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El último cartucho

Por qué Macron fracasará

Rafael Poch 2/07/2017

<p>Emmanuel Macron, presidente de Francia.</p>

Emmanuel Macron, presidente de Francia.

Luis Grañena

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Grandes ambiciones, enérgico voluntarismo y poco apoyo popular. Son la base sobre la que el nuevo presidente de Francia quiere aplicar, con una nueva imagen, todo lo que ha fracasado en las últimas décadas. Para llegar a su engañosa victoria electoral, el joven Macron ha tenido que abolir la alternancia y casi el pluralismo institucional en Francia. Para hacer su tortilla ha incendiado la cocina. Esta victoria, que se va a defender con métodos autoritarios, será, seguramente, su mayor factor de derrota a medio y largo plazo.

Kremlinología en el Elíseo

Los gobiernos franceses suelen estar llenos de ministros que quieren ser presidentes. Personajes que conspiran y maniobran para ello desde sus cargos. Con François Hollande había unos cuantos cuyas ambiciones eran manifiestas; Arnaud Montebourg, Manuel Valls y el propio Emmanuel Macron, el más listo y discreto de todos ellos que acabó haciéndose con el trono. En el gobierno de Macron no hay rastro de esos “conspiradores ambiciosos”. El presidente se ha vacunado contra el papel que él mismo jugó como ministro de Hollande. Si se exceptúa a Bruno Le Maire, un peso ligero de la derecha al frente de la economía (por si acaso, Macron le ha puesto como segundo a su más fiel colaborador Benjamin Griveaux), en el nuevo gobierno francés no hay políticos. Solo tecnócratas obedientes.

En la foto de grupo que Macron se hizo el miércoles con sus ministros en el jardín del Elíseo, el presidente rompió la tradición y se colocó no al frente, sino en medio de ellos. Parece más democrático, pero no es más que una cuestión de imagen: todo el mundo tiene claro quién es ahí “el jefe”, como se le llama en su entorno. Macron quiere ser un presidente “total”. Mandar mucho y hablar poco (“La palabra presidencial será rara”, ha dicho). Sus ministros serán disciplinados, no se admitirán filtraciones y si las hubiera serán sancionados. “Este gobierno tiene vocación de durar”, dijo después de la foto.

Macron quiere ser un presidente “total”. Mandar mucho y hablar poco. Sus ministros serán disciplinados, no se admitirán filtraciones y si las hubiera serán sancionados

Los medios de comunicación, en un 80% en manos de magnates que le apoyan, no han prestado gran atención al hecho de que han bastado treinta días para que el nuevo gobierno “irreprochable y ejemplar” sufriera su primera crisis: cuatro ministros salpicados por irregularidades económicas que han saltado de sus cargos. Pese a la corrupción estructural en la que están sumidos, a los medios de comunicación franceses les encanta derribar los ídolos que ellos mismos contribuyeron a crear. ¿Cuánto durará en su actual forma esta corrupta indulgencia mediática?

Programa y objetivos

Presentado como innovador y original, a menudo con fórmulas “nórdicas” y sofisticaciones conceptuales para camuflar simples y viejas políticas neoliberales de recorte social, el programa de Macron no tiene gran cosa de original: se trata de aplicar de una vez por todas en Francia el catálogo completo de Bruselas/Berlín.

La narrativa habitual afirma que esa involución socio-laboral nunca se ha podido aplicar en Francia, país “conservador” con “exceso de Estado” y de funcionarios, y que esas ‘reformas’, “liberarán las energías del país”. En realidad se trata de imponer a la fuerza un recorte de pensiones del 20%, una bajada de salarios, un recorte de la función pública (120.000 funcionarios menos) y una “flexibilidad” que de alas a la precariedad.

