Procesando el Procés (V)
Gene y Estado, erosionados
Los fallos comunicativos colosales corren paralelos en la vía ‘processista’ y en la estatal. ERC sigue a su bola, impermeable a la información. La cosa, en fin, está a huevo para otra escalada propagandística a tutiplén
Guillem Martínez Barcelona , 1/03/2017
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Hola. Soy Procesando el Procés, una sección sexy que les explica el III Acto del Procés en tiempo real y de manera dinámica. Tan dinámica que, alehop, ahora mismo salto de párrafo, que el curro se me acumula.
Hace días que no les escribo. La razón: perdí el mojo. Las secciones sexys, cuando perdemos el mojo, nos vamos de compras hasta que se nos pase. En el ínterin, he comprado todo esto que ahora les muestro. Son tantas cosas pequeñas y cuquis que las voy a organizar por subtítulos. Al primero le iba a poner Manolo. Pero al final lo he titulado La Erosión.
La Erosión
Un Mas a la espera de sentencia se fue a Harvard, donde prosiguió proponiendo terceras vías a un Gobierno que pasa ocho pueblos, y explicando el Procés al mundo mundial.
Lo que es un error. El Procés es un sistema de comunicación, un corpus propagandístico. Por lo que, cuando se explica en el extranjero, pasa como con los chistes de Lepe. La cosa decae. Aznar, si recuerdan, sólo fracasó, en ese sentido, cuando explicó en un bolo internacional lo del patriotismo constitucional, que puso como una moto hasta a Habermas. En Harvard, en fin, un nutrido público --en esta ocasión hubo cuerpo diplomático chachi-- alucinó. Interpretación del alucine: el Procés es lenguaje, un lenguaje compartido por Govern y sociedad. Si usted es sociedad o gobierno ya sabrá que sólo uno de esos dos corpus gobierna, por lo que en otras culturas sorprende que las políticas de un gobierno no sean un corpus gubernamental, profesional, internacional. Sino, simplemente, frases y cosmovisiones de alguien que no ha hecho un grado de CC.PP., ni se espera que lo haga a corto, medio o largo plazo.
Por lo que oigo, esas dinámicas lingüísticas, consistentes en hablar como masa popular cuando no se es masa popular, sino hombre G, ubican el Processisme en el ámbito internacional, dentro de los nuevos/viejos populismos de derechas. Algo que sin duda afecta a los futuribles del Procés, en tanto que el repelús ante los populismos derechistas parece ser lo único que une a un corpus tan diverso como el ultraliberalismo, la extinta socialdemocracia y las nuevas izquierdas.
El Procés, por otra parte, técnicamente, está paralizado desde mi anterior articulete al respecto. Les recuerdo. La Comissió de Garanties Estatutàries --el pequeño TC cat-- se ha pronunciado en contra de la iconografía final para convocar un referéndum. La respuesta oficial ha sido tirar para adelante. Sin duda se tirará. Propagandísticamente, pero no de manera efectiva. Recuerden este escollo creado por la Comissió de Garanties, porque igual ese escollo es insolucionable y sea el origen del punto final oficial de esta segunda edición de Procés.
Un referéndum, ahora mismo, es un acto de desobediencia. Y contrariamente, incluso, a las sentencias oficiales, la parroquia processista no está por desobedecer. Ese tema está ocasionando problemas, roces, erosión, entre todos los polos del Procés. Erosión y fricción entre Puigdemont y CDC, Puigdemont/Mas. Y entre todos y la CUP. A la CUP, por cierto, no se le permite entrar a una hipotética nueva Mesa del Parlament. Lo que es un indicio de que no se quiere liarla más de lo que la lía el Estado. Es decir, no se quiere una desobediencia más efectiva y autoformulada.
