1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Tribuna

¿Tiene el Papa un problema con la economía o lo tienen los liberales?

Las recientes declaraciones de Francisco invitan a reflexionar sobre los problemas económicos que nos asuelan por culpa de la codicia y de la complicidad de muchos intelectuales con quienes lo quieren todo para sí

Juan Torres López 1/03/2017

Malagón

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT necesita 300 suscripciones mensuales para ser sostenible y cada vez más independiente. Puedes ayudarnos aquí

-----------------------------------------------------------------------------------------------------

Sería vanidoso por mi parte que yo tratara de defender nada más y nada menos que al Papa de Roma frente a quienes le critican. Como se decía en el viejo catecismo del Padre Astete, Doctores tiene la Santa Madre Iglesia para contestarles.

Pero, dado que no he leído a ningún economista más versado que yo que comentara el asunto, me atrevo a entrar en el debate para romper una lanza en favor del jesuita argentino que ahora ocupa la silla de San Pedro.

La cuestión es que, hace unos días, el Papa dijo una frase muy rotunda en la improvisada homilía de una Misa que celebró en su residencia particular (normalmente, el texto completo de las homilías papales se publica en la web del Vaticano pero ésta no aparece allí, de momento, aunque se han hecho eco de ella multitud de medios de muy diferente ideología (por ejemplo, aquí).

Según la agencia de noticias Reuters, el papa Francisco dijo: "Hay algunos que dicen 'yo soy muy católico, siempre voy a misa, pertenezco a esta asociación y la otra' pero también deberían decir 'mi vida no es cristiana, no les pago a mis empleados salarios justos, exploto a la gente, hago negocios sucios, lavo dinero". Eso es una doble vida. Hay muchos católicos que son así y son un escándalo. Cuántas veces hemos escuchado decir a la gente 'para ser católico como él, mejor ser ateo'".

Robert Wenzel acusa al Papa de hacer una de las seis cosas que, según se dice en la Biblia, más aborrece Jehová, sembrar discordia entre hermanos

Poco después de que se publicaran esas palabras del Pontífice, el periodista Robert Wenzel, conocido propagandista de la escuela liberal austriaca de economía y editor de EconomicPolicyJournal.com, escribió un artículo (The Pope's Problem with Basic Economics) en el que afirma que el Papa desconoce los conceptos fundamentales de la economía. Duda Wenzel de que "pudiera dibujar una curva de oferta y demanda" y le critica duramente que, a pesar de ese desconocimiento, hable de salarios adecuados o justos y de explotación.

Concretamente, Wenzel acusa al Papa de hacer una de las seis cosas que, según se dice en la Biblia, más aborrece Jehová, sembrar discordia entre hermanos; en este caso, entre "el hombre de negocios que ofrece precios y salarios de mercado" y los consumidores y trabajadores.

En apoyo de esta idea, Wenzel aporta una cita de Murray Rothbard, uno de los más conocidos defensores de la escuela austriaca de economistas anarcoliberales (así denominados por su creencia ciega y extrema en las virtudes y automatismos del mercado) y que prefería denominarse a sí mismo como "derechista o reaccionario radical" o de "derecha dura" mejor que conservador (así lo decía en A Strategy for the Right).

Rothbard afirmaba que el precio que se fija en el mercado no es un acto de voluntad de los vendedores, es decir, que éstos no lo establecen en función de que se levanten más codiciosos o responsables cada mañana. Por el contrario, aseguraba que el aparato de la teoría económica, construido a lo largo de siglos, ha demostrado que los precios a los que se venden los bienes y servicios (incluido el precio del trabajo) se establecen exclusivamente como resultado de la demanda (de la cantidad que están dispuestos a adquirir los compradores a cada precio dado) y de la oferta de los vendedores. Por tanto, decía Rothbard, no es verdad que los precios se fijen, como creen algunos economistas, simplemente añadiendo un margen a los costes de producción que, si va más allá de un determinado nivel, ya sería fruto de la codicia.

Dando por buenas estas ideas, Wenzel termina diciendo que lo que hace el papa Francisco cuando predica hablando de salarios apropiados y de explotación es, nada más y nada menos, que hacer música en la guarida de los totalitarios y crear un gran pecado económico.