“Es el político anglófono y filogermano que Europa necesita”, dijo de él la revista Foreign Affairs. “Su ascenso pinta bien para los accionistas y empresarios que piden una reestructuración urgentemente necesaria del mercado laboral francés”, señala un comentarista de la agencia Bloomberg. “El salvador de Europa” delira en portada The Economist con un punto de interrogación. Y detrás de ellos, la habitual cacofonía de todo un ejército de papagayos.

El objetivo es emular el “modelo alemán”, incrementando la franja de salarios bajos que en Alemania afecta al 22,5% de los asalariados (7,1 millones) y en Francia solo al 8,8% (2,1 millones). Con estas fórmulas se podrá llegar a los “satisfactorios” niveles de desempleo alemanes. El paro en Alemania es del 3,9% según Eurostat, y del 5,8% según la oficina federal de estadística alemana, que usa una contabilidad diferente a la europea. Pero desde hace años se conoce que, gracias a diversos trucos contables que barren debajo de la alfombra a sectores enteros de la población laboral, la cifra real de paro es bien superior, del 7,8% actualmente. Es decir, solo dos puntos menos que en Francia y con más precariado entre los asalariados y más pobreza entre los jubilados, un problema apenas existente en Francia. Alemania, que tiene una demografía languideciente, no es un modelo para Francia con su dinámica tasa de natalidad y su mayor necesidad de servicios públicos.

Que Francia no ha hecho reformas en esa dirección forma parte del mito. La intentona de Macron es la radical culminación de treinta años de hegemonía neoliberal en la política y en los medios de comunicación de Francia, algo que comenzó en 1974 Valéry Giscard d'Estaing, fue proseguido por Mitterrand (traicionando su programa inicial en 1983) y continuado desde entonces por todos los presidentes de ‘izquierda’ y de derecha que ha conocido el país. La globalización quiere destruir una tradición nacional de Estado fuerte particularmente apreciada por los franceses y que económicamente funciona mucho mejor de lo que se dice.

En términos generales el modelo político de Macron es la “marktkonforme Demokratie” (la democracia adecuada al mercado) de la señora Merkel, incluida la marginalización de la oposición parlamentaria. La empresa y la meritocracia nunca habían estado tan presentes en el gobierno. Los sectores privilegiados nunca habían pesado tanto (por encima del 70%) en el cuerpo de diputados.

Ideológicamente Macron es, según la definición del fundador de Attac Peter Wahl, “una mezcla programática de relato liberal de izquierda-verde-alternativo (cuestiones de género, minorías sexuales, medio ambiente, europeísmo y cosmopolitismo), modernismo start-upista digital en la línea “Uber para todos”, un subidón make France great again, y un neoliberalismo casi a la Margaret Thatcher con rostro humano”.

Su hoja de ruta es “gaidarista” (por Yegor Gaidar, el autor de la “terapia de choque” rusa): introducir rápidamente y por decreto una involución socio-laboral a partir del verano, y contener la contestación social que seguirá mediante la introducción en el derecho común, a partir del otoño, de los preceptos liberticidas de las medidas de excepción contenidas desde noviembre de 2015 en el “Estado de urgencia” aún vigente.

Su hoja de ruta es “gaidarista”: introducir rápidamente y por decreto una involución socio-laboral a partir del verano, y contener la contestación social

En Rusia, la “terapia de choque” de Gaidar (1991) precisó de un golpe de estado (1993). Francia no es Rusia, pero Macron tiene muchas posibilidades, y todas las posiciones, para ser el presidente autoritario de Francia.

También tiene muchas posibilidades de fracasar, por su política socio-laboral errada e impuesta, y porque su base social y electoral (la Francia de los de arriba y el voto del 16% del censo) es reducida. La suma de ambas cosas arroja una legitimidad débil (que contrasta mucho con su aplastante mayoría absoluta en las instituciones y medios de comunicación) y convierte en temeraria su autoritaria ambición de enderezar a Francia acabándola de destrozar.

