1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Houria Bouteldja / Portavoz del Partido de los Indígenas de la República

“El Frente Nacional hará una campaña de izquierda”

Amanda Andrades Madrid , 21/12/2016

<p>Houria Bouteldja.</p>

Houria Bouteldja.

Cedida por la entrevistada

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

---------------------------------
En enero CTXT deja el saloncito. Necesitamos ayuda para convertir un local en una redacción. Si nos echas una mano grabamos tu nombre en la primera piedra. Del vídeo se encarga Esperanza.

Donación libre:

---------------------------------

A los cincos años, una compañera de escuela le soltó un “tú eres africana” y a Houria Bouteldja, nacida en Constantina, Argelia, en 1973, pero llegada a Francia muy pequeña, aquello le dolió. Le hizo sentirse ofendida. “En mi cabeza, a los cinco años, ya sabía que africano era negativo”, recuerda durante esta mañana de domingo gris y lluviosa, cuando se le pregunta por la forma en que se interioriza el colonialismo. “Si a los cinco años ya sabemos exactamente en qué posición estamos, se acabó”, explica.

Bouteldja comenzó a militar políticamente en 2003, en “un contexto particular”: después del 11 de Septiembre, Francia aprobó la ley sobre los signos religiosos en la escuela, una norma que considera “racista e islamófoba”. Tras la aprobación de la ley, esta licenciada en Inglés y Árabe participó en el lanzamiento del Llamamiento de los Indígenas de la República, un manifiesto que acusaba al Estado francés de haber sido y ser un Estado colonial en el que “el principio de igualdad ante la ley no solo no se respeta, sino que la propia ley no es siempre igual para todos”.

“Tuvo mucho éxito. Los disturbios en los suburbios dieron fuerza política a aquello que decíamos en el llamamiento”, recuerda. “Esto nos fortaleció y algunos meses más tarde creamos el Movimiento de los Indígenas de la República”.

Para ser europeo, hay que ser cristiano y blanco de piel. Yo soy blanca, pero no europea de origen, y por lo tanto no soy blanca

Cinco años después, llegó la creación del Partido de los Indígenas de la República, una formación que todavía no ha entrado en el juego de las elecciones. Por ahora, son demasiado pequeños: “Nos llamamos partido para que la gente comprenda que hacemos política. Cuando dices movimiento, la gente piensa que eres una asociación”, aclara en uno de esos pocos bares de parroquianos que aún quedan en Lavapiés. La conversación durará el tiempo de un café, media hora. A las 9:30 ha quedado con un grupo de indígenas, de España (moras, gitanos y sudacas), que quieren conocer la experiencia del PIR.

¿Qué es ser un indígena de la República?

...Ehhhh (duda un segundo). Es ser un sujeto poscolonial, un ciudadano de segunda clase, con una particularidad: la cuestión racial. Para ser un verdadero francés, hay que ser blanco. Para ser europeo, hay que ser cristiano y blanco de piel. La blanquitud son esos tres factores: europeo, blanco y cristiano, como cultura, no importa si se es creyente o no. Cuando uno no es eso, no es francés. Por ejemplo, los turcos son blancos de piel, pero son musulmanes; los antillanos son franceses de nacimiento, pero son negros. Yo soy blanca, pero no europea de origen, y por lo tanto no soy blanca. Para ser blanco hay que tener estas tres cualidades.

En su trabajo habla de la necesidad de deconstruir la blanquitud; ¿qué significa esto?

No digo deconstruir, hablo de llevar a cabo una lucha política para liberar a los blancos y a los indígenas de su estatuto racial. Para nosotros, ambos están racializados. Los blancos, positivamente. Los indígenas, negativamente. Y por tanto, es una lucha política contra el racismo estructural que lleva a la liberación.

Usted afirma no creer en luchas universales, pero ¿es posible construir estrategias en común?

En 2012 Bouteldja fue juzgada --por primera vez en la historia de Francia--, y absuelta, por racismo contra los blancos a raíz de unas declaraciones televisivas de 2007

Sí, por supuesto que es posible. A lo largo de la historia siempre hemos visto convergencias. No es fácil, porque hay muchas contradicciones entre nosotros. Muchas. Por ejemplo, si cogemos a los homosexuales y los indígenas, en Francia, constatamos un fenómeno llamado homonacionalismo que hace que cada vez más homosexuales blancos sean islamófobos. En estas condiciones, no sabemos cómo sería posible una alianza. Esperamos que haya cada vez más homosexuales que comprendan la necesidad de no confundir su lucha con el nacionalismo francés. Si es así, podremos converger sobre bases políticas. 

Bouteldja despierta pasiones encontradas. Hay quienes la idolatran y la consideran un referente y quienes le reprochan, como el director de Le Monde Diplomatique, Serge Halimi, en una crítica a su libro Les Blancs, les Juifs et nous: Vers une politique de l'amour révolutionnaire (La Fabrique éditions, 2016), que conmine a la izquierda a “subordinarlo todo, la dominación social, la supremacía masculina, la persecución de las minorías sexuales, a la lucha contra la hegemonía blanca”.

En la entrada sobre Bouteldja de la Wikipedia francesa se la define como alguien que, presentándose como una activista antirracista, comprometida contra la islamofobia y el neocolonialismo, es objeto de mucha controversia, ya que se le acusa de ser antisemita, homófoba, sexista, racista y comunitarista.

En 2012 fue juzgada --por primera vez en la historia de Francia--, y absuelta, por racismo contra los blancos a raíz de unas declaraciones televisivas de 2007 en las que llamaba a estos los souchiens, una expresión nacida, según ella, de un juego de palabras con la expresión français de souche. “Mi objetivo era burlarme de la noción de franceses de pura cepa, opuesta a aquellos que no lo son”, explicó en el juicio de apelación a la primera absolución.

La revista Marianne prendió la mecha de la polémica al defender que no se trataba de un neologismo, sino que detrás de la expresión se ocultaba un insulto, “sous-chiens” (menos que los perros), camuflado bajo la homofonía. Un año más tarde, el entonces ministro de Inmigración e Identidad Nacional de Sarkozy, Brice Hortefeux, reavivó el fuego con unas declaraciones en las que advertía de que no dejaría que se pronunciarán unas palabras así sin reaccionar. Poco después vino la acusación ante la justicia presentada por  la Alianza general contra el racismo y por el respeto de la identidad francesa y cristiana.

Ese mismo año sufrió una agresión en París. Un hombre le vertió encima un cubo de pintura. La Liga de Defensa Judía, un movimiento neosionista considerado como grupo terrorista por el FBI, se atribuyó la autoría y colgó el vídeo del ataque en Internet.

Se le ha acusado de homofobia y de presentar la homosexualidad como una práctica impuesta por los poderosos en los suburbios y el tercer mundo. ¿Ha sido mal interpretada?

Evidentemente, es deshonesto. Yo jamás he dicho que la homosexualidad sea una práctica importada. He dicho que las identidades LGBT son identidades exportadas. Hay países en los que no se nombra la homosexualidad. Se practica, pero no se nombra, porque no es reconocida socialmente. La identidad sexual LGTB es inexistente en el resto del mundo. Nació en Europa, por razones ligadas a su historia, a la modernidad, y comenzó a ser exportada. A mucha gente no le gustan este tipo de importaciones, de normas que no son las suyas. Por tanto, hay resistencias que crean homofobia.

Pero también ha habido una exportación de ideologías como el marxismo, y esto no ha levantado resistencias tan fuertes...

