Carta de París
Suma cero
El éxito de Mélenchon es también un fracaso. Si a los votos de este se suman los de Hamon, el número de electores que optan por la izquierda no ha variado con respecto a los sondeos
Éric Fassin 24/04/2017
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El éxito de Jean-Luc Mélenchon es también un fracaso. Si no ha accedido a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales es porque los electores de izquierda ya no suman siquiera un cuarto de los votantes. Si a los votos de Mélenchon se añaden los de Benoît Hamon, el total no ha variado con respecto a los sondeos, mientras que sus curvas se han invertido. Es por tanto un juego de suma cero: lo que gana el primero lo pierde el segundo.
Por supuesto, la izquierda de izquierdas puede alegrarse de la pasokización del Partido Socialista que, como en Grecia, podría morir debido a su derechización. Sin embargo, emerge una paradoja: su derrota coincide con un cambio de rumbo. Benoît Hamon ha sido doblemente víctima de su partido. Este rebelde no se ha atrevido a renegar de la herencia de François Hollande, pero esto no ha impedido que los barones socialistas le hayan traicionado. La debilidad del PS ha contribuido a la fuerza de la Francia Insumisa: es la lógica del voto útil. Pero Jean-Luc Mélenchon no ha asesinado al PS, sino que este se ha suicidado.
Esta inversión de la relación de fuerzas en la izquierda no era un fin, sino un medio. El objetivo era resistir al rodillo compresor del neoliberalismo, sin dejar al “pueblo” en manos de la extrema derecha --es decir combatir al mismo tiempo a aquellos que hacen el juego al fascismo y a los propios fascistas--. El populismo de izquierda, sin embargo, no ha logrado arrancar votos ni a Emmanuel Macron, el candidato de la tecnoestructura, ni a Marine Le Pen, la soberanista xenófoba. Queda por saber si esta estrategia ha permitido recuperar los lazos con las clases populares.
Ni derecha, ni izquierda, esa es la línea del Frente Nacional. El candidato de En Marche pretende sobrepasar esta oposición. Es en este contexto en el que hay que entender el medio éxito, pero también el medio fracaso, de Mélenchon. En 2017, su doble elección de sortear a los partidos y de “federar al pueblo”, más que de “reunir a la izquierda”, resuena con los aires de la época. Sin embargo, más habría valido, como en 2012 con el Partido de Izquierda y el Frente de Izquierda, revertir esta lógica. Ahora sería un error no escoger entre Macron y Le Pen. A los dos hay que oponerles una izquierda de izquierdas.
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Traducción de Amanda Andrades.
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Éric Fassin
Sociólogo y profesor en la Universidad de Paris-8. Ha publicado recientemente 'Populismo de izquierdas y neoliberalismo' (Herder, 2018) y Misère de l'anti-intellectualisme. Du procès en wokisme au chantage à l'antisémitisme (Textuel, 2024).
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