Las ambiciones y los riesgos

Solo un joven de 39 años, convencido de su propia genialidad y de que no debe nada a nadie, y que desconoce el fracaso, puede aunar tal explosiva relación entre ambiciones y riesgos. La devaluación salarial y de pensiones del 20% que se busca, fracasará porque hundirá la demanda interna y aumentará el paro en Francia. Macron debería incrementar los salarios, pero incluso si quisiera no podría, porque está aprisionado por el esquema alemán que domina Europa. Su consigna europea, “La Europa que protege”, está en contradicción directa con el programa neoliberal, es decir con el proyecto europeo. La situación de las cuentas públicas francesas, para cumplir con el dogma alemán del 3% de déficit y los otros requisitos, se anuncia complicada. En el remoto supuesto de que el macronismo intentara una política alternativa en Europa, debería renegar del actual proyecto europeo. Si no hace nada, continuará alimentando todo eso que hoy hace soberanistas a más de la mitad de los franceses. El ministro de Economía francés, el peso ligero Bruno Le Maire, es totalmente incapaz de enfrentarse al peso pesado alemán Wolfgang Schäuble.

Macron tiene grandes ambiciones. Dice que su presidencia supondrá, “un renacimiento de Francia y espero que de Europa”. La simple realidad es que su fracaso sembrará el caos en Francia, donde la indignación tomará el relevo a la indiferencia y a la sorda decepción actuales, y por extensión agravará la situación en esa Unión Europea que busca salidas a su complicado embrollo en la militarización y el belicismo, la “Europa de la defensa”.

El primer adversario de Macron será una repetición, aumentada, de lo que se vio la pasada primavera: una alianza de la juventud y del sindicalismo radicalizado que podría empujar hacia una gran revuelta. Para valorar si eso puede dar lugar a serias convulsiones, basta comprender una cosa: que la situación actual no tiene alternativa institucional.

Para llegar a donde ha llegado, Macron y las fuerzas oligárquicas que lo auparon en el último ciclo electoral han tenido que dinamitar la alternancia y casi el pluralismo institucional en el país (el incendio de la cocina). En las instituciones francesas ya no hay más que un solo partido. El conglomerado macronista, ampliado a sus satélites (socialistas y conservadores “constructivos” hacia el presidente), tiene el 80% de los diputados cuando obtuvo el voto real del 16% de los franceses.

Esta victoria, será a medio y largo plazo su mayor factor de derrota, porque esa abolición condena a la oposición a un estatuto “antisistema”: cualquier fuerza social que se oponga al macronismo tendrá que cambiar el régimen. Un escenario muy ruso, que recuerda al drama de la autocracia, pero en Francia.

El autoritarismo macronista que se anuncia es el último cartucho del establishment para disolver/cambiar Francia. Su fracaso no tendrá alternativa en el actual marco institucional, la V República y, probablemente, tampoco en el actual sistema. A partir de este pronóstico, se admiten todas las apuestas…

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Este texto está publicado en Diario de París, el blog de Rafael Poch en La Vanguardia.

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Autor >

Rafael Poch

Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona) fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania  de la eurocrisis.

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15 comentario(s)

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  1. Albert

    En contraste con lo que ha sido dicho más arriba, el modo de comunicación de Emmanuel Macron es aprobado por más del 60% de franceses, según la cadena France Info.

    Hace 6 años 9 meses

  2. Albert

    En relación a lo de que los ministros franceses quieren ser presidentes, hay que decir que cuando Sarkpzy era jefe del Estado entre 2007 y 2012 él se ocupaba también de las funciones del primer Ministro (presidente del Gobierno). Es por eso que le llamaban el hiper-presidente.

    Hace 6 años 9 meses

  3. nickenino

    Me parece un artículo bastante tendencioso. A mejorar. Y rechazo a movimientos como el que se ha montado Macron, puro vacío oportunista, pero peligroso porque siempre va a tender a favorecer al poder, que le permitirá vivir..