Un referéndum, ahora mismo, es un acto de desobediencia. Y contrariamente, incluso, a las sentencias oficiales, la parroquia processista no está por desobedecer
También es perceptible una erosión, glups, democrática. Aquello que emparenta, en el ámbito internacional, el Procés con los populismos gores europeos. El Parlament, a propuesta de los chicos Junts pel Sí y los chicos CUP, está modificando el reglamento parlamentario, de manera que, por lectura sencilla y en un plis-plas se pueda aprobar la convocatoria de referéndum y la Llei de Transitorietat. Que, acto seguido, serían sometidas a colleja por el TC y aparcadas por los chicos y chicas que las han votado y que convocarían en ese momento, es de suponer, elecciones autonómicas. Y hala. No hay voluntad de desobediencia, en fin. Al menos, no la habido hasta ahora, y las voluntades no se improvisan. La aprobación del cambio de reglamento es tan bestia, empero, que se merece un apartado con un título propio.
La indepe real no es necesaria. Pero sí la irreal
Esta modificación del reglamento es una aberración democrática llamativa. Por supuesto, legal, como todas las habidas por aquí abajo desde el inicio de la crisis y la crisis de Régimen. Supone, con la actual mayoría, darle una herramienta parlamentaria descomunal al Govern. Puede aprobar, by the face, lo que quiera. Sencillamente. Personalmente, me preocupa más lo que pueda aprobar en materia de política cotidiana. La razón: sin cultura de la desobediencia, da igual lo que haga en el pack Procés. No obstante, cabe pensar que la explosión del III Acto --guión: no habrá posibilidades de referéndum desde el marco estatal o el marco autonómico, no habrá voluntad de desobediencia, pero habrá vocación, y mucha, de espectáculo-- puede ser muy explosiva. Debe de serlo. El Procés, hasta ahora, ha sido un proceso electoral. Y necesitará algo gordo para ganar las próximas elecciones autonómicas. Indicios que indican que la movida puede ser espectacular: tamaño regalo a un gobierno como lo es el cambio de reglamento parlamentario no se explica por el volumen e importancia de lo que se pretende aprobar --un referéndum y una ley que serán suspendidas al momento--. Quizás aprovechen y voten algo más llamativo, susceptible de ser invalidado en segundos por el TC, y que no implique más que condenas de inhabilitación, pero que resulte más espectacular. Tal vez una solemne declaración de independencia.
Esta modificación del reglamento es una aberración democrática llamativa. Supone, con la actual mayoría, darle una herramienta parlamentaria descomunal al Govern. Puede aprobar, by the face, lo que quiera
Proclamar la independencia es más sencillo que un referéndum pactado. No significaría, si me lo permiten, nada. Un Estado necesita para existir de una mayoría social --no está claro que la haya--, de un reconocimiento internacional --está claro que no lo hay-- y de una voluntad gubernamental --no está claro que la haya--. El resultado sería un Estado que dure varios segundos. Estados que poseen dos de esas condiciones, y algo de reconocimiento internacional --Palestina, República Árabe Saharaui-- no lo han conseguido. Estados que han tenido las tres condiciones a tutiplén --no sé, Kurdistán, la República Española-- tampoco lo han conseguido. La sensación es que la voluntad no sería hacer un Estado, sino, todo lo contrario, proclamarlo. Crear un jalón para el Procés 3.0.
Puede parecer importante, en ese sentido, esta noticia: la ANC cambia la hoja de ruta --inexistente, virtual--, y propone la proclamación indepe en caso de negativa a un referéndum. Pero quizás no lo es. Tal vez sea sólo, a su vez, erosión propagandística. La propaganda debe de ser reiterativa. No repetitiva. Y, con ese cambio en la hoja de ruta, la ANC se repite más que el ajo, pues es lo que propuso para 2014, en caso de que el Estado no autorizara una consulta. Y tan campantes.
La erosión propagandística empieza a ser tan llamativa que se merece, otra parte, un titulín.
Erosión propagandística
No hay una propaganda centralizada, esa es la sensación. Mientras ERC da mensajes apocalípticos, que nada tienen que ver con los mensajes anteriores del Procés, dibujando que esto no será una revolución chachi y piruli y procesista, sino algo, incluso no pacífico --ojo: es un cambio de 180 grados a lo emitido desde 2012; posiblemente, una improvisación--, esos mismos mensajes se solapan con otros netamente processistas de toda la vida. Propuestas luminosas de acciones, no políticas, masivas, pero sin trascendencia alguna. Es importante que aún existan porque indican que los usuarios del Procés aún no han accedido al estadio vergüenza-ajena. No se pierdan verbigracia, esta performance processista. Típica, si bien nunca dejan de sorprender en mayores de 8 años.
