CRÓNICAS HIPERBÓREAS
La perra que no lo era y otras historias de la era post
Xosé Manuel Pereiro 27/10/2017
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―Si hace falta hacer un trato con ese sheriff corrupto..., por mí, bien. Y si tengo que aliñarlo con una maldición india... y una esposa con el corazón destrozado... por mí, bien...
―Por mí, no. Eso es un periodismo falso e injusto, eso es lo que es.
―Injusto no, es un periodismo que llega a las entrañas, Sr. Boot. Interés humano.
―Ya me ha oído, falso.
Conversación entre el periodista (Kirk Douglas) y el editor (Porter Hall)
en El gran carnaval (Ace in the Hole. Billy Wilder, 1951)
Dado que son lectores de CTXT y por ello agudos observadores de lo que pasa, estarán al cabo de la calle de que a los periodistas lo que realmente nos mueve son las llamadas “historias de interés humano”. La dificultad de definir el “interés humano” es la misma que tenía el juez Potter Stewart del Tribunal Supremo de Estados Unidos a la hora de definir la pornografía dura: “Quizás nunca podría tener éxito en hacerlo de manera inteligible. Pero lo sé cuando lo veo”. Todos nosotros sabemos cuando algo es de “interés humano” (IH). El IH es lo que siempre te piden que traigas los redactores jefes, aun cuando te manden a cubrir una rueda de prensa de la empresa municipal de aguas. Porque el IH es también lo que se supone que subyuga al público. (Digo yo que por eso se llama “interés humano” y no “interés ovino”, aunque también existe el “interés público” que no suele interesar a demasiado público). El IH funciona siempre como llenapistas, pero sobre todo como contrapunto en los momentos trágicos. El anciano bibliotecario que salva los libros de los bombardeos o, como me ha hecho saber una de esas webs de contactos ―en la que no me he apuntado, al menos voluntariamente―, el amor entre una joven catalana, Laia, y un mozo madrileño, Jaime, que se mantiene firme, inmarcesible e inmune al Procés y a la aplicación del 155.
El interés humano es lo que siempre te piden que traigas los redactores jefes, aun cuando te manden a cubrir una rueda de prensa de la empresa municipal de aguas
En el infierno de los incendios forestales de Galicia, como es habitual en las tragedias, ha corrido más IH que agua. Tanto que se ha producido un IA, un interés animal. “Ella, la perrita, también es una víctima de los incendios forestales. Lleva en la boca, con sumo cuidado, el cadáver calcinado de su cachorro. Ella vive en la aldea de Chandrerito, en Nigrán (Pontevedra)”. La ternura del teletipo ablandaría sin duda los corazones del público, pero no debería ablandar las mentes de los responsables de reproducirlo tal cual en los innúmeros medios que así lo hicieron. Pasemos por alto el “Chandrerito” por Chandebrito (en Galicia estamos acostumbrados a que la toponimia por ahí adelante importe un pito, y también los disléxicos tienen derecho a la vida). Tampoco reparemos en lo de “lleva en la boca”, como si tuviese otro sitio donde llevarlo. Pero si lo que lleva en la boca, y no debajo del brazo o en un bolsillo, es el cadáver de su cachorro, lo lleva carbonizado (que es el proceso que sufren los seres orgánicos por efecto del fuego) y no calcinado (que es el resultado de la misma causa, pero en los inorgánicos).
Todas las informaciones repitieron el “calcinado” sin cuestionarlo. Y aunque eso pueda ser objeto de debate filológico, hay algo que no: “ella” es “él”. Yaqui, que así se llama, es perro. Eso no le impediría llevar ―en la boca― a un cachorro, pero lo que lo guiaba no era un teórico instinto de paternidad canina, sino uno más extendido: el de alimentarse. El botín era, al parecer, y eso parece a primera vista, un conejo (o coneja). Yaqui tiene dueña, pero es un poco, con perdón de la propietaria, lo que en Galicia se llama “o can da merenda”, el que sempiternamente merodea a ver lo que cae, o en este caso, lo que encuentra. Yaqui pasó, a lo suyo, por entre los reporteros que esperaban la protocolaria visita de Pedro Sánchez al lugar de la tragedia, y uno le hizo una foto. En ese momento debería empezar la cadena de custodia de la veracidad que es a lo que llamamos periodismo y que, obviamente, no se respetó. En alguna de las informaciones donde dicen digo donde antes dijeron diego aseguran que la información equivocada era “de buena fe”, que es bastante más de lo que se puede decir de muchas, pero eso no influye en su carencia absoluta de calidad. La foto de un perro buscándose la vida entre los rescoldos ya era buena, pero le faltaba el toque antropocéntrico, el ternurismo, el IH. De todas formas, a Yaqui no le importa, a la dueña algo, y a los que el visionado de la foto les estimuló la ternura pues a unos sí y a otros no, supongo.
Pasando al IP (interés público), pero sin salir de los incendios, ni la televisión pública gallega ni la española interrumpieron el domingo negro en un primer momento su programación habitual para informar de la catástrofe. El diario ABC defendía la cobertura de la TVG asegurando que en 2006, con el gobierno de coalición PSdeG-BNG, había silenciado otra gran oleada de incendios. A mí me extrañó, porque había participado en algún programa especial sobre el asunto en aquel entonces, pero fue la encargada de organizarlos, Ana Cermeño, quien protestó en Twitter y recordó que en ellos había participado el entonces dinámico líder opositor, Alberto Núñez Feijóo. Cuatro días después, la noticia fue retocada y el periódico publicó una Fe de errores. En este caso podríamos debatir si a eso se le puede llamar error, aunque sea de agradecer la enmienda, por pequeña y tardía que sea, en un sector en el que se actúa como si todo el público acabase de salir del coma y no reparase en que el medio dijo ayer lo contrario que hoy. Sin entrar en intencionalidades, el problema es que la mayoría de la gente se habrá quedado con la perra y con el silencio. Alguien podrá pensar que si esto pasa con aspectos puntuales de los temas graves, ¿qué no pasará con los esenciales? Yo creo que es peor. Dios está en los detalles, según Mies Van Der Rohe; según un refrán anglosajón, quien está es el diablo, y según Prosper Mérimée, aquel primer corresponsal extranjero en España, toda mentira de importancia necesita un detalle circunstancial para ser creída.
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Xosé Manuel Pereiro
Es periodista y codirector de 'Luzes'. Tiene una banda de rock y ha publicado los libros 'Si, home si', 'Prestige. Tal como fuimos' y 'Diario de un repugnante'. Favores por los que se anticipan gracias
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