REAPITULANDO (VI)
Restauración
Llevar todo esto a juicio ha sido un error. No para el Estado o la Gene, que rentabilizarán todo esto. Sino para una sociedad, desprovista de medios de comunicación razonables
Guillem Martínez Madrid , 24/03/2019
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LA JUSTICIA. Lo bueno de la justicia es su momento restauración. A saber: no sé, te pegan. Vas a juicio y ahí se restablece lo que ha pasado. Y lo que tenía que haber pasado. Ese momento de restauración es algo bueno, incluso para la persona que te ha pegado, que por fin sabe lo que ha hecho, y el alcance de sus acciones. La restauración no es un momento muy común en la justicia. Y menos cuando quien te ha pegado es un banco. Sea como sea, no creo que tengamos momento-restauración en este juicio, un puzle sumamente grande como para poder componerse, y en el que el juicio mismo es parte del puzle. Además, en ese juicio-puzle se parte de cargos muy grandes, descomunales. Sí, esos cargos podían haberse adaptado a la realidad en la fase de instrucción, o en su solemne inauguración. No sucedió. Por lo visto, fiscalía va a por todas, a por todo lo que dijo en el momento 0, y que no coló en Alemania. La sensación de buscar algo tan grande en una caja tan pequeña ilustra que, tal vez, lo enjuiciado no son sólo los hechos –penales; a mí cada día se me empequeñecen más en este juicio–, sino algo más grande –una posible voluntad de los acusados hacia algo que escandaliza a fiscalía–. Es decir, que igual acabamos juzgando, de una manera u otra, voluntades, algo parecido a ideas, y no hechos, glups. Es preciso restaurar los hechos. La sociedad lo necesita. La sociedad necesita saber si son brutalidad, engaño, deshonestidad, propaganda, desproporción, nacionalismos rampantes, muchos de los hechos protagonizados por la Gene y por el Estado –es decir, vamos, por el Estado–, en los meses de septiembre y octubre de 2017. No creo que la justicia sirva para eso. Ya veremos. El lugar tradicional de solución de todo eso es la prensa. No pudo ser, por lo que, se colige, no podrá ser en el futuro. Pero debe de haber un lugar. Debe de haber un lugar. Debe de haber un lugar.
BUENO, AL TURRÓN. FISCALÍA. La cosa malversación huele. Mucho. Huele, además, a profesionalidad, a que hubo prácticas económicas creativas desplegadas por personas avezadas en la disciplina. Pero, por ahora, si bien está señalada, no está probada. O sólo está probada la promesa de pagos por servicios solicitados. Lo que no cierra la posibilidad, pero no la vuelve nítida. Rebelión también cae. O, al menos, sigue sin aguantarse. Mercedes García Arán, catedrática de Derecho Penal en la UB, explica, en ese sentido y en El País, que para fijar la cosa rebelión "la violencia debe de ser el medio" para el acto de rebelión mismo. Y como que no. Esta semana, fiscalía ha empezado a dibujar la violencia, sea como sea, a través del testimonio de varios testigos de la GC. El resultado han sido dibujos variables, en los que predomina, más que los hechos violentos, la actitud de los manifestantes, cercana, en las descripciones, al odio. Odio ha sido la palabra más repetida por los testigos. El odio, en esas descripciones, no es un hecho, sino una impresión. Supongo que la intención de fiscalía era dibujar, por tanto, un clima de violencia, un clima de odio. Es decir, un clima, esa cosa que sólo es un hecho rotundo en el desierto o en el Polo. Parece, en ocasiones, que fiscalía apuesta por la sedición, esa cosa que prevé tumulto. Un tumulto, a su vez, según la jurisprudencia, precisa que los tumultuarios o tulmultuosos, o como se diga, tengan objetos en las manos, sensibles de hacer pupa. Como en Bob Esponja, que siempre que hay tumulto llevan antorchas y horcas. Sea como sea, los testigos GC han empezado a describir y a utilizar el palabro tumulto, varias casillas por detrás de lo que fija la doctrina Bob Esponja. La violencia descrita, en todo caso, es ridícula, si pensamos que ha supuesto, por ejemplo, prisiones preventivas de más de un año, que se dice rápido. Por otra parte, al menos por ahora, no parece estar probado que esa violencia sobreactuada estuviera provocada y organizada por los imputados.