También hay erosiones nuevas. Son viejas, son las de siempre. Pero ahora empiezan a ser percibidas por pequeños grupos de ciudadanos diría, como discursos propagandísticos, no como políticas. Se trata de alocuciones típicas processistas. Como estas, muy lúcidas, de Junqueras.
Mediante construcciones lingüísticas, da pie a pensar que la cosa va en serio. Que el referéndum se convocará, en tanto que la convocatoria será firmada por todo el Govern, por lo que habría que inhabilitar a todo-cristo. Pero, parejo a ello, el líder también explica que, en caso de negativa al referéndum, la Gene recurrirá al Tribunal de la Haya, al que, por cierto, no tiene acceso. La pregunta, como en todo el Procés, sigue siendo la siguiente: ¿Ignoran eso de La Haya, o, sencillamente, son palabras/palabrerío? ¿Es ignorancia u otra forma de maldad gubernamental? Supongo que esos son los interrogantes de, pongamos, el cuerpo diplomático en la confe de Harvard de Mas.
Otro ejemplo de erosión y error comunicativo. El Govern anuncia, y los medios públicos y concertados lo compran, una ofensiva diplomática de la Gene en Europa.
Mola, si bien resulta que no es una ofensiva diplomática en Europa. Es una serie de cartas enviadas a diversos parlamentos del Este, ante el pasote generalizado del Oeste. El Círculo de Lectores, a su manera, hacía periódicamente ofensivas diplomáticas similares.
Sí. El Procés está cometiendo fallos comunicativos colosales. Algo gordo, si entendemos el Procés como un proceso comunicativo y poco más. Pero lo más divertido es que toda esta erosión a la que se somete el pack Procés, tiene su paralelo en el Estado. El Gobierno se está erosionando también, internacionalmente.
Erosión estatal
Sí, queda espectacular. Pero no lo es tanto. La erosión consiste en solucionar un problema político (Catalunya) --gestionado además por unos políticos (el Processisme) que se están pactando encima y que quieren llegar a cualquier tipo de acuerdo, por cutre que sea-- por lo penal. Recientemente ha salido un informe de la Fundación Elcano que visualiza esa desproporción, y esa rareza democrática, en forma de prestigio internacional. La posición del Gobierno español --un ente con muy poco prestigio internacional, un gobierno mangante del Sur más-- le conduce a una suerte de desprestigio internacional. Sostenible pero que algún día puede pasar factura en el tema catalán --percibido, por cierto, como otro gobierno mangante del Sur--, según me dicen.
La erosión consiste en solucionar un problema político (Catalunya) --gestionado además por unos políticos (el Processisme) que se están pactando encima y que quieren llegar a cualquier tipo de acuerdo, por cutre que sea-- por lo penal.
En la misma dirección se sitúa otro informe de la Fundación Adenauer --ojo, la fundación del partido de Merkel, la bicha--, citado por Enric Juliana.
La prestigiosa Comisión de Venecia --vela por los procesos electorales en Europa-- también ha hecho informe al uso. Da la razón al Gobierno español en el contencioso por el referéndum. Pero viene a recordar también que hay problemas en la vida que no se solucionan por la vía penal, sino por la política.
Curiosamente, el presidente saliente del TC --una joya; en otra cultura democrática debería haber dimitido antes de 2010, cuando se descubrió su militancia en el PP--, en su discurso de bye-bye, también ha venido a incidir en que la vía penal no es una bicoca y tiene su desgaste. El Gobierno, a su vez, parece que ha corregido, estéticamente, su propensión a golpear con el Código Penal en la frente de los problemas políticos.
Al parecer, ya no será el ente que se dirija al TC para que el TC para que vayamos todos juntos, y él el primero, por la vía penal. Al parecer, en este III Acto, esa función la realizarán los grupos parlamentarios del Parlament dispuestos a eso. Los del gatillo más fácil son PP y C’s.
