Fernán-Gómez no deja el cine
La pantalla grande recupera las películas ‘malditas’ de quien, además de actor y dramaturgo, fuera cineasta
Jesús Casañas 10/08/2016
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Miércoles, ocho y media de la tarde en los madrileños cines Verdi. La primera sorpresa llega al ver la sala a medio aforo, todo un hito para los tiempos que corren. Cierto es que se trata del día del espectador, que estamos en el centro de la capital y que es un cine que sabe fidelizar a un público minoritario pero amante del séptimo arte más allá de las superproducciones de Hollywood, pero igual de cierto es que era de esperar una afluencia mucho menor.
La segunda sorpresa es la heterogeneidad de los asistentes: solos, en pareja, en grupos de amigos y de todas las edades, desde veinteañeros hasta jubilados. La tercera sorpresa llega con la vigencia, frescura y valentía que ¡Bruja, más que bruja! conserva 40 años después de su estreno. Escrita, dirigida y protagonizada por uno de nuestros grandes, Fernando Fernán-Gómez, la película regresa a la gran pantalla en una copia digital restaurada. ¿Por qué aquí y ahora?
El mundo sigue, un acto de justicia
Debemos remontarnos un año atrás en el tiempo, hasta el 10 de julio de 2015, fecha en la que se cumplía medio siglo del estreno de El mundo sigue, adaptación que Fernán-Gómez hizo de la novela homónima de Juan Antonio de Zunzunegui para cerrar la trilogía empezada con La vida por delante (1958) y La vida alrededor (1959). Se rodó en 1963, pero aquel descarnado drama social del Madrid de la posguerra no consiguió superar la censura hasta dos años más tarde y de mala manera. Terminaría presentándose –tras rebajar el tono malsonante de algunos de los diálogos– gracias a la distribuidora bilbaína Nueva Films, que necesitaba producciones nacionales para poder importar las extranjeras y la exhibió “de tapadillo” en los cines Buenos Aires de la capital vizcaína.
Pero nunca llegó al gran público. 50 años más tarde tendría que ser otra distribuidora nacional la que la rescatase del anonimato casi absoluto al que la había condenado el régimen: A Contracorriente Films. Así lo narra Adolfo Blanco, uno de sus principales responsables: “A veces las cosas vienen de casualidades. El dueño de los derechos de la cinta es un productor, hijo de Juan Estelrich [el productor original]. Un día, hablando de su película nueva como director, le pregunté: que cómo estaba El mundo sigue. No estaba lanzada ni nada, yo la había visto hacía años en una copia regular en una televisión. Y entonces me dijo que la estaba restaurando, y mirando el calendario le dije que este año se cumplían 50 años de su no estreno”. Hablamos mucho de la mítica en torno a aquello, y cuando me enseñó cómo estaba quedando, me mandó un Blu-ray con la restauración y pensé que esa película se merecía volver al público, y así lo hicimos. Se lo planteé, le pareció una idea estupenda y la repusimos con mucho éxito”. Así fue. Veinte días después de su estreno, ya había recaudado más de 60.000 euros.
Esa película se merecía volver al público, y la repusimos con mucho éxito
El crítico y cofundador de la web de crítica cinematográfica La Carcoma, Iván Cerdán, tiene clara la clave de aquel éxito: “Para mí es la mejor película de la historia del cine español. Evidentemente sé que es algo subjetivo, pero conseguir rescatar esas páginas de la novela de Zunzunegui y que la historia posea una dirección tan arriesgada junto con unas interpretaciones extraordinarias en las que la asfixia, la decepción y el dolor se muestran de un modo tan agresivo. Me resulta un tratado de ingenio a todas luces”. No resulta, por tanto, extraño que se lanzase posteriormente en una mimada edición doméstica para coleccionistas, con la copia restaurada en DVD y Blu-Ray.
¡Bruja, más que bruja!, zarzuela rural
Así llegamos hasta el pasado 15 de julio, cuando cumplía cuatro décadas otra de las cintas malditas del cineasta: ¡Bruja, más que bruja!. Tal y como apunta Blanco, “el productor, cuando vio lo que habíamos hecho con El mundo sigue, me llamó para que la viese, que yo no la había visto en su momento, y le dije que estaba bien, que era una marcianada maravillosa que merecía volver”. De este modo, y a través de Sherlock Films, sello de A Contracorriente, ya la tenemos en doce cines repartidos por toda España, en una distribución modesta pero al alcance de casi todos los espectadores del país: Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga, Valencia, Bilbao, Salamanca, Vigo, Santiago de Compostela y Las Palmas de Gran Canaria.
El pase en los cines Verdi (propiedad también de A Contracorriente) ha sido todo un éxito: la gente no ha parado de reír en las casi dos horas de metraje. Todo gracias a esa fotografía rural de la España profunda tan lejana y tan cercana a la vez, analizada de una forma casi surrealista a modo de musical y que a más de uno podría recordar a la aclamada Amanece, que no es poco. Javier Sanz, investigador de 57 años, ha ido a verla con su pareja. Al salir, confiesa que han asistido “porque estas películas de Fernando Fernán-Gómez son una joya. Es la primera vez que la vemos y nos ha parecido una pasada, es divertidísima. Una gran crítica del momento”.
