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Benoît Hamon, un ‘radical’ para frenar la debacle del socialismo francés
Defensor de la renta básica, el ex ministro rebelde se ha convertido en el favorito para liderar en las presidenciales al PS, una formación dividida y en declive
Enric Bonet París , 25/01/2017
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“Es el primer ladrillo para reconstruir la izquierda”. El ex ministro disidente Benoît Hamon celebró con estas palabras su victoria el domingo 22 de enero en la primera vuelta de las primarias del Partido Socialista francés (PS). Con el 35% de los votos, este opositor a las políticas socioliberales de François Hollande, que dimitió del gobierno en agosto de 2014, se impuso al ex primer ministro Manuel Valls (31%), al exministro de Economía Arnaud Montebourg (18%) y al eurodiputado y antiguo ministro de Educación Vincent Peillon (6%).
Aunque los sondeos pronosticaron inicialmente un duelo entre Valls y Montebourg, Hamon ha sido capaz de colocar en el centro del debate sus propuestas más innovadoras, como la renta básica universal. Además, cuenta ahora con el apoyo explícito de Monteborug y de la antigua secretaria general del PS, Martine Aubry, críticos los dos con el gobierno actual. Gracias a ello, este frondeur (contestatario) se ha convertido en el gran favorito para ganar en la segunda vuelta del 29 de enero al ex primer ministro Valls. Si se cumplen los pronósticos, será (por primera vez en décadas) un miembro del ala izquierda del PS el encargado de liderar al dividido y decadente socialismo francés en las elecciones presidenciales de abril (primera vuelta) y mayo (si llega a la segunda vuelta), y en las legislativas de junio.
Según los sondeos, el candidato socialista quedará relegado a la quinta posición en la primera vuelta de las presidenciales, por detrás de Le Pen, Fillon, Macron y Mélenchon
La irrupción de Hamon se produce en unas primarias tristes para el PS. Alrededor de 1,6 millones de personas acudieron a votar este domingo, lejos de los 4,3 millones de electores de las primarias de la derecha en noviembre y un millón menos que en las primarias de la izquierda de 2011. La pobre cifra de participación, que además fue inflada por el aparato del partido, ilustra la situación crítica del socialismo francés. Desde la llegada al poder de Hollande en 2012, el PS ha encadenado una derrota electoral tras otra. Los electores son conscientes de que su candidato difícilmente se clasificará para la segunda vuelta de las presidenciales. Según los sondeos, el candidato socialista quedará relegado a la quinta posición, por detrás de Marine Le Pen (ultra-nacionalista), François Fillon (neoliberal de centro-derecha), Emmanuel Macron (centrista y business friendly) y Jean-Luc Mélenchon (social-ecologista).
Organizadas, en un principio, con la intención de alinear a todas las fuerzas de izquierdas detrás del presidente Hollande, que ni tan siquiera votó al estar de viaje oficial en Chile, las primarias han servido para mostrar el rechazo al gobierno actual. “La impopularidad de la línea gubernamental, encarnada por Valls, ha movilizado a la mayoría de la gente”, explica el politólogo experto en la socialdemocracia Fabien Escalona. De todos los candidatos, el menos manchado por el legado de Hollande es Hamon. Aunque ejerció como viceministro de Finanzas entre 2012 y 2014 y fue ministro de Educación durante cinco meses, “en realidad ocupó puestos menores y los electores lo ven como si nunca hubiera estado en el ejecutivo”, explica el profesor de Sciences Po Grenoble Christophe Bouillaud.
Manuel Valls ha pagado, en cambio, los platos rotos de las políticas socioliberales del ejecutivo que él mismo dirigió. Abofeteado y cubierto de harina durante sus desplazamientos en la campaña para los comicios internos, este barcelonés de nacimiento ha tenido incluso que anular incluso algunos mítines. “Valls ha hecho una campaña en zigzag, intentando primero reconciliar a los distintos sectores del PS para luego encarnar su imagen típica de político fuerte”, explica el analista político Philippe Breton. Incluso el ex primer ministro llegó a renegar del artículo 49.3 de la Constitución, que empleó en seis ocasiones durante su mandato para aprobar por decretazo las leyes más polémicas, como la reforma laboral.
Renta básica y legalizar el cannabis
Además, las temáticas preferidas de Valls, como la lucha contra el terrorismo y la defensa de la laicidad, han quedado relegadas a un segundo plano en el debate. Tras haber dado la espalda a los sectores populares y suscrito la teoría de la derechización de la sociedad francesa, los candidatos socialistas han vuelto a hablar sobre problemáticas clásicas de la izquierda, como la educación o la protección social. La medida estrella de la campaña ha sido la renta básica*, propuesta por Hamon. Ésta consiste en establecer un salario mínimo de 750 euros al que tendrían derecho todas las personas mayores de edad sin empleo.
“Son sus propuestas innovadoras las que han permitido a Hamon hacerse con la victoria”, asegura Lénaïg Bredoux, periodista del diario digital Mediapart. Un proyecto nuevo pero que comparte los valores tradicionales de la izquierda: “Los electores progresistas desean una mayor protección social frente a los vaivenes del mercado”, explica Bouillaud. El politólogo recuerda que, pese a unos niveles de desempleo inferiores al 10%, la precariedad laboral está cada vez más extendida en Francia, sobre todo entre los jóvenes. El 87% de las contrataciones que se realizaron durante el último trimestre del año pasado fueron a tiempo parcial, según datos del Insee.
