Pasados presentes. Sobre ‘Lego Batman: la película’ y el viejo ‘Logan’
Películas de entretenimiento a gran escala realizadas con un sentimiento elegíaco de su propio origen: los viejos tebeos que pertenecen al siglo anterior. Los superhéroes ya no son lo que eran
Pablo Muñoz 10/03/2017
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DC Comics Batman 1994
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“La ciudad no necesita a Batman. De hecho, lleva mucho tiempo protegiendo la ciudad”. Acto seguido, la detective Barbara Gordon enseña imágenes que resumen la historia de Batman desde 1925. Esta secuencia –en clave cómica– de Lego Batman: la película, de Chris McKay, nos acerca de un modo muy amable al hecho irrefutable de que los superhéroes son material del siglo pasado.
Batman tiene un pasado. Y muchas versiones de sí mismo. Muchas de ellas ni siquiera proceden de los tebeos originales, sino de series de televisión o películas cinematográficas. Batman tiene sus propios clichés y, más que parodiarlos, Lego Batman trata de resumirlos con bromas cargadas de afecto.
La propia trama de la película es casi un ensayo sobre el personaje ¿matón solitario o amable líder de un equipo de excéntricos? Esta duda se convierte en la excusa argumental para suministrar chistes y una especie de reconciliación venerable de las distintas versiones de un personaje que no deja de tener más de setenta y cinco años.
Con un desarrollo completamente distinto encontramos algo parecido en Logan, de James Mangold. Una niña mutante lee tebeos de X-Men tratando de descubrir el pasado y la verdad. Lobezno la mira escéptico y le dice: “Esas historias son mentira, nunca cuentan la verdad, costaron vidas”.
Ese juego está perfectamente en sintonía con la película, donde nos despedimos de un mundo que ya ha desaparecido, y no volverá
Es una escena maravillosa por muchas razones. La más evidente es que la película está basada en un tebeo de superhéroes como el que lee la niña y reconocemos el juego metaficcional al ver cómo uno de los personajes la desmitifica. La no tan evidente es que ese juego está perfectamente en sintonía con la película, donde nos despedimos de un mundo que ya ha desaparecido, y no volverá. En ese mundo, adivinad, los superhéroes no ganaron. Lobezno se convierte en un conductor de limusinas y “el mutante más poderoso de la tierra”, el bondadoso Charles Xavier, es ahora un demente senil. La mejor secuencia de la película presenta el mito de los X-Men y su escuela de jóvenes prodigiosos como un recuerdo humano de viejas trastadas.
Los cineastas saben que los niños lectores de tebeos (ya sea los que crecieron leyendo a Claremont, artífice de los guiones más reconocibles de estos personajes, o los que lo leyeron cuando llegó la primera película de X-Men hace diecisiete años) son ahora adultos con sus propias cuitas. Y esto es lo que conecta a Logan con Lego Batman: que ambas ambas películas están empujadas por el paso del tiempo, por la conciencia de que no habrá marcha atrás. Ante esa situación podemos elegir entre la elegía o la síntesis. El pasado es una manera de orientarnos en nuestro presente y resulta extraño (y algo bello) ver algo así reflejado en películas de entretenimiento a gran escala.
Autor >
Pablo Muñoz
(Mataró, 1988) Ha escrito sobre cine para Blog de cine y El Español. Ha publicado 'Padres ausentes' (Alpha Decay, 2011) y ha participado en libros colectivos como 'CT o la Cultura de la Transición' (Debolsillo, 2013).
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