Activar el saber del cuerpo
La psicoanalista y ensayista brasileña Suely Rolnik prefiere el saber que destila una palabra guaraní a veinte notas de otros tantos filósofos europeos
Aurora Fernández Polanco 16/04/2019
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
¡Hola! El proceso al procés arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de fiesta? Pincha ahí: agora.ctxt.es/donaciones
La psicoanalista, ensayista, profesora y curadora brasileña Suely Rolnik ha pasado por Madrid como un rayo. Acaba de publicar su nuevo libro, Esferas de insurrección. Apuntes para descolonizar el inconsciente (Tinta Limón, 2019) y, por ello, tanto su conferencia en el MNCARS, Insurgencias macro y micropolítica: diferencias y entrelazamientos, como la conversación organizada por Traficantes de Sueños en La Ingobernable, Centro Social de Comunes urbanos (con Raúl Sánchez Cedillo, Clara Vázquez y Alberto Azcárate), tuvieron como centro el problema que desarrolla en el libro: cómo descolonizar el inconsciente colonial capitalístico, cómo evitar que “la potencia del deseo sea cafisheada (chuleada, proxenetizada) por el capital a través de los medios, que refuerzan el fantasma de peligro inminente fabulado por el sujeto, propagando el miedo para transformar el estado de desestabilización en potencia de sumisión”, según palabras de la entrevista que le hicimos en Re-visiones.
Ha pasado como un rayo porque en pocos días consiguió impartir también una conferencia en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca: “un lleno total con todos los estudiantes, desde los de primero hasta los de Master. Nadie se iba a comer”, me comenta el organizador del evento, el profesor José Antonio Sánchez. De ahí al Programa de Estudios Independientes del MACBA (como anfitrión, Pablo Martínez) donde no cabía ni un alma y con más de tres horas de energéticos debates. Doy estos datos porque no es habitual, ni en la academia ni en el museo, tanto entusiasmo, tantas ganas de vivir. Y esa es una noticia poética y política.
Así que Suely Rolnik ha estallado como una luminaria en medio de todas esas redes tejidas por complicidades intelectuales que son las que ella estimula y en cuya potencia infinita (política y poética) no deja de insistir. Entre ellas están las prácticas artísticas, algo que me concierne, el impagable trabajo sobe Lygia Clark (cuya obra Caminhando le ayuda en el libro a vertebrar su propuesta) y el que ahora podemos ver en el MNCARS con el grupo colombiano Mapa Teatro (Mapa Teatro. De los dementes o faltos de juicio, hasta el 29 de abril. No se la pierdan).
Rolnik es un pensamiento en movimiento, una antropófaga que ha sabido rumiar todo lo que ha ingerido y que prefiere el saber que destila una palabra guaraní a veinte notas de otros tantos filósofos
Pese a sus buenas relaciones con el museo y la academia, el otro día Rolnik se sintió a sus anchas en La Ingobernable. Venía aterrada del Brasil de Bolsonaro (la “nueva modalidad de golpe”) y de todas las contrarrevoluciones que recorren el mundo y agradeció profundamente los aires comunales que allí se respiraban, una esfera insurgente por la que apostamos y cuya larga vida defenderemos allí donde haga falta. Por otra parte, todas y todos los que la escuchamos, entregados como estábamos a sus burbujas de insurrección, nos sentimos traspasados por la fuerza que siempre la caracteriza. Como muy bien ha apuntado Paul Preciado en el estupendo prólogo del libro, Suely Rolnik es un pensamiento en movimiento, una antropófaga brasileña que ha sabido rumiar todo lo que ha ingerido y que prefiere el saber que destila una palabra guaraní a veinte notas de otros tantos filósofos europeos.
El saber del cuerpo por el que aboga se manifiesta sin complejos en un libro cuyo Preludio titula “Palabras que afloran de un nudo en la garganta”, algo que desarrolla al inicio del primer capítulo: “Una atmósfera siniestra envuelve el planeta. El aire del ambiente saturado de las partículas tóxicas del régimen colonial-capitalístico nos sofoca”.
