El reemplazo generacional es uno de mecanismos más importantes de los países para conseguir la sostenibilidad de sus estados de bienestar. El envejecimiento de las poblaciones, que en España lleva largo tiempo desarrollándose, se ha asumido como el principal reto en este sentido. Pero también otras tendencias, asentadas más recientemente y que evidencian la delicada situación poblacional del país: 2015 fue el primer año desde 1941 en el que había un saldo vegetativo negativo, mientras que la crisis ha hecho desplomarse los índices de natalidad y ha retrasado la edad para tener hijos. Estas situaciones, y su impacto en la sostenibilidad social, se ven reflejadas en el índice de dependencia, un indicador que mide la proporción de gente en edad de trabajar frente a la que ya ha dejado de hacerlo. Según datos de Eurostat, en 2015 este ratio era del 27,9%. En 2030, apenas dentro de una década, el ratio se elevará cerca de doce puntos hasta el 40,2%, y la tendencia se mantendrá al alza durante veinte años más.

 De esta forma, las proyecciones del portal estadístico europeo indican que en 2040 pasaremos a tener 54 personas dependientes por cada 100 trabajadores. Una década después, en 2050, la proyección arrojará una relación de 62 frente a 100.

Según los datos de Eurostat, los problemas que afronta España a nivel demográfico no son exclusivos del país, sino que responden a una tendencia generalizada en todo el continente europeo. De hecho, el crecimiento del índice de dependencia hasta 2030 será muy similar entre España y el resto de socios comunitarios: en la próxima década, el ratio de dependencia pasará del 28,8% al 39,1% en el conjunto de la región.

Y seguirá aumentado en el continente en las próximas décadas, aunque de una forma más moderada que España: en 2040 el ratio de dependencia de la UE será del 46,4%, frente al 54% de nuestro país. En 2050 alcanzará el 50,3% en el conjunto de la región, 12 puntos menos que en España.

Las proyecciones demográficas son indicadores muy útiles a la hora de evaluar los retos en la sostenibilidad del sistema de pensiones, de modelo de dependencia o del resto de servicios públicos. También para anticipar el desarrollo de medidas acordes para asegurar el relevo generacional: desde las políticas de conciliación al fomento del empleo entre los jóvenes, pasando por el impulso de la natalidad o la migración.

Este artículo ha sido elaborado a partir de lo expuesto en el infodato Dependencia económica de la población mayor respecto a las generaciónes más jóvenes publicado en el Observatorio Social de “la Caixa”.