Además, el Gobierno promueve una declaración de la UE al respecto de Catalunya. No se prevén problemas para que no salga adelante. Pero queda raruna. La UE quiere orden y pago de deuda, por lo que firmará lo que le digan. Pero es posible que lo haga con esa cara que se le ponía a Europa cuando Aznar les hablaba de patriotismo constitucional. Vale-te-lo-firmo-que-somos-socios-pero-cállate.
Otro foco de erosión ha sido la sentencia al caso Mas-Rigau-Ortega.
La cosa Mas-Rigau-Ortega
Utilizar la vía penal no es un filón. No sólo explica al mundo la separación de poderes en España, sino que facilita la propaganda del Procés, que va tirando gracias, se diría, a esos cables que le tira el Estado. Verbigracia. Unas horas antes de la publicación de la sentencia sobre Mas & The Masettettes, aparecía esta noticia. Bestia: la Conselleria de Irene Rigau, inserta en un Govern presidido por Mas y vicepresidido por Ortega, había entregado a las escuelas concertadas, y en dos ocasiones, un monto ilegal de 81 millones, debidamente extraídos del sector público, que se quedó a dos velas. La noticia ilustra las políticas efectivas que transcurren por debajo de las construcciones lingüísticas del Procés. Comúnmente, expolios. Pero quedó eclipsada por la noticia de la sentencia a Mas, Rigau y Ortega.
Sobre la sentencia. Retira a Mas de la cosa electoral durante más de dos años. Podrían haber sido muchos más. Por lo que sea, el Estado retira a Mas, pero no lo jubila. Pero la desaparición de Mas en este momento es importante. Ya está asumida por CDC.
Lo que deja a CDC sin su plan a), que era presentar a un Mas mártir, aún no condenado por sentencia firme o enclenque, forzar una lista unitaria patriótica, en plan todos-contra-el-fuego, y aprovechar la sentencia en firme de su inhabilitación en la siguiente legislatura, como hecho propagandístico y mixed emotions, que imposibilitara el referéndum o lo que sea que toque en el Procés 3.0. No sólo se han quedado sin candidato, sino sin plan a). Y no hay plan b). Lo que abre la puerta a nuevos conflictos, y nuevas erosiones, en el Procés.
Sobre la sentencia. Retira a Mas de la cosa electoral durante más de dos años. Podrían haber sido muchos más. Por lo que sea, el Estado retira a Mas, pero no lo jubila.
Conflictos. CDC carece de líder electoral. Puigdemont se postulaba hasta enero, momento en el que le dijeron que se callara y se calló. Es posible que se vuelva a postular --lo que supondría una moderación del tramo final del III Acto--, o es posible que no se postule --al no tener cargo electo futuro, y no afectarle por ello una inhabilitación, podría radicalizar estéticamente el III Acto--. También afectará a la radicalidad del III Acto --la radicalidad pirotécnica, poco más-- el hecho de que ERC y CDC se presenten o no juntas. Una CDC en solitario, es decir, moribunda, aumentaría la épica processista. ERC, por cierto, sigue a su bola, impermeable a la información. Quizás en ella transcurre una parte fundamental del fin del III Acto, a través de los contactos entre Junqueras y Soraya SS. De los que no sabemos nada, y el processismo mucho menos.
Y en eso llegó TV3
Parece ser que las erosiones van creciendo. No hay propuestas políticas realistas. O, tan siquiera, reales. Y todo se confía en un final apañado y épico, frente a un Estado que empieza a hacer patente cierto miedo al desprestigio. Este podría ser el resumen hasta mañana a primera hora. Si no fuera por la respuesta del Procés a este impás. Por supuesto, no es una respuesta política, sino propagandística. Poner de capo de TV3 a un tertuliano processista.
Los tertulianos públicos y concertados son los Navy Seals del Procés. Cabe suponer que su gestión sea una apuesta por ordenar propagandísticamente la cosa. Que hace falta. Intensificar lo que no hace ni hará la política catalana: pasos decisivos en la dirección anunciada. Hacer que políticos y sociedad vuelvan a hablar el mismo lenguaje. Ese lenguaje que ruboriza a un diplomático internacional en Harvard.
