El Hacha
Atleti: meter y sacar la pata
Aunque Antoine Girezmann se quede, el club está moralmente obligado a mejorar una plantilla que, además de mostrar compromiso, coraje y rendimiento, quiere más y lo merece
Rubén Uría 13/06/2017
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Antoine Griezmann, durante un entrenamiento del Atlético de Madrid.
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Equivocó formas y palabras, coqueteó con otro equipo y quiso ganar más dinero. Con su error, voluntario o involuntario, Antoine, agravió a parte de la hinchada atlética. Si quería irse, le faltó elegancia. Si quería un contrato mejor, equivocó los tiempos. Nada por lo que lapidarle, pero sí para sentir decepción. Así es el fútbol. Una cuestión de piel. Es negocio, pero también sentimientos. Hoy, después de que el club le diese al galo lo que pretendía, un contrato mejor para no irse, el futbolista se ha comportado como lo hacen los hombres, pidiendo, con gallardía, disculpas a su afición por si se sintieron ofendidos, por haberse expresado mal. Bien hecho. Ha hecho lo que los atléticos esperaban: sacar la pata de donde la había metido. Suficiente. Ahora, a trabajar como hasta la fecha y a rendir en el campo todavía más de lo que ha hecho estos años, donde ha sido uno de los emblemas del equipo, gracias a su sacrificio. En fútbol, cualquier gol vale más que mil palabras.
Disculpado Antoine, conviene analizar la estrategia del club. Retiene a su estrella pagando más y para el golpe de perder un activo estando sancionado sin inscribir hasta enero. Bien jugado. No especularé sobre una hipotética renoventa; ni perderé el tiempo en explicar que las cláusulas, en el Atlético de Gil, son PVP; ni siquiera evaluaré la náusea que provoca escuchar eso de “se queda este año y el próximo el club le facilita salir” (sic, deprimente). Si Antoine se queda en el futuro, genial. Y si se quiere ir, adiós, gracias y traiga el dinero. En caso de duda sobre cualquier futbolista que sea soldado colchonero, aplíquese la doctrina Fernando Torres: “Este equipo no necesita jugadores que se queden, sino jugadores que se quieran quedar”. Nada más que añadir. Se llamen como se llamen.
Simeone necesita Costas, Vitolos o Sandros. Calidad y nivel. Gente que refuerce a un plantilla que se merece todos los respetos por su trayectoria
Más importante que la continuidad del francés, es su interpretación. Que siga Griezmann es una noticia fantástica. Ahora bien, que se ‘venda’ como el ‘mejor fichaje’ es otra cosa: aunque Antoine se quede, el club está moralmente obligado a mejorar una plantilla que, además de mostrar compromiso, coraje y rendimiento, quiere más y lo merece. Hay que potenciar ese plantel porque Simeone sanción arriba o abajo, lo exige. Demanda armas, de primera línea, para seguir compitiendo contra gigantes con 400 millones más de presupuesto. Y con Griezmann como “gran fichaje” no alcanza. Simeone necesita Costas, Vitolos o Sandros. Calidad y nivel. Gente que refuerce a un plantilla que se merece todos los respetos por su trayectoria. Y que no les cuenten mentiras, ni medias verdades: si el club quiere, el club puede. En caso de duda, aplíquese la filosofía presidencial: “los jugadores juegan donde quieren jugar”. Gracias a Simeone, muchos grandes jugadores quieren jugar en este Atlético. Ahora les toca a los que les toca. Sin cuentos chinos.
Si los medios de cabecera del gilismo les cuentan que el club no puede endeudarse más, pregúntense cómo es posible que se vayan, sin consultar con nadie, a un estadio “nuevo” –es un decir, porque de nuevo tiene poco–, que dejará tiritando la caja del club. Si el pravda televisivo del presidente les cuenta que bastante hacen con pagar salarios y renovaciones, porque no hay dinero, pregúntense en qué van a invertir todos esos Sugus de Suchard que van a cobrar por Theo, Moreira y Óliver Torres. Y cada vez que los satélites de la directiva les repitan que hay deuda y que no se puede pagar lo que piden Chelsea o Sevilla, pregúntense quién generó la deuda y quién gestionó ruinosamente. A la directiva del Atlético, que ha reaccionado con diligencia y éxito para retener a Griezmann, hay que exigirle que se ponga, de una vez por todas, a la altura de su entrenador. Ni más, ni menos. Y los hinchas, después de la famosa y dolorosa sanción, deben exigirle a sus directivos lo mismo que a Griezmann: que después de meter la pata hasta el fondo, sean suficientemente hombres para sacarla de donde la metieron. Ojalá sea así.
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Rubén Uría
Periodista. Articulista de CTXT y Eurosport, colaborador en BeIN Sports y contertulio en TVE, Teledeporte y Canal 24 Horas. Autor de los libros 'Hombres que pudieron reinar' y 'Atlético: de muerto a campeón'. Su perfil en Twitter alcanza los 100.000 seguidores.
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