Los estereotipos, motores de la desigualdad de género en el mercado laboral
Una investigación señala que la brecha entre hombres y mujeres se amplía en las las tareas donde existen clichés muy arraigados. La preponderancia del modelo competitivo frente al colaborativo es otra de las explicaciones
CTXT / Observatorio Social ‘la Caixa’ 30/04/2019
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Falta de conciliación, inequidad salarial o techos de cristal. Las explicaciones para los problemas que afrontan las mujeres en el mercado laboral son múltiples y variadas. Desde aspectos más materiales u otros menos perceptibles, como los imaginarios culturales. En este último caso, cuestiones como los estereotipos de género o una preponderancia del modelo competitivo frente al colaborativo también actúan como importantes palancas de desigualdad. Así lo asegura la investigación ¿Participar o ganar? Mujeres, hombres y competitividad, de los investigadores Pedro Rey Biel, de la Universitat Ramon Llull, y Nagore Iriberri, de la Universidad del País Vasco.
Los roles de género o las autopercepciones basadas en imaginarios son algunos de los mecanismos que estos académicos han analizado para intentar arrojar más luz a las tremendas brechas de género que todavía se arrastran en el mundo laboral. Y es precisamente en las tareas donde existen los estereotipos muy arraigados donde más diferencias entre hombres y mujeres se perciben. De esta forma, el estereotipo negativo actúa sobre las personas y las conduce a desenvolverse peor, por lo que se confirma el estereotipo. Es decir, se refuerza el círculo vicioso.
Para comprobar hasta que punto afecta esta ecuación a los estereotipos de género en el mercado laboral, los investigadores realizaron un experimento escalado con estudiantes universitarios. Primero, realizaron las tareas de forma individual. Después, con otros competidores.
Los resultados muestran que en las tareas con un marcado estereotipo masculino, las mujeres competían peor solo cuando conocían el género del competidor o cuando eran conscientes de que competían con alguien. Por otro lado, en las tareas con un estereotipo más neutro, no se observó ninguna diferencia de género significativa en los resultados.
Según los investigadores, estos descubrimientos demuestran que las diferencias en el rendimiento entre hombres y mujeres ante situaciones de presión competitiva ocurre cuando existe algún cliché que presupone que las mujeres son peores en una tarea concreta o cuando se les recuerda constantemente aspectos asociados al género en dicha competición.
En base a estas evidencias, los autores de la investigación también han usado datos de otros eventos celebrados fuera de laboratorio para reforzar las tesis de su estudio, como el concurso de matemáticas que organiza la Comunidad de Madrid para estudiantes de secundaria y bachillerato. En él, los chicos y chicas que participan parten de una base similar: todos llegan con una nota parecida en esta materia desde sus centros de referencia. Tampoco se registran grandes diferencias en las primeras fases del concurso. Sin embargo, según se avanza en las eliminatorias y aumenta la presión competitiva, los mejores resultados se vuelcan del lado de los estudiantes masculinos.
De acuerdo con el estudio, este tipo de eventos, donde el nivel de socialización depende en gran medida del los estereotipos entre hombres y mujeres, es un reflejo de lo que en un futuro cercano sucederá en el ámbito laboral para estos jóvenes.
Para acabar con estas brechas entre hombres y mujeres, los investigadores sugieren que es necesario, en primer lugar, evitar la clasificación de tareas y disciplinas en función del género. También se apunta a la necesidad de visibilizar el trabajo de las mujeres en campos muy masculinizados, y a acabar con los modelos que apuestan de forma desbocada por la competitividad en pos de otros más colaborativos.
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Este artículo ha sido elaborado a partir de lo expuesto en el texto ¿Participar o ganar? Mujeres, hombres y competitividad, de Pedro Rey Biel, investigador Ramón y Cajal en ESADE-Universitat Ramon Llull, y Nagore Iriberri, Ikerbasque Research Professor en la Universidad del País Vasco, publicado en el Observatorio Social de “la Caixa”.