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Hola, soy Procesando el Procés, una sección sexy. Gasto L'Eau de Kenzo, no te digo más. También soy dinámica. Tanto que, alehop, ahora salto de párrafo.
La noticia de que Puigdemont y Rajoy se habían reunido ha causado perturbaciones en la fuerza. Posiblemente, atenuadas por la prensa. Nunca lo sabremos. La prensa BCN, en ese sentido, tiende a participar del Procés estilizando su información. Así, por ejemplo, el medio Vilaweb --subsector medios públicos y concertados--, presentaba la valoración de esa reuni secreta, de la que no conocía nada, en estos términos.
El Procés, que no se fiscaliza en la prensa, tampoco se fiscaliza dentro de él
Vamos, que la CUP niega reuniones secretas y hace piña con el Procés. Y poco más. Preciosismos: a) el portavoz de la CUP seleccionado va y dice, incluso, “Si hubiera habido reuniones secretas” --como así ha sido, por otra parte-- “lo sabríamos”, y b) no puede haber pactos secretos porque el otro día, sic, una diputada de la CUP hizo un acto público con el Presi. Lo que nos lleva a la pregunta, dos puntos, ¿la CUP se chupa el dedo? Respuestas. Es posible que la información vertebrada en el artículo esté muy estilizada. Estas orejas que se han de comer los gusanos, así, han escuchado declarar al Presi Mas la alocución: “Seguiremos con nuestras políticas”, que luego fue transcrita en un medio similar tal que así: “Seguiremos con nuestras políticas hacia la independencia”. Es decir, posiblemente todo lo contrario. En todo caso, por lo que sé, la CUP sabe que la cultura CDC siempre se puede pactar encima. Supongo que no lo exterioriza por táctica --espera que esto llegue a un punto de contradicción sin retorno que obligue a CDC, ese partido que puede contradecirse lo que quiera, a un punto de no retorno, al que no se ha llegado en seis años,--y por cultura política-- por, snif, Processisme--. De manera que el Procés, que no se fiscaliza en la prensa, tampoco se fiscaliza dentro de él. No obstante, hubo otros titulares que expresaban ya cierto malestar, más realista.
En esta noticia se expresa cierto mosqueo. La CUP está mosqueada, si bien, en fin, exterioriza un mosqueo inferior al grado mosqueo--de--un--pavo--en--Navidades. Reclama unidad y buen rollo al uso. Es decir, que no tiene por qué haberlo.
Esa sospecha es la gran baza gubernamental --española--. El Gobierno está trabajando --no a fondo, aún--, en la división. Hace escasas horas, por ejemplo, la Fiscalía empuró, nuevamente, a Forcadell y a la Mesa del Parlament. Otra causa más y les tendrán que regalar un globo o un peine, para fidelizar clientela. La novedad es que la Fiscalía no ha empurado a todos los miembros que participaron en lo que la Fiscalía presenta como delito penal.
