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El golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 cumple 35 años.
Alfonso Guerra compara a Podemos con los golpistas del 23F. Cree una "infamia" que unos "niños malcriados" llamen al PSOE "búnker". "Eso es una infamia ante la que no puedo ni quiero callar", ha denunciado Guerra, quien ha señalado que sí encuentra "semejanza de posición entre estos jóvenes altaneros y el búnker que se opuso a la transición política en febrero de 1981". Ha opinado que "vivimos una etapa en la que los nostálgicos han dado pasado a los adanistas" y al discurso de que "todo lo nuevo es mejor que lo anterior. (Cadena SER, 22-2- 2016).
“Los dirigentes de Podemos –respeto a sus votantes– quieren liquidar, no reformar, el marco democrático de convivencia y, de paso, a los socialistas”. Felipe González. (El País, 28-1-2016).
Rafael Hernando –portavoz del PP en el Congreso– acusa a Podemos de usar “el manual del golpista” con sus peticiones. (eldiario.es, 28-1-2016).
Se alzan las trompetas del Apocalipsis para entonar la palabra “golpe” y el vocablo encuentra inmediato eco en la prensa y en las redes sociales. La imagen tricórnica del ¡Se sienten, coño! es el último de los espantajos sacados del baúl de los recuerdos por los Padres Fundadores, cual putrefacto muerto viviente, con el fin de aterrorizar a los espíritus sensibles. (O favorecer una gran coalición entre PP y PSOE, ¿quién sabe?).
Para la generación que protagonizó la Transición, esta repentina aparición del 23F debe de ser una apuesta ganadora, a pesar de que aquellas lejanas imágenes de victoria democrática puedan parecer al resto de la población menor de 50 años una película de serie B con factura de los 80, una caricatura o incluso una antinomia, como muestra el ubicuo Francisco Marhuenda (Onda Cero, 23-2-2106):
“Alfonso Armada, un gran caballero, un patriota leal y un gran general comprometido con la Corona”. (La victoria de la democracia, para muchos, consiste en que tres décadas y media después se pueda decir esto de un golpista condenado a 30 años de cárcel).
Que las Grandes Figuras del Pasado deambulen por periódicos, emisoras y televisiones convertidas en frikis del Apocalipsis puede que sea una señal del fin de los tiempos. Y eso que, según la carpetovetonia ibérica, eso del frikismo era patrimonio de niñatos malcriados, ociosos adanistas y gente ruin. (“Aquí tenemos todos los frikis del mundo”. Pedro Arriola, 27-5-2014). Lo cierto es que se han apropiado de los titulares para convertirlos en el catch-line de una película de terror apocalíptico o, mejor, de un videojuego survival horror con tiroteos virtuales donde nadie se pone de acuerdo para manejar el joystick y ni siquiera sabemos quién es el zombi atacante o el superviviente asesino. Lo que sí parece muy claro es que se trata de un juego de supervivencia.
Para hacer entender las nuevas reglas del juego a las viejas glorias de la política que arrastran sus herrumbrosas lanzas por las moquetas de televisiones públicas y periódicos rescatados o por las alfombras mullidas de los foros mecenados por empresarios de pro y del Ibex, quizá sea necesario un cierto ejercicio de pedagogía. Tómenselo los novatos como una bienvenida al mundo del fandom y al horror futurista que lleva ya –aunque no lo crean– mucho tiempo instalado entre nosotros. Ninguna advertencia es poca: otros más jóvenes creían conocer bien las reglas del videojuego y, a pesar de ello, han caído en desigual batalla. (“España lidera el ranking de desempleo juvenil en Europa: 49,6 %, según Eurostat”. La Vanguardia, 15-6-2015)
“Se denomina survival horror o videojuego de terror al subgénero de videojuegos enfocados principalmente a atemorizar al jugador, con lo que se pretende provocar inquietud, desasosiego o incluso miedo. Estos videojuegos hacen uso de los temas, clichés y recursos estéticos y narrativos propios del cine y la novela de terror, elementos argumentales como fantasmas, casas encantadas, pueblos malditos, zombis, posesiones demoniacas o alienígenas hostiles, prefiriéndose el terror de origen sobrenatural sobre otros tipos más realistas”. (Wikipedia).
Es obligado señalar a los neófitos que la realidad, siempre empeñada en mantenerse subjetiva, con su alma líquida, no puede ser atrapada por el alma literal de una Wikipedia incapaz de establecer quién es el aterrado y quién el aterrador. Por eso aclaramos a los gamers recién llegados al género que la figura del zombi como icono es característica de las épocas de crisis económicas, desde aquella lejana “crisis del petróleo” de los años 70 que diera tantas páginas gloriosas a la cultura popular, como bien saben los teóricos del cine, la literatura, el cómic y otras artes del malvivir. (Aviso para los autores de apresuradas y torpes necrológicas televisivas: el recién fallecido Umberto Eco no solo fue el autor de El nombre de la rosa y no se parecía a Sean Connery; también era un filósofo de la semiología y un experto en mitos modernos. Y en el Apocalipsis). Un signo del poder de la cultura popular es que se haya hecho común la perífrasis “zombificación de la política”: que nadie se moleste si es acusado de ser un zombi político porque forma parte del juego.
“Desde el punto de vista narrativo, el survival horror se caracteriza por situar al jugador en algún escenario lúgubre, claustrofóbico, perturbador y, por lo general, escasamente iluminado, del que poco o nada conoce y por el que debe transitar con algún pretexto –que puede ser tan simple como la supervivencia– mientras es acechado por criaturas o entes hostiles de aspecto terrorífico” (Wikipedia).
Para algunos videojugadores la atmósfera lúgubre es la actual no-legislatura con sus no-pactos, sus indepes, sus rastas y sus tetas. Para otros geeks, ese escenario perturbador sería el resultado de la legislatura no-anterior (todavía en funciones) con sus leyes mordaza, sus que se jodan, sus negras cuentas, sus recortes y recortadas y sus y a ellos. Y luego están los que creen que todo esto no es más que mera fantasía con la que hacer caja:
“El mercado del videojuego en España movió 763 millones de € en 2014, con un crecimiento del 31% respecto a 2013. Se prevé que el mercado español de videojuegos crecerá hasta los 890 millones de euros en 2018, un crecimiento del 16,71% respecto a 2014 y un crecimiento anual superior al 4% los próximos 4 años.” (EAE Business School, 26-1-2015).
Una última recomendación para los usuarios recién llegados: si están dispuestos a vivir dentro de un videojuego, que sepan que les puede resultar mucho más difícil de lo que parece. Es cuestión de supervivencia.
La semiótica es, en principio, la disciplina que estudia todo lo que puede usarse para mentir. Si una cosa no puede usarse para mentir, en ese caso tampoco puede usarse para decir la verdad: en realidad, no puede usarse para decir nada. La definición de ‘teoría de la mentira’ podría representar un programa satisfactorio para una semiótica general. (Trattato di Semiotica Generale, 1975)
A Umberto Eco, in memoriam.
El golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 cumple 35 años.
Alfonso Guerra compara a Podemos con los golpistas del 23F. Cree una "infamia" que unos "niños malcriados" llamen al PSOE "búnker". "Eso es una infamia ante la que no puedo ni quiero callar", ha denunciado Guerra, quien ha...
Autor >
Pilar Ruiz
Periodista a veces y guionista el resto del tiempo. En una ocasión dirigió una película (Los nombres de Alicia, 2005) y cada tanto publica novelas. Su último libro es "La Virgen sin Cabeza" (Roca, 2003).
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