Análisis
Santander y el fin de la era de los depósitos extratipados
La Cuenta 1|2|3 se lleva por delante el 15,75% del margen de intereses en España y tiene todos los mimbres para convertirse en una inversión ruinosa para el banco
Javier Santacruz Cano 31/08/2016
Una oficina del Banco Santander, en Londres.
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En medio de las dudas que sigue (y seguirá) suscitando la viabilidad del modelo actual de negocio de la banca europea, las entidades financieras tratan de encontrar de forma rápida “refugios” en los cuales ganar dinero sin apenas correr riesgos. Con la estrategia del Banco Central Europeo de obligar a los bancos a conceder más crédito a tipos bajísimos al mismo tiempo que penaliza todavía más los riesgos asociados a estos nuevos créditos, grandes entidades como el Banco Santander buscan a la desesperada formas de hacer dinero estirando como pueden las formas tradicionales de banca, tanto en créditos como en depósitos.
La polémica suscitada con el producto estrella de Santander —la Cuenta 1|2|3— va mucho más allá de las cuestiones que hemos analizado en estas páginas en más de una ocasión. Hasta ahora, observábamos cómo el producto busca innovar en los mecanismos existentes tanto de protección de depósitos hasta 100.000 euros como forzar a la clientela a contratar este producto penalizando toda la oferta anterior con carácter retroactivo.
Sin embargo, surge un elemento extraordinariamente importante que hasta ahora no ha tenido demasiado eco y que es trascendental para la salud de las cuentas del banco: el impacto que tiene la alta remuneración de la Cuenta 1|2|3 sobre el margen bruto o, mejor dicho, sobre el margen de intereses + comisiones. A este respecto, el país donde se puso en marcha este producto, Reino Unido, está acusando una fuerte desconfianza hacia el mismo tras la subida de las comisiones mensuales que el banco cobra al tenedor para intentar minimizar el impacto en sus cuentas.
La Cuenta 1|2|3 acusa en Reino Unido una fuerte desconfianza tras la subida de las comisiones mensuales que el banco cobra al tenedor
En este sentido, el diario Financial Times estima un impacto de más de 1.000 millones de libras esterlinas anuales que se puede interpretar de dos formas: por un lado, como provisión de financiación de la cuenta o, por otro lado, la pérdida en la que incurre el banco al financiar un depósito claramente extratipadocon respecto a los tipos de interés actuales en la remuneración de los depósitos, muy cercanos al 0% o incluso negativos para grandes clientes.
Una vez calculado el coste que supone en Reino Unido (siendo en este momento su principal mercado en cuanto a rentabilidad, al generarse allí el 23% del beneficio neto anual), es necesario saber cuánto de su negocio bancario tradicional absorbe este “producto estrella”. Tomando las últimas Cuentas Anuales auditadas (dejando de lado las presentaciones trimestrales cambiantes y con criterios dispares respecto a la contabilización oficial de la Asociación Española de Banca) y el estado de situación del banco a 31 de diciembre de 2015, el margen de intereses (diferencia entre los ingresos obtenidos por los préstamos y el coste de los depósitos) generado en España (excluido el negocio inmobiliario) era de 3.430 millones de euros, con un retroceso del 5,4% interanual.
Si tenemos en cuenta que en este momento y en cifras redondas ya hay 1.200.000 cuentacorrentistas que han contratado la Cuenta 1|2|3 de los cuales la mayoría tienen saldos de entre 3.000 y 15.000 euros (lo cual supone según las condiciones de la cuenta un 2,67% real), el gasto mediano al que se enfrenta Santander España es de 540 millones de euros. Por tanto, la Cuenta 1|2|3 se lleva por delante el 15,75% del margen de intereses en España sin contar con el coste que le supone bonificar recibos corrientes que oferta en este producto.
¿Puede ser verdaderamente rentable una inversión que se lleva por delante una porción nada despreciable del margen de intereses? A tenor de lo que está pasando en Reino Unido y de la evolución del margen de intereses en el negocio español tanto en el primer como en el segundo trimestre de 2016, no parece que sea así. En este primer semestre, el margen de intereses trimestral retrocedió un 14,42% en el primer trimestre y un 8,52% en el segundo trimestre, siempre comparándolo en términos interanuales, generando un margen de intereses acumulado a 30 de junio de 3.219 millones de euros.
La Cuenta 1|2|3 se lleva por delante el 15,75% del margen de intereses en España sin contar con el coste que le supone bonificar recibos corrientes que oferta en este producto
Y, ¿cuánto han subido los ingresos por comisiones? En el negocio total en España, los ingresos por comisiones llevan estancados desde hace bastantes trimestres. En el primer trimestre crecieron un 2,41% y en el segundo lo hicieron a una tasa del 2,04%. Ni ingresando los 3 euros mensuales de comisión de la cuenta logran cuadrar al menos una parte del impacto que tiene este producto en su cuenta de resultados.
Tomando estas cifras y la subida de comisiones en Reino Unido, la Cuenta 1|2|3 tiene todos los mimbres para convertirse en una inversión ruinosa para esta institución y con poco convencimiento de la clientela. Por ello, no es de extrañar que se vuelva a activar la venta de productos estructurados más complejos aún que esta Cuenta o que en un futuro próximo se active la comisión latente por tener una cuenta de valores que está asociada al producto. Hasta ahora no se cobra, pero no es descartable al igual que se está planteando Santander UK endurecer las condiciones.
Cuando parecía que los grandes bancos privados habían asumido el fin de la era de los depósitos extratipados y la guerra del pasivo que tantas veces han entablado en los últimos decenios, es un grave error de estrategia volver al pasado por mucho que los productos se revistan de innovación financiera. Sea de una forma o de otra, MiFID II (Directiva revisada de Mercados de Instrumentos Financieros que pretende reforzar la regulación y ampliar la transparencia en el sector financiero) está a la vuelta de la esquina y no estaría de más que su entrada en vigor, prevista para enero de 2018, venga acompañada del fin de estas prácticas inveteradas en la banca europea.
En medio de las dudas que sigue (y seguirá) suscitando la viabilidad del modelo actual de negocio de la banca europea, las entidades financieras tratan de encontrar de forma rápida “refugios” en los cuales ganar dinero sin apenas correr riesgos. Con la estrategia del Banco Central Europeo de obligar a...
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Javier Santacruz Cano
Es economista y socio de China Capital.
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