MARCHENING. Marchena esta semana ha convertido en dinámicas sus apreciaciones. Es decir, las ha cambiado. Lo que, en principio, no está ni bien ni mal. Está, vamos, dinámico. Por ejemplo, permite preguntar a testigos por temas que van más allá de aquello por lo que han estado citados. ¿Puede llamar esto la atención, en el futuro, del TEDH? Puede. Por ahora, no obstante, la cosa ha resultado, diría, ecuánime. En ocasiones ha beneficiado a las defensas, y en ocasiones, a fiscalía. Lo que sí puede atraer la atención del TEDH son otras rarezas intrínsecas del juicio. Como que aquí no estén todos, como que la causa esté dividida entre el TS, el Juzgado 13 de BCN, la AN, el TSJC y que ello, por tanto, impida acceder a informes y atestados. Y testimonios, si así lo consideran los testigos citados y empapelados en otro sumario. Otra decisión polémica de Marchena, según avanzamos, es la de posponer los videos al momento documentos/pruebas. Se debe decir que eso no afecta a la causa. No provoca indefensión, o no necesariamente, y no supondrá ningún qué-dirán en el TEDH. Pero no mola. Aleja lo testificado de su fiabilidad. No invalida o potencia los testigos hasta que, en unas semanas, muchas, se pueda comprobar si mintieron o se quedaron cortos. Además, es aburrido. Quizás, el sentido de ese aplazamiento de las imágenes es aplazar, con ello, la sentimentalidad, los sentimientos desatados que pueden provocar las imágenes. Si eso es así, no se ha conseguido.
DEFENSING. Esta semana las defensas han estado hiperactivas. Han localizado contradicciones entre lo atestado y lo declarado por un GC en la sala –Marchena, a su vez, ha dejado claro que lo importante será lo declarado, no sus formas anteriores–, de manera que han acusado a un testigo de falso testimonio. El defensor Pina inauguró la semana con una protesta al Tribunal, por el hecho de que la semana anterior Marchena preguntara a un testigo –Trapero– por un tema vedado a fiscalía. La pregunta de Marchena, en todo caso, benefició a las defensas. Por lo que en esa protesta hay algo de sobreactuación. En general, la sobreactuación de las defensas –eso que también restará posibilidades de restauración a este juicio y, en general, a una sociedad, que recibe este juicio a través de la sobreactuación–, ha ido en aumento. De una manera u otra, los acusados ya han dicho o demostrado un hecho fundamental: en sus acciones, mas cercanas a la desobediencia que a otro delito –es más, diría que muy alejadas de cualquier otro delito–, no había voluntad de nada salvo de negociación –lo más probable, conociéndolos, es que dentro del orden constitucional–. La sensación es que el grueso de las defensas está impidiendo ver a la sociedad ese hecho, vistiendo los hechos de épica, dolor y sentimentalización en sus contactos con los medios televisivos cat. Son defensas partidistas antes que políticas, diría. Ejemplo: una abogada me ha explicado que no puede hablar conmigo sin permiso de su partido. Wala. Melero come aparte. Esta semana, por ejemplo, no sólo ha hecho crecer varios palmos su poética –poética Melero: no hubo ninguna intención ni hecho, por parte de su defendido, de rebelión o sedición; el resto de defensas se benefician de ello–, sino que ha conseguido extraer de todo este pitote un hecho restaurativo. De la verdad. Al menos tres GC han confesado que las órdenes recibidas por sus mandos para la cosa 1-O no se correspondían con las dictadas por el TSJC, según las cuales, aquel día, por encima de todas las instrucciones, debía primar no crear conflicto. Se creó. Mucho. Ahora sabemos que fue gracias a los mandos/el pack Pérez de los Cobos.
LA CRISPACIÓN. Llevar todo esto a juicio, en todo caso, ha sido un error. No para el Estado o la Gene, que de alguna manera rentabilizarán todo esto. Sino para una sociedad desprovista de medios de comunicación razonables, y que necesita restablecer la verdad. Esta semana se ha vuelto a ver el despropósito de no restaurarla. Torra –un presi vinculado a lo que en otra sociedad es la extrema derecha; es decir, esencialismo y supremacismo; el procés, el choque entre una instancia del Estado con poco Leviatán, y el Estado Central/Leviatán, dificulta ver todo ello–, gracias al juicio, ha conseguido mentir a la sociedad nuevamente. Mintió sobre su negativa a retirar los lacitos de la Gene –anunció que haría lo que dijera al respecto el Síndic de Greuges; el Síndic hacía días que le comunicó su decisión–. Posteriormente, cambió la campaña de los lacitos por otra sobre DD.HH., creando, por tanto, un marco que explica que si estás contra los lacitos en un espacio institucional, estás contra los DD.HH., entre los que, por cierto, está el derecho a la vivienda, a la sanidad, a la educación universal y a la ingesta de alimentos, derechos y problemas reales sobre los que la Gene no emite desde hace años. Lo repetiré: desde hace años.
Por otra parte, se dibuja a la Junta Electoral como un elemento reaccionario. Puede serlo, pero saltarse a la Junta Electoral lo es más. Explica que te saltas la convención democrática en unas elecciones. No es para tirar cohetes, pero es la única que tenemos los pobres en esas ligas. Torra, parece ser, se expone a delito de desobediencia. El calculado por los presos políticos –y, a su vez, emisores de mentiras similares a las emitidas por Torra–, y que se les fue de las manos. Con lo que ya tenemos otro juicio. Yupi.
Más cosas que pasan detrás del juicio. Puigdemont se ha hecho con las riendas de todo. Es decir, no hay nadie al volante. Las listas electorales se han llenado de personas incapaces de cualquier diálogo que no sea sobre lacitos y esencias nacionales y partidistas, a las que denominan DD.HH. En ocasiones, entran en las listas personas cuyo único mérito político es que, ellos o sus padres, sustentan económicamente la estancia de Puigde en Bélgica. La decisión de Puigde de ser número uno para las europeas ha ocasionado que el PNV pase de bugui, de manera que –es lo más probable–, ni Puigde ni el PNV puedan entrar al Parlamento Europeo. Más cosas divertidas que el procesismo tapa con este juicio: a) la Gene ha pedido el tercer grado para Oriol Pujol, tras cincuenta días de cárcel –ni el PP se atrevería a esto; es decir, el PP necesita una bandera más grande; la tendrá–, y b) el Presi Torra, frente a unos manifestantes, entre otros dadaísmos, se ha cargado las defensas de los acusados, al señalar que Govern y Mossos fueron juntos en todo momento durante los idus de octubre. ¿Se puede ejercer la política sin una idea clara de proyecto político, de su evolución, de su solución, pero con una idea nítida de lo que va mejor para tus intereses personales? Sí, eso es el brexit. Por lo demás, las derechas españolas parecen estar más contentas que unas castañuelas con este juguete que le ofrece el procesismo. La nueva política en Cat parece incluso tomarse en serio el discurso del procesismo, en vez de reírse y de ofrecer un dibujo de él a la sociedad y, con ello, protección o defensa ante la propaganda. O, al menos, el tema procés ha modulado chaqueteos y transfuguismo para el próximo pack elecciones. E, incluso, ha modulado la confección de las listas propias. Por aquí abajo no pinta que haya ninguna restauración en este juicio. Salvo, snif, la del R'78. Help.
¡Hola! El proceso al procés arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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