La cosa, en fin, está a huevo para otra escalada propagandística a tutiplén. El Procés, de hecho, no para de dar ejemplos puntuales, como éste --sí, ya sé que nunca me abren los links, pero este mola mucho--. Declaraciones no contrastadas, inverosímiles, alejadas de la realidad, pero que vienen a crear la sensación lingüística de que hay un plan metódico y organizado hacia un referéndum y una posterior independencia. Esta mañana a primera hora, no lo hay, al menos. Lo que hay es un gobierno que emite propaganda, casi pornográfica, y una región de la sociedad que quiere consumirla porque la pornografía, para qué les voy a engañar, pone.
4 de marzo
Hola. Soy Procesando el Procés. Una sección de su tiempo. Sexy y dinámica y que va al turrón. Alehop. El otro día lo dejamos aquí.
Concepto aquí. El Processismo va a declarar la República por la vía de urgencia. ¿La cosa va, pues, en serio? No. Se lo traduzco. La noticia alude a un proyecto de final del III acto en el Procés. Más o menos la cosa funcionaría así. Se cambia el reglamento del Parlament. Se introduce la posibilidad de aprobar leyes sin lectura, a través del Reforma de la Consti Exprés System, tan, snif, nuestro. Y se aprueba, por esa vía --más española que el carnet de paro o las lentejas-- la Llei de Transitorietat. La Llei de Transitorietat es la pera. Tal vez es la Capilla Sixtina del Processisme, ese aplazamiento continuado del Estado propio que convive con propaganda que repite lo contrario.
Está inspirada en el torcuatomirandismo, esa fantasía hispana del centro-derecha de ir de la ley a la ley, que tanto tira por aquí abajo. Es decir, está inspirada en el terror a los procesos constituyentes abiertos. No se sabe nada de esa ley. El Processisme dice que es una ley tan meditada que no puede ser impugnada por el TC. Pero, a la vez, no la publicitan, no sea que el TC la impugne. Lo que nos lleva a la siguiente pregunta: ¿para cuándo una serie de dibujos animados del Procés? Anyway. Sólo se sabe que en su primer artículo fija que Catalunya es una República social y democrática. El mismo artículo 1, casi, que la Conti Española, por cierto. Lo que puede indicar que, glups, el resto no se aleja mucho de la cultura política española, esa tradición de libertad sin ira à gogo. Es decir, sin algo. ¿Es una declaración de independencia? Pues tampoco. Los piensas de Junts pel Sí ya han anunciado al mundo que se trata de una declaración de soberanía. Es decir, de otra. La séptima declaración de soberanía desde 1978, si mis cálculos no fallan. Lo que invita a deducir que no es mucho. Del resto de la ley, a su vez, se supone lo siguiente. Lo siguiente: hay varios tramos. Uno fija leyes de tránsito desde la legalidad actual española hasta la legalidad republicana futura. Momento Flying Circus: al parecer, la legalidad catalana o española será optativa. Es decir, que la Gene, la República o como se llame esa mañana, omitirá el control de territorio y población. Algo importante. El control de territorio y población --jamás reivindicado, por cierto, desde 2012-- es lo que diferencia un Estado de cualquier otro objeto. Por ejemplo, una alpargata. O, ya puestos, y para aligerar y esponjizar este artículo, e introducir un referente cool, un tanga brasileño. La ley finaliza con la famosa convocatoria de referéndum, se supone. Sí. Muchas cosas para una sola ley. Personalmente, encuentro a faltar una ley anexa de pesos y medidas, que introduzca, de una vez por todas, la yarda y el galón. De manera que por fin pueda ir a un bar y, llámenme sentimental, pimplarme un galón de Cardhu.
El hecho de cambiar el reglamento del Parlament para colar, de noche y sin debate, la Ley, tiene su miga. Es decir, su ADN. Liga este Parlament con otros fenómenos paranormales posdemocráticos, que tienden a rebajar, aún más, el control y la función parlamentaria. En el Congreso, por ejemplo, para garantizar la, sic, gobernabilidad --es decir, para o tocarle la pera al Ejecutivo--, en esta legislatura la Mesa está haciendo de rodillo, de manera que evita votaciones, o desarticula el resultado de otras, como aquella resolución sobre el salario mínimo, que ha desaparecido, zas, como un ninja. Con este cambio de reglamento, en fin, el Processisme se ubica en el campo semántico de las derechas y las socialdemocracias posdemocráticas. Costará vender, propagandísticamente, todo esto como revolución democrática, esa alocución Processita. Si bien, vía propaganda, se han vendido tejidos aún más ásperos.
