La agonía del mediapunta
Volver de Milán
Dejémonos de elucubraciones y análisis apresurados. El Atleti, el del Cholo y sus guerreros, no ha vuelto de Milán
Emilio Muñoz 31/08/2016
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Dejémonos de elucubraciones y análisis apresurados. El Atleti, nuestro Atleti, el del Cholo y sus guerreros, el que fue capaz de enamorarnos de nuevo, no ha vuelto de Milán. Ahí radica todo el problema. El equipo no ha regresado aún de la capital lombarda y deambula, todavía, con la amarga medalla de subcampeón colgada al cuello por el césped del estadio donde se disputó la final.
Cierto es que el grupo se marchó de vacaciones, volvió al trabajo, viajó a Australia y se hizo fotos enternecedoras con crías de canguro, jugó el Carranza y alguna otra pachanga más, presentó fichajes y comenzó la Liga, pero lo hizo todo a distancia. Fue como casarse por poderes. Lo hicieron, pero no. Están sin estar. Siguen en Milán del primero al último. Intentando digerir lo indigerible. Sintiendo incluso punzadas de dolor en la herida, más fresca de lo que pudiera parecer.
Están sin estar. Siguen en Milán del primero al último. Intentando digerir lo indigerible
De nada sirve teorizar sobre sistemas, mediocentros, jugadas a balón parado buscando tratamientos de fertilidad, estados de forma, piernas cargadas, motivaciones y metas, viejas y nuevas caras, roles a desempeñar ni rumores mientras el Atleti siga varado en San Siro, enredado en las mallas que aquel maldito penalti no quiso besar.
Inútil se antoja cualquier debate sobre si Gameiro funcionará pese a ser el segundo o, más bien, el quinto plato. Sobre si Gaitán debiera tener guardado un sitio en la alineación de cara a ensanchar los campos con estrecheces o sobre si pronunciamos el nombre de Vrsaljko con un mínimo de dignidad: poco puede pedirse a los que acaban de llegar a un conjunto que hizo añicos el billete de vuelta a la vez que su mayor sueño.
No merece la pena tampoco personalizar ni señalar, que además queda muy feo. Koke no es Koke ni Saúl es Saúl. Oblak tampoco es el mismo y Juanfran suda lágrimas cada vez que sube por la banda. Ninguno ha vuelto. No aporta nada comparar estadísticas ni medir actuaciones. No hablamos de nombres ni se barajan alternativas. Tampoco se trata de una cuestión de estilos futbolísticos, no ahora. Hablamos de volver. De reponerse, aún maltrechos, y pasar página, aunque cueste.
Hablaba recientemente Simeone en una entrevista de muerte y de duelo a la hora de referirse a aquella noche de mayo. Quiso el técnico mostrar más entereza de la que realmente guarda y añadió que el luto había terminado, no siendo cierto. La nación rojiblanca va quemando las etapas del duelo más lentamente de lo deseado. Ya hemos pasado por la negación, por la ira y por la negociación pero queda un trecho para dejar atrás la depresión que desembocará en la aceptación de lo que ocurrió. De inoportunas, como mínimo, deberían calificarse las críticas, algunas muy descarnadas, que sobre jugadores y, especialmente, técnico se han vertido tras los dos primeros partidos de Liga. Venían a decir que los dos tropiezos nos alejaban del objetivo sin ser conscientes que el único y principal objetivo debe ser comprar un pasaje de vuelta. Volver de Milán.
Dejémonos de elucubraciones y análisis apresurados. El Atleti, nuestro Atleti, el del Cholo y sus guerreros, el que fue capaz de enamorarnos de nuevo, no ha vuelto de Milán. Ahí radica todo el problema. El equipo no ha regresado aún de la capital lombarda y deambula, todavía, con la amarga medalla de...
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Emilio Muñoz
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