Perfil
Parlón begins
La rival de Iceta en las primarias del PSC es afín a Susana Díaz y muy amiga de Eduardo Madina. Y parece cada vez menos partidaria del referéndum
Guillem Martínez Barcelona , 13/10/2016
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Los líderes de los partidos son como los melones. No se conocen sus cualidades hasta que es demasiado tarde/ya los has abierto. Quizás por eso, los líderes mismos tienden a evitar ser abiertos, como melones, en la esperanza de durar más tiempo expuestos en el mercado. Quizás esta ley universal del líder político, de por sí nebulosa, tiende a mayor opacidad por aquí abajo, donde los partidos --y, por lo tanto, sus líderes-- tienden a no confesarse o a autoformularse en público, no sea que los niños lloren.
Tal vez el caso más paradigmático, que condensa una época, es el pack PSOE, un partido relativamente nuevo, sin mucha carrera de fondo en la dictadura/el interior, que (re)nace en 1974 y que en 1977, zas, ya tiene cuadros, militancias y locales como para parar un tren. O para parar, en fin, algo. Quizás, por tanto, más que explicar una tradición, el pack PSOE viene a ser clave para explicar la tradición posterior a 1978. El PSC, a su vez, puede ser la metáfora del PSOE. Nace ya después de la dictadura. En el cinturón de Barcelona asume una tradición obrera que tocó muy de refilón --tanto la UGT como la cosa PS no eran referentes reconocibles en 1975 para los usuarios de conceptos problemáticos como huelga, encierro, convenio, o dictadura--, a la que suele remitirse en sus momentos épicos. Y, quizás, Santa Coloma puede ser, a su vez, la metáfora del PSC.
Santaco, para los amigos, fue tras las primeras municipales uno de los municipios comunistas paradigmáticos del ex-cinturón rojo. No era Sabadell, el municipio comunista más grande del Estado, pero era una isla curiosa, una zona PSUC en el cinturón más próximo a la Gran Ciudad, dominado ya a partir de las segundas municipales por el PSC en su práctica totalidad. La batalla por la pscecización de Santaco fue, en ese sentido, dura. El PSC invirtió mucho en lo que, en su momento, fue el mayor gasto electoral por habitante de todo el Estado. Tras esa batalla, y tan tardíamente como en 1991, el PSC ganaba la alcaldía para Manuela de Madre, otro melón sin abrir, hoy retirada.
En 2002 le sucede Bartomeu Muñoz, un producto del PSC municipalista de la época. Hijo del alcalde franquista del lugar, de Muñoz se explicaban historias para no dormir, que al parecer se confirmaron en 2009, cuando es detenido en la Operación Pretoria, una trama de corrupción inmobiliaria en la que también cayeron Macià Alavedra y Lluís Prenafeta, all-stars del pujolismo y de la economía creativa.
Cuando el alcalde de Santaco y el staff convergente caen/se convierten en melones abiertos, es cuando por primera vez se escuchan las palabras Núria Parlón. El entonces Presi Montilla va a Santaco, coge la lista municipal socialista del municipio, la huele --un hombre forjado en el aparato no necesita más--, y decide elidir todos los números que hay desde el número dos de la lista hasta bastante abajo, donde se encuentra la novena teniente de alcalde, Núria Parlón, la nueva alcaldesa de la ciudad.
¿Quién era Núria Parlón en ese momento? Un melón sin abrir. De no ser así, no hubiera sido alcaldesa. Nacida en 1974, era ese tipo de militante desde la juventud, conocedor de las reglas y los ritos del partido. De hecho, unos días antes de la defenestración de Muñoz, Parlón publicaba en su blog un artículo en el que calificaba a los ciudadanos que acusaban, cada vez con mayor conocimiento y contundencia, la corrupción de Muñoz, de ser unos fanáticos, enemigos de la convivencia y todo aquello que se decía en esos casos antes de 2011. Su aspecto y cosmovisión pública, por tanto, no era diferente del de otros melones sin abrir, que flotaban en el PSC a la espera de que llegara su turno. Los turnos en un partido de la Transi o de la URSS eran, recordemos, eternos. Se relacionaban con la biología hasta que, zas, se empezaron a relacionar con la corrupción y los descalabros electorales.
En ese momento fundacional de su persona pública, Parlón era una militante casada, con una hija, licenciada en Políticas y que había empezado una tesis sobre John Rawls, un liberal norteamericano --es decir, alejado del concepto de liberalismo hispano mamporrero--, que accede a la defensa de un Estado del Bienestar cachas, a partir, precisamente, del liberalismo y su idea de igualdad de oportunidades. Desde finales de los 90's, compaginaba su militancia con un cargo técnico en el Ajuntament de Santa Coloma. Los partidos de la Transi, en fin, son como el INEM, pero con otros sueldos y con mayor efectividad.