La idea es que Forcadell, tras una inhabilitación, encadene otra, como en su día Otegi. La novedad es que un miembro de la mesa, de CSQEP, no ha sido empurado por la Fiscalía
La división de poderes --Murcia, Catalunya, caso Nóos--, es decir su ausencia, es la gran diferencia entre la crisis de Régimen española y la italiana de los noventa. Me lo dijo el otro día Steven Forti, hispanista italiano. Y mi frente se quebró como un cristal. La ausencia de separación de poderes --lo que es gordo; sería de juzgado de guardia si, en efecto, el juzgado de guardia no estuviera tan próximo al Ejecutivo-- está permitiendo una recomposición del Régimen, antes que su desprestigio y ruina, que es lo que pasó en Italia. A su vez, con todo ello, la justicia/fiscalía está adquiriendo un protagonismo de primer orden. No deseado, pero sostenible. Europa, que no se ha escandalizado con Hungría y Polonia --dos Estados que, posiblemente, ya no sean Estados democráticos ad-hoc--, no la liará con este gran problema democrático, a varias casillas aún de Hungría y Polonia. Por lo visto, tampoco erosiona al Régimen. Pero puede llegar a ser determinante en el final --real, es decir, dentro de varios años-- del problema catalán, y en su percepción. En esta emisión de justicia estos--son--mis--XXXX System, la Fiscalía empura a Forcadell y a otros tres miembros de la mesa. Algunos --no se lo pierdan--, responsables de que un par de demandas de referéndum de autodeterminación --en 2009 y 2010-- no prosperaran, lo que tiene guasa. En principio se les acusa de lo de siempre. Por penas que no implicarían prisión, sino inhabilitación. Nada nuevo en el caso. Ni en la jurisprudencia. La idea es que Forcadell, tras una inhabilitación, encadene otra, como en su día Otegi. La novedad es que un miembro de la mesa, de CSQEP --parece las siglas del senado romano, pero es una coalición de independientes, ICV, EUiA y Podem--, no ha sido empurado por la Fiscalía, debido a, sic, “su trayectoria”. Vamos, que fiscalía rechaza empurar el campo semántico Podemos --partidario, por cierto, del referéndum--, y lo hace vía un concepto judicial divertido. La trayectoria. Bueno, al menos no lo han hecho por el color de los ojos o por ser del Osasuna. Ya llegará. El Parlament superó la prueba. Se votó una resolución en contra del espíritu creativo de la Fiscalía. CSQEP y el Processisme votaron conjuntamente, una vez eliminada alguna frase trade-mark Procés, que equiparaba este nuevo encausamiento con el 23F y la lucha non-stop por la democracia. Por parte, por otra parte, de un Govern postdemocrático contra un Gobierno postdemocrático.
Las perturbaciones en la fuerza --un fenómeno propagandístico como el Procés no puede admitir perturbaciones-- han continuado estos días, empero, a partir de los análisis de un fenómeno acaecido hace un par de semanas. Nada, que un progrom de ciudadanos honestos se cargó, en media hora, una exposición de arte contemporáneo/degenerado. La novedad es que, en esta ocasión, han aparecido varias firmas en medios Processitas e, incluso y todo lo contrario, indepes, analizando y denunciando eso. Uno de ellos, aparecido en Sentit Crític y firmado por Roger Palà, indepe sensible al Procés.
Lean los comentarios al artículo. Ilustran que el Procés, esa política gubernamental, no admite críticas, divergencias, ni valoraciones. Como el Patriotismo Constitucional, otra construcción propagandística. Y que, precisamente, eso es lo que se está produciendo. No tanto en los medios como en las redes sociales, donde están empezando a aparecer dos lecturas de fenómenos que, hasta hace poco, sólo tenían una lectura posible, luminosa, optimista y que coincidía con consignas procesistas. Ejemplo:
Convoquen una manifestació en suport a Catalunya al Veneto https://t.co/ejbM7WWhs3 pic.twitter.com/GIPyH76Awz
— ElNacional .cat (@elnacionalcat) 19 février 2017
La ultraderecha del Veneto organiza una manifestación a favor de la independencia de Catalunya https://t.co/NVevrqKs4A pic.twitter.com/W5LsfFvSZ7
— La Vanguardia (@LaVanguardia) 20 février 2017
Otras novedad/perturbaciones en la fuerza. En la red se empieza a someter a cachondeo el Procés, mientras que el Processisme clásico y chachi está ganando agresividad. Trumpista. Curiosidades y fenómenos nuevos: algunos partidarios, usuarios o defensores de Procés, utilizan, en el trance de tener que mostrar su apoyo o simpatías a él, la particular creer. “Jo crec en el Procés”. Verbalizar la fe es el inicio de una crisis propagandística. La propaganda, en fin, no tiene como misión hacer creer, sino convencer de la existencia --real-- de un objeto señalado. Ya sea supremacía racial, brotes verdes, una democracia ejemplar y con separación de poderes à gogó, que la delincuencia es un problema de mejicanos reincidentes, que la Constitución es la mejor del mundo, o que el Procés gubernamental es lo que te digan, sin demostrarlo.
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Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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