Llegados a este punto, y aunque dije al principio que no creo que sea yo quien mejor pueda defender al papa Francisco, hay que preguntarse si Wenzel lleva razón. Es decir, si el salario es algo que se determine automáticamente por la oferta y la demanda de trabajo en el mercado y, por tanto, con independencia de la voluntad de quienes contratan a los trabajadores. Y, en suma, si es cierto que la teoría económica "de siglos" ratifica lo que dicen estos economistas liberales.

La respuesta es clara y rotunda: no, no y no. Es matemáticamente imposible que el salario se fije como dicen Wenzel, Rothbard y los economistas liberales o de la escuela austriaca como ellos.

Para que se pueda afirmar que el salario (el precio del trabajo) se fija automáticamente en el mercado de trabajo a través de la oferta y la demanda la teoría económica establece condiciones que son de imposible cumplimiento. Las más importantes (o las que puedo explicar más fácilmente para no complicar mucho este artículo) son las siguientes.

Es matemáticamente imposible que el salario se fije como dicen Wenzel, Rothbard y los economistas liberales o de la escuela austriaca

En primer lugar, se tendría que poder definir una oferta y una demanda de trabajo para todo el mercado. Pero, tal y como ocurre en general con la oferta y la demanda de bienes, es matemáticamente imposible definir una oferta y una demanda de trabajo agregadas (para todo el mercado). Entre otras condiciones más complicadas de entender, para poder definir una demanda de trabajo agregada debería de haber un solo tipo de trabajo y todos los demandantes de trabajo (las diferentes empresas) deberían tener exactamente las mismas preferencias a la hora de contratar. Es decir, algo materialmente imposible. Y se ha demostrado también que la oferta de trabajo que realizan los trabajadores puede tener cualquier forma, de manera que no hay "un" salario de oferta y demanda sino que, en todo caso, habría muchos niveles de salarios compatibles con la oferta y la demanda de trabajo de mercado.

En segundo lugar, para que pudiera haber un salario de mercado que fuese el resultado automático de la oferta y la demanda de trabajo estas dos deberían ser independientes. Pero Piero Sraffa demostró hace años que eso es imposible: si se establece (como hacen los liberales) que la oferta de trabajo cambia cuando cambia el salario, resulta que al aumentar la oferta de trabajo ha de haber cambiado el salario y, cuando cambia el salario, cambia la distribución de la renta, que afecta a las ventas, y, por tanto, a la demanda de trabajo que hagan las empresas. Luego es evidente que la oferta y la demanda de trabajo no son independientes sino justamente lo contrario.

En tercer lugar, para que pudiera haber un salario de mercado que fuese el resultado automático de la oferta y la demanda de trabajo en las condiciones que dicen los economistas liberales, los mercados de trabajo deberían de ser de competencia perfecta (todos los agentes deberían tener el mismo poder de decisión, información perfecta y gratuita, y el trabajo debería ser perfectamente homogéneo en todos los empleos, entre otras condiciones). Si eso no ocurre, como sucede en la realidad y de forma prácticamente inevitable, el nivel de salario de mercado es indeterminado porque depende del poder de negociación de las partes.

El nivel de salario de mercado es indeterminado porque depende del poder de negociación de las partes

En cuarto, lugar, para que pudiera haber un salario de mercado que fuese el resultado automático de la oferta y la demanda de trabajo e independiente de la voluntad de los empleadores, como dicen los economistas liberales o austriacos, los trabajadores deben generar su oferta de trabajo como el resultado de elegir entre el trabajo o el ocio para cada nivel de salario. Pero es evidente que, para que puedan tener esa libertad de elección, deben disponer de ingresos adicionales a los del trabajo suficientes, lo que muy rara vez acontece.