Bueno, aun así, ¿la aprobación de la ley supondría el nacimiento de una República? No. La ley sería impugnada por el TC en 3, 2, 1, 0. No habría desobediencia al respecto --los juicios al pack Mas, a Homs, y la toma de declaraciones del resto de imputados orienta hacia ello--. Con lo que la República social, democrática etc. no llegaría a ser efectiva. Sería, no obstante, el gran logro a exhibir en la inmediata campaña electoral autonómica, en la que se volvería a prometer el Estado en 18 meses, o en 3,1416, y se sacaría pecho al grito de yo-proclamé-la-República-y-tú-no. Y vuelta a empezar. Leches para elegir Presi, leches para aprobar presupuestos de austeridad. Y, paralelamente, estupor, temblores y días históricos. Bueno, qué les voy a decir que no sepan.
Y, claro, junto a todo ello, por cierto, la utilización del Procés por parte del Gobierno PP, para presentarlo como la ETA del siglo XXI, ese filón,
ETA: esa cosa que crea cohesión social y política de manera más barata que los derechos y el bienestar.
La idea de la Reforma Republicana Exprés es brillante. Pero tampoco es previsible que se realice. La razón: al Procés les están creciendo los enanos. El Consell de Garantíes Estaturàries --una suerte de TC catalán, varias tallas menos, y dotado de serie del mismo, ejem, prestigio-- se ha pronunciado en contra de la constitucionalidad del referéndum.
Consejo de garantías: algo importante si lo que se pretende, que es lo que se pretende desde 2012, es no optar por la desobediencia. Es decir, renunciar a mecanismos sólidos de presión a un Estado que, en este preciso momento, está muriendo de risa.
La sensación es que el Procés, esa zona de confort de la política catalana, ese corpus de declaraciones diarias que lo admitía todo, está empezando a erosionarse de forma seria. No domina todas sus regiones --no domina, o no esta mañana, lo expuesto por el Consell de Garanties, que no ha podido ser integrado en el discurso chachi e imparable del Procés--. No domina a sus tertulianos --ojo: son los Navy Seals del Procés; hasta este III acto no habían fallado ni un instante--. Pilar Rahola, esa profesional cuya trayectoria intelectual confirma que con el carnet de ciclomotor y el del Club Mickey te dan el de tertuliano, ha declarado, incluso, que duda del advenimiento del referèndum, cuando su trabajo consiste en reiterar lo contrario.
El Procés, al menos momentáneamente, también ha perdido su unidad. Artur Mas va por el mundo exponiendo, ya abiertamente, la negociación con un Estado que --está ganando-- pasa de negociar. El Processisme aún tiene mecanismos para paliar comunicar esto. Miren, si no, este titular
"Artur Mas reta al Estado de nuevo a ofrecer una alternativa a la independencia". El filtro cultural del Processisme aún conserva la partícula "retar", cuando Mas, en una conferencia en Oxford, no retó a nadie, sino que suplicó un pacto --que empieza a ser improbable; al menos hoy, el Estado está tan cachas que, igual, abre otro frente en Normandía--, y se distanció ocho pueblos de CUP --"si la CUP gobernara Catalunya sería Cuba", dijo, el pollo--.
A una sección sexy, es decir, republicana, le duele explicarles que, en este caso, la República son los padres. Pero es mi carácter. Ha sido duro. Lo pero: si pido un galón de Cardhu, pasarán de mí. El próximo día más.
