Macron, el bombero de la Europa alemana
Como Hollande y Sarkozy, el presidente francés aspira a refundar la UE. A diferencia de ellos, se presenta ante Merkel como el rey de la austeridad
Enric Bonet París , 5/07/2017
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“Emmanuel Macron: ¿el salvador de Europa?”. Así titulaba el semanario The Economist en su portada del 15 de junio, en la que aparece el joven presidente francés caminando encima de un océano mientras que en el fondo se ve a la primera ministra británica Theresa May ahogándose. Esta imagen refleja la macronmanía que ha invadido Bruselas. El debut de Macron fue la gran novedad del Consejo Europeo del 22 y 23 de junio. Su simbólica comparecencia con la canciller Angela Merkel robó todo el protagonismo a May y su propuesta de negociación del Brexit. ¿El eje francoalemán ha vuelto? El dirigente galo afirma que sí y quiere aprovecharlo para llevar a cabo, igual que prometiera François Hollande, una ambiciosa reforma de la zona euro para reequilibrar la Europa de la austeridad.
“No tenemos ninguna razón para resignarnos, sino todas las razones para ser optimistas realistas”, declaró Macron el 1 de julio durante el funeral del excanciller alemán Helmut Kohl, muerto el 16 de junio. En este acto celebrado en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, el dirigente francés prometió que Merkel y él volverán a dar “un sentido, una realidad, una densidad” a los ideales del proyecto europeo. Macron pretende vincular sus pasos a los de Mitterrand y Kohl y asemejar su sintonía con la canciller alemana a la mítica fotografía de Kohl y Mitterrand cogidos de la mano durante la conmemoración del setenta aniversario de la Primera Guerra Mundial.
Para convertir Francia en el alumno ejemplar de la Europa de la austeridad, el Ejecutivo francés aprobará por decreto una nueva reforma laboral el 20 de septiembre
“Desde ahora hasta finales de año, organizaremos convenciones democráticas en todos los países europeos para refundar Europa”, proclamó este 3 de julio Macron durante su discurso en Versalles, donde convocó a los diputados de la Asamblea Nacional, elegidos en las elecciones legislativas de junio. “Cada país será libre de adherir este proyecto, pero no es el tiempo de la contención. Debemos recuperar el impulso inicial del compromiso europeo”, aseguró el presidente francés durante una intervención en la que defendió la idea de impulsar una Europa a distintas velocidades, en la que se distinga entre los Estados de la zona euro y el resto.
La primera cita clave del tándem Macron-Merkel será el Consejo de Ministros francoalemán del 13 de julio en el que se presentarán las líneas principales de la reforma de la zona euro. El dirigente francés espera que este proyecto incluya sus ambiciosas propuestas de reforma, como la creación de un presupuesto de la zona euro y un Parlamento para gestionarlo, y un ministro de Economía europeo.
“Estas propuestas resultan muy parecidas a las que propusieron los candidatos de la izquierda francesa, Benoît Hamon y Jean-Luc Mélenchon, en las elecciones presidenciales”, asegura el periodista de Mediapart Romaric Godin, especialista en la política económica de la UE. Según afirma Macron en su libro Révolution, el presupuesto de la zona euro “servirá para impulsar la inversión pública en las zonas más desfavorecidas de Europa y ayudar a los Estados durante los periodos de crisis”. Se trata de una propuesta en la misma línea que los eurobonos y el new deal europeo que las formaciones socialdemócratas reivindican hace años ante la negativa del Gobierno alemán.
El mejor alumno de la Europa de la austeridad
Para convencer a Merkel, sin embargo, “la única estrategia propuesta por Macron es aplicar reformas con gran celeridad y luego debatir de igual a igual con Alemania”, explica el periodista Marc Endeweld, autor de la biografía L’ambigu monsieur Macron. Para convertir Francia en el alumno ejemplar de la Europa de la austeridad, el Ejecutivo francés aprobará por decreto una nueva reforma laboral el 20 de septiembre. Esta medida no sólo favorecerá los convenios de empresa en perjuicio de los colectivos, sino que también promoverá un nuevo modelo de contrato indefinido más fácil de rescindir.
Macron “influyó directamente en la decisión de Hollande en junio de 2012 de no conformar un frente con los países del sur de Europa y establecer un pulso con el Gobierno alemán”, explica el periodista Romaric Godin
Además, la austeridad será la regla de oro que regirá el gasto público. Macron ha concedido la cartera de Economía al sarkozista Bruno Le Maire. Este considera que un déficit inferior al 3% “debe ser un símbolo de la credibilidad recuperada ante nuestros socios europeos”, según declaró a mediados de junio en una entrevista en el diario Le Figaro. El Tribunal de Cuentas reveló el 29 de junio que las finanzas públicas para 2017 contienen un desfase de 8.000 millones de euros, lo que situaría las previsiones del déficit en el 3,2%. Esta desviación del 0,4% respecto al objetivo del 2,8% ha sido dramatizada por el Ejecutivo y este ya ha anunciado medidas de ahorro a partir de este verano.
“El Gobierno alemán espera de la Francia de Macron que cumpla con las reglas del pacto fiscal europeo [que exige a los Estados un déficit público del 0,5% a partir de 2020] y que reduzca su deuda pública [esta representa el 96% del PIB francés]”, afirma Hans Stark, miembro del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI). Para este experto de las relaciones francoalemanas, “el Gobierno francés aplicará las reformas en una coyuntura económica más favorable que cuando lo hicieron el español o el italiano”. Según las previsiones, el crecimiento francés alcanzará este año el 1,6%, la cifra más elevada de los últimos cinco años.
“Merkel desea que Macron culmine con éxito su acción de gobierno, ya que teme la llegada al poder de Marine Le Pen”, explica Stark. Además, el dirigente francés mantiene estrechos vínculos con el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, con quien habló habitualmente durante su paso por el Ministerio de Economía francés. Cuando Macron ejerció como secretario adjunto en el Elíseo entre 2012 y 2014, se encargó de preparar las cumbres europeas y fue uno de los principales consejeros del expresidente socialista François Hollande en materia de política europea. Entonces, “influyó directamente en la decisión del presidente socialista en junio de 2012 de no conformar un frente con los países del sur de Europa y establecer un pulso con el Gobierno alemán”, explica Godin.
La amenaza del retorno de la era Merkozy
“Existe el riesgo de que volvamos a la época de Merkel y Sarkozy”, advierte Godin. “Entonces, el Gobierno francés aceptó las políticas de consolidación presupuestaria, pero lo hizo como paso hacia delante en la integración europea”. Fue, de hecho, el dúo Merkel y Sarkozy el que puso en marcha el semestre europeo y las normativas del Two Pack y el Six Pack. Estas reglas someten los presupuestos de los Estados miembros a la supervisión de la Comisión Europea y los amenazan con sanciones en el caso de que incumplan el rigor presupuestario. Ahora, el papel de Macron “puede servir para legitimar una nueva arquitectura de la zona euro que representará en realidad un endurecimiento de este control presupuestario”, explica el periodista de Mediapart.
Aunque los dirigentes alemanes se muestran favorables a la creación de un Ministerio de Economía y un Parlamento de la zona euro, la finalidad que otorgan a estas medidas parece en las antípodas de la voluntad redistributiva de las promesas de Macron. Para el responsable de las finanzas alemanas, Wolfgang Schäuble, el presupuesto de la zona euro serviría como fondo monetario europeo. Es decir, reemplazaría al FMI como apagafuegos y socorrería las finanzas de los Estados a cambio de draconianas medidas de austeridad.
Este control de los Estados se vería reforzado por el ministro de Economía de la zona euro. Para el Ejecutivo alemán, este nuevo cargo debe sustituir a la Comisión Europea en su tarea de supervisar los presupuestos de los Estados miembros. “Pero con la gran diferencia de que sancionará directamente a los Estados que incumplan las reglas, a diferencia de la Comisión que tiene un margen de apreciación”, explica Godin. Según aseguró Schäuble en La Reppublica en mayo, el Parlamento de la zona euro tendría únicamente “una función consultiva”. “Como sucedió en 2011, la nueva reforma de la zona euro amenaza con crear un dispositivo muy preciso respecto al control presupuestario y ambiguo para la inversión pública”, explica el periodista de Mediapart.
Para Schäuble, el presupuesto de la zona euro serviría como fondo monetario europeo. Es decir, reemplazaría al FMI como apagafuegos y socorrería las finanzas de los Estados a cambio de imponer unas draconianas medidas de austeridad
El discurso de la austeridad puede acentuarse tras las elecciones generales alemanas del 24 de septiembre. Según los sondeos, los conservadores de la CDU ganarán con claridad estos comicios con un 39% de los votos, por delante de los socialdemócratas (24%). Merkel ocupará así el cargo de canciller por cuarto mandato consecutivo. Ni tan siquiera le hará falta reeditar la “gran coalición”, ya que sólo necesitará pactar con los liberales o los verdes. Si se produjera una alianza con los liberales, según Godin, “estos exigirán a Merkel un endurecimiento de las condiciones de la reforma de la zona euro, ya que esta formación está captando una parte del electorado de la extrema derecha alemana, que considera que la política europea ha arruinado a Alemania”.
Los primeros fracasos de Macron
“Los liberales alemanes son más prudentes que los socialdemócratas respecto a la construcción europea”, reconoce Stark. Este especialista de las relaciones francoalemanas no cree que el Gobierno alemán acepte medidas como la creación de un Parlamento de la zona euro: “Los dirigentes alemanes se muestran reacios a la idea de una Europa a dos velocidades ya que no quieren alejarse de sus aliados de los países escandinavos o del este de Europa, como Polonia”.
En el caso de que acepten algunas de estas reformas, exigirán contrapartidas, como el hecho de que “la presidencia del Banco Central Europeo recaiga en un alemán, como el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, a partir de 2019”, afirma Godin. De esta forma, el Gobierno alemán se asegurará que la política monetaria europea sea más beneficiosa para los intereses de los ahorradores alemanes, a diferencia de la política expansiva del actual jefe de la BCE, el italiano Mario Draghi.
“Macron quiere gobernar Europa como lo hicieron Mitterrand y Kohl durante los años ochenta. Pero la gran diferencia ahora es que el binomio francoalemán ya no se encuentra en una situación de igualdad como entonces”, advierte Godin. El potencial de la economía exportadora alemana contrasta con las dificultades de Francia para respetar las reglas presupuestarias europeas. Esto ha silenciado la voz francesa en el seno de una UE lastrada por los desequilibrios entre los Estados del sur que arrastran unos déficits crónicos y los del norte que acumulan un excedente presupuestario excesivo que no invierten para relanzar la economía europea.
Pese a la moda Macron, el joven presidente ya ha sufrido sus primeros fracasos. Durante el último Eurogrupo del 15 de junio, los dirigentes franceses recuperaron una propuesta del exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis y defendieron una reestructuración de la deuda griega, cuyo pago se haría en función del crecimiento de la economía helena. Pero los otros ministros de Economía de la zona euro prefirieron guardar esta idea en un cajón hasta la conclusión del actual plan de rescate en agosto de 2018. También tuvieron una acogida fría las principales propuestas de Macron para el último Consejo Europeo, como su voluntad de endurecer de forma inmediata la directiva de los trabajadores desplazados o restringir las inversiones extraeuropeas en los sectores estratégicos de la UE.
París acaba además de capitular ante Berlín en una batalla medioambiental y sanitaria en la UE. El gobierno de Macron ha votado este martes 4 de julio a favor de la reglamentación, propuesta por la Comisión Europea, sobre los disruptores endocrinos. Un texto criticado por varias sociedades científicas y ONG al considerarlo insuficiente para proteger a la población de los riesgos que pueden entrañar estas substancias químicas. El Elíseo, que se oponía, junto con Dinamarca y Suecia, desde hacía un año ha dado finalmente su brazo a torcer. Alemania, favorable a una regulación menos restrictiva para la industria, se ha impuesto.
Joven, enérgico y brillante en sus intervenciones públicas, la novedad del presidente francés servirá para devolver cierta esperanza al decadente proyecto europeo. Pero el bombero Macron difícilmente cambiará los fundamentos de la Europa alemana, cuya lógica neoliberal eterniza las políticas de austeridad y cultiva los futuros incendios europeos.
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