En quinto lugar, para que fuese cierto lo que afirman los liberales sobre el salario como algo ajeno a la voluntad de los empleadores debe ocurrir que las empresas contraten trabajadores en función de su contribución al producto, de su llamada "productividad marginal". Pero este requisito, como explico con más detalle en mi libro Economía para no dejarse engañar por los economistas, lleva a un resultado absurdo: para conocer la productividad del factor trabajo en conjunto, hay que homogeneizar todas las posibles variantes que lo componen (el trabajo de los ingenieros, las doctoras, los auxiliares, los bomberos, las maquinistas, etc.). Pero resulta evidente que cada uno de esos componentes es diferente a los demás: cada dentista aporta a la producción en su conjunto algo diferente a lo que aporta cada ingeniera, cada fresador o cada vendedora de seguros... Por tanto, si queremos hablar del factor trabajo en conjunto, de productividad marginal en conjunto, para poder determinar el precio de mercado ("un" salario de referencia que todos los empleadores acepten como algo totalmente ajeno a su voluntad, como dicen los economistas liberales), debemos homogeneizar el factor trabajo. Y la única manera de homogeneizarlo es a través de su precio, para lo cual es necesario saber... ¡el precio de cada trabajo! Llegamos, por tanto, a un resultado absurdo o tautológico: para determinar a través de la productividad marginal del trabajo su precio de mercado hay que saber antes su precio.

Esta última condición es la clave de bóveda del análisis neoclásico o liberal del mercado de trabajo porque es la que permite criticar a quienes, como el papa Francisco en esta ocasión, reclaman un salario decente, es decir, una distribución más justa de la riqueza. La razón es sencilla.

Quienes critican al Papa porque reclama salarios adecuados o porque condena la explotación de la gente son los "reaccionarios radicales" o la "derecha dura"

Lo que hay detrás de una teoría tan tautológica e irreal como la de la productividad marginal es que gracias a ella se puede hacer creer que el salario es, como dicen Rothbard y los liberales, independiente de la voluntad, un resultado automático del mercado que, además, es justo de por sí, puesto que su nivel le viene dado al empleador por el mercado y lo recibe o no el trabajador solo en función objetiva de que contribuya en esa misma medida al producto final. Es por eso que, según los economistas liberales, nadie puede protestar si los salarios son bajos o la distribución es injusta puesto que nos dirán que si son así es porque esa es la contribución "objetiva" de cada trabajador al producto final. Una estratagema intelectual brillante pero, como acabo de señalar, basada en una pura tautología y completamente ajena al mundo real.

Quienes critican al Papa porque reclama salarios adecuados o porque condena la explotación de la gente son, en las palabras arriba mencionadas de su propio ideólogo Murray Rothbard, los "reaccionarios radicales" o la "derecha dura". Están en su derecho de hacerlo, faltaría más, pero debe saberse que el fundamento científico de sus críticas es nulo. El papa Francisco sabe mucho mejor que ellos cómo está funcionando la economía contemporánea, cuáles son los problemas que la creciente concentración de la riqueza está creando a los seres humanos y a la naturaleza, y qué solución tienen los problemas económicos que nos asuelan por culpa de la codicia y también de la complicidad de muchos intelectuales con quienes lo quieren todo para sí.

Y, por último, no está de más señalar que se atrevan a tachar a los demás de totalitarios quienes establecen con nulo fundamento que sus ideas económicas son la verdad revelada y las de los demás simples errores o incluso fuentes del pecado.

CTXT necesita 300 suscripciones mensuales para ser sostenible y cada vez más independiente. 

Autor >

Juan Torres López

es economista. Es miembro del Consejo Científico de Attac España y catedrático de Economía aplicada en la Universidad de Sevilla.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

3 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. nint

    Muy buen artículo, algo extenso quizá: "Un economista ultraliberal piensa que una curva de interpolación de una función de dos variables describe el mercado laboral suficientemente bien como para descalificar al Papa en una discusión sobre moral cristiana...ese es el nivel"

    Hace 7 años 2 meses

  2. Fernando Garcia

    Lo siento, pero niego la mayor. Una cosa llamada "Mercado de trabajo" no deberia de existir. Los derechos de la gente no pueden quedar al albur de la oferta y la demanda, deben de estar protegidos. Aparte de que en este juego es muy fácil hacer trampas: Creas una coyuntura que deja en el paro a cinco millones de personas; a la mitad no les das ningún tipo de subención. En poco tiempo tienes un auténtico ejército de mas de dos millones de personas dispuestas a trabajar por lo que sea. Salvo que queramos una sociedad con la misma moral que una secta satánica, esa no es la manera de hacer las cosas.

    Hace 7 años 2 meses

  3. Jesgarlop

    Magnífica exposición de razonamientos, ni Inta lo habría dicho mejor. ¡Perdon! no se porqué, se me ha colado este ser.

    Hace 7 años 2 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí