
Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Sevilla.
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Escalar en el sistema educativo para logar una mejor posición social y laboral. La formación es una de las principales herramientas del Estado de Bienestar contra el desempleo y la desigualdad de origen, hasta el punto de que terminar una carrera universitaria permite optar a mejores puestos de trabajo y con mayor remuneración. En España, sin embargo, esta ecuación no es suficiente para que muchos jóvenes se aseguren un futuro laboral. Incluso, ni siquiera, para que puedan dar sus primeros pasos en él. Según datos correspondientes al año 2018 publicados recientemente por Eurostat. uno de cada cinco menores de 34 años que ha terminado recientemente sus estudios terciarios no tiene trabajo.
Esto sitúa a nuestro país como el cuarto peor de la Unión Europea en inserción laboral de jóvenes recién titulados, solo por detrás de Croacia, Italia y Grecia. Y también nos coloca a más de 7,5 puntos de distancia de la media de la Unión Europea en este ámbito: en España, el 77,9% de los jóvenes que terminaron sus estudios superiores en los últimos tres años está trabajando. En la Europa de los veintiocho, el porcentaje se eleva hasta el 85,5%.
Pese a esto, los datos del portal estadístico comunitario muestran una mejoría en los resultados de este indicador en España durante los últimos años, aunque todavía siguen muy lejos de los porcentajes que se manejaban en nuestro país en los momentos anteriores a la crisis, cuando más del 87% de los graduados y licenciados más jóvenes estaba trabajando. Un gran retroceso respecto de los datos de la última década que todavía es más acusado si se tiene en cuenta que en 2007 el porcentaje de inserción de los titulados recientes en España se situaba incluso por encima de la media comunitaria.
De esta forma, la mejoría de los datos de empleabilidad para jóvenes universitarios en España en el último lustro no ha sido suficiente para volver a situarnos al nivel de los países de nuestro entorno ni para para compensar la caída de más de 20 puntos en unos ratios de inserción que tocaron fondo en 2013, cuando apenas un 67% de los menores de 34 años que habían terminado sus estudio terciarios estaba trabajando.
Junto a esto, la falta de inserción laboral no es el único problema relacionado con el mercado de trabajo que afrontan los jóvenes titulados en España, con problemas también muy graves si lo que se consigue es acceder a algún puesto remunerado. Según datos del INE, en 2016 cerca de cuatro de cada diez personas que había terminado la universidad y había encontrado su primer empleo en el país estaban desarrollando su actividad en circunstancias de sobrecualificación.
Una situación que tiende además a alargarse en el tiempo para cerca del 25% de los titulados superiores, los cuales seguían sufriendo estas condiciones en su puesto de trabajo cuatro años después de salir de la universidad.
Y es que, antes que a oportunidades futuras o a la adquisición de experiencia, esta sobrecualificación persistente tiene un alto riesgo de generar situaciones en las que se perpetua el desajuste ente formación y empleo. Hasta el punto de que cerca de un tercio de las personas graduadas en los últimos cuatro años todavía no ha accedido a un empleo acorde a su formación.