Rusia apuesta por el neoliberalismo de Estado
Putin no prevé reducir el gasto militar pero encarga al exministro de Finanzas Alexéi Kudrin, defensor de la austeridad y de mayores libertades, la estrategia de desarrollo nacional
Agustín Fontenla Moscú , 4/05/2016
Putin
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En tan solo una semana, el exministro de Finanzas de Rusia entre 2000 y 2011, e íntimo amigo de Vladímir Putin, Alexéi Kudrin, regresó sigilosa pero decididamente al Kremlin. Se había marchado hacía cinco años tras perder un enfrentamiento con Dmitri Medvédev, que en aquel momento era presidente de la nación. Entonces, su nombre sonó repetidas veces para ocupar el cargo de primer ministro, primero tras su salida del gobierno; luego, cuando Putin resultó elegido para su tercer periodo presidencial e incluso durante todos estos años. “Sus ambiciones son las mismas que las de antes si no mayores”, según el sociólogo marxista ruso Borís Kagarlitski.
Ahora, Putin lo convocó para liderar un grupo de expertos en el Centro de Investigaciones Estratégicas --el think tank que elaboró el primer plan económico del primer mandato del líder ruso en 2000- que diseñará una estrategia de desarrollo de la nación a partir de 2018. Días más tarde, se publicó en el sitio web del Kremlin que, por decreto, el reconocido economista fue nombrado vicejefe del Consejo Económico de la Presidencia Rusa, un organismo creado en 2012 para desarrollar medidas clave de la política económica nacional.
El movimiento realizado por el presidente ruso exhibe, por un lado, su ausencia de dudas sobre sus posibilidades para ser reelegido y alcanzar la cifra inédita de 20 años en el sillón presidencial. Putin fue inquilino del Kremlin entre 2000 y 2008 y volvió a la presidencia en 2012. Hay que remontarse a la Rusia zarista para encontrar un gobernante que haya permanecido esa cantidad de años al mando de la nación. Por otro lado, dice mucho acerca de cómo se imagina el futuro de Rusia.
Desde la caída de la URSS, Alexéi Kudrin es el economista que mayor incidencia ha tenido en las políticas económicas que se aplicaron en el país, muchas de ellas incluso continúan vigentes. La más significativa es la creación en 2002 de los fondos de estabilización. Sometidos a distintas revisiones en los años siguientes, se trata de fondos de reserva o ahorro, al estilo noruego, en los que durante años se depositaron los ingresos derivados de la venta de petróleo. Kudrin estableció un año después de su creación que, cuando el barril superara los 20 dólares, el excedente se guardaría en el fondo. Fiel a su perfil liberal y ortodoxo, el exministro custodió celosamente los fondos, que desde su origen debían utilizarse únicamente para atravesar eventuales crisis por culpa del precio bajo del crudo, o bien para pagar deudas. Kudrin nunca ha sido un gran simpatizante del gasto social. “No podemos hacer un presupuesto populista porque lo que aprobamos es para el país, no para los políticos”, afirmaba durante la presentación del presupuesto de 2003.
Los fondos rindieron sus frutos. En 2008, cuando la crisis financiera mundial golpeó a mercados emergentes como el ruso, el dinero se utilizó para recapitalizar bancos y rescatar empresas. A finales de 2014, cuando el cóctel de sanciones y precios bajos del petróleo llevó el rublo al colapso, los fondos fueron una garantía de recursos y estabilidad para que la economía se mantuviera a flote.
Honrar los compromisos con los acreedores, tal como se estableció al crear los fondo de estabilización, ha sido una de las prioridades de Kudrin. En 2005 desembolsó unos 3.500 millones de dólares para saldar la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Al año siguiente, canceló con el club de París, compuesto por acreedores públicos, más de 23.000 millones de dólares, suma que en su mayor parte adeudaba la URSS. Montos menores si se considera que durante su gestión Rusia asumió pagos por más de 90.000 millones de dólares con sus acreedores. Aunque años después acusó al FMI de recomendar políticas económicas que Rusia tenía prohibidas en los 90, Kudrin mantuvo siempre una relación cordial con el mundillo financiero, y entre sus mandamientos figuraba crear un “buen clima de negocios” para atraer inversiones.