    Hace 6 años 9 meses

  4. carlos

    En cuatro años, Le Pen hará caer la estructura francesa que conocimos, con su mayoría absoluta... Al tiempo...

    Hace 6 años 9 meses

  5. Andaluz en Catalunya (cansado del regimen dictatorial nacionalista)

    El comunismo rancio y la derecha anticuada ya son pasado. Está llegando la evolucion de los sistemas sociales-politico-económicos. Y el centro es el punto de equilibrio de cualquier sistema dinámico (la Física va por delante del resto de ciencias...).

    Hace 6 años 9 meses

  6. Hástalos

    Da escalofríos leer la descripción de lo que pretende Macron en Francia por su similitud con lo que ya ha pasado en gran parte en España. Paso a paso se va imponiendo en todos los países de la en un tiempo ilusionante Unión Europea, el modelo ultraliberal de concentración de la riqueza y del autoritarismo necesario para imponerlo. Europa no va por buen camino; el mundo no va por buen camino

    Hace 6 años 9 meses

  7. Mohamed

    Soy francés, y esto es de lo mejor que haya leído sobre el "fenómeno" Macron. Me da ganas de traducirlo al francés y pasarlo a mis contactos!

    Hace 6 años 9 meses

  8. German A.

    Para fracasos, todos los fracasos del comunismo allá donde se ha implantado. El comunismo si es peligroso. Tanto como el fascismo.

    Hace 6 años 9 meses

  9. Carnuz

    De momento la que ha fracasado es la izquierda apestosa bolivariana liderada por Pablenchon.

    Hace 6 años 9 meses

  10. Mentalmente

    A Macron se le ve honesto, el juega a servir a los poderes económicos de frente. Le Pen juega a hacer un discurso de alt-right que luego, si llegara al poder, seguramente traicionará. Igual que hizo Donald Trump. Es una falsa derecha real, en tanto juega con el sionismo, que es parte del globalismo, externo a ellos. En todo caso, si ganara Le Pen, al menos serviría para delatar su traición. El fracaso del neoliberalismo de Macron, y la traición de una supuesta derecha real. Tantas mentiras, tantos fracasos dejaría el terreno allanado a movimientos políticos transversales. Movimientos que centran su ideología en garantizar la representatividad política de los ciudadanos.

    Hace 6 años 9 meses

  11. Nui

    excelente analisis sociopolitivo actual de Francia y su contexto europeo.. Por cierto automatismo comparo a este vendehumos peligroso con nuestro Ribera (Ciudadanos), pero con una diferencia abismal de bagaje cultural y politico, a favor del frances, bien sûre!!.. Solo deseo que la ciudadania combativa francesa salga a la calle y sea ejemplo para el resto de las ciudadanias europeas y que líderes como Corbyn, Melenchon e incluso Iglesias encaucen ese tsunami que bien define el autor.. El Otoño is coming, parafraseando a Juego de Tronos... un otoño caliente y de protestas para que toda esta dinamica neoliberal causante de tanta desgracia y drama para las clases trabajadoras pueda ver alguna luz de solucion en el horizone.. Caminamos.. on y va!! Reitero mi felicitacion al autor.

    Hace 6 años 9 meses

  12. ciudadanok

    Decir que este artículo me parece brillante se queda corto. Insuperable análisis del engaño Macron, penúltimo acto de la decadencia de Europa.

    Hace 6 años 9 meses

  13. GUSTAV

    Macrón no fracasará: YA HA FRACASADO. Este sujeto no acaba de llegar, hace tiempo que ya está.Ha sido uno de los artífices de la fracasada política económica del anterior gobierno, POR LO TANTO YA HA FRACASADO.

    Hace 6 años 9 meses

  14. Antonio Epidemos

    Gracias por la reflexión. En el oceano de aduladores una gota de agua dulce. Refresca la mente.

    Hace 6 años 9 meses

  15. explorador

    Macron es lo que es porque tiene el sionismo detrás apoyándole.

    Hace 6 años 9 meses

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