Además de la renta básica, Hamon defiende gravar con un impuesto a los robots, “cuando un trabajador sea reemplazado por una máquina”, según se lee en su programa. Apoya también la legalización del cannabis y la eutanasia y quiere dar visados a los refugiados para que estos puedan circular libremente por el continente europeo. Para favorecer la regeneración democrática, defiende que los votos en blanco se contabilicen aparte de los votos nulos. Y propone un mecanismo de participación que permita paralizar la aplicación de una ley y someterla a referéndum con sólo 400.000 firmas.
La medida estrella de la campaña ha sido la renta básica de 750 para todos los mayores de edad sin empleo, propuesta por el ganador
“Situándome en la primera posición, habéis dirigido un mensaje claro de esperanza y renovación”, declaró Hamon ante sus seguidores. Y añadió que “los electores de izquierdas votaron por convicción y no por resignación”. El favorito para convertirse en el candidato presidencial socialista reivindica, asimismo, su simpatía por las figuras emergentes de la izquierda, como Bernie Sanders en los Estados Unidos, Jeremy Corbyn en el Reino Unido o Podemos en España. “La victoria de Hamon se sitúa en la prolongación del espíritu de la Nuit Debout (el movimiento inspirado en el 15-M español que ocupó la Plaza de la República en París durante los meses de abril y mayo)”, asegura Breton.
¿El Trump de la izquierda francesa?
Ante el impulso que ha tomado la candidatura de Hamon, Valls utiliza el discurso del miedo como su principal baza en la segunda vuelta de las primarias. En la emisora de radio France Inter, acusó a su contrincante el lunes 23 de enero de hacer “promesas irrealizables” que llevarán al PS “a una derrota segura”. Criticó, asimismo, el coste excesivo de la renta básica universal, que, como subraya el ex primer ministro, alcanzaría los 387.000 millones de euros, casi equivalente al presupuesto total del Estado este año. Unos reproches repetidos por algunos de los principales comentaristas políticos, que acusan al ex ministro de Educación de encarnar el Donald Trump de la izquierda francesa.
De hecho, algunas de las críticas en contra de Hamon ya han alcanzado niveles de caricatura. “Benoît Hamon está en sintonía con una franja del islamo-izquierdismo”, declaró el diputado Malek Boutih, lugarteniente de Valls, en el diario 20 Minutes. “Acusan a Hamon de mantener una posición ambigua respecto al islamismo, lo que significa que no es un buen republicano”, explica Bredoux. Y esto en Francia, donde la laicidad tiene un valor casi sagrado, son palabras mayores.
Tanto la presión de Mélenchon por el ala izquierda, como de Macron por la derecha, dificultan la cohesión de la familia socialista detrás del vencedor
No obstante, las propuestas de Hamon en materia de terrorismo mantienen grandes similitudes con el programa de Vall, impulsor de la deriva securitaria. Aunque el exministro de Educación se muestra partidario de dejar de prolongar el Estado de emergencia (en vigor todavía hasta julio de este año), defiende las otras leyes aprobadas para combatir el terrorismo islamista, como la ley sobre la información. Una medida que reforzó significativamente los poderes de los servicios de investigación y a la que se opusieron organizaciones como Amnistía Internacional y la Liga de los Derechos del Hombre.
Dos corrientes internas difícilmente reconciliables
Hamon dispone también de un discurso “muy clásico sobre la Unión Europea, que consiste en prometer los beneficios sociales de la construcción europea”, explica Escalona. Este “acuerdo social europeo” debería traducirse en una moratoria del pacto de estabilidad, que permita incrementar el déficit público más allá del 3%, y en que el Banco Central Europeo preste dinero directamente a los Estados. Sin embargo, tras la desilusión de la presidencia de Hollande, que prometió en 2012 un giro social del proyecto europeo, “las clases populares francesas han dejado de confiar en la UE”, explica Bouillaud. Según este analista, esto dificultará que los votantes se vean seducidos por el mensaje europeísta de Hamon. En su lugar, preferirán el discurso muy crítico con la UE de Mélenchon, cuya plataforma política se llama La Francia insumisa. O incluso sucumbirán al canto de las sirenas del Frente Nacional de Le Pen.
El Partido Socialista cuenta con poco más de 40.000 afiliados, mientras que éstos eran más de 250.000 en 2007
Tanto la presión de Mélenchon por el ala izquierda como la de Macron por la derecha dificultan la cohesión de la familia socialista detrás del vencedor de las primarias. “Si el ganador es Valls será muy difícil para los sectores de la izquierda del partido hacer campaña por él. Si el ganador es Hamon, los sectores más moderados pueden darle la espalda”, explica Bredoux. El principal beneficiado de esta división será probablemente Macron. Según los sondeos, el ex banquero y ex ministro de Economía obtendría un 20% de los sufragios y disputaría con Fillon la segunda plaza en la primera vuelta de las presidenciales, en caso de que el candidato socialista sea Hamon.
“El temor a que haya una segunda vuelta entre Le Pen y Fillon es grande”, explica Bredoux, quien reconoce que “ha habido numerosos representantes socialistas que se han unido al movimiento En Marche! (En Marcha!) de Macron”. Incluso la ex candidata socialista en 2007 Ségolène Royal (antigua pareja sentimental de Hollande) y el exministro del Trabajo François Rebsamen han expresado su simpatía por su candidatura. Entretanto, la sangría de militantes que sufre el socialismo es abrumadora. La formación cuenta actualmente con poco más de 40.000 afiliados, mientras que en 2007 eran más de 250.000, según informa esta semana el semanario satírico Le Canard enchaîné. La izquierda convencida se abre paso en el PS, pero lo hace en uno de los momentos más críticos de su historia.
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* En una versión anterior se calificaba como renta básica universal. La propuesta de Hamon, sin embargo, es parcial al estar solo destinada a los mayores de 18 años sin empleo.
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