El exfuncionario fue además un precursor respecto de las medidas de austeridad en Europa. Para reducir la inflación, que en la crisis de 1998 alcanzó máximos del 80% anual, eligió una receta clásica, evitar el aumento del gasto público a través de la inversión en bonos. La meta del ministro se cumplió, llevando la inflación rusa a menos del 15%. Kagarlitski afirma, sin embargo, que esa decisión fue “catastrófica para la economía real porque deprimió la demanda y suprimió el crecimiento incluso antes de que el precio del petróleo colapsara”.
Una transformación aún vigente y por la cual se recuerda a Kudrin es la que introdujo en el sistema impositivo. A los pocos meses de asumir en el cargo, anuló el desaguisado impositivo heredado de la URSS y estableció una marca del 13% a la renta personal, y del 24% para los beneficios de las empresas financieras y no financieras. Además, modificó el reparto de ingresos entre el gobierno federal y las regiones, con la prioridad puesta en el primero. Una transformación total que amplió la base de contribuyentes y aumentó enormemente la recaudación.
Las razones que motivaron la salida de Kudrin están sobre todo relacionadas con el manejo del presupuesto estatal. El cruce televisivo que protagonizaron Medvédev y el exfuncionario, y que motivó la salida del gobierno de este último, estuvo centrado en el gasto militar. El expresidente Medvédev quería subirlo, medida a la que Kudrin se opuso tajantemente. La disciplina fiscal era parte de su doctrina, y las necesidades políticas del Kremlin se imponían sobre ella. Su salida, de todas maneras, fue pactada con Putin.
De la misma forma, siempre renegó de ampliar las partidas para beneficios sociales o para sostener la demanda. Antes de irse, incluso, se quedó con ganas de aplicar una reforma del sistema de pensiones. Kudrin quería elevar en cinco años la edad de jubilación, y aseguraba que sin ese cambio el Estado no sería solvente de ningún modo. Podría ser una de sus prioridades ahora, ya que no ha dejado de sugerirla en todos estos años.
Si hay un interrogante sobre este dirigente de marcado acento liberal es el inalterable aval que recibió de Putin a lo largo de los años, incluso cuando coqueteó con la oposición y lanzó sus críticas en medios del país y del exterior. En 2011, tras alejarse del gobierno, el economista participó de las marchas masivas que reclamaron elecciones libres y posteriormente coqueteó con la oposición. En una entrevista en Der Spiegel en 2013, titulada con una declaración suya: “Debemos darle una oportunidad a una mayor democracia”, reclamó la creación de nuevos partidos políticos e incluso que debía terminarse con la persecución a los dueños de los medios de comunicación que se dedicasen a la política.
Kudrin regresa ahora formalmente al círculo íntimo de Putin, y podría de hecho convertirse en su próximo primer ministro. Para el presidente ruso, su exministro de Finanzas ha demostrado ser un escudero útil y de confianza. De ahí que haya preferido ignorar sus críticas en el pasado. El economista deberá probar que se ha convencido de la política militar del Kremlin, cuyo gasto continuará aumentando, y que ha aprendido a tolerar la falta de nuevos partidos políticos y la persecución a los dueños de comunicación que juegan en el bando opositor. Así se entiende, si se considera que la semana pasada el excandidato a presidente Mijaíl Prójorov, dueño del grupo mediático RBC, recibió la visita del departamento de impuestos y del Servicio de Seguridad después de que sus medios publicaran en detalle los movimientos financieros del empresario Sergéi Roldugin, íntimo amigo de Putin, en empresas offshore de Panamá.
El panorama que parece abrirse para Rusia a partir de 2018 es el de la unión de un puño de acero en la política doméstica y del recetario liberal y ortodoxo.
En tan solo una semana, el exministro de Finanzas de Rusia entre 2000 y 2011, e íntimo amigo de Vladímir Putin, Alexéi Kudrin, regresó sigilosa pero decididamente al Kremlin. Se había marchado hacía cinco años tras perder un enfrentamiento con Dmitri Medvédev, que en aquel momento era presidente de la nación....
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Agustín Fontenla
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