? ¿Va a estar en contra de que nosotros, por nuestra cuenta, completemos el Estatuto de Gernika, incluso lo superemos? ¿Qué va a argumentar?
¿Qué van a defender en Madrid tras las elecciones del 20D? A muchos de sus militantes y seguidores les sigue sin gustar su presencia allí.
Esta legislatura que se abre en Madrid, en nuestro pueblo Euskal Herria va a ser la legislatura de la soberanía y la decisión. Queremos ir a Madrid a hacer saber cuál es la decisión del pueblo vasco y a defender la decisión y los derechos del pueblo vasco. Y también tenemos claro que nosotros no queremos para ningún otro pueblo lo que no queremos para el nuestro. Creemos que, por desgracia, el cambio político no va a ser posible en el Estado español pero no queremos para el pueblo español lo que no queremos para el vasco.
Así que no confían en que un nuevo gobierno abra posibilidades para el avance de la soberanía ni para desbloquear relaciones con Euskadi.
Hace un año, cuando se empezó a formar Podemos sí que se creó cierta ilusión en el Estado de que toda aquella fuerza que se percibía que había en torno al 15M; toda esa rabia y hastío se podía transformar en ilusión y posibilidad de cambio real en el Estado español. Observábamos desde la distancia pero con ciertas dosis de esperanza y ya entonces y después nos hemos manifestado a favor de poder incidir en ese cambio político en el Estado español porque era positivo para la propia sociedad española y para los pueblos que vivimos en el Estado porque se podría generar un escenario de diálogo político, de negociación y de ejercicio del derecho a decidir de forma consensuada. A día de hoy, creemos que esas expectativas de cambio son prácticamente nulas y un exponente de ello es el propio cambio que se está experimentando dentro de Podemos, lo que decían hace un año y la ilusión que ello generaba y las cosas que dicen solo un año después y el escepticismo que generan. Todo ello nos da a entender que el cambio político en el Estado español se va a generar desde fuera, obligando al Estado.
¿Habrá alianzas con Podemos?
A la izquierda del PNV, en este país, existe un espacio social y político muy amplio en el que EH Bildu ocupa una parte importante pero no toda. Somos conscientes de que es posible tejer alianzas con partes de todo ese espacio para realmente construir una alternativa. Creemos que Podemos y nosotros no deberíamos estar demasiado lejos. Hoy día, en muchas instituciones la colaboración es algo natural. Desde una óptica de izquierdas y de la defensa de los derechos de la ciudadanía, lo más lógico es estar juntos.
Arnaldo Otegi sería el mejor lehendakari. Va a poder mostrar su liderazgo político en su plenitud en esta etapa política por la que él ha peleado tanto para que pudiera crearse
¿Por qué está en la cárcel Arnaldo Otegi? El fallo de Estrasburgo daba un pequeño varapalo a la Audiencia Nacional pero le deja en prisión.
Está en la cárcel por un impulso claramente político del Gobierno del PSOE y ha seguido en la cárcel por venganza porque en Euskal Herria y me atrevería a decir que fuera todo el mundo reconoce que al margen de toda su trayectoria política se ha distinguido, sobre todo en los últimos tiempos, por su apuesta por la paz y su compromiso con el escenario que estamos viviendo hoy. Otegi es una referencia política que traspasa los límites de la izquierda abertzale. Se le considera un actor político a favor de la paz y creo que es uno de los líderes políticos fundamentales de este país.
¿Están preparándole el camino para que sea candidato a lehendakari en los próximos comicios vascos? ¿Estaría él dispuesto?
Será la militancia y los simpatizantes de EH Bildu quienes tendrán que decirlo. Sería el mejor lehendakari. Arnaldo Otegi va a poder mostrar su liderazgo político en su plenitud en esta etapa política por la que él ha peleado tanto para que pudiera crearse. Ha sido un gran líder político, la gran referencia de la izquierda abertzale desde Lizarra-Garazi y las referencias políticas no suelen ser tan longevas. A partir de ahora, él va a poder demostrar esa capacidad de liderazgo en toda su plenitud precisamente en el tiempo político que él ha contribuido a crear. Me gustaría que fuera el primer lehendakari del primer Estado vasco. Pero si antes me tengo que conformar con que sea el lehendakari de la comunidad autónoma vasca, me conformaré con ello.
¿Y estaría el proceso de paz, las secuelas de la violencia cerradas para entonces?
No quiero ser frívolo ni situar en el carril electoral cuestiones que quizá pueden necesitar más tiempo. No lo sé. Por supuesto que me gustaría que cuanto antes todo aquello que queda del ciclo viejo se pueda cerrar para que el nuevo ciclo emerja con toda su potencialidad. Yo creo que la propia sociedad vasca tiene todo que ganar en ese nuevo ciclo político y por eso mismo, nosotros somos los primeros interesados y que Arnaldo Otegi lidere esa etapa puede ser una manera de cerrarlo bien.
Lo que inmediatamente sorprende de Hasier Arraiz (Vitoria-Gasteiz, 1975) es que rompe con la imagen más abrupta y conocida de dirigente abertzale. Es afable en la distancia corta y se muestra dispuesto a hablar de todo. Solo deja entrever cierta inquietud ante la posibilidad de que la entrevista sea...
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Isabel Camacho
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