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Con mucho amor y urgencias éticas, amor, empieza esta revista de prensa internacional a la que hemos bautizado Sin noticias de ningún planeta. Y no es que no nos lleguen novedades de Marte, Júpiter o Plutón, es que no nos llegan de la Tierra. Bueno --perdonen, la imprecisión- sí llegan, pero nosotros no a ellas. O tal vez sí, pero Madame La tiranía del click y su acompañante de gala, Monsieur El ruido mediático, con su caterva de chorradas –perdonen de nuevo, esta vez el exabrupto-- han debido aplicarnos fierros calientes que nos han cauterizado la piel y con ella, las células, neuronas o lo que c… sea que genera la empatía y la curiosidad por los otros… esos que juntos con nosotros son el planeta. Disculpen –y les prometo que es la última vez que reclamo su clemencia-- que me ponga tan intensa y profunda. Ha sido comenzar a golpear las teclas y este es el tono que ha nacido. Debe ser que el que el mundo esté fatal de lo suyo o fatal de los nervios, como cantaban Los Aslandticos --tenía que salirme la vena andaluza y tirar de referencias musicales #pordebajodeDespañaperros--, me afecta, me pone entre sensible y con ganas de… Créanme, mejor los puntos suspensivos. El photocall de la Audiencia Nacional nunca fue lo mío.
Bueno, pues sin más preámbulo ñoño, con ínfulas de tener gracia, y pelín enrevesado, les presento a esta nuestra recién nacida revista de prensa internacional que viene al mundo con la intención de recordarnos que pues vivimos, anunciamos algo nuevo. Ay, qué no, que he vuelto a ponerme intensa. Esta vez con celayianas referencias. Fuera rollos, nuestra niña –sí, sí, niña y con mucho orgullo aunque gracias al machismo faltemos 200 millones de mujeres en el mundo, palabrita de la ONU– nace con ganas de llevarnos de paseo para, agarraditos de la mano, caminar con calma por algunos reportajes, análisis, crónicas o noticias de este planeta. Disfruten, reflexionen, sorpréndanse, déjense llevar por mil demonios, rían o lloren… Ustedes ponen la piel, las emociones y la conciencia.
Ahí van las lecturas o informaciones (alegrías o desgracias) de esta primera vez:
El periódico británico The Independent publicaba el sábado 30 de enero que cientos de hombres enmascarados se habían reunido el día anterior en el centro de Estocolmo para atacar a niños y jóvenes de origen magrebí o de Oriente Medio y a todo aquel que étnicamente no pareciese sueco. Según la información de este diario, los encapuchados repartieron panfletos en los que amenazaban con darles "el castigo que se merecen". Vinculados a la extrema derecha, los agresores defendían que su actuación buscaba proteger a las mujeres suecas, tras la muerte de una trabajadora de un centro de menores refugiados. Olvidaban los cabezas huecas que habían sido otros jóvenes migrantes o refugiados los que habían reducido al supuesto homicida. ¡Qué mala cabeza!
Afortunadamente --sí, así, sin equidistancia alguna--, tal y como cuenta ABC, las mujeres suecas han inundado las redes sociales con el lema #inteerkvinna (no soy tu mujer), para dejarles bien claro a los machorros neonazis que no son sus mujeres: “Ningún racista me usará como coartada para cometer sus actos de violencia”.
Aunque no es ya actualidad, es imposible no recordar otro acto de violencia contra las mujeres instrumentalizado por los partidos de derecha y extrema derecha para cargar contra los refugiados y migrantes: los ataques de Nochevieja en la ciudad alemana de Colonia. Faltando --y aquí me pongo muy seria-- a una regla básica del periodismo, la de conocer y verificar los datos, muchos medios corrieron a dar titulares vergonzosos y falsos o poco verdad, si prefieren: Mil hombres organizados…; Se confirma la presencia de refugiados. ¿Sujeto, verbo y predicado? ¿Quién confirma? Según los medios locales, se podía leer en un antetítulo que no se visualizaba en Facebook. Había que pinchar en la noticia.
Hubo quienes incluso fueron más allá. Los abusos sexuales en Colonia, al más puro estilo Tahrir. El horror que se sufrió en la Primavera Árabe, en plena Europa, alertaba El Mundo. Debo de tener poca sesera, ya que no sabía yo esto de que en Europa la violencia –sexual o no, en contextos festivos o no– contra las mujeres no existía hasta que llegaron los bárbaros.
Ay, que sí. Que existía, incluso en Alemania. “Según las estadísticas de la policía, en 2014 hubo 199 agresiones sexuales graves a mujeres en Colonia, seis de ellas en el conocido Carnaval de la ciudad. La media de agresiones sexuales denunciadas durante las tres semanas del Oktoberfest celebrado en Múnich cada año asciende a 200”. Lo contaba Laura Alzola en CTXT. Ya sé que no está bonito, pero no he podido resistirme a un poco de autobombo. El reportaje lo merece.
Seguimos con esos a los que en algunos países ya empiezan a requisarles los bienes o a marcarles con brazaletes… las asociaciones de ideas con los judíos, gitanos, homosexuales o comunistas en la Segunda Guerra Mundial son cosa suya, a mí no me miren… Aquí van dos maravillosas piezas (así llamamos a los artículos en el gremio), de esas de waooo quién pudiera:
Con Un viaje visual a través de Lesbos, la puerta a Europa, The Washington Post se transforma en los ojos y oídos de aquellos que no huimos de ninguna guerra para que veamos y escuchemos a aquellos que sí marchan a un exilio forzado. Vídeos, gráficos, mapas, testimonios, música y el sonido de las olas. Meses de dedicación y mucho talento.
El periódico francés Le Monde tiene una sección llamada Les Grands formats du Monde y en ella nos entregaban a mediados de diciembre otro acercamiento al viaje del éxodo sirio. Esta vez mediante las conversaciones de un grupo de Whatsapp. El creado por dos jóvenes, una chica, Dash, y un chico, Kholi, para comunicarse con sus familias a lo largo de la odisea. Con unas reglas muy claras: la pasión y el amor están prohibidos en el grupo hasta la llegada al soñado destino; el grupo está destinado a dar detalles precisos de lo que va ocurriendo para poder ayudarse unos a otros; queda estrictamente prohibido pelearse. El primer mensaje ya las rompe.
- Entierra mi amor (una expresión que en árabe significa: te quiero, por lo tanto, quiero morir antes que tú).
- No hables de desgracias, mamá. Bueno, hoy el amor está permitido.
Dos estupendos ejemplos de los nuevos lenguajes narrativos que las tecnologías permiten crear. Otra muestra, algo más modesta, es el reportaje de Pilar Cebrián para El Confidencial acerca de tres clínicas clandestinas en las que atienden a yihadistas en Turquía,en la frontera con Siria.
El viernes 29 empezó una nueva ronda de negociaciones auspiciadas por Naciones Unidas para acabar con la guerra en Siria. Ya van casi cinco años de conflicto. Resulta, sin embargo, difícil confiar en que llegarán a buen puerto cuando, como cuenta Leila Nachawati en eldiario.es, el régimen de Bashar el Asad no ha aceptado los compromisos mínimos que exigía la oposición para sentarse a dialogar: el cese de los bombardeos sobre la población civil y el levantamiento de los asedios. Aun así, si quieren seguir las conversaciones de Ginebra, la cadena catarí Al Jazeera ha creado un blog en el que seguirlas en directo.
Estamos llegando al final. Y no, no me olvido de Estados Unidos y el caucus de Iowa. Lean cualquiera de los artículos del especial de The New Yorker.
Y tampoco de Yemen, país al que una coalición liderada por Arabia Saudí y con la que colabora Estados Unidos bombardea desde hace más de un año. Las ventas a este reino del Golfo le han reportado a España un récord, una medalla de oro en 2015: la de las exportaciones militares. Según detalla La Marea, los datos de la Secretaría de Estado de Comercio indican que en la primera mitad del año pasado, el Gobierno español autorizó ventas militares a Arabia Saudí por valor de 448 millones de euros, una cifra superior a la de cualquier otro año. La monarquía amiga de nuestro Rey emérito se convierte así en el principal destino de las exportaciones de armamento español –25% del total--. Marchando unos cientos de ejecuciones más.
Y para acabar un salto al otro lado del charco. Muy recomendables los reportajes y crónicas del periódico salvadoreño El Faro. Porque no siempre hemos de mirar a los grandes medios anglosajones para aprender. No se pierdan la Sala Negra, su proyecto permanente de cobertura periodística de la violencia en Centroamérica. No encontrarán sensacionalismo, morbo o amarillismo, solo la voluntad de responder a preguntas, de intentar entender.
En esta ocasión, no elegiré ningún artículo de esta sección, sino un reportaje audiovisual, Pobres antes y después de empuñar las armas. Las historias de algunos de los habitantes de una comunidad rural, la de aquellos que se enrolaron en los ochenta en el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional con fe revolucionaria en un “nuevo mundo, más justo, en el que el techo y las tortillas no les fueran tan ariscos”.
Transcurridos ya 24 años desde la firma de los Acuerdos de Paz, estas familias de exguerrilleros, que sobreviven con ingresos de entre 75 y 120 dólares por hogar, recuerdan las promesas de cambio de sus líderes, para asumir con resignación que “sus otros compañeros de lucha, hoy con buenos puestos en el Gobierno, se olvidaron ellos”.
¡Que ustedes lo oigan, vean y lean mucho!
Con mucho amor y urgencias éticas, amor, empieza esta revista de prensa internacional a la que hemos bautizado Sin noticias de ningún planeta. Y no es que no nos lleguen novedades de Marte, Júpiter o Plutón, es que no nos llegan de la Tierra. Bueno --perdonen, la imprecisión- sí llegan, pero...
Autor >
Amanda Andrades
De Lebrija. Estudió periodismo, pero trabajó durante 10 años en cooperación internacional. En 2013 retomó su vocación inicial. Ha publicado el libro de relatos 'La mujer que quiso saltar una valla de seis metros' (Cear Euskadi, 2020), basado en las vidas de cinco mujeres que vencieron fronteras.
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