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Empieza la campaña electoral. Para la izquierda. La derecha vive en campaña. O en batalla campal para ser más concretos. Para cuando se acerque la fecha de las elecciones, Casado, Rivera y Abascal no tendrán ya nada nuevo que decir. Habrán repetido tantas veces “golpistas”, “traidores” o “salvar España” que, al subir al escenario, todo lo que digan sonará a anuncio de Securitas Direct repetido mil veces en la radio. De hecho, cada vez que escucho la dichosa cuña de publicidad me pregunto cómo puede ser que esta empresa de alarmas que vende miedo de forma cutre y con lenguaje dirigido a un público infantilizado –cómo están las cosas, qué miedo que se me meta alguien; todos los vecinos se han puesto alarma, así que yo también me la voy a poner– no haya contratado aún a cualquiera de los tres tenores para ponerle voz y cara reconocible a la promoción. Ese Casado con mono azul instalándote una alarma en tu casa. Éxito seguro. Hay publicistas que no están a lo que hay que estar.
El PSOE comienza la campaña electoral dándole la razón a la derecha para los próximos diez años: no se puede hablar con los independentistas. Tan, tan, tan, tan poco se puede hablar, que es preferible adelantar elecciones haciéndole a la derecha desmelenada el pasillo hasta La Moncloa que aceptar sentarse a hablar sobre el coco, el derecho a autodeterminación. La clave está en la palabra hablar. Los partidos independentistas no le pedían al Gobierno que les concediera la independencia desde el Falcon del presidente entre repostaje y repostaje, sino que se aceptara ese debate terrenal. Debate. Imposible debatir sobre eso, dijeron desde el Gobierno y Abascal subido a su caballo se plantó indignado en la SGAE a pedir sus derechos de autor. En otro tiempo, cuando hacer política no consistía en contentar a Ana Rosa Quintana o imitar las posturas políticas de quien mejor iba en las encuestas, el derecho a la autodeterminación de las nacionalidades de España existía para el PSOE. Tanto que era uno de los puntos centrales del programa de aquel socialismo de Felipe González y Alfonso Guerra. De ir en el programa pasó a no ir. De no ir pasaron a oponerse. Y de oponerse a no permitirse hablar de ello. El progreso.
Teniendo en cuenta que en Andalucía, la comunidad del mayor paro y problemas sociales del país, el eje de la campaña electoral fue Cataluña, podemos imaginar de qué irá la campaña a nivel nacional. Cuando Cataluña lo ocupe todo, el PSOE se dará cuenta de que ha hecho dos renuncias. La primera, la de competir con una propuesta poco popular pero útil, contra una derecha que ha impuesto que lo correcto es darse cabezazos contra la pared. El elector se encontrará con que la opción del PSOE –no se puede ni hablar de autodeterminación– es la misma que la del trifachito, sólo que descafeinada. Los otros, además, te prometen cárcel y persecución sin límites. Una road movie españolista con acción y auténticas escenas épicas o un disfraz correcto sin más. No hay color. La segunda renuncia que ha hecho el PSOE es más grave y va mucho más allá de perder unas elecciones: ha renunciado a la realidad, que es –o debería ser– la materia prima de política de izquierdas. La derecha ya tiene sus fake news. La realidad en Cataluña es que una gran parte de la población se siente más lejana de España cada día que pasa. Si de esa realidad y de qué hacer ante ella no se puede hablar, ¿de qué sirve la política? ¿De qué sirve el PSOE?
Donde en la política española pone “independentistas”, antiguamente ponía “terroristas”. Con una diferencia: con ellos sí se podía hablar. Y se hizo. Lo hicieron González, Aznar o Zapatero. Hoy, vamos a elecciones que pintan a retroceso en blanco y negro porque el Gobierno progresista de Pedro Sánchez se ha puesto digno rechazando algo básico desde una perspectiva de izquierdas: para solucionar un conflicto, en política se puede –y se debe– hablar de todo. Huir hacia la derecha por falta de valor no parece ni honesto ni buena estrategia. A este ritmo y con el trofeo de Cataluña ya sobre la chimenea, puede que a las derechas les sobre tiempo para hablar de otros grandes éxitos durante la campaña. Igual en unos meses vemos a Pedro Sánchez dando un mitin ante la valla de Ceuta: “En España no cabemos todos, inmigrantes, os lo digo desde el socialismo”. No cabe ni un tonto más, respondería alguno desde el otro lado.
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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