La cuestión feminista-LGTB crea muchos problemas en el mundo. No sé hasta qué punto el comunismo ha sido aceptado. Si cogemos el ejemplo del Magreb, en las luchas por la independencia fue sobre todo el nacionalismo argelino, más que el marxismo o el comunismo, el que permitió la liberación. Los pueblos del sur han desarrollado sus propias ideologías y pensamientos políticos. Ahora, es verdad que el comunismo ha sido más aceptado que el feminismo y lo LGBT, pero, en una jerarquía, también el feminismo más que el movimiento LGBT. Estamos en un periodo de regresión política general en el mundo. Y por tanto, en los pueblos del sur que tienen experiencias extremadamente negativas de todo lo que vino del norte cada vez más hay rechazo a lo que viene de ahí. Se debe también a que la relación con el norte se ha transformado, ya no creemos en él. De alguna manera hubo una creencia en el comunismo que ya no existe. Hoy tenemos a los islamistas o, todavía, una suerte de nacionalismo; las izquierdas árabes son extremadamente débiles. Incluso el nacionalismo árabe ha retrocedido mucho con respecto al islamismo. Y el feminismo es, sobre todo, una élite. El movimiento LGTB en el Magreb es casi inexistente.

¿Hay un cierto enfoque paternalista en el feminismo con respecto a las mujeres que no son blancas?

Sí. El feminismo blanco es muy maternalista. Quiere liberar a las mujeres indígenas, cuando estas no lo están pidiendo. Pero esto no es solo verdad para el feminismo o la cuestión sexual. Es verdad para la izquierda de manera general. La izquierda, en general, es paternalista con respecto a los suburbios en Francia.

¿En qué sentido?

Son muy de dar lecciones. Son ellos quienes orientan la luchas, los que dicen sí hay que ir. Y cada vez más en los suburbios esto no es posible, no funciona.

¿Desde cuándo?

El feminismo blanco es muy maternalista. Quiere liberar a las mujeres indígenas, cuando estas no lo están pidiendo

Ha sido progresivo desde los años ochenta. Ha habido diferentes momentos de descolgamiento. La izquierda francesa, de manera general, llegó con una lectura muy paternalista y moralizante del racismo mientras que las víctimas tenían unas preocupaciones muy concretas. Por ejemplo, los crímenes policiales. No era la idea de hay que estar todos juntos. Eran luchas muy concretas. Antes de ir todos juntos, hay que luchar primero contra los crímenes policiales. Con la izquierda, ha habido siempre un desajuste. La fecha del gran divorcio fue 2005. Cuando hubo los disturbios, se dio también un pensamiento político decolonial que comenzó a articular políticamente lo que pasaba.

¿Cuál es este enfoque decolonial?

Consiste, ya de entrada, en decir que hay un campo político blanco y que no podemos confiar más en la izquierda. Es decir que la izquierda también es colonial. No tenemos amigos políticos naturales cuando somos del tercer mundo. Debemos organizarnos primero nosotros mismos, dirigir nuestra propia política, imponer nuestra agenda, nuestra lucha. Y cuando existamos políticamente, cuando tengamos la capacidad de crear relaciones de fuerza, en ese momento buscaremos aliarnos. Nuestros aliados serán aquellos que vendrán a luchar con nosotros.

Vivimos una crisis de la socialdemocracia, ¿la negación de la cuestión poscolonial forma parte de esta crisis?

Sí, por supuesto. Porque la cuestión poscolonial, la cuestión de los barrios, la relegación social, el racismo, plantea preguntas fundamentales como la relación con el Estado-Nación. Este es un dispositivo del imperialismo. Las migraciones, desde siempre, han contestado al Estado, como se ve en los crímenes policiales. La institución policial es uno de los pilares del Estado-nación. Los indígenas desde siempre contestan a la policía.

¿De qué manera?

Mediante la lucha. Los barrios son las primeras víctimas de la policía. Además, en los barrios siempre ha habido una sensibilidad antiimperialista mucho más fuerte que en la izquierda. Todo el mundo es naturalmente antiimperialista, venimos todos del tercer mundo, mientras que los blancos tienen que reflexionar antes de ser antiimperialistas, puesto que no son víctimas directas. Todo esto significa que llevamos a cabo las luchas más fuertes contra la socialdemocracia. De hecho, si la izquierda hubiera sabido estar al lado de los indígenas en la lucha, sería mucho más resistente y fuerte contra los abusos del capitalismo hoy en día en Francia, por ejemplo. Ahora quieren luchar contra la ley El-Khomri [la reforma laboral] y se encuentran sin los barrios populares. Somos todos más débiles, y el Estado es más fuerte contra nosotros. Hay una crisis evidente de la socialdemocracia y está bien que la haya, simplemente habría llegado más rápido si hubiéramos luchado todos juntos. Y seguramente habríamos pensado más en alternativas, en Estados sociales más fuertes, en un reparto mayor de la riqueza mayor...

¿Es posible salvar esta distancia entre el centro y la periferia?

Todo es posible, pero es un desafío colosal. Para converger es necesario que haya una verdadera organización política en los barrios, algo que no existe aún. Lo que existe, el antirracismo político, la red descolonial es aún muy débil. Y haría falta también una izquierda descolonial. La izquierda es muy blanca, sigue siendo muy muy blanca. Un movimiento como el nuestro es detestado por la izquierda francesa.

¿Por toda la izquierda?

Por una gran parte, una gran parte.

El PS ha puesto en marcha los dispositivos políticos y policiales que hacen que, si la extrema derecha llegará hoy al poder, estuviera en el paraíso

“La mierda”, en castellano, y envuelta en una risa cómplice, es la respuesta que sale disparada de los labios de Bouteldja cuando se le pregunta su opinión sobre el presidente socialista François Hollande. “Una catástrofe, de verdad, una catástrofe. Ha sido lamentable, ha sido peor que Sarkozy. Ha llevado a cabo una política muy liberal. La ley El Khomri ni siquiera la derecha de Sarkozy la ha hecho. La guerra en Mali, fue él. Terrible”, espeta Bouteldja,  muy crítica también con las medidas de seguridad puestas en marcha después de los atentados del 13 de noviembre de 2015, como el Estado de emergencia, que acaba de ser prolongado por quinta vez, hasta el 15 de julio de 2017. “Han puesto en marcha las estructuras, los dispositivos políticos y policiales que hacen que, si la extrema derecha llegara hoy al poder, estuviera en el paraíso. Para el Estado autoritario es perfecto”, advierte.

¿Entre Fillon y Le Pen, piensa que Le Pen puede llegar al poder?

Es posible. Todo el mundo dice que no, pero yo digo que hay estar atentos porque Marine Le Pen será la que lleve a cabo una campaña de izquierda. Fillon es ultraliberal, conservador, católico, su programa es de derecha. Le Pen  ya no tiene necesidad de tener un discurso muy racista, puesto que, de todas formas, todo el mundo lo sabe. Lleva haciéndolo treinta años. Por el contrario, va a desarrollar un discurso de izquierda contra Fillon. Va a acusarle de ser un ultraliberal y dirá que hace falta justicia social para todo el mundo. Va a recuperar a una parte de los proletarios, de los pobres. Y eso es mucha gente.

En el prólogo de su libro se pregunta qué se le puede ofrecer a los blancos como contrapartida a su declive y a la guerra que este anuncia.

This is the question. Cuando miras al electorado de Trump, ves que si este ha ganado es porque, de hecho, los blancos están en declive. El poder blanco se está hundiendo. Cuando los blancos se sienten seguros de ellos mismos, pueden contentarse con la socialdemocracia. Esta trabaja para ellos. No tienen necesidad de ser ostensiblemente racistas, pero cuando pierden… viene el fascismo. Todos esos hombres y mujeres que votan a Trump se sienten superados. Además, comienza a haber resistencias enormes al imperialismo occidental. Por supuesto, llevan a cabo guerras, pero no las ganan. Su poder se debilita y devienen fascistas. Cuanto más fascistas se vuelven, más se convierte en una realidad la cuestión de la guerra civil. Entonces, ¿qué vamos a hacer? Todos esos blancos son muy fascistas, y, en mi opinión, es muy difícil cambiarlos. Se agarran a la blanquitud. Por otro lado, están los abstencionistas. En las próximas elecciones entre Fillon y Marine Le Pen, muchos blancos no van a votar. Hay que crear relaciones de fuerza con los no blancos y los abstencionistas blancos. Es decir, con este cuerpo que no está satisfecho con la oferta política. Si no queremos la guerra, si no queremos que el fascismo gane, hace falta pensar una verdadera alternativa política. Hace falta justicia social, igualdad, reparto de la riqueza, el fin de la explotación del sur, entre otras cosas. Es una carrera contrarreloj. Hace falta que en los próximos 10 años haya una respuesta. En España, por ejemplo, ha surgido Podemos. Es el inicio de algo. En Grecia ha habido Syriza. En Francia es débil, pero hubo Nuit Debout y también lo que ocurre en los barrios populares. Es menos visible, pero la resistencia en los barrios también existe. Necesitaríamos que el movimiento descolonial cobre importancia en toda Europa.