1 de marzo
El diario a través del cual el Gobierno dialoga periódicamente con la Gene inició una nueva matización de diálogo. Es en ese diario donde, directamente del Ministerio del Interior o de Hacienda, se han ido colando los mensajes que el Gobierno quiere decir en cada momento al staff procesista. No son mensajes nítidos, ni certeros. Tienen aspecto de hasta-aquí-puedo-leer. Periodísticamente, son, incluso, incorrectos --tradicionalmente, se ponen números de cuentas bancarias que no son los correctos, titulares de cuentas que no lo son, paraísos fiscales equivocados--. Algo disculpable, pues no se trata de, lo dicho, periodismo, sino de mensajes crípticos, emitidos sólo para un reducido número de lectores --procesistas--, que entienden la clave. Esos diálogos mafiosos entre capos son, supongo, un tramo importante de la Operación Diálogo. El titular en cuestión alude a que, por primera vez, se salpica a Mas con el cobro del 3%. La pregunta es: ¿es eso importante? Y la respuesta es: A) Sí, B) no.
¿Por qué el Gobierno PP se permite bromear con ese tema y sacar titulares que podrían utilizarse para él mismo. Supongo que porque juega en casa. Es decir, en un Estado sin separación efectiva de poderes cuando hay marrón
Sobre A). Se trata de un aviso. Una suerte de último aviso. Un vamos a llevarnos bien. Es más, si tradujéramos, el titular correcto debería de ser: Don Arturo, io ti rispetto, e non voglio che tu soffra uno sfortunato incidente. Es importante que se involucre, por primera vez, a Mas en el cobro del tradicional y tan nuestro 3%. Es una baza importante para negociar. Concepto negociar: en el momento desde el que les escribo, no va a haber referéndum, sino elecciones, por lo que supongo que se negocia no llegar a convocarlo. En ese sentido se comenta que, desde la cosa juicio a Mas, Mas es más proclive a la negociación. Es posible que, con titulares como este, lo sea más.
Pero el mensaje contiene más mensajes crípticos/en calabrés. Ahí van. A.1) El titular aparece en la semana en la que se inicia el juicio al caso Palau. Es un recordatorio, una cabeza de caballo, para quitar épica a la cosa Processista. El caso Palau, les explico, es para CDC un Nóos, un Gürtel, un Bárcenas, un ERE. Un misil a la línea de flotación del Régimen y, respectivamente, de la Monarquía, el PP, el PSOE. CDC, si no se hubiera refundado y procesizado, de hecho, lo tendría crudo, pues después del caso Palau, que dibuja su relación con el expolio de los partidos de la Transi, su funcionamiento como organización delictiva, le viene el juicio por los casos Pretoria, Adigsa y Associació Catalana de Municipis. Que es mucho pringue. A.2) ¿Por qué el Gobierno PP se permite bromear con ese tema y sacar titulares que podrían utilizarse para él mismo. Supongo que porque juega en casa. Es decir, en un Estado sin separación efectiva de poderes cuando hay marrón. El titular es también, por tanto, un ruego a CDC para que se deje de pamplinas y juegue en casa, como siempre. Por otra parte, A.3) es también un recordatorio a la falta de unidad del Processisme. El caso 3%, no queda muy claro en la noticia, posee una garganta profunda. Se sospecha que es un cargo de CDC, al que no se le ha dejado incorporarse al staff del Partit Demòcrata Català, que estuvo en todos los tramos de gestión de cobros de CDC y que, sin embargo, no está encausado en ninguna de las chorrocientasmil causas a CDC, por lo que en la ex-CDC y en el mundo mundial tienen la mosca detrás de la oreja, intuyendo que, de alguna manera, está protegido por fiscalía por algún acuerdo. Es decir, que de alguna manera lo saben todo. No viene a tema, pero CDC lo tiene magro en el Juicio Palau. Un acusado ya ha pactado también con fiscalía, de manera que cantará la traviata. La defensa ya ha renunciado a llevar altos cargos a envolverse de bandera y plurisignificació, pues no va a haber espacio para ello.
Sobre B). No es importante. La escasa separación de poderes ofrece la posibilidad al Processisme de interpretar, y no están muy equivocados, la Justicia como propaganda. Frente a la cual ofrecen otra propaganda, más certera y funcional.
No son, en fin, buenas noticias para el Procés. Sí, el Procés no es sólo CDC. También es ERC y CUP, sin casos de corrupción. Pero hasta la fecha han cedido la gestión del marco Procés a CDC
CDC tiene, en fin, los XXXXX pelados de contrarrestar acusaciones de corrupción, utilizadas --otra vez la cosa Justicia española-- para presionar políticamente. La mayoría de esos enfrentamientos desproporcionados entre un Estado --que quiere presionar políticamente, pero por otros medios, a CDC-- y algo que no es un Estado, por lo que no dispone de Justicia que mangonear, se han resuelto a favor de CDC. Bueno, si no la mayoría, sí el más importante. El caso Banca Catalana. Empezó la causa cuando CDC no era un partido relevante para la gobernabilidad del Estado, cosa que cambió al poco. La causa, hábilmente manejada por CDC, supuso la primera mayoría absoluta de Jordi Pujol, la desaparición de otra opción de catalanismo salvo el conservador, la retirada de la imputación y una sentencia judicial muy creativa, en la que se venía a reconocer que el hecho de que un banco lleve una contabilidad paralela no es delito. Y, con todo ello, la admisión de pulpo/corrupción como animal de compañía. Lo de Banca Catalana llega a durar un minuto más y fiscalía les regalaba un apartamento en la Manga del Mar Menor.
Más sobre el hecho de que pillar a Mas con el carrito del 3% no es importante. Esta semana --los juicios a CDC se acumulan, de manera sospechosa--, Francesc Homs, en su juicio, ha rentabilizado la cosa Juicio. Su defensa ha sido una defensa Mas, esa cosa dadá que consiste en autoinculparte de unos hechos que posteriormente minimizas y extraes toda importancia y significado político. Verbigracia, no se pierdan cómo, en esta noticia, Homs dibuja la consulta del 9N.
Esa cosa que los medios públicos y concertados del Processisme plantearon como una épica desobediencia al Estado --sin repercusión política alguna, por cierto--, ahora es esto: “Lo que hacíamos era un proceso participativo, con voluntarios y esas cosas”. Voluntarios y esas cosas de izquierdistas guais, parece que iba a decir. Son grandes. Bueno. La defensa de Homs quizás se diferencia de la de Mas en un mayor argumentario y mayor registro de colores para colar temas cuando no tocan. Por ejemplo, para hablar de crisis de Régimen y desaparición del marco constitucional territorial, momentos en los que, por cierto, Homs ha citado, implícitamente, varios artículos al respecto que hemos sacado los chicos y chicas de CTXT. Homs, machote, suscríbete, al menos.
Es posible que ERC aproveche para relegar a CDC y ejercer ellos la gestión del marco Procés. Pero también es poco probable que lo haga antes de las próximas elecciones
No son, en fin, buenas noticias para el Procés. Sí, el Procés no es sólo CDC. También es ERC y CUP, sin casos de corrupción. Pero hasta la fecha han cedido la gestión del marco Procés a CDC. Es posible que una parte de CDC aproveche el momento para dejar a Mas en segunda fila, y con él, el autonomismo. Pero es poco probable. Es posible que ERC aproveche para relegar a CDC y ejercer ellos la gestión del marco Procés. Pero también es poco probable que lo haga antes de las próximas elecciones. Junqueras, por cierto, mientras todo el mundo habla de reuniones secretas entre Puigdemont y Rajoy, está en segundo plano, manteniendo contactos fluidos y de buen rollo con Susana Sáenz de Santamaría / Susana SS. Oficialmente, acometen el tema autonómico y su financiación, pero por lo visto se ven tanto que, si yo fuera el esposo de Soraya, o el párroco de Junqueras, tendría cierta inquietud. Igual, mientras todos miramos cómo Puigdemont esconde la pelotita, la paloma salga de la chistera de Junqueras/Soraya. Ja veurem.
Pero --el III acto del Procés es una montaña rusa--, de pronto ha aparecido este titular.
Puigdemont quiere proclamar la República por la vía de urgencia. Mola. Como todo en el Procés, subsector III Acto, es espectacular. Pero a lo que lo desgranas, hay datos para pensar que no hay para tanto. Se lo desgrano en la próxima entrega. Soy una sección sexy y dinámica, pero también tengo un qué sé yo de novela por entregas.
Nos vemos en su pantalla amiga.
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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