Es una delicia en sí misma. De nuevo con el cine neorrealista italiano como bandera y motor creativo
No fue así con el público de entonces, recién muerto Franco y en plena Transición. La cinta muestra un triángulo amoroso compuesto por Paco Algora, obligado a dejar el pueblo, un irreconocible San Agustín de Guadalix, para hacer la mili. Emma Cohen, la novia que promete esperarle a su vuelta, y el propio Fernán-Gómez, el tío ricachón de Algora que logra seducir con su dinero a Cohen y casarse con ella en ausencia de su sobrino; no en vano Emma fue la pareja en la vida real de Fernando desde 1973 hasta el final de sus días, y fue esta la primera ocasión en la que la dirigía en cine. El plantel se cierra con la buena de Mary Santpere haciendo de la susodicha bruja, a la que todos acuden para solucionar los problemas con sus conjuros, y el coro, ataviado como gañanes locales, que puso voz a los fragmentos musicales (los protagonistas mueven la boca al cantar, pero no escuchamos su voz). Una colorida mezcla de géneros, pura rareza adelantada a su tiempo que no supo cuajar entre los espectadores de la época, ni siquiera con sus pequeños coqueteos al incipiente destape.
Cerdán, que además de ser crítico debutó el pasado mes de enero con su primer largometraje como director, Donde nos toca estar, explica por qué es tan bien aceptada por el público de hoy en día: “Es una delicia en sí misma. De nuevo con el cine neorrealista italiano como bandera y motor creativo –que consigue aderezar con matices tan autóctonos como la zarzuela– es capaz de realizar una película tan novedosa como ingeniosa y arriesgada. Filma una realidad reconocible de la España rural y no tan rural: religión, infidelidad, crimen, pasión, superchería”.
Amor y (poco) dinero
Pero no nos llevemos a engaño. Aquí nadie se está haciendo rico. Estas reposiciones no son ni mucho menos negocios redondos y suponen todo un riesgo para la rentabilidad de la distribuidora. Blanco lo explica así: “Siempre hacemos un plan de negocio, de cualquier estreno que hagamos, incluidas estas cintas, e intentamos no perder, eso para empezar. Nos marcamos un objetivo sensato, porque tampoco tiramos la casa por la ventana, pero metemos mucho más amor que dinero. Aún así, nuestro objetivo siempre es recuperar el dinero, a veces se consigue y otras, bastantes, no. Pero lo damos por bueno. Una pequeña pérdida en salas en películas a las que les estás haciendo un acto de justicia como es el caso de El mundo sigue, pues es algo que aceptamos como parte de nuestra misión de empresa”.
Aceptamos, como parte de nuestra misión, una pequeña pérdida en salas en películas a las que hacemos un acto de justicia
De este modo, no descarta recuperar algún otro título del cineasta y dramaturgo: “Si el año que viene tenemos otra de Fernando Fernán-Gómez que lo merezca pues volveremos. Nosotros creemos que, dentro de nuestra actividad de distribución, la reposición de algunas películas clásicas es algo más que un negocio, es casi una obligación de cinéfilo, que al final es lo que somos, y una bonita responsabilidad que nos gusta asumir de vez en cuando. Ahora por ejemplo para el día 5 de septiembre vamos a venir solo con sesiones muy específicas y de una manera muy cuidada con un estreno en salas de Intolerancia, de David Wark Griffith, que cumple cien años. Nosotros sí que queremos cada año estrenar o reponer por lo menos un clásico”.
No obstante, no es cuestión de reponer a lo loco y sin criterio toda la filmografía destacada del autor: “No se trata de proyectar esa película que todo el mundo ha visto ya veinte veces: El viaje a ninguna parte, maravillosa, pero está en televisión tantas veces que no tiene ningún sentido reponerla. Buscaremos más películas que el espectador tenga desubicadas, o que haga tiempo que no se ven. Hay que buscar un poco la razón editorial. La de Intolerancia fue al darnos cuenta que el 5 de septiembre hacía justo cien años del estreno cuando dijimos de hacer algo con ella, porque es el centenario de un monumento del cine. Si no hay una razón de que sea una película extraordinaria y una oportunidad extraordinaria, tenemos demasiadas películas buenas en nuestro catálogo, de casi mil títulos, como para decir esta sí, esta no”, concluye el distribuidor.
Fernán-Gómez, el director valiente
A pesar de algún amago, no lograron quitarle el nombre de Fernando Fernán-Gómez al Centro Cultural de la Villa, homenaje recibido una semana después de su fallecimiento. Pero, con todo, es desconocida para el gran público su faceta como cineasta. Cerdán alaba su labor tras la cámara: “Fernando era un director tremendamente moderno y valiente. Sabía lo que quería contar y cómo. Era una especie de esponja que absorbía todo aquello que aprendía y lo conseguía moldear para que sus películas fuesen siempre diferentes. No hay que olvidar el origen de proyectos como La venganza de Don Mendo, ¡Bruja, más que bruja!, El mundo sigue, El extraño viaje. Podemos apreciar una variedad temática impresionante e insisto en la brutalidad creativa que podían suponer los planos que empleaba”.
Como ocurre especialmente con los trabajos críticos, hoy las piezas de Fernán-Gómez tienen más sentido que nunca. “Su vigencia es absoluta –continúa Cerdán–. Si analizamos El mundo sigue y ¡Bruja, más que bruja! nos daremos cuenta de que envejecen a las mil maravillas y que sus historias, planteamientos y realización son reconocibles en esa España de antes y de ahora. La revisión de tales títulos vuelve a poner de manifiesto que algo no funciona en España. O como bien decía Lucas Trapaza, malos tiempos se avecinan, que hasta la nobleza ha entrado en la picardía”.
Miércoles, ocho y media de la tarde en los madrileños cines Verdi. La primera sorpresa llega al ver la sala a medio aforo, todo un hito para los tiempos que corren. Cierto es que se trata del día del espectador, que estamos en el centro de la capital y que es un cine que sabe fidelizar a un público...
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Jesús Casañas
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