El foco de la insurrección macropolítica, visible y audible, se sitúa en el ámbito del sujeto y su sistema de representaciones; es un combate contra los opresores, las desigualdades de derechos y la asimetría de las formas de poder. El de la insurrección micropolítica es pulsional, es la lucha contra “el abuso perverso de la fuerza vital de todos los elementos de la biosfera”, es decir la violencia contra la vida; es una potencia invisible e inaudible y se sitúa entre el sujeto y el afuera-del sujeto. Los entrelazamientos entre macro y micropolítica son para ella inevitables. No hay dialéctica posible, solo un ir y venir incesante entre los dos. Sin la lucha macropolítica, ligada al Estado y las leyes que lo sostienen, es decir, sin la lucha mantenida por la izquierda en los siglos pasados, no habríamos llegado hasta aquí. Pero no ha sido suficiente. En el punto en el que estamos ahora es necesario también potenciar la insurrección micropolítica que se encarga de revertir la estructura que sustenta el ego y el logo (y el falo) del capitalismo que habita nuestro inconsciente. Es ahí donde tenemos que iniciar la lucha para desenquistarnos y potenciar los nuevos valores y las nuevas palabras que se requieren para un mundo (sostenible) por venir. Sin la empatía y el saber del cuerpo será imposible.
el inconsciente colonial capitalista supone “un trabajo que debe realizar cada uno en su propia subjetividad y en la trama relacional en la que esta es indisociable”
Rolnik está convencida de que los problemas globales del inconsciente colonial capitalista suponen “un trabajo que debe realizar cada uno en su propia subjetividad y en la trama relacional en la que esta es indisociable”. Porque cuando la subjetividad interpreta que la causa de su malestar es una maldad situada siempre en el afuera, busca chivos expiatorios en forma de pantalla sobre la que proyectar las razones de una angustia que acaba por convertirse en odio y resentimiento. Entonces comprendemos que en las xenofobias, homofobias, transfobias o islamofobias, igual que en los machismos, los nacionalismos y los chauvinismos, tanto los “ismos” como las “fobias” delatan una especie de anemia vital (por dar la espalda a la creación y experimentación del siempre inquietante saber del cuerpo). Son formas de existencia adelgazadas y sometidas a los efectos tóxicos de un sujeto neuróticamente adherido al sistema de representaciones dominantes. Es decir, sin imaginación, ni germen-fuerza-de vida capaz de crecer y buscar otras formas/palabras/gestos donde ubicarse. Esto también explica, según Rolnik, que el poder de contagio de las acciones agresivas de cada cual hacia el otro –o los otros demonizados–, sea caldo de cultivo para el surgimiento de una masa fascista.
Contra este estado de cosas, como titula uno de los parágrafos del libro “pensar y resistir se convierten en la misma cosa”. Pensar (además) activando las fuerzas creadoras y desconocidas del saber del cuerpo. Porque lo que los neofascismos están promoviendo es la idea de que solo poseemos la retícula cultural colonial-capitalista en la que se enmarca el sujeto, de manera que parezca que el repertorio de conceptos y emociones individuales que “esa personita” (sic) lleva aprendida como lección identitaria se dé como el único mundo posible y para ello (¡y cuánto el neoliberalismo cuenta con ello!) queda anestesiada la capacidad que tiene el cuerpo de dejarse impregnar –y por qué no, asustarse– por las fuerzas de lo vivo, lo que Suely Rolnik denomina la subjetividad-afuera del sujeto. La imaginación y la creatividad del frágil cuerpo sometido a la vida –lo digo con Rolnik– es esencial hoy cuando, en situación de emergencia ecosocial, tanto necesitamos perder el miedo a la posibilidad de que nuestro (pequeño) mundo con el que el inconsciente colonial capitalístico nos ha marcado a fuego sea el único mundo.
En cualquier caso, el cambio radical de valores y costumbres, la polinización necesaria entre lo que ella denomina esferas de insurrección, ha de contar necesariamente con la posibilidad de alcanzar un poder (macropolítico) capaz de legislar en favor de nuestras potencias (micropolíticas).
¡Hola! El proceso al procés arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de...
Autora >
Aurora Fernández Polanco
Es catedrática de Arte Contemporáneo en la UCM y editora de la revista académica Re-visiones.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí