Pactos, negociaciones, tensión soberanista, España se rompe… La actualidad de las últimas semanas ha venido marcada por los tiras y aflojas entre las distintas fuerzas políticas, catalanas y españolas, y por sus respectivas carreras hacia la formación de Gobiernos. Sin embargo, y según los últimos datos del CIS, la política no es el problema que más preocupa a los españoles. En cuanto al separatismo catalán, ese movimiento que al parecer pone en riesgo la unidad de España, ese asunto al que tantas páginas y horas de televisión han dedicado los medios en el último año, ni siquiera figura en la lista de las principales inquietudes de los ciudadanos. Los nacionalismos son citados entre los tres principales problemas del país por un 2,6% de los encuestados, y no aparecen entre los 10 más importantes. Y solo un 1% de los encuestados considera que el nacionalismo le afecte de forma personal. Las cifras contrastan de forma llamativa con el bombardeo mediático que han sufrido los ciudadanos en los últimos meses, y también con la importancia que se da al problema territorial en las negociaciones entre las distintas fuerzas políticas para formar Gobierno. 

2015 ha dejado tras de sí ciertas mejoras de los indicadores macroeconómicos del país. Ha bajado el paro, la Seguridad Social registra altas de forma temporal y el PIB crece. Pese a ello, la preocupación personal de los españoles por el desempleo apenas ha variado en los últimos 12 meses, y es todavía en enero de 2016 el problema que más afecta a los españoles en un 31,7% de los casos y uno de los tres que más les afecta en un 41,5% de los mismos.

Como viene siendo habitual en los últimos años, las principales preocupaciones son el paro, la economía y la sanidad. Esta última supera como preocupación directa a la corrupción y el fraude, la educación y las pensiones.

Los políticos, los partidos y la política en general se quedan, según la encuesta, en la sexta posición de preocupaciones que nombran los encuestados. El terrorismo internacional, y a pesar de la reciente actividad mediática y bélica en torno a la figura del Estado Islámico, no ha calado en las preocupaciones cotidianas de los españoles. 

Si se atiende a los datos desagregados por género se observa que las mujeres dicen estar más preocupadas por la sanidad y la educación que los hombres. Ellos se preocupan más que ellas por la economía y la corrupción.

La calidad del empleo es una de las preocupaciones para los españoles de 25 a 34 años. Este sector de jóvenes no es el único, ya que los ciudadanos de 35 a 44 años son los segundos que más intranquilos están en este ámbito.

Los más mayores, en cambio, son los más preocupados por la sanidad y por las pensiones y los más despreocupados por la educación. Lo contrario que los más jóvenes –18 a 24 años–, que se centran más en el ámbito educativo y no tanto en el tema de las pensiones.

El desempleo es el principal problema de España

Atendiendo a la consideración que hacen los españoles sobre los problemas del país, se observa que el paro vuelve a repetir en el primer puesto de la lista del CIS. Los políticos, los partidos y la política se quedan en el tercer puesto, tras la corrupción y casi al mismo nivel que los problemas económicos.

El 55,3% de los encuestados coloca el paro como el principal problema de España. Si se pregunta por los tres principales problemas, el desempleo aparece en el 77,9% de las respuestas. De hecho, desde enero de 2015 (79,4%) esta percepción apenas ha variado 1,5 puntos.

Este descenso mínimo en la preocupación por el desempleo –prácticamente invariable en los últimos cuatro años– viene determinada por la inestabilidad y la inseguridad que aún arroja el mercado de trabajo. Pese a la relativa mejoría de ciertos indicadores, el bagaje de la legislatura de Mariano Rajoy es más que discreto en el ámbito del empleo. Ha descendido la tasa de paro, pero también lo han hecho la población activa y el número de trabajadores. La calidad del empleo –con más jornadas parciales y más contratos temporales– se ha reducido considerablemente.

Según datos de la EPA, los últimos cuatro años dejan en España casi 60.000 trabajadores menos. La población activa –personas que trabajan o buscan empleo– se ha reducido en cerca de 627.000 personas. Entre los factores determinantes de este descenso, una sociedad cada vez más envejecida y unas dinámicas migratorias incapaces de atraer y retener fuerza laboral, con muchas personas que abandonan el país en busca de oportunidades.

La calidad del empleo también se ha visto perjudicada. Si bien el último año deja 23.000 personas menos trabajando a tiempo parcial, durante la legislatura del Partido Popular el saldo es negativo: cerca de 390.000 personas más desarrollan su jornada laboral de esta forma que hace cuatro años.

Ocurre lo mismo con el empleo a tiempo completo. Aumentó en cerca de medio millón de personas durante 2015, pero la distancia entre el último trimestre de 2011 y el último de 2015 aún es considerable: se ha pasado de 15,7 millones de personas trabajando a tiempo completo a 15,25 millones, 450.000 menos.

La temporalidad también se ha disparado tanto en el último año como durante la legislatura. En cuatro años los contratos indefinidos se han reducido en cerca de 250.000. Por el contrario, hay cerca de 90.000 personas más trabajando de forma temporal.

2015 no ha sido mucho mejor en este sentido. Si bien crecieron tanto los contratos indefinidos como los temporales, proporcionalmente estos últimos se llevan la palma: en 12 meses los contratos indefinidos han crecido el 1,5%, por el 9,5% de los temporales.