ESE TERRITORIO DEL QUE USTED NO ME HABLA
Canarias: el juego de las sillas
Apostar por el color del próximo Ejecutivo es arriesgado; el sistema de las islas se basa en circunscripciones muy pequeñas y el último diputado en liza puede cambiar de bando por tan sólo un puñado de votos
Ana Sharife 16/04/2019
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La política canaria resulta incomprensible para la mayoría de los observadores de fuera (e incluso para los de dentro). El paisaje político de las islas siempre se ha caracterizado por la existencia de muchos partidos insularistas, que se fusionaron hace años en Coalición Canaria, convirtiendo a esta formación en el partido central del sistema. Unas veces Coalición pacta con la izquierda y otras con la derecha, en una suerte de juego de sillas, en la que la primera es siempre para ellos. Sin embargo, eso puede cambiar en estas elecciones.
En Canarias, las encuestas dan ahora la victoria al PSOE, tanto en las elecciones generales como en las regionales, aunque en las regionales, el bloque de izquierdas queda por debajo del de derechas. Puede ser muy distinto a lo que –según el último sondeo del CIS– ocurra en todo el país, donde los socialistas crecen a costa de Podemos, partido al que parece haber hecho el ‘abrazo del oso’. Pero en Canarias funciona una suerte de ‘doble patriotismo’: la gente vota en las elecciones generales en clave regional, y de ahí las dificultades tradicionales de los partidos nacionalistas –Coalición Canaria y Nueva Canarias– para obtener buenos resultados. Sin embargo, en las elecciones regionales, las cosas cambian, y los electores votan mucho más en clave local, algo que –unido a un sistema electoral donde se prima la representación de las islas menos pobladas– favorece buenos resultados para los partidos locales. Frente a los resultados aplastantemente favorables al PSOE en las generales en Canarias que pronostica el CIS de Tezanos, una encuesta publicada el 6 de marzo por el portal electomania.es señala a las Islas como una de las comunidades autónomas en las que podría ocurrir casi cualquier cosa: el PSOE se convierte en primera fuerza política con 20 diputados –sube cinco– de 70, y Coalición Canaria pasa de 18 a 16 –pierde dos–, pero ambos partidos, los dos únicos que han logrado encabezar un Gobierno en el último cuarto de siglo, quedan muy lejos de la mayoría suficiente para poder gobernar. La mayoría, tras la reciente reforma del Estatuto de Autonomía, pasa a ser de 36 diputados en una Cámara regional ampliada en diez diputados más.
Se imponen los pactos, y es ahí donde las cosas se complican, porque Podemos (que lidera la exmilitante nacionalista Noemí Santana), y Nueva Canarias (partido del que fuera también presidente del Gobierno de Canarias por Coalición, Román Rodríguez), podrían aliarse con el PSOE para un hipotético gobierno de izquierdas, pero no suman con los socialistas los 36 diputados necesarios. Las opciones pasan entonces por un complicado pacto de derechas –en el que Vox, con sólo dos diputados según los sondeos, sería prescindible–, con Coalición, el Partido Popular (que presenta a Asier Antona), Ciudadanos (con la novedad de Vidina Espino, una conocida periodista de televisión a la cabeza) y el apoyo necesario de un grupo insularista escindido del PSOE, la Agrupación Socialista Gomera, que lidera Casimiro Curbelo, un exsenador socialista que fue expulsado del PSOE tras un altercado en un bar de alterne de Madrid.
El PSOE canario ha realizado en las últimas semanas todo tipo de maniobras por captar de nuevo a Curbelo, que se ha convertido en el fiel de la balanza de los pactos en Canarias, pero los avances logrados por el PSOE en ese acercamiento saltaron por los aires la semana pasada tras la decisión socialista de oponerse a una modificación del reglamento de la Cámara, que habría permitido a los gomeros de Curbelo contar con grupo parlamentario propio en la próxima legislatura.
Tampoco lo tiene fácil el segundo partido en número de votos y escaños para articular una mayoría en las últimas circunstancias. El actual presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, se enfrenta a un complicado caso judicial, por haber concedido hace casi una década un crédito de 120.000 euros a una empresa que prestaba el servicio municipal de grúas en La Laguna, ciudad de la que Clavijo era alcalde. El crédito fue devuelto con los intereses preceptivos, pero dio lugar a una denuncia de Podemos y Nueva Canarias, con una extraña trayectoria judicial: el caso fue inicialmente sobreseído. Sin embargo, la Audiencia exigió su reapertura, y se encontraba empantanado en una queja ante el Supremo por cuestiones de competencia y procedimiento, hasta que la fiscal del Estado, nombrada por Sánchez, decidió que la investigación la realice la Fiscalía anticorrupción, que acusa a Clavijo de tres delitos. Clavijo se encuentra actualmente imputado (declarará en el Juzgado el 17 de marzo), y si mantiene esa situación, quedará inhabilitado como candidato elegible por Ciudadanos.
Se habla entonces de una tercera opción de Gobierno, que sería un acuerdo entre los socialistas y Coalición Canaria, el partido de Clavijo, en el que éste asumiría un papel secundario, cediendo la presidencia a Ángel Víctor Torres, secretario general del PSOE canario, identificado con el sector sanchista. Esa opción sería posible si Coalición obtiene menos representación parlamentaria que el PSOE, algo que apuntan los sondeos y parece muy probable. Pero en Canarias los sondeos no suelen acertar: el sistema electoral de las islas se basa en circunscripciones muy pequeñas donde el último diputado en liza puede cambiar de bando por tan sólo un puñado de votos.
Habrá que esperar a la noche del recuento para hacer pronósticos de gobierno. Y aun así, si los resultados son tan ajustados como se espera, tardará en saberse quién ganará el juego de las sillas y logrará sentase en el sillón de la Presidencia.
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