La gestión municipal del cargo, que no desembocó en más escándalos o estridencias, fue valorada como un éxito por jefatura. Es decir, fue reconocida, en su estilo o en sus decisiones, por el PSC, como un objeto similar. De manera que Parlón fue ganando mayor profundidad política. Colaboró, como gran ideóloga, en las elecciones en las que Montilla no fue revalidado. En la era de Pere Navarro --el Pedro Sánchez del PSC; un melón cerrado que, por razones que sólo entienden los campesinos o los cuadros del PSC, fue despachado con rapidez--, Parlón accedió al Parlament --era la número 3 de la lista--, y a cargos internos, tanto en Santa Coloma, donde, al no haber estado prevista, no ocupa cargos chachis, como en el Secretariado del PSC.
En este momento --ya ha empezado el Procés--, defiende algún tipo de consulta a la población catalana. El PSC también, hasta que deja de hacerlo. Cuando se tiene que votar la cosa en el Parlament, el PSC pasa de la abstención al no. Algunos parlamentarios, como protesta, no votaron. No fue el caso de Parlón. Protagoniza, no obstante, algún momento épico, como su negativa al proyecto Barcelona-World, un complejo de casinos espectacular, a edificar en terrenos de La Caixa, junto al parque Port-Aventura. Barcelona-World es más que un club. Desde que se inició el Procés, en 2012, ha generado las únicas votaciones conjuntas de PSC y CDC, primero, y de PSC y Junts pel Sí después.
Tras la defenestración de Pere Navarro como líder del PSC, se le ofrece la Secretaría General, que rechaza en el último momento. Lo que resulta extraño en un melón no abierto. Quizás, tras lo de Barcelona-World, su segunda rareza efectiva. Finalmente, y al grito de "faré el que sigui pel partit", asume la Secretaría General Miquel Iceta --ella es, en la actualidad viceprimera secretaria--, con el que se enfrenta en primarias este fin de semana.
Lamentablemente, unas primarias de un gran partido no son unas elecciones en las que se ofrecen dos lecturas políticas o dos programas. Son, más bien, el momento en el que dos grupos se enfrentan por el poder. Es decir, un momento en el que dos candidatos buscan apoyos y asociaciones, en ocasiones contradictorias, para acceder al poder. Los pscelólogos dicen que Parlón, el melón cerrado, parece ser que está consiguiendo más apoyos que Iceta, el melón abierto. Lo que a su vez sólo indica que Parlón tiene más apoyos del aparato, o más aparatos posibles. ¿Hay indicios de que Parlón pueda significar un cambio de rumbo en el PSC? No. Como no los había de que Pedro Sánchez pudiera ser otra cosa que un melón cerrado.
No obstante, se pueden establecer líneas. Que no significan nada, pues un Secretario General posee una soberanía inaudita, que le permite cambiar líneas e indicios anteriores, siempre y cuando no toque la tecla --que ella parece conocer, por su veteranía-- de la eyección de Secretario General.
Una fuente solvente dice que Parlón es más de izquierdas que su contrincante, si bien no se me facilita, en la conversación en la que se me facilita eso, un paralelismo europeo con esa "más izquierda". Se sabe que antes del verano, Parlón protagonizó un mitin, junto al aparato del Baix Llobregat y --glups-- Susana Díaz. El mitin no tenía ningún objetivo, salvo el de visualizarse junto a Susana Díaz. El acto no fue notificado, por cierto, al Secretario General, que finalmente asistió, en un momento en el que ya se mascaba, para los iniciados, la tragedia.
Paradójicamente, la candidata a liderar el PSC es íntima amiga, se dice, de Madina. Y también de Rocío Sampere, defenestrada del PSC tras unas primarias fraudulentas a candidato a la alcaldía --el aparato, como eran votaciones abiertas, compró, al parecer, el voto a varias docenas de inmigrantes pakistaníes--. Sampere es actualmente directora de la Fundación Felipe González y, desde hace pocas semanas, miembro del Consejo Editorial de El País.
Por otra parte, según cuenta un veterano militante, un partido se dirige con conocimiento del partido. Es decir, no discutiendo en sus instituciones, sino tirando de ellas a través de declaraciones públicas, como hizo, hasta niveles insospechados, Maragall. ¿Qué significa eso? "Significa que puede ser la persona que pueda hacer del PSC un proyecto autónomo del PSOE e identificable". La persona con la que me hablo lo matiza: "El gran conflicto del PSC, hoy, parece ser la votación de Rajoy. Pero ese no es el gran conflicto del PSC, sino del PSOE. El gran conflicto del PSC debería ser una propuesta original de derecho a decidir. Si existe, existe el PSC".
A ese respecto, se ha de señalar que Parlón, defensora de un referéndum canadiense, bajo algunas condiciones, para solucionar el caso catalán, desde hace unos días lo es menos o, al menos, ha reformulado esa propuesta.
Quizás el melón se está cerrando aún más, ahora que se acerca al poder. Interno.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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