¿Y si no?

Si no, será la guerra. No la guerra civil inmediatamente. Estamos en una fase de empeoramiento. La guerra en el exterior ya existe y ¿ahora va a ganar el interior? Es muy posible. Quizá en 15 o 20 años, no lo sé...

---------------------------------
En enero CTXT deja el saloncito. Necesitamos ayuda para convertir un local en una redacción. Si nos echas una mano grabamos tu nombre en la primera piedra. Del vídeo se encarga Esperanza.

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Amanda Andrades

De Lebrija. Estudió periodismo, pero trabajó durante 10 años en cooperación internacional. En 2013 retomó su vocación inicial. Ha publicado el libro de relatos 'La mujer que quiso saltar una valla de seis metros' (Cear Euskadi, 2020), basado en las vidas de cinco mujeres que vencieron fronteras.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

3 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. LoZingaro

    Una perlita de la entrevistada, hace unos años « Demain, la société tout entière devra assumer pleinement le racisme anti-Blanc. Et ce sera toi, ce seront tes enfants qui subiront ça. Celui qui n'aura rien à se reprocher devra quand même assumer toute son histoire depuis 1830. N'importe quel Blanc, le plus antiraciste des antiracistes, le moins paternaliste des paternalistes, le plus sympa des sympas, devra subir comme les autres. Parce que, lorsqu'il n'y a plus de politique, il n'y a plus de détail, il n'y a plus que la haine. Et qui paiera pour tous ? Ce sera n'importe lequel, n'importe laquelle d'entre vous. C'est pour cela que c'est grave et que c'est dangereux ; si vous voulez sauver vos peaux, c'est maintenant. Les Indigènes de la République, c'est un projet pour vous ; cette société que vous aimez tant, sauvez-là… maintenant ! Bientôt il sera trop tard : les Blancs ne pourront plus entrer dans un quartier comme c'est déjà le cas des organisations de gauche. Ils devront faire leurs preuves et seront toujours suspects de paternalisme. Aujourd'hui, il y a encore des gens comme nous qui vous parlons encore. Mais demain, il n'est pas dit que la génération qui suit acceptera la présence des Blancs. ». Clarividente y fatal. Y este panfleto dandole espacio. Pauj

    Hace 7 años 3 meses

  2. LoZingaro

    Que ascazo de tia

    Hace 7 años 3 meses

  3. Rafael

    Pensaba que en algún momento de la entrevista diría "gracias Europa, gracias Francia por habernos dado la civilización y la cultura, la tolerancia y el bienestar, en nuestra tierra nos moríamos de hambre y no teníamos más futuro que la miseria, vinimos a Europa, a Francia, y encontramos trabajo, el estado nos dio salud y educación, conseguimos una vivienda social y cuando alguien de los nuestros quedaba sin trabajo tenía ayudas, la administración no era corrupta como en nuestro país, los cristianos no nos perseguían como en nuestro país hacen con ellos". En vez de todo esto, resentimiento, mentiras, y una doctrina totalitaria. Solo espero que Le Pen gane y ponga orden en este desbarajuste y en este abuso

    Hace 7 años 3 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí