La vida desde mi sillón a rayas
La vida en blanco y negro
Atlético de Madrid 1 – Leganés 0
Javier Divisa Madrid , 9/03/2019
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
¡Hola! El proceso al Procès arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de fiesta? Pincha ahí: agora.ctxt.es/donaciones
Dijo una vez Carlos, el Virrey Bianchi, que alrededor del Atlético de Madrid había más romanticismo y cierto malditismo que realismo, y posiblemente tenía algo de razón, pero tampoco para tirar cohetes. Pues no, seamos sinceros, realmente no sabía ni qué estaba diciendo. Lo dijo cuando el término, la puñetera palabra Pupas, aún no había sido desterrada de la jerga rojiblanca. Lo dijo cuando dabas una patada a una piedra y salían 2000 agonías con la bufanda del Atleti. Y lo dijo porque no tenía ni pajolera idea de qué era entrenar al Atlético de cara al futuro. Muchos descartamos ese horrible vulgarismo, y claro que nos gusta ganar, con potra y con justicia, de las dos maneras. Sin despotismo y sin prepotencia muscular ni “la gente me envidia porque soy guapo, rico y buen jugador”. Pero ni la mala suerte ni el Pupas pueden ser una seña de identidad. Porque la suerte es un talento, y el talento una manera de tener suerte. O aquello de Picasso: “No creo en las musas… pero si llegan que me pillen trabajando”.
Si yo fallo en una crónica no le echaré la culpa a un partido horrible porque era un Cádiz-Logroñés con David Vidal y Carlos Aimar. Pelos de punta. Nosotros somos responsables de nuestros fallos, y pueden convivir partidos horribles con crónicas maravillosas, como también reseñas literarias maravillosas sobre novelas infames. Y el Atlético algo hace mal si falla penaltis, recibe goles más allá del 90 y pierde finales. Otra cosa serían el VAR y sus procedimientos, pero el equipo de Simeone es demasiado grande para tener que creer en la justicia y el azar por encima del talento y el fútbol. Eso es algo muy cholista, y por eso nos encanta, por eso y porque Morata la que tiene la cuela, la del VAR positivo y ecuánime, y la del VAR tocapelotas. El Atleti no es el Pupas, es el segundo club de España y un titán de Europa. Sin más. Y el precio de la grandeza es la responsabilidad de la praxis. Demostrar que son muy buenos. Otra cosa es que te arrolle un tren holandés de chavales viajando en Interrail por andar despistado y caer a la vía, que ya hay que ser Pupas y tener mala suerte. Pero eso es otra historia. O quizá también es la pregunta a Colby en Evasión o victoria: “Colby, ¿dónde me pongo cuando tiren un córner?” El origen del caos es el desorden. Y del Pupas. Poco más.
Existió una constante incuestionable en aquel Atleti campeón de Liga de 2014. Godín recuperaba, Koke mandaba y Costa fusilaba. Hoy Kalinic disfrazado de Costa, Rodri de Koke y Giménez de Godín.
La pelota busca al jugador cuando este sabe lo que hacer con ella, primera ley para entender el juego del centrocampista. Serena, eléctrica, nerviosa, dormida, lo quiere a él, y se lo hace saber, porque el gran futbolista habla y le cuenta su vida a la pelota y a Correa solo le falta hacerle el amor por las noches. El partido comenzó con el Atlético, salvando el argentino, guardando la ropa y el Leganés sin entender absolutamente nada sobre estrategias en el partido previo a Turín. Como si fuera un día circunstancial. A destacar en los inicios, la serenidad de Solano y el dinamismo de Correa, el amante del balón, que no para quieto ni en un amistoso con el Melilla en verano. Correa rompió líneas, Vitolo buscó el uno contra uno y Thomas, Kalinic y Grizzi lo intentaron con dudoso peligro, pero a cinco minutos del final del primer tiempo el Atlético necesitó una velocidad más para ganar el partido.
Entretanto Griezmann (pese a la intentona esporádica y fortuita) de turista flipado con el Taj Mahal (levísima asociación colectiva) y el ambiente sazonado del runrún de la Juve y el Leganés teniendo la pelota sin ningún agobio. El primer tiempo pareció un partido de pruebas, sabiendo que la prueba de toda verdad reside en su eficacia. Nada, a no desgastarse, ni desborde por bandas ni culminación de jugadas, con asfixia del Leganés del juego interior de último pase del centro del campo. Ni Saber y Ganar con Jordi Hurtado era más aburrido.
Segundo tiempo, Lemar por Griezmann, y Saúl por Solano, al que el partido le fue quedando un par de tallas grande tras el inicio sereno. Las decisiones, de Simeone, de todo dios, primero hacer lo correcto, luego lo incorrecto y lo peor, nada. A los cuatro minutos Mateu Lahoz señaló penalti por derribo a Correa. Lo tiró Saúl, lo paró Lunin y lo remachó Saúl. Correcto. Luego Thomas pelotazo al travesaño y Lemar lanzó con un guante a la escuadra y Lunin la envió a la cruceta con una parada de antología. Entró Juanfran por Kalinic y Saúl le dijo bye bye a la banda izquierda, y Correa y Vitolo formaron una delantera inédita, de extrema necesidad. El final vino a ser un ejercicio de resistencia de los jugadores de campo, con Oblak parando pelotas ingenuas como quien juega en la piscina con criaturas de 5 años al waterpolo. Ahora sí, la vida en blanco y negro, y el Pupas en ninguna parte. El vacío no existe. El talento, el trabajo y la suerte, sí. Y tanto. A Turín, a por la gloria.
¡Hola! El proceso al Procès arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de...
Autor >
Javier Divisa
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí